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Historias de Galicia que nadie te había contado
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Historias de Galicia que nadie te había contado

Author: Iván Fernández Amil

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Cada semana podrás escuchar aquí mis Historias de Galicia contadas en La Ventana de la Cadena Ser
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El 18 de mayo de 1565 tenía lugar una de las batallas más trascendentales de todos los tiempos: el sitio de Malta. Esta isla, situada al sur de Sicilia, controlaba las rutas comerciales del mar Mediterráneo, además de las que unían la Península Itálica y el Norte de África, lo que provocó el interés del Imperio Otomano, que se disputaba el control de la zona con el Imperio Español de Felipe II. Una flota de 193 naves y 48.000 hombres desembarcó en Malta esperando invadirla en pocos días, pero el Gran Maestre de la Orden de Malta decidió ponérselo difícil con una pequeña guarnición de menos de 2.000 soldados, caballeros y reclutas, mientras esperaban la ayuda internacional. Tras varios improductivos asaltos, los otomanos decidieron abandonar la isla, dejando tras de sí más de 30.000 bajas y el orgullo por los suelos. Un año más tarde, el rey Felipe II envió, en agradecimiento por su valor, una espada y una daga de acero toledano con fornituras de oro y pedrería al Gran Maestre de la Orden de Malta, objetos que, desde entonces, cada 8 de septiembre desfilan por las calles de la capital de la isla. 60 años después de aquella hazaña, una pequeña fortaleza de Pontevedra se enfrentó a piratas otomanos, pero esta pequeña fortaleza no era una instalación militar, ni estaba al cargo de caballeros y soldados. Se trataba de un monasterio repleto de monjes a quienes el rey les había encomendado defender las costas de Galicia con cañones de artillería. Esta es la historia de la gesta de los monjes artilleros del Real e Imperial Monasterio de Santa María de Oia, un lugar que lleva más de 1.000 años protegiendo Galicia.
El 19 de octubre de 1944, cuando la Wehrmacht alemana ya había sido expulsada del sur de Francia, entre 4000 y 7000 guerrilleros cruzaban la frontera con España dando inicio a la denominada Operación Reconquista. La recién creada División 204.ª entró en la península por el Valle de Arán y otras zonas del Pirineo para conquistar parte del territorio español para el gobierno de la República, por entonces en el exilio. Su objetivo era provocar un levantamiento contra Franco obligando a los aliados a liberar España, al igual que estaban haciendo con el resto de Europa. Pero la ofensiva fue repelida por el gran número de efectivos que el gobierno de Franco había trasladado a la zona, entre guardias civiles, policía armada y batallones del ejército de toda la región. El ejército guerrillero logró conquistar varios pueblos y aldeas, alzando la bandera republicana, llevando a cabo mítines antifranquistas en las plazas y controlando durante días parte de la frontera por donde entraron camiones con material y refuerzos. Sin embargo, desbordados por la desventaja numérica y material, nunca llegaron a ser una verdadera amenaza, por lo que finalmente se retiraron. El repliegue concluyó el 28 de octubre, cuando los últimos combatientes atravesaron la frontera francesa sin haber llegado a ver el ansiado levantamiento. Pero muchos guerrilleros siguieron en España luchando por un gobierno legítimo que ya no les apoyaba. Uno de ellos fue un lucense que estuvo 20 años en el monte y que acabó sus días siendo el último guerrillero antifranquista de España en morir con las botas puestas: Jose Luis Castro Veiga, O Piloto.
El 4 de julio de 1776, los representantes de las 13 colonias británicas en Norteamérica firmaban la Declaración de Independencia, un documento que reconocía a Estados Unidos como nación. Pero 83 años después, todavía existían algunas zonas fronterizas donde los límites no estaban del todo claros. Uno de estos puntos conflictivos se encontraba frente a Vancouver, en un pequeño archipiélago que ambas naciones consideraban suyo. En 1859, soldados británicos tomaron las islas para usarlas como rancho de ovejas y poco después un grupo de colonos estadounidenses también se instalaron allí. El 15 de junio, uno de los colonos mató a un cerdo de los británicos, lo que acabó provocando que solicitaran protección militar ante el temor a la venganza inglesa. El 10 de agosto de 1859, 461 estadounidenses con 14 cañones se atrincheraron sitiados por cinco buques de guerra británicos con más de 2.000 hombres. Y aunque el gobernador británico dio la orden de asaltar la isla, fue desobedecida por el almirante de la flota, asegurando que sería estúpido que dos grandes naciones comenzasen una guerra por un maldito cerdo. A lo largo de la historia encontramos multitud de estúpidos y ridículos motivos por los que las guerras se inician, pero quizá uno de los más idiotas fue el que inició la conocida como Guerra del Asiento: una oreja cortada por un gallego a un indeseable y despreciable contrabandista.
El 31 de marzo de 1808 una espada era sacada de su lugar de reposo en la Armería del Palacio Real de Madrid. Su portador la situó sobre una bandeja de plata y la cubrió con un paño de seda rojo con flecos de oro. Acompañada por una amplia escolta armada, fue trasladada al alojamiento donde se encontraba Joaquín Murat, gran duque de Berg, mariscal de Francia y futuro rey de Nápoles, un noble y militar francés al servicio de su cuñado, Napoleón Bonaparte, quien había pedido al rey de España, Fernando VII, la entrega de esta legendaria arma. Se trataba de una espada ceremonial rematada en oro y esmalte que había permanecido en la colección real española durante 283 años y que era parte del botín de guerra de una de las batallas más épicas del imperio español, la batalla de Pavía, en la que un gallego había capturado al mismísimo rey de Francia, Francisco I, motivo por el cual tenía un significado tan especial para Napoleón Bonaparte. Hoy os cuento la historia de aquel caballero gallego, que hace 500 años, capturó al rey de Francia para el emperador Carlos I: Alonso Pita da Veiga.
El 3 de julio del año 997, Abu Amil Muhammad ben Amir al-Ma Afiri, un nombre que aterrorizó a toda una civilización y que quedaría grabado para siempre en la historia universal, Almanzor, iniciaba su expedición contra Santiago de Compostela, dispuesto a acabar de una vez por todas con la osadía de los cristianos atacando el corazón de todos los reinos ibéricos y el mayor santuario de la cristiandad en Europa. El 10 de agosto llegó a Santiago de Compostela, una ciudad sin habitantes, vacía y abandonada ante el pánico por las noticias de su llegada. La ciudad fue saqueada sin resistencia alguna durante una semana, arrasada hasta los cimientos e incluso Almanzor dio de beber a sus caballos en la pila bautismal de la iglesia del Santo Sepulcro. Nada quedó en pie excepto una cosa: la tumba del apóstol. Cuando el musulmán llegó al sepulcro, se encontró allí con un viejo monje custodiándolo, el único cristiano que había permanecido en Compostela para proteger los restos del apóstol y cuya fe y valentía fueron respetadas por el caudillo. Aquel viejo monje era nada más y nada menos que el obispo de Santiago de Compostela, un personaje histórico de extraordinario valor para toda la cristiandad. San Pedro de Mezonzo.
El 7 de agosto de 1959, la NASA lanzaba al espacio desde cabo Cañaveral el satélite Explorer 6. Su misión principal era la de monitorizar la radiación de la atmósfera terrestre, pero tenía otros objetivos, entre ellos, tratar de obtener la primera fotografía de la Tierra desde el espacio exterior. El 14 de agosto obtuvo una instantánea de una estación de la NASA en Hawái mientras se encontraba a unos 27.000 kilómetros de altura sobre México, en uno de los grandes hitos en la historia de la exploración espacial. Aquella fotografía, que tardó 40 minutos en llegar a la Tierra, sería la primera de muchas que se necesitarían para cartografiar casi todos los rincones del planeta con una exactitud milimétrica. 125 años antes, un gallego junto a un caballo, un cuaderno, unos cuantos instrumentos y 17 años de su vida, logró realizar el primer mapa topográfico científico de la historia de España utilizando métodos y mediciones matemáticas. Este gallego dibujó un mapa con una precisión que no conseguiría superarse hasta que el ser humano comenzó a enviar satélites al espacio como el Explorer 6. Esta es la historia de Domingo Fontán, el matemático que logró redactar, hace casi 200 años, una obra adelantada a su tiempo: la Carta Geométrica de Galicia.
La Gran Depresión se originó en Estados Unidos a partir de la caída de la bolsa de valores de Nueva York, el martes 29 de octubre de 1929, y rápidamente se extendió por todos los países del mundo trasmitiendo la inseguridad y el miedo, provocando la caída de la renta nacional, los ingresos fiscales, los beneficios empresariales y los precios. El comercio internacional descendió más de un 50 % y el desempleo en los Estados Unidos aumentó hasta el 25%. Esta situación provocó que los ciudadanos cambiaran sus hábitos de gasto y ahorro, algo de lo que se percató el tendero neoyorquino Michael Cullen. Los compradores acudían a las tiendas de barrio para conseguir los mejores precios; sin embargo, se trataba de locales muy pequeños en los que eran atendidos uno a uno por los comerciantes, formándose colas que duraban varias horas. Fue así como se le ocurrió la idea de abrir una tienda mucho más grande donde poder vender cualquier tipo de producto, ofrecer mayores descuentos al poder almacenar grandes cantidades y que los clientes se sirvieran ellos mismos, creando el concepto de autoservicio. De esta manera, el 4 de agosto de 1930 abrió sus puertas en Queens, Nueva York, el primer supermercado del mundo: “King Kullen”. Seis años después ya contaba con 17 supermercados y facturaba alrededor de seis millones de dólares anuales. Unos años más tarde, un hombre decidió que podía salvar un ruinoso supermercado de Pontevedra en el que trabajaba como carnicero, a pesar de que no tenía ni idea de cómo cortar un filete. No solo lo consiguió, sino que su legado sería uno de los mayores imperios de la alimentación tanto en Galicia como en España: Supermercados Froiz.
El 12 de abril de 1931 se celebraron elecciones municipales en España. Los partidos monárquicos estaban tan convencidos de que lograrían una victoria absoluta, pero no fue así. Las candidaturas republicanas ganaron en 42 de las 50 capitales, la primera vez en la historia de España en que un gobierno era derrotado en unas elecciones. En Madrid, los concejales republicanos triplicaban a los monárquicos, quienes no lograron ganar en ningún distrito, y en Barcelona los cuadruplicaban. A las diez y media de la mañana del día siguiente, el presidente del gobierno se dirigía a entrevistarse con el rey, Alfonso XIII. Preguntado por los periodistas sobre si habría crisis de gobierno, contestó: “¿Qué más crisis desean ustedes que la de un país que se acuesta monárquico y se despierta republicano?”. El 14 de abril se proclamó la Segunda República y el rey abandonó España ese mismo día. La República pasó por varias etapas, pero la entrada de la derecha en el gobierno provocó una huelga general revolucionaria y que Cataluña se declarase independiente. Este ejemplo sirvió para que una pequeña isla gallega también decidiera proclamar su autonomía: la República Federal da Illa de Arousa.
En agosto de 1800, Napoleón Bonaparte alzó su copa y brindó "por los valientes ferrolanos", que acababan de vencer a los invasores ingleses en la conocida como Batalla de Brión. Toda Galicia festejaba aquella inesperada y sorprendente victoria sobre el mayor enemigo español de aquella época. Lo que el futuro emperador no se imaginaba era que aquellos mismos batallones de Marina que habían vencido a los británicos, y que formaban parte del Tercio Norte de Ferrol, le derrotarían en la Batalla de Toulouse catorce años después, poniendo fin a una larga guerra que había comenzado con la sublevación del pueblo de Madrid el 2 de mayo de 1808. El 28 de marzo de 1809, Vigo se convertía en el primer lugar de Europa en expulsar a los ejércitos napoleónicos de una plaza conquistada y desde la ciudad olívica se organizó parte de la ofensiva que expulsaría de Galicia al ejército imperial de Bonaparte. Lo que inicialmente había sido un paseo militar se transformó para Napoleón en uno de sus mayores infiernos, pero cuando se dio cuenta ya era demasiado tarde. Por toda Galicia, la población civil se enfrentó a los franceses con lo que tenían a mano, mostrándole a Napoleón que los gallegos jamás se rendirían. Uno de esos lugares era el puente de Cruzul.
El 17 de agosto de 1936, con 33 años, fue asesinado uno de los intelectuales más relevantes de la historia de Galicia, Alexandre Bóveda. El que había sido uno de los motores del Partido Galeguista, del Estatuto de Autonomía y una de las figuras más representativas de la defensa nacional de Galicia, fue uno de los primeros represaliados por el franquismo en esta comunidad. Fue detenido el 20 de julio de 1936, lo sometieron a un procedimiento sumario pocas semanas después y lo condenaron a muerte el 14 de agosto por un delito de traición. Tres días después, lo ataron a un árbol en Poio, Pontevedra, y pidió que su ataúd fuese rodeado con la bandera gallega, pero ni eso le concedieron. Tras su ejecución, uno de sus amigos corrió hacia su cadáver y metió en su chaqueta la bandera por la que había muerto. Años después, su hija comenzó a ver a un hombre que pasaba por delante de su casa todos los días. Cuando la madre fue a averiguar quién era aquel hombre, prohibió a la niña volver a jugar sola a esas horas. Aunque se cree que no había tenido nada que ver con la muerte de Bóveda, su viuda sabía quién era y lo que había representado para Galicia. Era una psicópata y asesino en serie que había matado personalmente a decenas de personas por tener una ideología política diferente a la suya, amparado por la guerra civil y los golpistas: Víctor Lis Quibén.
Nos gusta creer que los libros de historia cuentan la verdad indiscutible sobre el pasado, pero no es así en absoluto. Una de las grandes mentiras de la historia es la de cómo Inglaterra se convirtió en un imperio tras derrotar a la Armada “Invencible” española en 1588. Los libros ingleses cuentan que Felipe II de España envió su enorme armada de barcos para invadir Inglaterra y devolverla a la fe católica pero fue derrotado por la pequeña y valiente armada inglesa pese a todas las adversidades. La tradición en las islas cuenta que el pirata Francis Drake, vicealmirante de la flota inglesa, se encontraba jugando a los bolos en Plymouth cuando fue avisado de la llegada de la flota española. “Tenemos tiempo para acabar la partida. Después, daremos una paliza a los españoles”, afirmó. Pero la vergonzosa verdad fue otra. Toda Europa sabía que la Armada Española se dirigía a Inglaterra, pero, aun así, el grueso de la flota de guerra inglesa fue sorprendida en puerto y sin la artillería preparada. Los barcos de Felipe II, bautizados después con intención burlesca como “la Armada Invencible”, no fueron hundidos por los ingleses, sino por las malas decisiones del comandante español, el duque de Medina-Sidonia. Lo que pocos saben es que hubo una “Segunda Armada Invencible” y que, de nuevo, los elementos, acabaron con ella. Este desastre naval se convirtió en el mayor naufragio conocido de la historia de Galicia.
Hoy no vamos a contar una historia de Galicia, hoy vamos ahablar de algo que me hace mucha ilusión, mi nuevo libro: “INNOVADORES. 50 historias que hicieron historia”.Un libro editado por Ediciones B, en el que os cuento historias de personas que fracasaron y que, aun así, siguieron adelante. Personas a las que llamaron locas, raras o inútiles y que, a pesar de todo, acabaron transformando el mundo. Este libro, que sale a la venta este jueves día 10 y que ya puedes comprar aquí, https://amzn.to/3ZLjYDr, no es un libro de fórmulas mágicas ni de frases de autoayuda. Es unhomenaje a los que se equivocaron, a los que insistieron y a los que cambiaron las cosas. Es un libro que soñé escribir toda mi vida, porque creo que a veces, lo único que necesitamos, es que alguien nos recuerde que es posible. Y así lo demuestran algunas de las historias que hoy os cuento en el pódcast.Gracias por convertir esta aventura en un éxito y por estar siempre ahí.
A unos centenares de kilómetros de las costas de Galicia, en la conocida como Fosa Atlántica, fueron depositados durante décadas más de 140.000 toneladas de residuos nucleares. Entre 1949 y 1982, ocho países vertieron sus residuos radiactivos allí: Holanda, Francia, Gran Bretaña, Bélgica, Alemania, Italia, Suiza y Suecia, convirtiéndola en un gran cementerio nuclear. Hasta que Greenpeace pidió ayuda a Galicia. En una misión desesperada, en Alta Mar y con medios precarios, 3 buques gallegos fueron los “culpables” de la moratoria de residuos que se abrió en 1982, que fue el germen del ecologismo en nuestro país y origen de Greenpeace España. Esta es la historia de los gallegos que se enfrentaron, con barcos de madera, a las potencias mundiales, para que dejaran de envenenar el océano Atlántico.
A las 14:50 del 1 de octubre de 1946 se iniciaba la última sesión de los Juicios de Núremberg, un proceso penal contra 24 altos cargos de la Alemania nazi acusados por los crímenes cometidos durante la Segunda Guerra Mundial en nombre del Tercer Reich. El Palacio de Justicia de Núremberg fue el elegido para albergar este proceso por razones simbólicas, ya que había sido el mismo lugar donde 10 años antes se habían promulgado las Leyes de Núremberg, una serie de normas antisemitas y racistas. Tras 314 días, en los que se escuchó a 240 testigos y se leyeron 300.000 declaraciones, el tribunal dictó varias condenas a muerte, de prisión y absoluciones. Más de 250 periodistas se desplazaron para cubrir la actuación del Tribunal Militar Internacional, instalando su base de operaciones en el castillo de los condes Faber-Castell. Solo tres españoles cubrieron los juicios de Nuremberg, entre ellos un gallego que acabaría convirtiéndose en una de las figuras más importantes del periodismo del siglo XX. Un ourensano que conoció el nazismo, la Inglaterra de Churchill, los Estados Unidos de Eisenhower, que fue condecorado con la Orden del Imperio Británico, que se cree que trabajó para los servicios secretos engañando a Hitler y que fundó una granja cuya marca lleva el nombre de Galicia y su calidad por todo el mundo: Casa Grande Xanceda. Esta es la historia de Augusto Assía.
Las primeras evidencias de la navegación a vela pueden encontrarse en las primeras grandes civilizaciones. Se han hallado embarcaciones a vela en tumbas egipcias que datan del año 3.200 antes de Cristo y existen pruebas de que los sumerios también las usaron para navegar por el Tigris y el Éufrates en la misma época, así como en China, unos 500 años más tarde. El primer material que se utilizó para las velas de estas embarcaciones fue el papiro, ya que crecía de forma abundante a las orillas del Nilo, aunque con el tiempo se fue sustituyendo por opciones más adecuadas, ya que cuando se mojaba perdía propiedades. La creación de la vela fue el acontecimiento más importante en la historia de la navegación y por ello se dedicaban ingentes recursos para su fabricación y mejora. Las fábricas de velas solían estar situadas en lugares fortificados y bien defendidos, ya que su control era imprescindible para el funcionamiento de las flotas de guerra de cada país. En el siglo XVII, un par de empresarios de Flandes decidieron que un pequeño pueblo gallego de pescadores sería el lugar perfecto para levantar su fábrica de velas. Llegó a ser un imperio textil tan importante que desde Inglaterra se transmitieron quejas formales a España y se llegó a producir el primer caso de un asesinato industrial cometido en nuestro país. Esta es la historia de la Real Fábrica de Jarcia y Lona de Sada, el imperio textil que asombró a Europa.
En el siglo III antes de Cristo, el sucesor de Alejandro Magno, Ptolomeo I, dio orden de construir en la isla de Faros, frente a la ciudad de Alejandría, un faro de grandes proporciones y dimensiones que sirviera de referencia a los navegantes del Mediterráneo. Con sus 150 metros de altura, fue durante siglos fue una de las estructuras hechas por el hombre más altas del planeta, identificada por Antípatro de Sidón como una de las siete maravillas del mundo. Su importancia fue tan vital para la navegación que era conocido como la Luz del Mediterráneo, gracias a un espejo que durante el día reflejaba la luz del sol y por la noche la de una hoguera. Durante más de diez siglos fue un símbolo y una referencia para los marineros y navegantes, hasta que un seísmo lo derribó en el siglo XIV. Sus restos todavía yacen hoy en las aguas del puerto, e incluso en la zona costera se puede admirar una parte de la que fue su puerta de entrada. En Galicia también tenemos un faro legendario, la Torre de Hércules, el faro romano en funcionamiento más antiguo del mundo, pero quizá uno de los que más vidas ha salvado desde que su construcción es el faro de Cabo Vilán, el primer faro eléctrico de la historia de España, cuyo nacimiento se debió a uno de los mayores naufragios de la Costa da Morte, el del crucero de la Marina Real británica HMS Serpent, una tragedia que cambió para siempre la seguridad marítima mundial.
En mayo de 1939, Bob Kane y Bill Finger publicaban “El caso del Sindicato Químico” en el número 27 de la revista Detective Cómics (DC Cómics). Se trataba de la primera aparición en sociedad de un millonario justiciero, Bruce Wayne, quien, disfrazado de murciélago, impartía justicia en la ciudad de Gotham y al que llamaron “The Bat-man”. Kane se basó en el personaje de la película “La marca del Zorro”, de 1920, interpretada por el actor Douglas Fairbanks, para dotar a su propio personaje con algunas de sus cualidades. Al igual que Batman, el Zorro también tenía una identidad secreta, Don Diego de la Vega, ambos vestían de negro, eran millonarios gracias a sus padres, ocultaban su rostro tras una máscara o un antifaz y luchaban contra las injusticias. Para concebir el personaje del Zorro, su creador se había basado en un personaje real, un irlandés que había sido corsario, capitán de los tercios, espía, revolucionario e impostor, llegando a hacerse pasar por hermano de Felipe IV. Aquel hombre, que tomaría el nombre de Guillermo Lombardo de Guzmán, no solo inspiró al Zorro, Batman o Superman, sino que es considerado uno de los precursores de la independencia de México. Esta es la historia de un superhéroe que estudió en Galicia: William Lamport.
Entre los años 249 y 251, en Roma se trató de imponer culto al emperador Decio. Durante su reinado, el emperador visitó la ciudad anatolia de Éfeso, donde exigió a la población realizar un sacrificio a los dioses paganos, una petición a la que se resistieron siete jóvenes nobles. Decio les dio tiempo para reflexionar y partió esperando que a su vuelta hubieran renegado del cristianismo o, de lo contrario, serían ejecutados. Los siete jóvenes decidieron donar todas sus posesiones a los pobres y se escondieron en una cueva, donde fueron descubiertos mientras dormían por soldados romanos, quienes taponaron la boca de la cueva para que muriesen en su interior. Sin embargo, los jóvenes siguieron durmiendo sin despertar ni sufrir hambre, sed o frío. Durante el reinado de Teodosio II, entre los años 408 y 450, el Imperio ya había abrazado el cristianismo, y un hombre ordenó abrir la cueva de los durmientes para usarla como establo. Pero para su sorpresa, los muchachos despertaron creyendo que seguían en la época de Decio. Los Siete durmientes, también conocidos como Durmientes de Éfeso fueron canonizados tanto por la Iglesia católica como por la ortodoxa. De esta leyenda hay testimonios escritos en, al menos, nueve lenguas medievales y se conserva en más de doscientos manuscritos. Lo que pocos saben es que un evento similar ocurrió en Galicia, en los montes de Meis, en la provincia de Pontevedra. Allí, un antiguo caballero de la corte de Alfonso VII y fundador del monasterio de Armenteira, estuvo 200 años dormido: Ero de Armenteira.
Marco Gavio Apicio fue un delicado y glotón romano del siglo I de nuestra era que invirtió ingentes sumas de dinero en conseguir los más refinados manjares y elaborar las recetas más complicadas y codiciadas de todo el Imperio. A él se le atribuye la invención del foie gras a partir del hígado de gansos alimentados con higos y también se le adjudica la autoría “De re coquinaria” un recetario en latín (que realmente es una obra del siglo IV) que enseña trucos culinarios para reutilizar las sobras o para preparar platos similares con complejidad y costes diferentes. A este romano también se le atribuye la primera descripción del "tyropatina", el primer flan de la historia, cuyo origen se encuentra en los griegos y fenicios y que en aquella época no era dulce, sino que se le añadía pimienta en vez de azúcar y acompañaba a las comidas saladas. En la Edad Media, el "tyropatina" se convirtió en un plato muy popular durante la Cuaresma, período en que estaba terminantemente prohibido comer carne, aunque pocos podían cocinarlo, ya que los huevos eran escasos y caros, y comenzó a elaborarse una variante dulce, siendo bautizada como “flado”. Tiempo después, en Francia y España, esta variante dulce comenzó a servirse como postre invertido y con una salsa de caramelo, tal como lo conocemos ahora, y pasó a llamarse “flan”. Pero este milenario plato alcanzó su mayor éxito cuando un ingenioso gallego diseñó a mediados del siglo XX una receta que lo hizo asequible para todos los bolsillos y fácil de elaborar, convirtiéndolo en el postre de todo un país. Gracias a su creación, este emprendedor construyó un imperio que perdura hasta nuestros días. Así fue como José Ferro Rodeiro pasó de fabricar el flan chino mandarín a crear Plásticos Ferro y convertirse en el rey gallego del plástico.
En 2019, un equipo de arqueólogos realizaba un extraordinario descubrimiento en un yacimiento en Zambia: la estructura de madera más antigua jamás encontrada. Datar estas piezas de madera no fue sencillo, teniendo que emplear una técnica para medir la radiactividad natural de los minerales que la cubrían, para determinar cuándo había estado expuesta a la luz solar por última vez. Así fue como dataron la estructura en 476.000 años. Si tenemos en cuenta que los primeros fósiles de Homo sapiens datan de hace 300.000 años, este descubrimiento sugiere que una especie mucho más antigua comenzó a utilizar herramientas mucho antes de lo que se creía, utilizándolas para dar forma y unir dos grandes troncos formando una estructura que, probablemente, componía los cimientos de una vivienda. Desde tiempos muy remotos, la madera es y ha sido vital para nuestra civilización, ya que nos ha permitido resolver múltiples necesidades, desde darnos abrigo, hasta permitirnos construir vehículos u obtener energía. Por este motivo, la industria maderera es clave para cualquier país y por eso, hace más de un siglo, un hombre decidió crear una industria que no existía en Galicia y que revolucionaría el sector. Aquel hombre era Manuel García Cambón y su sueño se llamaba Financiera Maderera SA, FINSA.
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