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Author: Sebastián Rodríguez Cárdenas

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Un intersticio entre la literatura y la filosofía. Poemas, cuentos cortos y fragmentos de libros indispensables.

También en youtube: https://www.youtube.com/user/sebastianrc/featured
25 Episodes
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Lector: Sebastián Rodríguez Cárdenas Alejandra Pizarnik (1936 - 1972) Los trabajos y las noches Para reconocer en la sed mi emblema para significar el único sueño para no sustentarme nunca de nuevo en el amor he sido toda ofrenda un puro errar de loba en el bosque en la noche de los cuerpos para decir la palabra inocente Poema incluido en 'Los trabajos y las noches', publicado en 1965. Música : Franz Schubert - Trío para piano D.929, II. Andante con moto.  Obra y ejecución de dominio público, que puede descargarse en https://archive.org/details/PianoTrioInEFlat
Lector: Sebastián Rodríguez Cárdenas Alejandra Pizarnik (1936 - 1972) Exilio Esta manía de saberme ángel, sin edad, sin muerte en qué vivirme, sin piedad por mi nombre ni por mis huesos que lloran vagando. ¿Y quién no tiene un amor? ¿Y quién no goza entre amapolas? ¿Y quién no posee un fuego, una muerte, un miedo, algo horrible, aunque fuere con plumas, aunque fuere con sonrisas? Siniestro delirio amar a una sombra. La sombra no muere. Y mi amor sólo abraza a lo que fluye como lava del infierno: una logia callada, fantasmas en dulce erección, sacerdotes de espuma, y sobre todo ángeles, ángeles bellos como cuchillos que se elevan en la noche y devastan la esperanza. Poema incluido en 'Las aventuras perdidas', publicado en 1958. Música : Franz Schubert - Trío para piano D.929, II. Andante con moto.  Obra y ejecución de dominio público, que puede descargarse en https://archive.org/details/PianoTrioInEFlat
Lector: Sebastián Rodríguez Cárdenas Alejandra Pizarnik (1936 - 1972) Cenizas La noche se astilló de estrellas mirándome alucinada el aire arroja odio embellecido su rostro con música. Pronto nos iremos Arcano sueño antepasado de mi sonrisa el mundo está demacrado y hay candado pero no llaves y hay pavor pero no lágrimas. ¿Qué haré conmigo? Porque a Ti te debo lo que soy Pero no tengo mañana Porque a Ti te… La noche sufre. Poema incluido en 'La última inocencia', publicado en 1956. Música : Franz Schubert - Trío para piano D.929, II. Andante con moto.  Obra y ejecución de dominio público, que puede descargarse en https://archive.org/details/PianoTrioInEFlat
Lector: Sebastián Rodríguez Cárdenas Alejandra Pizarnik (1936 - 1972) Hija del viento Han venido. Invaden la sangre. Huelen a plumas, a carencias, a llanto. Pero tú alimentas al miedo y a la soledad como a dos animales pequeños perdidos en el desierto. Han venido a incendiar la edad del sueño. Un adiós es tu vida. Pero tú te abrazas como la serpiente loca de movimiento que sólo se halla a sí misma porque no hay nadie. Tú lloras debajo del llanto, tú abres el cofre de tus deseos y eres más rica que la noche. Pero hace tanta soledad que las palabras se suicidan. Poema incluido en 'Las aventuras perdidas', publicado en 1958. Música : Franz Schubert - Trío para piano D.929, II. Andante con moto.  Obra y ejecución de dominio público, que puede descargarse en https://archive.org/details/PianoTrioInEFlat
Lector: Sebastián Rodríguez Cárdenas Alejandra Pizarnik (1936 - 1972) La muerte y la muchacha La muerte y la muchacha abrazadas en el bosque devoran el corazón de la música en el corazón del sinsentido una muchacha lleva un candelabro de siete brazos y baila detrás de los tristes músicos que tañen en violines rotos en torno a una mujer verde abrazada a un unicornio y a una mujer azul abrazada a un gallo en lo bajo y en lo triste hay casitas que nadie ve de madera, húmedas, y hundiéndose como barcos, ¿era esto, pues, el concepto del espacio? criaturas en dulce erección y la mujer azul con el ojo de la alegría enfoca directamente la taumaturga estación de los amores muertos. Serás desolada y tu voz será la fantasma que se arrastra por lo oscuro, jardín o tiempo donde su mirada silencio, silencio. Poema publicado póstumamente, incluido en 'Textos de sombra y otros poemas' de 1982. También llamado 'El ojo de la alegría (un cuadro de Chagall y Schubert)' , y generalmente acompañado con la palabra «Schubert» entre paréntesis, en referencia a dos obras del compositor que llevan el mismo título.  Música : Franz Schubert - Trío para piano D.929, II. Andante con moto.  Obra y ejecución de dominio público, que puede descargarse en https://archive.org/details/PianoTrioInEFlat
Lector: Sebastián Rodríguez Cárdenas Alejandra Pizarnik (1936 - 1972) A la espera de la oscuridad Ese instante que no se olvida, Tan vacío devuelto por las sombras, Tan vacío rechazado por los relojes, Ese pobre instante adoptado por mi ternura, Desnudo desnudo de sangre de alas, Sin ojos para recordar angustias de antaño, Sin labios para recoger el zumo de las violencias perdidas en el canto de los helados campanarios. Ampáralo niña ciega de alma, Ponle tus cabellos escarchados por el fuego; Abrázalo pequeña estatua de terror. Señálale el mundo convulsionado a tus pies, A tus pies donde mueren las golondrinas Tiritantes de pavor frente al futuro. Dile que los suspiros del mar Humedecen las únicas palabras Por las que vale vivir. Pero ese instante sudoroso de nada, Acurrucado en la cueva del destino Sin manos para decir nunca, Sin manos para regalar mariposas A los niños muertos. Poema incluido en 'La última inocencia', publicado en 1956. Música : Franz Schubert - Trío para piano D.929, II. Andante con moto.  Obra y ejecución de dominio público, que puede descargarse en https://archive.org/details/PianoTrioInEFlat
Lector: Sebastián Rodríguez Cárdenas Alejandra Pizarnik (1936 - 1972) La jaula Afuera hay sol. No es más que un sol pero los hombres lo miran y después cantan. Yo no sé del sol. Yo sé la melodía del ángel y el sermón caliente del último viento. Sé gritar hasta el alba cuando la muerte se posa desnuda en mi sombra. Yo lloro debajo de mi nombre. Yo agito pañuelos en la noche y barcos sedientos de realidad bailan conmigo. Yo oculto clavos para escarnecer a mis sueños enfermos. Afuera hay sol. Yo me visto de cenizas. Poema incluido en 'Las aventuras perdidas', publicado en 1958. Música : Franz Schubert - Trío para piano D.929, II. Andante con moto.  Obra y ejecución de dominio público, que puede descargarse en https://archive.org/details/PianoTrioInEFlat
Lector: Sebastián Rodríguez Cárdenas Alejandra Pizarnik (1936 - 1972) Poema para el padre  Y fue entonces que con la lengua muerta y fría en la boca cantó la canción que le dejaron cantar en este mundo de jardines obscenos y de sombras                           que venían a deshora a recordarle                           cantos de su tiempo de muchacho en el que no podía cantar la canción que quería cantar la canción que le dejaron cantar sino a través de sus ojos azules ausentes de su boca ausente de su voz ausente. Entonces, desde la torre más alta de la ausencia su canto resonó en la opacidad de lo ocultado en la extensión silenciosa llena de oquedades movedizas como las palabras que escribo. Poema fechado el 23 de noviembre de 1971, rememorando la muerte del padre, el 18 de enero de 1967. Publicado en la revista 'Árbol de fuego', Caracas, año 5, No. 46, enero de 1972. Música : Franz Schubert - Trío para piano D.929, II. Andante con moto.  Obra y ejecución de dominio público, que puede descargarse en https://archive.org/details/PianoTrioInEFlat
Lector: Sebastián Rodríguez Cárdenas Federico García Lorca (1898–1936) Casida de la mujer tendida Verte desnuda es recordar la Tierra. La Tierra lisa, limpia de caballos. La Tierra sin un junco, forma pura cerrada al porvenir: confín de plata. Verte desnuda es comprender el ansia de la lluvia que busca débil talle o la fiebre del mar de inmenso rostro sin encontrar la luz de su mejilla. La sangre sonará por las alcobas y vendrá con espada fulgurante, pero tú no sabrás dónde se ocultan el corazón de sapo o la violeta. Tu vientre es una lucha de raíces, tus labios son un alba sin contorno, bajo las rosas tibias de la cama los muertos gimen esperando turno. Parte de 'Diván del Tamarit', obra recopilada en vida y publicada con posterioridad a la trágica muerte del autor, a manos del franquismo. Música: Pink Flamenco - Doug Maxwell (dominio público)
Lector: Sebastián Rodríguez Cárdenas Federico García Lorca (1898–1936) Romance sonámbulo Verde que te quiero verde. Verde viento. Verdes ramas. El barco sobre la mar y el caballo en la montaña. Con la sombra en la cintura ella sueña en su baranda, verde carne, pelo verde, con ojos de fría plata. Verde que te quiero verde. Bajo la luna gitana, las cosas le están mirando y ella no puede mirarlas. * Verde que te quiero verde. Grandes estrellas de escarcha, vienen con el pez de sombra que abre el camino del alba. La higuera frota su viento con la lija de sus ramas, y el monte, gato garduño, eriza sus pitas agrias. ¿Pero quién vendrá? ¿Y por dónde...? Ella sigue en su baranda, verde carne, pelo verde, soñando en la mar amarga. * Compadre, quiero cambiar mi caballo por su casa, mi montura por su espejo, mi cuchillo por su manta. Compadre, vengo sangrando, desde los montes de Cabra. Si yo pudiera, mocito, ese trato se cerraba. Pero yo ya no soy yo, ni mi casa es ya mi casa. Compadre, quiero morir decentemente en mi cama. De acero, si puede ser, con las sábanas de holanda. ¿No ves la herida que tengo desde el pecho a la garganta? Trescientas rosas morenas lleva tu pechera blanca. Tu sangre rezuma y huele alrededor de tu faja. Pero yo ya no soy yo, ni mi casa es ya mi casa. Dejadme subir al menos hasta las altas barandas, dejadme subir, dejadme, hasta las verdes barandas. Barandales de la luna por donde retumba el agua. * Ya suben los dos compadres hacia las altas barandas. Dejando un rastro de sangre. Dejando un rastro de lágrimas. Temblaban en los tejados farolillos de hojalata. Mil panderos de cristal, herían la madrugada. * Verde que te quiero verde, verde viento, verdes ramas. Los dos compadres subieron. El largo viento, dejaba en la boca un raro gusto de hiel, de menta y de albahaca. ¡Compadre! ¿Dónde está, dime? ¿Dónde está mi niña amarga? ¡Cuántas veces te esperó! ¡Cuántas veces te esperara, cara fresca, negro pelo, en esta verde baranda! * Sobre el rostro del aljibe se mecía la gitana. Verde carne, pelo verde, con ojos de fría plata. Un carámbano de luna la sostiene sobre el agua. La noche se puso íntima como una pequeña plaza. Guardias civiles borrachos, en la puerta golpeaban. Verde que te quiero verde. Verde viento. Verdes ramas. El barco sobre la mar. Y el caballo en la montaña. Incluido en 'Romancero gitano', publicado en 1928. Música: Pink Flamenco - Doug Maxwell (dominio público)
Lector: Sebastián Rodríguez Cárdenas Federico García Lorca (1898–1936) Gacela del amor imprevisto Nadie comprendía el perfume de la oscura magnolia de tu vientre. Nadie sabía que martirizabas un colibrí de amor entre los dientes. Mil caballitos persas se dormían en la plaza con luna de tu frente, mientras que yo enlazaba cuatro noches tu cintura, enemiga de la nieve. Entre yeso y jazmines, tu mirada era un pálido ramo de simientes. Yo busqué, para darte, por mi pecho las letras de marfil que dicen siempre. Siempre, siempre: jardín de mi agonía, tu cuerpo fugitivo para siempre, la sangre de tus venas en mi boca, tu boca ya sin luz para mi muerte. Parte de 'Diván del Tamarit', obra recopilada en vida y publicada con posterioridad a la trágica muerte del autor, a manos del franquismo. Música: Pink Flamenco - Doug Maxwell (dominio público)
Lector: Sebastián Rodríguez Cárdenas Federico García Lorca (1898–1936) Soneto de la dulce queja Tengo miedo a perder la maravilla de tus ojos de estatua y el acento que de noche me pone en la mejilla la solitaria rosa de tu aliento. Tengo pena de ser en esta orilla tronco sin ramas; y lo que más siento es no tener la flor, pulpa o arcilla, para el gusano de mi sufrimiento. Si tú eres el tesoro oculto mío, si eres mi cruz y mi dolor mojado, si soy el perro de tu señorío, no me dejes perder lo que he ganado y decora las aguas de tu río con hojas de mi otoño enajenado. Parte de 'Sonetos del amor oscuro', obra recopilada y publicada con posterioridad a la trágica muerte del autor a manos del franquismo. Música: Pink Flamenco - Doug Maxwell (dominio público)
Lector: Sebastián Rodríguez Cárdenas Federico García Lorca (1898–1936) Reyerta En la mitad del barranco las navajas de Albacete, bellas de sangre contraria, relucen como los peces. Una dura luz de naipe recorta en el agrio verde, caballos enfurecidos y perfiles de jinetes. En la copa de un olivo lloran dos viejas mujeres. El toro de la reyerta se sube por las paredes. Ángeles negros traían pañuelos y agua de nieve. Ángeles con grandes alas de navajas de Albacete. Juan Antonio el de Montilla rueda muerto la pendiente, su cuerpo lleno de lirios y una granada en las sienes. Ahora monta cruz de fuego, carretera de la muerte. * El juez, con guardia civil, por los olivares viene. Sangre resbalada gime muda canción de serpiente. Señores guardias civiles: aquí pasó lo de siempre. Han muerto cuatro romanos y cinco cartagineses. * La tarde loca de higueras y de rumores calientes cae desmayada en los muslos heridos de los jinetes. Y ángeles negros volaban por el aire del poniente. Ángeles de largas trenzas y corazones de aceite. Incluido en 'Romancero gitano', publicado en 1928. Música: Pink Flamenco - Doug Maxwell (dominio público)
Lector: Sebastián Rodríguez Cárdenas Federico García Lorca (1898–1936) Noche del amor insomne Noche arriba los dos con luna llena, yo me puse a llorar y tú reías. Tu desdén era un dios, las quejas mías momentos y palomas en cadena. Noche abajo los dos. Cristal de pena, llorabas tú por hondas lejanías. Mi dolor era un grupo de agonías sobre tu débil corazón de arena. La aurora nos unió sobre la cama, las bocas puestas sobre el chorro helado de una sangre sin fin que se derrama. Y el sol entró por el balcón cerrado y el coral de la vida abrió su rama sobre mi corazón amortajado. Parte de 'Sonetos del amor oscuro', obra recopilada y publicada con posterioridad a la trágica muerte del autor a manos del franquismo. Música: Pink Flamenco - Doug Maxwell (dominio público)
Lector: Sebastián Rodríguez Cárdenas Federico García Lorca (1898–1936) El amor duerme en el pecho del poeta Tú nunca entenderás lo que te quiero porque duermes en mí y estás dormido. Yo te oculto llorando, perseguido por una voz de penetrante acero. Norma que agita igual carne y lucero traspasa ya mi pecho dolorido y las turbias palabras han mordido las alas de tu espíritu severo. Grupo de gente salta en los jardines esperando tu cuerpo y mi agonía en caballos de luz y verdes crines. Pero sigue durmiendo, vida mía. ¡Oye mi sangre rota en los violines! ¡Mira que nos acechan todavía! Parte de ´Sonetos del amor oscuro´, obra recopilada y publicada con posterioridad a la trágica muerte del autor a manos del franquismo.  Música: Pink Flamenco - Doug Maxwell (dominio público)
Lector: Sebastián Rodríguez Cárdenas Jorge Luis Borges (1899 - 1986) El golem Si (como afirma el griego en el Cratilo) el nombre es arquetipo de la cosa en las letras de “rosa” está la rosa y todo el Nilo en la palabra “Nilo”. Y, hecho de consonantes y vocales, habrá un terrible Nombre, que la esencia cifre de Dios y que la Omnipotencia guarde en letras y sílabas cabales. Adán y las estrellas lo supieron en el Jardín. La herrumbre del pecado (dicen los cabalistas) lo ha borrado y las generaciones lo perdieron. Los artificios y el candor del hombre no tienen fin. Sabemos que hubo un día en que el pueblo de Dios buscaba el Nombre en las vigilias de la judería. No a la manera de otras que una vaga sombra insinúan en la vaga historia, aún está verde y viva la memoria de Judá León, que era rabino en Praga. Sediento de saber lo que Dios sabe, Judá León se dio a permutaciones de letras y a complejas variaciones y al fin pronunció el Nombre que es la Clave, la Puerta, el Eco, el Huésped y el Palacio, sobre un muñeco que con torpes manos labró, para enseñarle los arcanos de las Letras, del Tiempo y del Espacio. El simulacro alzó los soñolientos párpados y vio formas y colores que no entendió, perdidos en rumores y ensayó temerosos movimientos. Gradualmente se vio (como nosotros) aprisionado en esta red sonora de Antes, Después, Ayer, Mientras, Ahora, Derecha, Izquierda, Yo, Tú, Aquellos, Otros. (El cabalista que ofició de numen a la vasta criatura apodó Golem; estas verdades las refiere Scholem en un docto lugar de su volumen.) El rabí le explicaba el universo “esto es mi pie; esto el tuyo, esto la soga.” y logró, al cabo de años, que el perverso barriera bien o mal la sinagoga. Tal vez hubo un error en la grafía o en la articulación del Sacro Nombre; a pesar de tan alta hechicería, no aprendió a hablar el aprendiz de hombre. Sus ojos, menos de hombre que de perro y harto menos de perro que de cosa, seguían al rabí por la dudosa penumbra de las piezas del encierro. Algo anormal y tosco hubo en el Golem, ya que a su paso el gato del rabino se escondía. (Ese gato no está en Scholem pero, a través del tiempo, lo adivino.) Elevando a su Dios manos filiales, las devociones de su Dios copiaba o, estúpido y sonriente, se ahuecaba en cóncavas zalemas orientales. El rabí lo miraba con ternura y con algún horror. “¿Cómo” (se dijo) “pude engendrar este penoso hijo y la inacción dejé, que es la cordura?” “¿Por qué di en agregar a la infinita serie un símbolo más? ¿Por qué a la vana madeja que en lo eterno se devana, di otra causa, otro efecto y otra cuita?” En la hora de angustia y de luz vaga, en su Golem los ojos detenía. ¿Quién nos dirá las cosas que sentía Dios, al mirar a su rabino en Praga? Incluido en 'El otro, el mismo'  (1964) Música: Allemande - Wahneta Meixsell (Dominio Público)
Lector: Sebastián Rodríguez Cárdenas Jorge Luis Borges (1899 - 1986) A la efigie de un capitán de los ejércitos de Cromwell No rendirán de Marte las murallas a este, que salmos del Señor inspiran; desde otra luz (desde otro siglo) miran los ojos, que miraron las batallas. La mano está en los hierros de la espada. Por la verde región anda la guerra; detrás de la penumbra está Inglaterra, y el caballo y la gloria y tu jornada. Capitán, los afanes son engaños, vano el arnés y vana la porfía del hombre, cuyo término es un día; Todo ha concluido hace ya muchos años. El hierro que ha de herirte se ha herrumbrado; estás (como nosotros) condenado. Poema publicado en 1960 como parte de la antología 'El Hacedor' Música: Allemande - Wahneta Meixsell (Dominio Público)
Lector: Sebastián Rodríguez Cárdenas Jorge Luis Borges (1899-1986) 1964 I Ya no es mágico el mundo. Te han dejado. Ya no compartirás la clara luna ni los lentos jardines. Ya no hay una luna que no sea espejo del pasado, cristal de soledad, sol de agonías. Adiós las mutuas manos y las sienes que acercaba el amor. Hoy sólo tienes la fiel memoria y los desiertos días. Nadie pierde (repites vanamente) sino lo que no tiene y no ha tenido nunca, pero no basta ser valiente para aprender el arte del olvido. Un símbolo, una rosa, te desgarra y te puede matar una guitarra. II Ya no seré feliz. Tal vez no importa. Hay tantas otras cosas en el mundo; un instante cualquiera es más profundo y diverso que el mar. La vida es corta y aunque las horas son tan largas, una oscura maravilla nos acecha, la muerte, ese otro mar, esa otra flecha que nos libra del sol y de la luna y del amor. La dicha que me diste y me quitaste debe ser borrada; lo que era todo tiene que ser nada. Sólo que me queda el goce de estar triste, esa vana costumbre que me inclina al Sur, a cierta puerta, a cierta esquina. Incluido en 'El otro, el mismo'  (1964) Música: Allemande - Wahneta Meixsell (Dominio Público)
Lector: Sebastián Rodríguez Cárdenas Jorge Luis Borges (1899 - 1986) Los Borges Nada o muy poco sé de mis mayores portugueses, los Borges: vaga gente que prosigue en mi carne, oscuramente, sus hábitos, rigores y temores. Tenues como si nunca hubieran sido y ajenos a los trámites del arte, indescifrablemente forman parte del tiempo, de la tierra y del olvido. Mejor así. Cumplida la faena, son Portugal, son la famosa gente que forzó las murallas del Oriente y se dio al mar y al otro mar de arena. Son el rey que en el místico desierto se perdió y el que jura que no ha muerto. Poema publicado en 1960 como parte de la antología 'El Hacedor' Música: Allemande - Wahneta Meixsell (Dominio Público)
Lector: Sebastián Rodríguez Cárdenas Jorge Luis Borges (1899-1986) Un poeta del siglo XIII Vuelve a mirar los arduos borradores de aquel primer soneto innominado, la página arbitraria en que ha mezclado tercetos y cuartetos pecadores. Lima con lenta pluma sus rigores y se detiene. Acaso le ha llegado del porvenir y de su horror sagrado un rumor de remotos ruiseñores. ¿Habrá sentido que no estaba solo y que el arcano, el increíble Apolo le había revelado un arquetipo, un ávido cristal que apresaría cuanto la noche cierra o abre el día: dédalo, laberinto, enigma, Edipo? Incluido en 'El otro, el mismo' de 1964 Música: Allemande - Wahneta Meixsell (Dominio Público)
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