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Hablemos sobre Dios, sobre ti y sobre mí.
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No todas las amistades suman, no todos los vínculos son saludables, y no toda persona que se acerca tiene intenciones correctas.
Servir es una de las formas más visibles de amar, y mostrar grandeza pero también una de las más vulnerables al agotamiento, al orgullo o a la validación humana. Y de todo esto debes cuidarte para proteger tu servicio.
Se que lo más fácil es abrazar las ofensas y lo más difícil soltarlas pero el resultado de cada acción es lo que marcará tu victoria o derrota.
Obedecer no te hace débil, te hace sabio. Porque el que obedece demuestra humildad y madurez. Mientras que quien desobedece por orgullo, termina tropezando con su propia opinión.
“Dirige la mirada hacia adelante; fíjate en lo que tienes delante de tus ojos. Piensa qué camino vas a seguir, y plántate firme en todos tus caminos.” Proverbios 4:25-26 RVC
“La sabiduría se revela cuando, aunque no entendemos el camino, decidimos confiar en Aquel que lo trazó.”
La corrección, cuando se recibe con humildad, abre camino al crecimiento
Escoge ser sabio al hablar para que tus palabras tengan un efecto afable a tu vida y a quienes las lleguen a escuchar.
Alguien dijo: Liderarte a ti mismo es complicado pero tratar de liderar a otros sin esto primero es imposible.
Con frecuencia no hacemos pequeños cambios porque los resultados no se dan de forma inmediata y eso nos desmotiva.
Cuando seas tentado a pensar que careces de valor, mira a la cruz.
Juan Calvino dijo: “Todo lo malo que veas en mí soy yo mismo; todo lo bueno que veas en mí es Cristo”.
A todos nos guía algo... todos tenemos una razón por la cual hacemos las cosas que hacemos.
No es bueno actuar sin pensar; la prisa es madre del error.
Con ciertos amigos, no hacen falta enemigos, pero hay otros amigos que valen más que un hermano...
Todo lo que sucede, está en control de Dios.
Medita cada pensamiento y acción que pueda perturbar el contentamiento.
El ser humano hace planes, pero la palabra final la tiene el Señor.
Es más fácil refrenarnos al hablar que sanar lo que producimos con nuestras palabras.
El orden puede alcanzar el punto de esterilidad. debemos tener disposición a aceptar la agitación, como el precio del crecimiento.























