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Orden de traslado
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Orden de traslado

Author: Ezequiel Zaidenwerg

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Poemas en voz alta.
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Apagué los motores y anduve a la deriva ¿cuántos años anduve a la deriva, el motor apagado, ni impulso ni gobierno, sin dirección? Me recuerdo leyendo neones a la vera de avenidas desiertas. ¿Cómo pudo nevarme encima todo este cansancio? ¿Cómo pudo acumularse, quedar ahí toda la vida? Sacudo la cabeza como un pino. La nieve no se va.
Que el muñeco de hielo se derrita significa que el muñeco de hielo se quema, que se queme significa que el muñeco de hielo se está volviendo ceniza. La ceniza es agua blanca ceniza la ceniza que no puede volverse más blanca, es agua. En el arroyo fluye ceniza blanca el muñeco de nieve retumba tambor acuario fluye por el río, el mar y la Vía Láctea. Que fluya significa que regresa y el que regrese significa que en ningún lugar puede permanecer por mucho tiempo.
Si se sigue tras los pasos del primer hombre, huella a huella, se formará un sendero visible pero difícilmente transitable y estrecho: una trocha y no un camino, lleno de hoyos por los cuales es más difícil avanzar que por la nieve virgen. El trabajo más duro es para el primero, y cuando a éste se le agotan las fuerzas, lo reemplaza otro, de aquel mismo quinteto de cabeza. De entre los que siguen los pasos del primero, cada uno de ellos, incluso el más pequeño, el más débil, debe pisar un pedazo del manto nevado, y no alguna otra huella. Y sobre los tractores y a caballo no viajan los escritores, sino los lectores. (Fragmento)
Ahora que estás ahí el mundo dejó de ser una batalla. Es como si a través de la palabra escrita, me enseñaras que el sosiego puede ser hallado. Escribimos sobre el paisaje de la ciudad. Escribimos sobre este invierno y las ramas de los árboles y el viento que las mueve. Pero vos lo sabés, en el fondo siempre estamos escribiendo de otra cosa. La palabra nieve es una buena contraseña.
Creo que sé de quién es este bosque. Pero, como su casa está en el pueblo, no va a advertir que me detengo acá a ver cómo en su bosque cae la nieve. Mi caballito ha de pensar que es raro hacer un alto en medio de la nada, entre el bosque y el lago que se heló, la noche más oscura de este año. Sacude los cencerros del arnés, preguntando si no hay algún error. Fuera de eso, únicamente se oye el viento suave y la mullida nieve. Qué hermoso el bosque, oscuro y bien tupido, pero quedan promesas por cumplir y kilómetros antes de dormir, y kilómetros antes de dormir.
Cuando sentís que sos apenas una frágil telaraña de preguntas, recibís las preguntas de los otros para que las sostengas en el hueco entre las manos juntas, los huevos de algún pájaro cantor que todavía son capaces de romper el cascarón si les das calorcito, mariposas que se abren y se cierran en el cuenco de las manos, confiando en que no vas a dañar su pelaje centelleante, su polvo. Recibís las preguntas de los otros como si fueran las respuestas a todo aquello que te preguntabas. A lo mejor el don sea tu respuesta.
Anoche soñé que hacia el amor con mi madre Mi madre estaba desnuda y era muy guapa. No se lo contaré al psicoanalista, me dirá que esa no era mi madre a pesar de tener su apariencia. A los psicoanalistas les gusta mucho que las cosas no sean lo que son. Les pagan para eso. Pregunté sobre eso a toda clase de personas –hombres y mujeres- y todos me decían que no soñarían con eso de ninguna de las maneras. Hasta que me di cuenta de que no tenían madres guapas.
Como un hueco, el camino se usa y no se agota. Por su profundidad, parece ser el origen de todo lo que existe. Desafila su filo, suelta sus ataduras, atenúa su brillo y se hace uno con su propio polvo. Es tan hondo que ahí se queda, quieto.  No se sabe de quién pueda ser hijo.  Parece que antecede hasta al origen.
Esto no se lo conté nunca a ninguno de mis analistas: en el colegio primario judío veíamos todos los años la misma película de los campos de concentración nazi esa donde unos cadáveres vivos cavan la fosa después tiran adentro los huesitos de sus muertos y después todavía son obligados a empujarse a sí mismos suicidados por otros que  los fusilan para que de tan livianitos caigan sin  comerla ni beberla. No sé pero todavía hoy cuando un taxista dice algo sobre los judíos me callo no vaya a ser que por el espejo retrovisor descubra que yo también estoy al borde de esa fosa. Por eso no opino por eso me escondo detrás de la primera persona.
a Tyrone Ya no tendremos más el agotarse en el cuerpo del otro, ni los días que en un instante eterno se prolongan: el tiempo, desde ahora, será un túnel por donde sólo quedará avanzar aunque apenas veamos los obstáculos; y el cuerpo, una parcela cultivada donde comer cuando tengamos hambre. Estos anillos que nos damos valen no por lo material de la aleación, testimonio de un pacto o de una alianza que advierte que no todo es ya posible, sino por el vacío que en el centro nos recuerda la falta que teníamos y nos previene de intentar llenarla el uno con el otro, el uno al otro.
Va a llegar el momento en que, lleno de alegría, te vas a saludar a vos mismo al llegar a tu propia puerta, frente a tu propio espejo, y uno va a sonreírle al otro que le da la bienvenida y le va a decir: Vení. Sentate a comer. Vas a querer de nuevo a ese desconocido que eras vos. Servile vino. Dale pan. Devolvele tu corazón a tu corazón, al desconocido que te quiso toda la vida, al que ignoraste confundiéndolo con otro, que te conoce de memoria. Bajá las cartas de amor de la biblioteca, las fotos, las notas desesperadas, arrancate tu imagen del espejo. Sentate. Hacete un festín con tu vida.
Un día yo pregunté Abuelo, ¿dónde está Dios? Mi abuelo se puso triste Y nada me respondió Mi abuelo murió en los campos Sin rezo ni confesión Y lo enterraron los indios Flauta de caña y tambor Al tiempo yo pregunté Padre, ¿qué sabes de Dios? Mi padre se puso serio Y nada me respondió Mi padre murió en la mina Sin doctor ni protección ¡Color de sangre minera Tiene el oro del patrón! Mi hermano vive en los montes Y no conoce una flor Sudor, malaria y serpientes La vida del leñador Y que naide le pregunte Si sabe dónde está Dios Por su casa no ha pasado Tan importante señor Yo canto por los caminos Y cuando estoy en prisión Oigo las voces del pueblo Que canta mejor que yo Hay un asunto en la tierra Más importante que Dios Y es que naide escupa sangre Pa' que otro viva mejor ¿Que Dios vela por los pobres? Tal vez sí, y tal vez no Pero es seguro que almuerza En la mesa del patrón
Era una cinta de fuego Galopando, galopando Crin revuelta en llamaradas Mi alazán, te estoy nombrando. Trepo la sierra con luna Cruzo los valles nevando Cien caminos anduvimos Mi alazán, te estoy nombrando. Oscuro lazo de niebla Te pialo junto al barranco, ¿Cómo fue que no lo viste? ¿Qué estrella estabas buscando? En el fondo del abismo Ni una voz para nombrarlo, Solito se fue muriendo Mi caballo, mi caballo. En una horqueta del tala Hay un morral solitario. Hay un corral sin relinchos Mi alazán, te estoy nombrando. Si como dicen algunos Hay cielos pa'l buen caballo, Por ahí andará mi flete Galopando, galopando. Oscuro lazo de niebla Te pialo junto al barranco, ¿Cómo fue que no lo viste? ¿Qué estrella estabas buscando? En el fondo del abismo Ni una voz para nombrarlo Solito se fue muriendo Mi caballo, mi caballo.
Se me esta haciendo la noche En la mitad de la tarde. No quiero volverme sombra, Quiero ser luz y quedarme. Me fui quemando en la noche Siguiendo la misma senda Siempre atrás de una guitarra Apagué la última estrella. No sé qué dicha busqué. Ay, qué quimera... Qué zamba me quitó el sueño. Qué noche mi primavera. No quiero volverme sombra, Quiero ser luz y quedarme. Hoy que me pongo a pensar Solo converso en silencio Me miran los ojos de antes Viejos de ausencia y de tiempo. La misma mirada siempre, De aquellos ojos tan lejos Por fin me duermo en la noche Que alumbra el lucero viejo. No sé que dicha busqué. Ay, qué quimera... Qué zamba me quitó el sueño. Qué noche mi primavera. No quiero volverme sombra, Quiero ser luz y quedarme.
Si yo le pregunto al mundo El mundo me ha de engañar Cada cual cree que no cambia Y que cambian los demás Y paso las madrugadas Buscando un rayo de luz Por qué la noche es tan larga Guitarra, dímelo tú Se vuelve cruda mentira Lo que ayer fue tierna verdad Y hasta la tierra fecunda Se convierte en arenal Y paso las madrugadas Buscando un rayo de luz Por qué la noche es tan larga Guitarra, dímelo tú Los hombres son dioses muertos De un tiempo ya derrumbao Ni sus sueños se salvaron Sólo la sombra ha quedao Y yo le pregunto al mundo Y el mundo me ha de engañar Cada cual cree que no cambia Y que cambian los demás Y paso las madrugadas Buscando un rayo de luz Por qué la noche es tan larga Guitarra, dímelo tú
Tú crees que eres distinto Porque te dicen poeta Y tienes un mundo aparte Más allá de las estrellas De tanto mirar la luna Ya nada sabes mirar Eres como un pobre ciego Que no sabe a dónde va Vete a mirar los mineros Los hombres en el trigal Y cántale a los que luchan Por un pedazo de pan Poeta de tiernas rimas Vete a vivir a la selva Y aprenderás muchas cosas Del hachero y sus miserias Vive junto con el pueblo No lo mires desde afuera Que lo primero es ser hombre Y lo segundo, poeta
No puede ser que me vaya del todo cuando me muera Que no quede ni la espera detrás de la voz que calla No puede ser que solo haya ciclos de sombra y olvido en este amor desmedido que se me hiergue en el pecho si hasta en el trino deshecho se salva el duelo del nido Pongo mi infancia en canciones y siento que se ilumina una siesta golondrina toda duraznos pintones Celebro las estaciones, lloro su fugacidad y al anegar la piedad la mortaja de su gloria me crecen en la memoria remansos de eternidad Cuando no esté, cuando el leve sobresalto que me ordena se trueque en tiempo de arena conmemorado en la nieve Cuando en mis venas abreve la liturgia de la flor tal vez algún labrador cansado de madrugadas sienta en sus manos aradas la mano de mi rumor.
Florecieron en el jardín de Tito flores rojas, blancas y amarillas. Un pájaro empezó a cantar en la rama frente a su ventana. Me gustaría ser un pájaro, un pajarito o una violeta. Cuando Tito se canse del trabajo, que le dé palabras mi canto; cuando vea este racimo colorido que le deje el corazón calenTito. (Traducción: Lana Hadžiosmanović y Alina Mateos Horrisberger)
Es piedra pero también palabra, es tierra pero también cielo, es materia pero también alma, es grito pero también canto, es muerte pero también vida, es pasado pero también futuro. (Traducción: Alina Mateos Horrisberger)
La poesía siempre a mano debe estar Como un revolver en el cinturón Así, cuando te canses, basta sacar Y disparar al centro del malón Apunta al corazón, ojos y frente Sin perdonar a nadie la vida Así cuando acabes, suave, detente Y ve tranquilo a por una birra (Traducción: Celia Jiménez)
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