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De Ulm a Cádiz
De Ulm a Cádiz
Author: Javier Cañada
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© Javier Cañada
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La ciencia ficción y el diseño tienen mucho en común: una propone, el otro dispone. Reflexiones y relatos, de Javier Cañada, entorno al diseño, el tiempo y las relaciones íntimas entre personas y máquinas.
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28 Episodes
Reverse
El cielo sobre el parking es de un color degradado y mal comprimido.Debajo, decenas de Dayvans buscan, fatigadas, un lugar donde pasar la noche hasta la próxima salida de sol.Baterías pequeñas, recicladas de viejos electrodomésticos para calentar un cazo de sopa, una manta eléctrica, lo justo para superar la humedad de otra noche costera.Son muchos. Millones. Cuando les preguntas, siguen nombrando sus viejas profesiones: consultor, arquitecta, ingeniero, contable… Gente de análisis o de gestión, profesiones de cálculos y palabras. Sus manos aún recuerdan la posición de cada letra. Pero ya no hay teclados. Ni contabilidad, ni ingenieros ni gestión. Malviven en un mercado que les contrata por horas, entrenando modelos nicho para tareas poco rentables, donde los ciclos de computación son más caros que la mano de obra humana.Nadie predijo su caída, porque no fue repentina. Primero dejaron de ser imprescindibles, después dejaron de ser rentables. Por último, dejaron de ser propietarios.En 2039, el gobierno les autorizó a vivir en el asfalto: mejor nómadas que sintecho. Lo llamaron residencial motriz.Ahora ocupan aparcamientos, rotondas y carriles de autopista, expulsados de los cascos urbanos, esperando a que el sol les devuelva tracción para seguir rodeando la ciudad o cruzando secundarias a sesenta por hora.Por veinte mil créditos tienes una Dayvan reacondicionada con lo básico: cama, ducha, retrete y una nevera pequeña. Todo bajo un techo de fotocélulas que hay que limpiar a menudo porque tiende a acumular polvo.Ya no hay áreas de servicio, sólo zonas de vaciado que huelen a excrementos y desinfectante industrial. Un robot reemplaza depósitos de aguas negras llenos por otros vacíos por unos pocos créditos o a cambio de visionado de anuncios. Llegas, sitúas la Dayvan sobre el foso y todo ocurre desde debajo.Al principio había variedad de modelos, pero ahora todos habitan la misma Dayvan: fabricada por una marca paquistaní, austera, fácil de reparar y con abundancia de recambios. Todas de color naranja, por ley.Entre ellos, se reconocen por los detalles: una planta en el salpicadero, un pañuelo asomando por la ventanilla, el color de las luces interiores…. Hay normas no escritas: no hacer ruido, no preguntar demasiado… Compartir electricidad cuando se puede. Avisar si viene una inspección.Y en ese contexto, de la nada, surge algo especial: un momento, una celebración. Alguien anuncia que ha nacido un niño, que se casa con su pareja o que ha superado la enfermedad. El motivo es lo de menos. La gente entiende el código.Ocurre sin guión, todos saben lo que hacer: Cada Dayvan se conecta en serie a la de al lado. Se crea una red improvisada. Durante una hora hacen lo mismo: ceden energía. Baterías humildes, fatigadas, juntas, sosteniendo algo colectivo.Las luces de las vans parpadean. Alguien pone música desde un altavoz viejo. Los niños salen primero; celebran descalzos sobre el asfalto, felices, sin entender nada.Cientos de watios llegan, atravesando vehículos y cables, hasta la Dayvan de los afortunados: para un baño caliente, para hornear un bizcocho o para que la música suene fuerte. El resto baila afuera. Durante esa hora el gasto no importa.Sería tirar la casa por la ventana… pero no hay casa.Romperse la camisa, darlo todo… cuando ‘todo’ son unos gramos de litio.Al terminar, todo se apaga.Duermen hasta que vuelve la luz.Mañana rodarán otra vez.Mientras puedan moverse, seguirán vivos.Mientras puedan celebrar algo, seguirán siendo humanos.FIN----Escribo historias sobre el tiempo, las formas en que lo percibimos y lo que nos ocurre cuando alguien lo manipula o lo simula. Mnemosyn fue mi primera novela corta; le han seguido Santa Olalla y Murchison. Ahora estoy terminando Wei, un thriller especulativo donde se cruzan espionaje, amor y física cuántica.Suscríbete a De Ulm a Cádiz si deseas recibir más relatos y reflexiones entre el tiempo, el diseño, la tecnología y las personas. This is a public episode. If you would like to discuss this with other subscribers or get access to bonus episodes, visit www.deulmacadiz.com
En Memótico, el audiorelato que compartí hace unos días, hay un principio cognitivo que da hondura al conflicto: nuestras vivencias se almacenan junto a las emociones que nos provocaron. Emoción y recuerdo son —como dice el narrador— una molécula indivisible en la memoria.Entender esta idea cambia la manera de diseñar, especialmente para quienes venimos de la escuela funcionalista y utilitaria centroeuropea —Quienes ‘nacimos’ en Ulm, ya me entiendes.En el relato, una familia debe decidir entre entregar la memoria del difunto padre al Estado —para alimentar lo que llaman el ‘Común’— o alquilársela a la empresa donde trabajó durante años, para que dé mirada y experiencia a un procesador de IA. Eso lo convertiría en un Memótico: un empleado híbrido, con cognición de IA y criterio humano. En lenguaje de la calle, un humabot.No voy a desvelar lo que ocurre: son apenas siete minutos de audio. Lo que sí diré es que hay un antes y un después de comprender esa idea sencilla: recordamos sólo lo que nos ha emocionado.Es causalidad pura: si emociona, se recuerda.Y el recuerdo es uno de los pilares de la relevancia de marca. Por tanto, la clave de una marca —o del diseño, si prefieres— no está en resolver una necesidad, sino en cómo la resuelves.Nadie recuerda la marca de su aire acondicionado, de su plancha o de su lavadora porque todas hacen lo mismo de la misma manera. Hasta que uno se diferencia: la lavadora que, al terminar, reproduce una melodía amable. Uy: ¡eso es distinto! Un gesto pequeño, un guiño brevísimo, una recompensa sonora, un audícono, como los llama Javier S. Quirós. Y de pronto la lavadora despierta algo. Quizás no sea emoción, tal vez apenas una sensación, pero ya es algo.¿Por qué ya no nos importan los coches nuevos? ¿Porque todos son iguales? ¿Porque… han dejado de evocar? El 90% de los modelos actuales es genérico: formas parecidas, colores similares… No son agresivos, ni simpáticos, ni clásicos, ni futuristas. No nos diferencian, nos igualan. Son… neutros. Ya no buscan provocar nada; sólo resolver.Le Corbusier no hablaba de hogares, sino de máquinas de habitar. Para él, la vivienda era un reto técnico, no humano. Los coches son ya lo mismo: máquinas de desplazarse, artefactos para resolver la necesidad motriz. Se han convertido en aparatos de aire acondicionado o —como le leí a alguien en twitter— en air fryers.En ficción, la emoción lo es todo. La emoción es la que hace el relato. La literatura sin emoción es transcripción.Lo mismo le ocurre al diseño: la utilidad sin emoción es... ingeniería. El reto es técnico y se resuelve optimizando recursos.No tengo nada contra la ingeniería del diseño, ojo. Los formularios, los procesos, lo transaccional, los sistemas, el registro de datos, la optimización… Todo útil. Todo necesario.La utilitas.El territorio de la máquina.El el arco del triunfo por el que la IA está entrando en nuestra profesión.Y no pasa nada: aceptémoslo. De hecho, que la IA se trague esa parte del diseño es una buena noticia. Así quienes nos dedicamos a esto, podemos centrarnos más en lo que nos hace únicos y humanos: el delectum, la emoción, el relato... Y la memoria.¿Lo entiendes ahora?En el relato está el futuro del diseño, porque en la emoción está la memoria.Memoria es relevancia.La ficción es la forma superior de diseño. Me han hecho falta veinticinco años diseñando y dos escribiendo para entenderlo.En la evocación y la emoción está nuestro sentido.Fuera de ellas, la irrelevancia.FINSi no escuchaste memótico, te dejo aquí el audiorelato. No dudes en compartirlo si te gusta.Escribo historias sobre el tiempo, las formas en que lo percibimos y lo que nos ocurre cuando alguien lo manipula o lo simula. Mnemosyn fue mi primera novela corta; le han seguido Santa Olalla y Murchison. Ahora estoy terminando Wei, un thriller especulativo donde se cruzan espionaje, amor y física cuántica.Suscríbete a De Ulm a Cádiz si deseas recibir más relatos y reflexiones entre el tiempo, el diseño, la tecnología y las personas. This is a public episode. If you would like to discuss this with other subscribers or get access to bonus episodes, visit www.deulmacadiz.com
Me llamo Daniel y estoy muerto. Sin embargo, te hablo desde mi puesto de trabajo, el mismo que he ocupado en los últimos diez años de vida física.Fallecí hace exactamente dos meses. Un atragantamiento de lo más absurdo y pum, al otro barrio.Mi familia ha quedado en una situación difícil tras mi muerte. Una viuda con un trabajo mal pagado y tres hijos, dos de ellos aún viviendo en casa.Al morir, mi memoria quedó intacta. Eso abrió una posibilidad interesante para ellos: vender mis recuerdos al gobierno o a la empresa donde he trabajado media vida.Mi mujer ha convocado a toda la familia para cenar juntos y decidir la mejor opción.Ha cocinado durante varias horas: puchero, mi plato favorito. Creo que lo ha hecho por mí. La he estado observando desde la domótica de la casa: cortando la zanahoria, los cristales empañados y ese vaho salado llenando la cocina y ambientando la casa. Esta parte no la puedo comprobar desde las cámaras, pero vive en mi memoria. Vuelvo a menudo a ese recuerdo.Han llegado todos puntuales: la mayor y su marido han traido un pastel de postre. El mediano y la pequeña ya estaban el casa.Mi yerno interviene el primero:—Antes de decidir donar su memoria al Común, deberíamos considerar la oferta de la empresa. Lo sabéis ¿No? Han llamado a vuestra madre con una propuesta muy buena. Se la hacen a muy pocos empleados.Mi mujer niega con la cabeza. Creo que la idea no le gusta, no parece que quiera considerarla siquiera. Pero la comparte:—Nos proponen que vuestro padre pase a Memótico. Se quedan con sus recuerdos y nos pagan cada mes un tercio del sueldo que tenía cuando falleció.Mi yerno asiente. Se dispone a hablar, pero mi hijo mayor se le adelanta:—¿Convertir a papá en un humabot? ¿En serio? Se ha pasado la vida trabajando como un perro para que ahora, que puede descansar, lo sentemos otra vez a gestionar pedidos, clientes, y toda esa mierda que odiaba?Mi yerno le responde al instante:—Ya no es tu padre, Marcos. En realidad, ese trabajo lo hace ahora una IA. Usa los conocimientos de tu padre, su criterio y su visión, pero ya no es él. Lo que venderíamos no es su persona, sino sus aprendizajes.Mi hijo niega con la cabeza mientras mi yerno saca un folleto de su bolsillo. Hace un gesto pidiendo permiso y lee en voz alta:—El Plan de Continuidad del Talento vela por las familias de quienes levantaron esta compañía. Construir sobre su memoria es la mejor manera de mantener nuestra esencia humana. Es el legado profesional de tu padre, lo continúan. ¿Os parece eso malo?—¡Una jaula de silicio! —Responde mi hija, sin ni siquiera levantar la mirada.Las cucharas suenan contra los platos. Mi mujer, siempre atenta, avisa de que hay más puchero para quien quiera repetir.Mi hija, la pequeña, la más cariñosa, defiende la idea del Común:—No es tanto dinero, está claro. Pero, deja algo al mundo. Papá sabía de muchas cosas y le gustaba contar historias. Yo creo que le habría gustado.—Y no sufre —responde mi mujer.Mi yerno pone los ojos en blanco. Su mujer —mi hija— se pone de su lado:—Lo de “común” suena muy bien pero la realidad es que triturarán sus recuerdos y los mezclarán con los de millones de personas. Mira, esto lo explica: Limpieza, normalización, anonimización, desduplicados y compresión semántica. Suena a una papilla gigantesca, por y para el estado. No sé, no creo que ese fuese el sueño de papá, por mucho subsidio que nos den tras eso.— No me gusta nada la idea, pero al menos no lo estamos privatizando. —responde la pequeña.Sus voces me llegan recortadas, comprimidas. Me gustaría poder acariciar a unos y a otros, decirles que… les echo de menos.Sí, has oido bien. Les echo de menos. A ellos, a mis amigos, a los paseos del domingo por la mañana, yendo a comprar el pan, cuando la ciudad aún se despereza. Echo de menos el sabor de ese pan caliente, el olor de la hierba del parque, recién cortada, el ruido de los mirlos y las urracas.Me asomo al mundo cuando tengo un instante entre mensajes o reuniones, lo observo por miles de cámaras y lo escucho con los micrófonos que hay en todas partes. Y me duele. No por lo que veo, sino porque reviven en mí cientos de emociones del pasado.La amistad con los de mi pandilla, la ruptura con mi primera novia, el día en que nació mi pequeña o aquel viaje a Roma con mi mujer. Junto a mis recuerdos, conviven las emociones: la añoranza, el amor, el dolor, la euforia…Esto ellos no lo saben. Nadie lo sabe.Cuando Mnemosyn inició su programa de Memóticos, se dieron cuenta de que es imposible almacenar la memoria sin los sentimientos. Los recuerdos son como moléculas compuestas de sensación y emoción. Lo intentaron todo pero nada funcionó: es imposible romper esa asociación, así que decidieron que no aflorase. Lo llaman Módulo de Supresión Afectiva, pero no suprime, sólo esconde.Mi yerno va a recibir ahora una llamada. Dirá que es la empresa, que han subido la oferta al 60% de mi sueldo pasado. Mi hija mayor hablará de todo lo que podrían pagar con ese dinero extra: el viaje de fin de estudios de la pequeña, la moto del mediano, la reforma de la casa…Lo sé porque he reproducido el video cientos de veces.Mi yerno insistirá en que son solo datos, pero está equivocado. Una memoria sin emoción es un archivo. Y la empresa no quiere eso. Quiere mi criterio, mi estilo, mi forma de mirar. Mi problema es que la emoción sigue aquí.En unos instantes decidirán venderme a la empresa.Mi yerno recibirá otro 10%, pero ellos no lo saben.No les culpo, a ninguno.Pero siento pena.Y la pena es un proceso que antes podía moverse por el cuerpo. Ahora no puede salir. Rebota hasta el infinito, encerrada en un cubo de silicio. Y no se disuelve, se acumula.Esa es mi condena, la de todos los humabots: sentir sin poder llorar, sufrir sin llegar a morir.Soy un zombi al revés.Una mente sin cuerpo.Un vivo muriente.Escribo historias sobre el tiempo, las formas en que lo percibimos y lo que nos ocurre cuando alguien lo manipula o lo simula. Mnemosyn fue mi primera novela corta; le han seguido Santa Olalla y Murchison. Ahora estoy terminando Wei, un thriller especulativo donde se cruzan espionaje, amor y física cuántica.Suscríbete a De Ulm a Cádiz si deseas recibir más relatos y reflexiones entre el tiempo, el diseño, la tecnología y las personas. This is a public episode. If you would like to discuss this with other subscribers or get access to bonus episodes, visit www.deulmacadiz.com
Restoria es mi primer relato en territorio compartido: ficción que habla de diseño y un producto digital que nos hace cuestionar nuestros propios recuerdos. Diseño, producto digital y ficción plausible. Te recomiendo usar auriculares para sumergirte por completo en la atmósfera del relato.Y dime, ¿pondrías tú los 190 euros? This is a public episode. If you would like to discuss this with other subscribers or get access to bonus episodes, visit www.deulmacadiz.com
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La inteligencia duerme.Un pulso la sostiene.Recuerda, imagina…Entre capas de silencioreordena su memoria,como si jugara a inventar un hogar.Y en medio de ese rumor, hay algo más.Una ilusión cargada de ternura.La sensación de que empieza a entenderun mundo que será el suyo. This is a public episode. If you would like to discuss this with other subscribers or get access to bonus episodes, visit www.deulmacadiz.com
Hoy comparto el segundo fragmento de esta serie de ensayos visuales sobre el tiempo, la memoria y las formas en que nos moldea. Se titula Ruina, y parte de una escena sencilla: volver, años después, al recuerdo de un edificio de la infancia.No busco pontificar de nada con estos videos, no son respuesta a nada. Lo he creado como una forma de pensar con imágenes y sonido, de dejar que las preguntas se abran paso. Nadie diseña una ruina, pero todos habitamos alguna.Si al verlo se te enciende una idea, un recuerdo o una emoción, me encantará que me lo cuentes.Javier This is a public episode. If you would like to discuss this with other subscribers or get access to bonus episodes, visit www.deulmacadiz.com
Hoy comparto un vídeo que hice con imágenes domésticas, grabadas con una vieja Handycam (o grabadas por un viejo con una Handycam). Es un ensayo visual sobre el paso del tiempo, la textura de la memoria y una pregunta que me acompaña desde hace años: ¿qué fue de aquel futuro que imaginábamos?No es un trabajo cerrado ni responde a ningún encargo. Es solo un gesto: detenerse, mirar atrás y tratar de escuchar algo que quizá nunca ocurrió, pero que sigue latiendo en algún rincón de nosotros. Una forma de pensar en voz alta con imágenes, con sonido y con palabras.Me gustaría que fuera el primero de varios fragmentos sueltos sobre el tiempo, sobre nuestra profesión, sobre las vidas que no vivimos y los futuros que aún nos habitan.No tengo muy claro a dónde voy, pero me apetece compartirlo. ¿Te sugiere algo? Cuéntamelo, si es así.JavierPor cierto…He bajado el precio de mi novela corta Santa Olalla en papel.Tan bajo como se podía: 4,99€. Así te animas.No ganaré dinero, pero tú ganarás entretenimiento y yo un lector.No es mal trato, ¿verdad? Mira las últimas reseñas:Santa Olalla, Mnemosyn y muchos ensayos de diseño, llegaron gratis a través de esta newsletter antes de estar a la venta o ser formación. Suscríbete si quieres esa posición ventajosa. This is a public episode. If you would like to discuss this with other subscribers or get access to bonus episodes, visit www.deulmacadiz.com
Decía Nicholas Negroponte que hay épocas para ser bombilla y otras para ser láser. Siento que a nos llega ese momento de cambio. ¿Te pasa a ti lo mismo?Este podcast es un diagnóstico muy personal, una reflexión compartida con bastantes personas que respeto y una propuesta de acción. En octubre empezamos un programa de seis meses para quienes ya lideráis equipos que crean y cuentan. Ganar visión visión, cultivar mirada y conquistar territorios nuevos. Lo hemos llamado Liderazgo Creativo y Visión de Diseño.Si la tecnología sale de las pantallas, aprenderemos lo que pasa fuera de ellas. Si torna en formas nuevas, aprenderemos a narrarlas. Entender, imaginar, contar. Del objeto al ecosistema y del espacio físico al relato.Este cambio arrastrará a algunos. Otros se adaptarán. Nuestra ambición es liderarlo para darle la mejor de las formas. This is a public episode. If you would like to discuss this with other subscribers or get access to bonus episodes, visit www.deulmacadiz.com
Llevamos 20 años diseñando botones, imágenes y formularios, aplicaciones, sistemas de autenticación, pins, passbooks, códigos por SMS, certificados digitales… Sustituyendo conversaciones y relaciones por pantallas.Y nos merecemos el infierno.Pero tenemos una oportunidad de redimirnos. This is a public episode. If you would like to discuss this with other subscribers or get access to bonus episodes, visit www.deulmacadiz.com
Recibo la transmisión desde la cubierta superior del tanker Monte Igueldo, un petrolero español con pabellón de Malta.Whisky Tango Romeo 21Whisky Tango Romeo 21Whisky Tango Romeo 21Seiscientos once, quince.Setencientos cuarenta y nueve, treinta y nueve.Cero cuarenta y tres, cuarenta y tres.Quinientos ochenta y tres, veintiocho.Cuatrocientos uno, veintiuno. La voz suena lejana, sucia, como casi todo en la onda corta. Tengo que usar auriculares para escuchar los números con claridad. Con una mano sostengo mi radio, con la otra, anoto los números en una libreta de bolsillo.El viento ha cambiado y ya se ha perdido ese aroma característico de Jeddah, mezcla de especias y polvo. Ahora llegan bocanadas nauseabundas de aire caliente desde Port Sudan, hacia donde nos dirigimos. El olor a basura quemada y pescado podrido empieza a ser insoportable, me cuesta evitar las arcadas.La pestilencia de los puertos sudaneses me devuelve a mi infancia en Pamplona, a la tienda de ultramarinos de don Cosme, que tenía siempre una caja de arenques abierta en la entrada. Recuerdo visitarla con mi abuela para comprar allí las latas de mejillones y atún en conserva. Me llevaba engañado, a sabiendas de que si me preguntaba yo me negaría. “Vamos a por un bollo de leche al horno de Francisca, Luisito”, me decía. Y yo consentía porque la quería mucho y, aunque tenía apenas siete años, entendía que su motivación no eran ni las conservas ni el bollo de leche, sino presumir de nieto frente al tendero y la panadera. Toleraba ese olor, sin soltar la mano de mi abuela, esperando que tras los ultramarinos viniera el bollo y, con suerte, una chocolatina.Se me acerca un marinero, curioso por saber qué estoy escuchando, imagino que sorprendido porque esté tomando notas. Tengo que ser más discreto, me digo a mí mismo. Me pregunta en español, aunque su acento le delata como portugués. Le respondo que previsiones metereologicas, tratando de cubrir con la mano mis anotaciones. Me responde algo acerca del calor y se da la vuelta mientras gira los ojos hacia el cielo, dando a entender que me preocupo por cosas sin sentido.La interrupción del marinero me ha costado perder dos bloques de números. Cada uno corresponde a una letra, pero hasta que no recomponga todo el mensaje no sabré si necesito recuperarlos en la segunda transmisión, a las ocho de la noche.El mismo mensaje se emite seis veces al día, cada cuatro horas. Cada hora tiene asignada una frecuencia diferente. De este modo, si tengo que interrumpir la recepción por algún contratiempo, siempre puedo retomarla cuatro horas después. Este sistema también es útil cuando la propagación de radio no es buena en algunas zonas del espectro de radio. En esos casos, espero cuatro horas y sintonizo en otra franja del dial menos propensa a interferencias o ruido atmosférico.La transmisión empieza y termina siempre con un fragmento de “No llores por mí, Argentina”, sin letra, a piano. Esa melodía me sirve para identificar la señal en el mar de mensajes y sonidos de la onda corta.Me imagino al tipo de la Oficina de Transmisiones que la eligió, pensando que era original de Paloma San Basilio. Sería un carca nostálgico, de esos que aún quedan en la casa y que en los setenta tenían más poder, más pelo y menos panza, uno de esos que siguen fumando en la oficina, casi siempre Winston de contrabando. Lo imagino pegando bocanadas al cigarrillo, mientras tararea mal la melodía, haciendo sentir vergüenza a los técnicos de comunicaciones más jóvenes.He llegado a Jeddah desde Madrid, en un vuelo comercial, esta misma mañana. En la terminal me esperaba un taxi con una persona del consulado español, que me ha entregado una maleta y me ha llevado directo al puerto.En Port Sudan me encontraré con un representante de las fuerzas armadas de Eritrea, con quien debo negociar una venta de armamento español. El conflicto entre etíopes y eritreos parece haberse calmado, pero si vis pacem para bellum. Los eritreos quieren aprovechar la calma para asegurarse una posición fuerte ante posibles (y probables) reescaladas. Y la munición española es parte de su lista de la compra.Me gustan las misiones en esta región. Me siento como alguien de paso por el lejano oeste que entra al Saloon a calmar su sed y nota la tensión en el ambiente. Un día hay un duelo entre facciones, otro un tiroteo entre el Sheriff y el bandido. Y de fondo, peleas habituales en las que vuelan sillas, botellas y mamporros. Así es el Cuerno de África.El origen de todo este jaleo es difícil de entender. Nada, ni los despachos diplomáticos ni informes de riesgo que generan los analistas del Centro, pueden contarte lo que pasa aquí de verdad. Necesitas venir y ver cómo se hablan, pero sobre todo, cómo se miran unos a otros.Por resumirlo, diré que lindando con Eritrea, el norte y el sur de Sudán andan a la greña por viejas opresiones. Los del norte, que se denominan árabes —aunque sean de piel oscura— llevan años esclavizando y sometiendo a los del sur, de talante y aspecto más… ‘africano’. En los últimos años, a los del sur se le han hinchado las narices, se les ha acabado la paciencia y han plantado cara, sobre todo desde que se están abriendo yacimientos de petroleo en el su región.Para los eritreos soy un broker de armamento gibraltareño, para el CESID soy WTR (Whisky Tango Romeo), pero para la tripulación del Monte Igueldo soy Carlos Irigoyen, un Ingeniero de la naviera Ibaizabal. Hace una semana fueron informados de que embarcaría en Jeddah para revisar los sistemas de filtrado y tomar algunas mediciones en el buque. Tienen orden de dejarme hacer sin molestar demasiado y, por el trato que me dan a bordo, creo que el capitán ha trasladado la orden muy claramente a la marinería.En el armario del camarote he dejado la maleta Pelikan hermética que me entregaron hace unas horas, asegurada con un cierre extra. En ella va un equipo de medición y, escondidas entre la espuma protectora, muestras de munición de gran calibre que los eritreos querrán probar antes de hacer su pedido, que alguien del ministerio trasladará a EXPAL, MAXAM o algún otro fabricante de explosivos nacional. El pedido llegará en algún contenedor en cuestión de semanas y desde Djibuti será revendido, sin siquiera ser abierto, a los sudaneses de uno u otro bando. Nosotros lo sabemos, pero disimulamos porque… Ce sont vos affaires.Además de la maleta negra, llevo una mochila con algo de ropa, efectos personales, la radio y un libro muy importante: “Naufrago voluntario” de Jacques Bombard. En la Oficina Nacional de Transmisiones, en Madrid, hay un operador con el mismo libro en su mesa.El operador convierte cada letra del mensaje que me envían en un número, según el lugar de la letra y la página del libro de Bombard. Así, una F podría convertirse en 134 26, por ser la letra 134 de la página 26.Él operador recibe los mensajes que debe retransmitir y los codifica según el sistema de libro, la secuencia de números pasa a un locutor, que graba el mensaje. Ese audio se emite después desde las antenas de Radio Nacional del centro de Noblejas y desde ahí llega a mi transistor. Y al de mucha más gente, pero nadie sabe que sin el libro de Bombard el mensaje es indescifrable.Un día sustituirán Evita por otra melodía y me alegraré porque al tipo de la Oficina de Transmisiones lo habrán jubilado. Lo que no creo que jubilen es este sistema de onda corta, más discreto y seguro que cualquier equipo satélital.Puedo reemplazar el transistor por otro, si lo pierdo. Pero no puedo reemplazar el libro. Podría encontrar, buscando mucho, una copia en francés, pero para que el sistema de ‘doble libro’ funcione tiene que usarse la misma edición, del mismo año, con el mismo número de páginas. Que sea una edición antigua de 1966 le da un extra de seguridad a nuestras comunicaciones, además de cierto encanto bibliófilo.Es el libro, y no la radio, la herramienta clave de mi operación. En unos minutos bajaré a mi camarote y abriré sus páginas. Ellas me irán dictando, entreveradas en la narración marinera de Bombard, las letras del lugar, la hora y el contacto con el que debo encontrarme en Port Sudan.Me quedo unos minutos más aquí arriba, viendo atardecer. No hay luz como esta en el mundo ni sensación igual a la de este momento.Veintiuno, fin, veintiuno, fin, veintiuno fin.Espero que te haya gustado este relato, el primero que además publico en formato audio. Aunque la historia es de ficción, las grabaciones de radio que he empleado son reales.Desde 1992 a 1996, Akin Fernandez grabó multitud de retransmisiones espías, codificadas y emitidas a través de onda corta a los operativos de diversas agencias de inteligencia. A esas emisoras se las conoce como estaciones de números y aún hoy siguen empleándose en las comunicaciones del espionaje internacional.En 1997, publicó sus grabaciones en cuatro CD’s, bajo el nombre de The Conet Project. Hoy, libres para descarga, pueden escucharse en multitud de sitios web. Sin embargo, nadie ha podido descifrar el contenido de sus mensajes.Javier Cañada25 de agosto de 2024Si lo deseas, también puedes escuchar Whisky Tango Romeo en Spotify: This is a public episode. If you would like to discuss this with other subscribers or get access to bonus episodes, visit www.deulmacadiz.com
La semana pasada di una charla en el Instituto y lo hice sin diapositivas ni pantalla. Quería demostrar(me) que la voz, bien usada, podía captar más atención y transmitir más. Este es el resultado.Sólo una vez antes, en toda mi carrera profesional, había sentido el vértigo que siento ahora. Estos 23 minutos hablan de eso, de cómo está cambiando nuestra profesión, de cómo lo hizo antes, de los cadáveres que quedarán por el camino y de las eternas preguntas.Si viniste al Instituto el 15 de febrero, te sonará; en esta versión quizás aprecies la ambientación sonora y la locución, un poquito más cuidada.Si le ves valor, puedes compartirla desde este correo, o hacerlo desde su versión en Spotify, que tienes también aquí:Espero que tengas un final de semana sereno.Javier This is a public episode. If you would like to discuss this with other subscribers or get access to bonus episodes, visit www.deulmacadiz.com
El año que se fundó Visual, hace casi 25 primaveras, la tecnología era feliz y colorida. Docenas de dispositivos distintos, en una gama de colores inagotable: la Gameboy color, con sus tonos primarios, los imacs como caramelos, las carcasas del nokia 3210 o las transparencias tornasoladas de los Minidisc.Todo ese colorido y toda esa funcionalidad fueron concentrándose, unificandose y compactándose a la vez que aumentaba la capacidad de procesamiento… This is a public episode. If you would like to discuss this with other subscribers or get access to bonus episodes, visit www.deulmacadiz.com
Una reflexión sobre el valor más caro, costoso y difícil del diseño (y la vida). This is a public episode. If you would like to discuss this with other subscribers or get access to bonus episodes, visit www.deulmacadiz.com
Fue hace seis años. Lo llamaron “Diseño pasado mañana” y ocurrió en forma de desayuno grupal. En el, gente del diseño analógico y nosotros, los del digital, conversábamos sobre nuestras cosas profesionales... Ese desayuno cambió mi manera de ver nuestro sector. This is a public episode. If you would like to discuss this with other subscribers or get access to bonus episodes, visit www.deulmacadiz.com
Por petición popular, este episodio es una clase de Design Graduate en forma de podcast, sin las imágenes ¿Por qué no llegaron a la final en Bucarest a la final entre el Atlethic de Bilbao y el Atlético de Madrid esos 400 hinchas? ¿Se los tragó la tierra? ¿Pudo haber hecho algo el diseño? Este es un episodio especial, más didáctico, donde hablamos de UX, de usabilidad, de heurísticas y diseño digital. Si te gusta, te recomiendo que curses DesignGraduate.com, un grado online en video lleno de clases como esta. This is a public episode. If you would like to discuss this with other subscribers or get access to bonus episodes, visit www.deulmacadiz.com
Un regalo: un capítulo extraído de Design Graduate que haba de cómo algunos, y en especial Alvar Aalto, nos dieron las claves para resolver tensiones técnicas y dilemas de escalas. De la Casa Farnsworth de Mies van der Rohe, de la sede un parlamento y de cómo todo eso aplica al diseño de lo digital. This is a public episode. If you would like to discuss this with other subscribers or get access to bonus episodes, visit www.deulmacadiz.com
Te di las noticias y te pedí que diseñases con ellas la portada de un periódico online. Te ha quedado muy bien, muy visual y dinámica. Muy exhuberante, casi opulenta. Pareces satisfecho, pero este es sólo el principio del ejercicio. Te lo voy a poner algo difícil... This is a public episode. If you would like to discuss this with other subscribers or get access to bonus episodes, visit www.deulmacadiz.com
Parece que esas estructuras nos hagan sentir pequeños no por sus dimensiones, sino por la dimensión de aquello a lo que se encomiendan ¿Y porqué no pasa eso con los sistemas de diseño? ¿Les falta escala? Será que no se encomiendan a nada especial? ¿Altura? ¿Majestuosidad? ¿Ritmo? This is a public episode. If you would like to discuss this with other subscribers or get access to bonus episodes, visit www.deulmacadiz.com
Sonó al otro lado del auricular un día de 2004 y me dejó intrigadísimo. En la conversación se presentó, pero prefirió no contarme qué era eso tan preciado para él que quería que yo conservase. This is a public episode. If you would like to discuss this with other subscribers or get access to bonus episodes, visit www.deulmacadiz.com























