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Iglesia Bíblica Gracia Verdadera
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Author: Iglesia Bíblica Gracia Verdadera
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© Iglesia Bíblica Gracia Verdadera
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Predicaciones y estudios bíblicos desde la Iglesia Bíblica Gracia Verdadera, en Caguas, Puerto Rico. Enseñamos la Biblia expositivamente libro por libro, dejando que sea Dios quien nos hable por medio de las Escrituras.
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Dios quería demostrarle a Jonás en esta lección que Él es bondadoso pero también es severo. Cuando vemos la calabacera, representa la bondad de Dios. Jonás hizo una enrramada, y Dios en su bondad, preparó una calabacera para que le hiciera sombra. No solo presenta la bondad, sino también la salvación y la liberación.
La misericordia de Dios no solo restaura al siervo caído, al profeta caído, sino que también alcanza al pecador perdido, mostrando así las perfecciones de su gracia soberana.
Cuando el creyente clama desde lo más hondo del quebranto, Dios oye su oración, perdona su pecado y restaura su propósito.
Dios en su soberanía perfecta y su inmensa misericordia, usa aun nuestra desobediencia para cumplir sus propósitos eternos, persiguiendo, disciplinando y salvando aun al más vil de los pecadores, a través de Cristo, que es el verdadero y el mejor Jonás.
El creyente verdadero persevera hasta el fin, no por su propio mérito, sino porque Dios lo preserva, Cristo lo guarda y el Espíritu Santo lo sella para la eternidad.
¿Él salvará a quién? A su pueblo de sus pecados. Eso es redención particular. Dios desde antes de la fundación del mundo, escogió a un pueblo para sí mismo, y se lo entregó a su Hijo para que Él muriera por esos que eligió, y les asegurara la salvación y les asegurara la vida eterna.
Sin la elección soberana, en la masa de la humanidad muerta en pecado, nadie vendría a la salvación. Ni una sola persona en el mundo entero hubiese sido salvo.
Como el hombre está radicalmente depravado, solamente la gracia soberana de Dios en Cristo puede darle vida, luz y salvación.
Al llegar al final de la serie sobre el Evangelio según Lucas, aprenderemos que como discípulos del Señor somos afirmados y bendecidos con su paz a través de creer en Su resurrección corporal, abriéndose nuestro entendimiento a las Escrituras para ser testigos de Él.
Juan Calvino dijo: La Escritura debe ser interpretada siempre con referencia a Cristo, porque en Él encuentra su centro y su cumplimiento.
Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras. Fue sepultado y resucitó al tercer día. Si no hay resurrección de los muertos, tampoco Cristo resucitó. Y si Cristo no resucitó, vana es entonces nuestra predicación.
En la cruz se encuentran la santidad de Dios y su amor infinito para abrirnos el camino hacia la vida eterna. Miremos la cruz no solo como espectadores lejanos, sino como pecadores que hemos sido alcanzados por esa obra perfecta. En este mensaje la idea central es que Jesús es el Mesías y Rey verdadero, que con su muerte en la cruz del calvario perdona a los pecadores, otorga salvación a los culpables y con su obediencia perfecta al Padre abre el camino hacia la vida eterna.
La oración ferviente de Cristo ante el sufrimiento, ante el getsemaní, revela su obediencia perfecta a la voluntad del Padre y expone el fracaso del hombre ante la tentación o en circunstancias similares.
A pesar de que Jesús conoce las limitaciones y los pecados de sus discípulos, las áreas con las que tenemos que trabrajar, Él muestra gracia y misericordia hacia nosotros, porque lo que Él quiere es restaurarnos. A pesar de los pecados y de las faltas que tenemos nosotros los seguidores de Jesús, Él nos los muestra y quiere que trabajemos con ellos, pero su voluntad es restaurarnos y luego prepararnos para enviarnos.
Cristo es nuestro cordero pascual y su muerte inauguró el nuevo pacto, el pacto eterno con su pueblo. Dios, quien es fiel, ha provisto en su Hijo Jesucristo el cordero pascual perfecto, y nos invita a sentarnos con Él en su mesa, para recibir perdón, comunión y esperanza.
Hay el peligro dentro de la iglesia de que la religión también traiga ceguera, frialdad y apatía. Que nos desviemos del llamamiento santo por el cual Jesús nos ha salvado. Hay peligro de caer en el estado de religiosidad. Si esa fue la condición de los principales sacerdotes, de los dirigentes de la nación, entonces nosotros no estamos exentos.
La profecía de Jesús en Lucas 21 lo que revela es que Dios es soberano sobre toda la historia de la humanidad, tanto para bendecir como para hacer juicio sobre las naciones; y que llama a su pueblo al discernimiento en la tribulación y demanda fidelidad en cualquier era y época en que vivamos.
Responder al llamado de Jesús requiere dejar de lado el orgullo, dejar de lado las autoindulgencias. Estas actitudes nos mantienen en control y comodidad, impidiéndonos obedecer. Pero la cruz destruye toda arrogancia. ¿Cómo puede alguien ser orgulloso ante el sacrificio de Cristo? El evangelio revela que somos grandes pecadores necesitados de un gran Salvador. Y ese Salvador es Jesús.
La resurrección de entre los muertos no es meramente una doctrina. Esto está encarnado en la persona de Cristo, quien es perfecto Dios y perfecto Hombre. ¿Por qué está encarnado en la persona de Cristo? Porque Jesús dijo: "Yo soy la resurrección y la vida".
Sométase toda persona a las autoridades que gobiernan, porque no hay autoridad sino de Dios, y las que existen, por Dios son constituidas. Cuando obedecemos, y nos sometemos a las autoridades que Dios ha puesto, estamos obedeciendo a Dios, cuando no lo hacemos, estamos desobedeciendo a Dios.









