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Author: P. Ricardo Sada F.
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Pláticas de contenido espiritual, también llamadas “meditaciones”. Pueden ser una ayuda para tu trato con Dios. Estas meditaciones han sido predicadas por el Pbro. Ricardo Sada Fernández y han sido tomadas de la página http://medita.cc
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Aprovechamos las fiestas de los santos: hoy celebramos a la depositaria de las revelaciones del Corazón de Jesús, santa Margarita María Alacoque. Pero también consideramos a una santa que recibió grandes revelaciones de Jesús: santa Teresa de Ávila. Aprender a descifrar los signos que quiso descubrirnos Jesús.
El tercer lugar donde se ejercita la esperanza, en la enseñanza de la encíclica Spe salvi, es el juicio. La verdad de fe de la existencia del juicio nos da la seguridad de saber que toda justicia será cumplida. Pero sobre todo alienta nuestra esperanza la seguridad de que el Juez será “Aquel a quien he amado tanto” (Sta. Margarita).
Los dioses de los efesios (mitología griega) se manifestaban inciertos y sus mitos contradictorios. San Pablo les hace ver cómo, a partir de la fe en Cristo, tienen vida y esperanza. Esta enseñanza del papa Benedicto XVI en la encíclica Spe salvi viene a ponerse de relieve con el sentido esperanzado del sufrimiento en la fe cristiana.
Jesús no vino a ofrecer una esperanza terrena, sino la esperanza en la eternidad. Aquí tenemos “la sustancia”, el anticipo de lo que se nos dará en plenitud. En la encíclica Spe salvi, el papa Benedicto XVI habla de tres lugares para ejercitar la esperanza: la oración, el sufrimiento y el juicio. ¿Por qué la oración incrementa la esperanza?
La aparición de la Santísima Virgen al apóstol Santiago, cuando este se iba de España desalentado por no haber conseguido evangelizar a los pobladores, nos habla de Ella como consoladora. Cuando traemos a nuestra mente y a nuestro corazón a María se nos abre un panorama de aliento, de cariño, que repara nuestros cansancios y decepciones al trabajar por Dios.
¿Cómo amar la Cruz? Viendo en ella al Crucificado. Así conjuramos el riesgo de inventarnos cruces. La Cruz continua, la que Dios envía y el complemento que podamos añadir. Ejemplos de san Josemaría.
En la Antigua Ley era desconocido el concepto de comunión con Dios. Parecería una afrenta a su trascendencia, y por eso se empleaba el término berith, en el sentido de pacto. Pero la novedad de la Nueva Alianza rompe los moldes anteriores y ahora estamos invitados a la unión, a la comunión con Dios. Busquemos secundar ese proyecto amoroso de Dios manteniéndonos en un constante recogimiento que nos permita la comunión interior.
Es Jesús quien nos ha revelado el ser del Padre: Él es absolutamente padre, de Él procede toda paternidad en los cielos y en la tierra. Y Jesús nos enseña, comenzando con sus obras, su relación y su comunicación con el Padre. Retomemos, como medio sencillo, el rezo pausado y comprensivo del Padrenuestro.
El amor hermoso del que habla el libro del Eclesiástico (24, 23-31) es la Sabiduría, es decir, el Verbo. Del hontanar del amor trinitario somos depositarios. Dios nos ama con un amor eterno, infinito e incondicional. Busquemos afianzarnos en esa certeza para que nuestra vida se llene de alegría y paz.
Cincuenta rosas que le envía a una dama y luego la llena de piropos… le lleva serenata a la más hermosa de las mujeres. Así ve Armando Fuentes el rezo del rosario. Un medio entrañable y de enorme profundidad teológica: al contemplar los misterios descubrimos, desde el corazón de María, las gracias que Dios nos destina.
Los formularios litúrgicos en la Misa de cada santo recogen lo más central de su mensaje. En la de san Josemaría, la línea que los engarza es la filiación divina, es decir, la transformación en Cristo por la gracia santificante. Es tan increíble el proyecto de Dios que esa identidad ha de ser aún mayor que la identidad de cada uno consigo mismo.
La especialidad de Jesús es perdonar. El paralítico que ponen frente a Jesús se habrá desconcertado cuando el Señor, antes de curarlo, le perdona sus pecados. Y lo que hace al resucitar es otorgar el poder de perdonar pecados. Los santos se sienten pecadores y muy necesitados del perdón. ¿Valoro yo esta maravilla del sacramento que me limpia de todo?
En la memoria litúrgica de san Francisco de Asís meditamos sobre la virtud cristiana de la pobreza. El santo de Asís se desposó con la señora pobreza, y logró la renovación de la Iglesia en épocas de gran materialismo y corrupción. Que la pobreza también se “enseñoree” de nosotros, para que colaboremos con la santidad de la Iglesia.
El Kerygma o primer anuncio es la difusión de la verdad de la resurrección de nuestro Señor Jesucristo. Él está vivo, fue el primer mensaje apostólico, fue entonces y lo sigue siendo hoy, al grado de que todo el mensaje cristiano puede sin demasiada violencia llamarse resurreccionismo. Si no nos llamáramos cristianos, deberíamos llamarnos resurreccionistas.
Gratitud para con Dios en esta fecha en la que “irrumpió” en el alma de san Josemaría para abrir este camino de santidad. Y lo hizo también respecto al nombre: es una obra de Dios. No la imaginó un hombre. Convicción que comunica una gran paz: si es de Dios, permanecerá más allá de las vicisitudes de la historia.
Mt 18, 1,5.10: Yo les aseguro a ustedes que, si no cambian y se hacen como niños, no entrarán en el Reino de los Cielos. ¿Cuál es la profunda razón que explica esta enseñanza? La dependencia, el abandono. Es reconocer que nada somos sin la gracia. “La santidad no consiste en esta o aquella práctica, consiste en una disposición del corazón que nos hace humildes y pequeños entre los brazos de Dios, conscientes de nuestra debilidad y confiados hasta la audacia en su bondad de Padre” (Santa Teresa de Lisieux).
Jesús invita a proclamar la cercanía del Reino de Dios. Pero es preciso antes hacerlo nuestro, porque comunicamos la realidad de una vida. Y la vida se trasmite solo por contacto. Nos llenamos más y más de Jesús con el trato confiado, cariñoso, personal. Apliquemos las reglas del amor humano al amor divino.
El nombre del Arcángel San Miguel es una confesión de monoteísmo: “¿Quién como Dios? Nadie como Dios”. Este Arcángel, con su nombre que define su tarea, nos recuerda la absoluta necesidad de ser absolutamente fieles a Dios, pues solo Dios es Dios. La tarea de servirlo y de cumplir su voluntad es radical y prioritaria: de otra manera, no afirmaríamos la absoluta preeminencia de Dios.
Agradezcamos a Dios su creación más alta: la de las personas angélicas. Son poderosos ejecutores de sus órdenes, prontos a la voz de su mandato. E intervienen además en nuestras vidas para custodiarnos y llevarnos al Cielo, que es su lugar propio. Agradezcamos también a los ángeles adoradores de la eucaristía y a los que participan con nosotros en la liturgia de la Misa. Querámoslos y seamos amigos suyos.
El papa Benedicto explicó que eligió ese nombra para su pontificado en atención al patrono de Europa, san Benito de Nursia. Este gran santo insistía en no anteponer nada al amor de Cristo. Explorar esa invitación variando la preposición: nada se antepone al amor que Cristo me tiene a mí porque nada es más gozoso, y nada debe anteponerse al amor que yo le debo dar a Cristo.