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Author: Civilcinema

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Un podcast acerca de películas que no nos avergüenzan.
Conducido por Juan Pablo Vilches y Christian Ramírez
563 Episodes
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Filme sensación en la edición 2025 del Festival de Cannes, Sirāt es sorprendentemente simple en anécdota y ejecución, pero su verdadero sentido parece estar más allá. Un padre que busca a su hija desaparecida, junto a su hijo pequeño, se une a una caravana de ravers en el cruce de las montañas Atlas , en Marruecos, al tiempo que parece estallar un conflicto bélico global. En el camino, no sólo la búsqueda comienza a perder sentido: lo mismo ocurre con ir a la rave, atravesar peligrosos caminos, seguir por la ruta hacia adelante. Usando un elenco mayormente integrado por verdaderos transhumantes de las fiestas electrónicas y un esquema narrativo anclado en los filmes de carretera y la travesía hacia el "corazón de las tinieblas" (la misma que alguna vez utilizó Apocalipsis Ahora), Sirāt llega por otra ruta a un destino similar al propuesto por Mad Max: Fury Road, el de la fábula terminal acerca del primer mundo, el lugar donde se suponía que todos debían dirigirse y que se revela vacío de contenido, sentido, entidad. De eso y más se habla en este podcast.
Considerando que una película siempre es hija del tiempo y el contexto en que se filman y se estrenan, ¿en qué medida se puede decir que La Ola es una cinta que llegó "tarde" a su público? Porque ese es el primer impulso a la hora de intentar encuadrar y comprender su fracaso en la cartelera: la audiencia ya habría dejado atrás la lógica de la protesta y el estallido social y, políticamente, se ubica en el otro extremo de lo que dio origen a la revuelta. El punto es que es demasiado fácil encasillarla en esos términos, sobre todo cuando se toma distancia y se observa con atención el relato de una alumna universitaria que queda atrapado en el torbellino público y emocional que —tanto en la película como en la vida real— atrapó a buena parte de su generación. En su primera película filmada en chile después de Una mujer fantástica, Sebastián Lelio parece menos preocupado de dar cuenta de la contingencia que de ofrecer una mirada larga, una que se sostenga para el momento y en el tiempo. La tarea no es fácil: el realizador no sale indemne del esfuerzo, pero consigue algo que suele echarse de menos en el cine chileno: filmar la historia, la pública y la personal. De eso y más se habla en este podcast.
¿Cómo crear un filme que, al mismo tiempo, sea una pieza de autor, un producto de alcance masivo y un objeto que deje una marca en la cultura? la última ocasión en que un realizador había intentado algo parecido —Quentin Tarantino con Érase una vez en Hollywood— éste fue tan alabado como fustigado por cierta parte de público y crítica, pero en general se salió con la suya: su película va camino de convertirse en un clásico. El punto ahora es qué ocurre si a todo el mix anterior agregas una lectura abiertamente política, una que se sitúa de lleno ya no en el pasado reinventado (y lejano) sino en un presente totalmente reconocible, sobre todo para una conflictuada izquierda progresista y una derecha autoempoderada. Pues bien, eso es lo que pone sobre la mesa One Battle After Another: filmada en Vistavision, 65mm, con película física (el formato de mayor nitidez y espectacularidad disponible), protagonizada por Leonardo DiCaprio, en un registro tan maduro como satírico; realizada con efectos especiales prácticos, de abrumadora finura y destreza; basada tangencialmente en una novela del elusivo Thomas Pynchon (rescatando de paso mucho mejor su universo literario y humanista que Inherent Vice, la anterior adaptación de su obra); ambientada, por último, en un Estados Unidos abiertamente reconocible, un mundo de grupos de interés, bandos opuestos, sociedades secretas y armas automáticas, en el que efectivamente se dan cruciales batallas (públicas y privadas) día tras día; en fin, todo ello da cuenta de un extraordinario esfuerzo técnico y artístico, tal vez el más complejo y el más frontal emprendido por Paul Thomas Anderson, en la cumbre de su profesión e influencia en el medio. Wow, qué película y qué ambición. De eso y más se habla en este podcast.
Acaso lo más sorprendente de este musical biográfico no es que se concentre en una figura como la de Robbie Williams —tan popular como disruptiva, tan corporativa como rebelde— sino su aproximación descarnada a un tipo de relato que el cine británico ha cubierto, y muy bien, a través de las décadas: el registro de terrores infantiles y juveniles que dejan profunda huella en la vida adulta. Es bajo esa óptica que Better Man funciona como relectura de David Copperfield y Billy Elliot, pero también como una narración espectral a ratos maníaca, casi siempre trágica, en la que el reemplazo del cantante mismo por la figura de un chimpancé, sirve como estupendo mecanismo de distanciamiento pero además como puerta de ingreso a dimensiones del horror que los musicales raramente suelen visitar. De eso y más se discute en el podcast.
En la medida que los años dorados de la TV estadounidense palidecen, sólo se hace más notoria la presencia —aquí y allá— de creaciones de gran originalidad como Severance, capaces de operar con multitud de niveles en simultáneo, partiendo por su extraordinaria lectura de la vida laboral contemporánea, la voluntad de separarla de la vida privada y la forma en que este deseo es cooptado por las empresas de siglo XXI, con su estructuras productiva, comunicacional y ética totalmente cerradas a todo intento de inspección y revisión. Creada por Dan Erickson y concebida para la escena (al menos en sus dos primeras temporadas) por el cineasta y comediante Ben Stiller, la serie es al mismo tiempo un brillante despliegue de impulsos, emociones y deseos en represión: afectividad, agresividad, autoapreciación, capacidad de expresión, creatividad y muchas otras líneas de evidente lectura sicológica y psiquiátrica se despliegan ante su audiencia, como una suerte de prisma que fascina e intriga sin dar tregua. De eso y más se habla en este podcast.
Concebida como parte del esfuerzo patriótico emprendido en el corazón de la segunda guerra mundial, The Life and Death of Colonel Blimp siempre fue un proyecto "inconveniente": el personaje creado por el caricaturista británico David Low era la encarnación misma de la sandez y adocenamiento reaccionario que había claudicado por anticipado ante el peligro nazi, y, para colmo de males, el gobierno de Churchill no vería con buenos ojos la trama, donde se hacía la crónica de una inaceptable amistad entre un oficial inglés y uno alemán, a través de las primeras décadas del siglo XX. Ahora bien, a más de ochenta años de distancia, toda esa polémica —que le costó al director Michael Powell ser ordenado caballero del imperio— palidece ante la gloria que es el filme mismo, una agridulce (a ratos apasionada, a ratos serena) meditación en torno al paso del tiempo, el cambio de las perspectivas, la forma en que se ama, el apego a la vida y la inevitable renuncia a esta. Finalmente, Powell y Pressburger no estaban realizando una cinta propagandística sino un atrevido manifiesto acerca de la condición humana. De eso y más se habla en este podcast.
Estrenada en HBO cuando el siglo pasado ya se iba, The Sopranos bien puede ser la primera obra maestra en lo que se dio a llamar La era dorada de la TV, en la década del 2000. ¿Qué la convirtió en tal? Lo atractivo de su premisa —un mafioso en tratamiento siquiátrico—; la madurez de su ejecución, comandada por el brillante David Chase y una inmejorable selección de guionistas, técnicos y actores; y, al menos en su primera temporada, la persistente sensación de que se estaba frente a un solo gran relato, cual película de larga duración, capaz de extenderse y profundizar a un nivel que la iguala con clásicos del género como El padrino, Goodfellas o Casino. Al centro de todo este proceso en marcha, la figura de James Gandolfini, en una de las grandes actuaciones jamás puestas en una pantalla, elaborada en múltiples capas y con innúmeras de facetas, cual joya de la corona. De esto y más se habla en este podcast.
En lo que va del siglo XXI, la actividad fílmica de Martín Rejtman lo ha levado por caminos muy diversos; desde el ensayo documental en Copacabana (2009), al telefilme experimental (la brillante Entrenamiento elemental para actores, de 2009) y el regreso al cortometraje, con Shakti, en 2019. Sin embargo, la pieza central de esta etapa aún es Dos disparos (2014), una austera y severa comedia en la que regresan muchos de sus temas clásicos (el absurdo, la juventud, la soledad, la súbita creación e una familia) se intersectan con preocupaciones nuevas como la vida adulta y el efecto de eco que los actos de unos tienen sobre el sentir de otros (sobre todo desconocidos). Al filme de ficción más ambicioso de su carrera, Rejtman responde casi nueve años más tarde con un relato de tinte autobiográfico, La práctica. La historia de un profesor, su taller de yoga, los retiros a los que acude, los alumnos y ex alumnos que le rodean, y sobre todo la interminable serie de lesiones que van aquejándole, marca evidente de otra constante en el cine del realizador: la herida que cada uno va cargando dentro. De eso y más se habla en este podcast.
Un rebelde sin pista (y sin causa) que deambula en los días y noches de su barrio. Una mujer obsesionada con el sentido de su propio nombre. Un taxista enamorado de su auto. Los protagonistas de los primeros filmes de Martin Rejtman (Rapado, Silvia Prieto, Los guantes mágicos) poseen una indudable vocación de solitarios, de sujetos que se sitúan aparte del colectivo pero que, paradójicamente, terminan abrazados por otros que se encuentran en situación similar, formando así insólitos grupos, familias integradas por extraños que no tienen más remedio que andar juntos en medio de un país que naufraga, pero que al mismo tiempo acoge. Al contrario que varios de sus colegas del Nuevo CIne Argentino (del cual Rejtman puede haber sido un adelantado, uno que nunca se integró realmente a esa banda, tal como le ocurre a sus personajes), de sus historias emana un trasfondo calmo y casi optimista, el que se complementa a la perfección con su estilo seco, despojado y carente de énfasis. El hombre podría pasar por bressoniano, por seguidor de Jarmusch y de Kaurismaki. Algo de eso hay, pero la belleza de sus filmes, finalmente es creación propia, privada, enteramente suya. De eso y más se habla en este podcast.
A 35 años de distancia, nadie se atreverá a cuestionar la autoridad, belleza y brillantez de la serie concebida por dos Krzysztof, Kieślowski y Piesiewicz, quienes usaron la estructura de los mandamientos cristianos para efectuar una reflexión sobre la naturaleza humana que superó los confines de la mera televisión (y la entretención) situandose en un plano antes ocupado por titanes como Dreyer, Bresson, Ozu y Antonioni, los llamados realizadores del "cine trascendental". Huelga decir que todo intento de resumir en breve los episodios, su contenido y su interrelación, se queda corto, y por lo mismo centramos la discusión en los orígenes y alcances del proyecto, su sentido en una Polonia donde el socialismo se derrumbaba —como sistema político y forma de vida— y algo que emerge sólo en la distancia: la responsabilidad que le cabe a todo país respecto de su historia, la del conjunto y la de cada individuo, sometido a decisiones morales a veces extraordinarias, a veces imposibles. De eso y más se habla en este podcast.
La reciente encuesta de 100 mejores películas publicada por el New York Times, con motivo del primer cuarto del siglo XXI, vino a cerrar un alicaído primer semestre cinematográfico 2025, pero a la vez aprovechó de revivir una mini polémica que gana y gana tracción conforme avanza la centuria: considerando la enorme fragmentación que experimenta la cultura, ¿sirven de algo las listas con pretensiones canónicas? ¿Se pueden comparar las obras maestras con las producciones de moda (esas que pasan y se van)? ¿Y qué se hace con las omisiones? hacer una lista en estas condiciones equivale a tapar el Sol con el dedo, y eso es lo que precisamente discutimos en este podcast.
Golpe a la cátedra en una cartelera de cine nacional cada vez más rendida al poder relativo del streaming, esta ficción con tintes documentales (porque los tiene) ha sido el primer filme chileno —en un buen tiempo, casi una década— en conseguir la esquiva mezcla de popularidad + calidad = producto de excelencia. Ahora bien, sería mezquino reducir el logro de Denominación de origen a una mera fórmula. Lo que hay detrás de la película, más allá de la comedia, del absurdo y el color local, es una mirada tan descarnada como cariñosa al trabajo con comunidades, los avatares de la gestión cultural y, en último término, al fallido destino del reciente proceso constitucional como factor de unión y desunión entre un pueblo que rara vez consigue mirarse a sí mismo con tal nivel de certitud. De eso y más se habla en este podcast.
Filmada unos cuantos meses después del estreno de El padrino, La conversación había estado flotando por años en la cabeza de Francis Coppola; el destino quiso que fuera postproducida y estrenada mientras el caso Watergate estallaba fuera de toda proporción, rozando directamente el punto central del argumento: en una sociedad dominada por la paranoia, todo puede ser escuchado, visto, consumido y convertido en arma; nadie queda indemne, ni siquiera los vigilantes que ejecutan estas acciones. Inspirado por las lecciones impartidas por Blow Up (1966) y Klute (1971), Coppola comenzó dirigiendo una película acerca de la omnipresencia de la mirada, pero en el camino hizo evidente algo fundamental: por mucha información que el fisgón sea capaz de recoger, el sentido último del espionaje no es obtener más claridad sino agregar opacidad, incertidumbre, a la información recogida. Fundamental en este proceso es la figura del editor de imagen y sonido Walter Murch, quien a partir de ahí se convertiría en colaborador esencial del cineasta en aventuras como El padrino II, Apocalipsis ahora y otras obras maestras. La otra figura señera en esta empresa es Gene Hackman, quien vuelve a Harry Caul un personaje indeleble, suspendido en el vacío, condenado a escuchar al resto cuando sólo quiere alejarse de ellos. De eso y más se habla en este podcast.
Anora es de esos filmes que tras un primer visionado pueden generar cierta confusión: - Lleva el nombre de su protagonista, pero a mitad de camino otros personajes pasan al centro y se "roban la película" - Es un filme que, en apariencia, abraza el desenfreno y sin embargo es increíblemente severo. Con sus personajes y sus supuestos, e incluso con su propia audiencia. Situada a mitad de camino entre las sofisticadas y brillantes producciones que Baker dirigió en la década pasada (Tangerine, The Florida Project, Red Rocket) y el cine urbano y neoyorkino que practicó en sus inicios (Take Out), Anora hace real sentido en la medida que se la aparta del circuito de premios y galardones que terminó atrapándola, para devolverla a la deriva de esos náufragos que la pueblan de principio a fin, embriagados (y hastiados) por la calle, la noche, el trabajo y el delirio. De eso y más se habla en este podcast.
Las películas no siempre responden al deseo o la necesidad de contar una historia; también puede ser un manifiesto acerca de lo que un realizador piensa en torno a su época, a su propio legado artístico o a lo que el futuro, cercano o lejano, nos depare. El sol del porvenir se juega sus cartas en esos tres ámbitos a hacerse cargo de la crisis de Giovanni (un realizador que es y no es un alter ego de Nanni), un artista que ha dejado de invertir energía en la comprensión de lo que le rodea y que, por tanto, ya no tiene cabida en la industria ni en el mundo. ¿Qué se hace, entonces? Rara vez un artista del tamaño de Moretti ha emprendido un juicio tan duro contra sí mismo, contra sus colegas y contra el medio al que representa; eso desde ya convierte a su película (que viene de vuelta allí donde Caro Diaro, allá por 1993, emprendía el camino de ida) en un extraño artefacto. Por un lado, un examen sin piedad del mundo moderno; por otro una relectura, acaso más salvaje, del mundo que habitamos una vez y por el que alimentamos falsas nostalgias. De eso y más se habla en este podcast.
Uno de los instantes definitivos en la historia de la animación es el estreno del Peter Pan, de Walt Disney, en 1953. Por cierto que es un filme prodigioso, pero su condición singular supera lo meramente estético: lo que está al centro aquí es la fascinante creación de J.M. Barrie, desplegada a través de un conjunto de personajes inolvidables, los cuales giran en torno a una figura central, Peter, el niño que escapó de casa para no crecer. Pan, como suele ocurrir con los grandes arquetipos, es muchas cosas a la vez: - Un trasunto de Alice y Wonderland - Una figura cuyo origen pagano está a la vista - Un símbolo de gran carga psiconanalítica - El perfecto emblema de la creciente obsesión del siglo pasado con la juventud Sin embargo, y antes que todo, Peter Pan es el enemigo jurado de Hook, el fiel compañero de Tinkerbell y el doble opuesto de su amiga/creadora, Wendy. Dichos personajes funcionan como complemento, extensión y espejo de su persona y de sus impulsos. Lo desafían, lo definen y, por si esto fuera poco, validan su deseo de vivir en la aventura, de combatir a toda costa el paso del tiempo y la sombra de la muerte. De eso y más se habla en este podcast.
Originada a partir de una particular visión —la de cuatro mujeres situadas al fondo de una habitación de intenso color rojo—, Ingmar Bergman creó una pieza que, en teoría, podría haber sido uno de sus filmes más enigmáticos pero que, sin embargo, es capaz de interpelar frontalmente a su audiencia, situarla al centro de un drama universal: la agonía al interior de una familia, un proceso observado desde múltiples puntos de vista que no son otros que los de su creador, desdoblado, lacerado en el acto de insuflar vida y muerte a sus personajes. De eso y más se discute en este podcast.
Algo fundamental cambió en Bergman, a partir de 1957. No es que, de pronto, se haya convertido en un autor esencial: el sueco llevaba casi una década dirigiendo filmes de creciente riesgo y complejidad, pero es a partir de El séptimo sello —y también de Fresas Salvajes, filmadas, increíblemente, una detrás de otra— que su trabajo adquiere un peso, rigor y oscuridad únicos en el cine europeo de la época (de cualquier época, en realidad): la fábula del caballero que se trenza en un match de ajedrez con la Muerte, justo en el momento en que esta cosecha una víctima tras otra, vía la peste negra, se trenza con varias de las inquietudes que Bergman había ido gestando en su trabajo: la relación entre hombre y comunidad, el correlato entre la práctica del arte y los hechos de la vida, la profesión (y la maldición) del actor, el propio miedo a morir (que tanto consumía al cineasta que acabó por conjurarlo en estas imágenes). El resultado es una suerte de milagro, un filme que continúa siendo moderno, arriesgado, filoso como la navaja por la que caminan todos los protagonistas de esta historia, partiendo por su director. De eso y más se habla en este podcast.
Estrenada una década después de El viento se levanta, el nuevo filme de Miyazaki es una creación única y singular, no sólo porque junto a Studio Ghibli el cineasta continúa su apuesta allanar los caminos que la animación hecha a mano le deparen, sino porque, a pesar de volver a visitar numerosos temas de su obra previa, esta vez parece llevarlos en una dirección impar y casi caprichosa. Por un lado somos testigos de la épica aventura de un chico que se sumerge en un mundo fantástico en busca de su madrastra (hermana gemela de su madre fallecida). Por otro, la cinta va perfilando el escondido retrato del creador de ese mundo de fantasía, un poderoso demiurgo cuyo enorme poder comienza inevitablemente a eclipsarse. Es inevitable pensar que el cineasta, pasados los ochenta años, ha comenzado a sentirse reflejado por ambas figuras, por sus luces y sus sombras y también por los límites que humanamente estas trazan. De eso y más se habla en este podcast.
¿A qué se debe el gran impacto público que una película de distribución independiente, como La sustancia, ha tenido en un público masivo? La respuesta automática sería el tema al centro del filme: las exigencias físicas y estéticas que demanda una sociedad a todos sus integrantes, no sólo a los jóvenes y adultos sino también a quienes se vuelven mayores y ya no pueden competir en profesiones que demandan belleza estándar y cero imperfecciones (como la de actriz de cine). Sin embargo, lo más interesante de La sustancia no está ahí. Esas preocupaciones ya han sido tratadas de mejor manera en otras partes, incluyendo por cierto Reality +, notable corto de la propia Coralie Fargeat. La clave del filme y su notoriedad parece residir en la particular estructura que escogió para contar su historia: la del "fairy tale", el clásico cuento de hadas con magia, reglas, prohibiciones, princesa y bruja incluidas; sólo que en este caso, ambas están contenidas en el mismo envase. "Recuerden: ustedes son una". Ying y Yang, juventud y madurez, belleza y fealdad, bien y mal. Todo parte de la misma cosa. De eso y más se habla en este podcast.
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Comments (2)

Raimundo Armijo

Ojalá hagan uno de deadwood, the wire, the sopranos, sons of anarchy, the americans, the leftovers, son sólo ideas, ojala hagan alguno de esos

May 13th
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jaime b

les falta taxi driver, el quimérico inquilino, le samourai.

May 6th
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