Y si te sigues preguntando HOY ¿Para que fuiste creado? Aquí esta la respuesta: Al final de nuestros días la única pregunta que se nos hará, es cuanto amaste y ayudaste a quien lo necesitaba. Reza por ver ese camino que Dios tiene para ti. Dios no se equivoca, Dios repetidamente acomodará el camino aunque te equivoques, pero lo importante es que tu también lo aceptes y decidas tomarlo. Y cuando encuentres tu propósito en este mundo y lo asumas con pasión y firmeza, sal de tu burbuja para ver que hay un mundo afuera que debe ser amado y curado de tanto mal. Que te midan por tus obras y no tus pertenencias, que te admiren por lo mucho que te entregas a los demás y no por qué tan alto socialmente te encuentres.
Dice San Agustín que los seres humanos somos muy curiosos para las vidas ajenas pero frágiles para corregir la propia. Porque solo el ignorante critica todo por creer saberlo todo, mientras que alguien más inteligente, entiende que siempre hay algo nuevo que aprender. Te aseguro que muchos de nosotros entendemos que en el fondo, el pecado es el enemigo y no la persona. Y que lo que Juan dice de Pedro, habla más de Juan que de Pedro.
Ojala que el día de mañana, camines más despacio, veas más atardeceres, abraces y beses más. Si después de esto sigues teniendo miedo de jugártela por lo importante, de no agradecer cada bendición por muy pequeña que parezca en tu vida, no entendiste nada, porque en tiempos difíciles es cuando más se prueba nuestra fe a través de la esperanza. Agradece ese techo, esa cama, esa ropa, esa regadera con agua caliente, esos amigos, a tu familia, la comida sobre la mesa, el estar sano, el poderte levantar el día de hoy y la lista podría seguir.