El final existoso del viaje a la Luna de los tres viajeros del Columbiad supuso una enorme explosión de júbilo por el mundo entero, y especialmente en los Estados Unidos. Barbicane, Nicholl y Ardan fueron agasajados de una peculiar manera que permitió la participación de millones de personas en la celebración. Incluso se pusieron las bases para nuevas aventuras espaciales.
El Susquehanna zarpa de la bahía de San Francisco equipado con todas las máquinas y herramientas necesarias para el rescate del proyectil en el fondo del océano, y pasan unos días hasta que llegan hasta el lugar donde tuvo lugar el amerizaje. Sin embargo, el rastreo de las profundidades da resultados desoladores que hacen pensar en abandonar la misión de rescate...
Las últimas observaciones del proyectil confirman que el objeto que ha impactado sobre el Susquehanna es el proyectil del Columbiad. El comandante de la corbeta telegrafía a las autoridades informando de su hallazgo, y de inmediato se movilizan todas las personas que pueden contribuir al rescate urgente de los viajeros que han quedado confinados en su proyectil en las profundidades del océano Pacífico.
Los intrépidos viajeros se dan cuenta de que si quieren intervenir sobre la trayectoria de su proyectil deben intentar una audaz maniobra. Una vez hechos los cálculos, ejecutan esta maniobra en el momento indicado, y esperan con estoicismo su resultado, que marcará el destino de sus vidas.
Los intrépidos viajeros se dan cuenta de que si quieren intervenir sobre la trayectoria de su proyectil deben intentar una audaz maniobra. Una vez hechos los cálculos, ejecutan esta maniobra en el momento indicado, y esperan con estoicismo su resultado, que marcará el destino de sus vidas.
El cráter Tycho había planteado el enigma de sus misteriosas irradiaciones en torno a su centro, y Barbicane explica a sus compañeros las posibles explicaciones de tan espectaculares formaciones. Nuestros amigos también intentan resolver dos cuestiones de gran importancia, sobre las que se pronuncian a la luz de sus observaciones: la habitabilidad de la Luna, y si nuestro satélite ha podido estar habitado en algún momento del pasado.
Tras abandonar el cono de sombra de la cara oculta de la Luna, el proyectil sobrevuela de nuevo su cara visible, lo que alegra a los viajeros, que ya disfrutan de las temperaturas más agradables que proporciona el Sol, cuya luz les permite reanudar sus observaciones de las formaciones lunares que siguen impresionándoles y sorprendiéndoles por su magnitud y belleza.
El camino del proyectil alrededor de la cara oculta de la Luna está llegando a su final, y las observaciones de los viajeros les permiten determinar la naturaleza de la trayectoria que van siguiendo en su viaje. Al volver a la cara visible se hace un repaso de la orografía lunar y de los métodos utilizados para la medición de las montañas que salpican su relieve.
La trayectoria que lleva el proyectil hace suponer a sus pasajeros que en el futuro inmediato puede tomar dos trayectorias: una de tipo hiperbólico o bien otra de tipo parabólico. Como la oscuridad de la cara oculta de la Luna impide cualquier observación, se dedican a analizar las consecuencias de estas dos posibilidades, cuando hacen un inesperado descubrimiento sobre la superficie lunar y se llevan un gran susto que a punto está de costarles la vida.
El proyectil pasa por el lado oculto de la Luna, y los viajeros se encuentran con tanta oscuridad que no pueden observar su relieve. Además el inmenso frío que acompaña a la ausencia de los rayos solares también hace más difícil la estancia de los expedicionarios, que idean una forma de medir la temperatura exterior.
El proyectil está más y más cerca de la Luna, y mejoran las condiciones para la observación de su superficie. Esto permite distinguir con gran nitidez algunas peculiaridades de los paisajes lunares que no han podido ser explicadas por las observaciones desde la Tierra. También continua siendo un misterio el motivo por el que el proyectil continúa su trayectoria a tan gran velocidad...
A medida que el proyectil en que viajan nuestros amigos avanza hacia la Luna parece confirmarse que no podrán alunizar. Por ello resuelven aprovechar al máximo todo el tiempo de observación disponible para estudiar con detalle el relieve lunar, de manera que sus contribuciones puedan aclarar algunos enigmas que aún no han podido esclarecerse desde los observatorios terrestres.
El estudio de la superficie de la Luna admite diversos enfoques. Así lo comprobamos con el contraste entre las románticas descripciones de Michel Ardan, guiadas por la fantasía y la imaginación, y las de Barbicane y Nicholl, donde las medidas precisas y los fríos datos la ciencia son protagonistas.
Ya hay resignación en la tripulación del proyectil lunar, y se asume que no van a poder cumplir con su objetivo de posarse sobre la Luna. Por tanto, se preparan para sacar lo máximo de la situación y observar lo mejor posible al astro de la noche. Para ello cuentan con instrumentos de observación y mapas selenográficos, y asistimos a un repaso de la evolución de esas herramientas en la historia de la humanidad.
Los viajeros del proyectil toman las medidas necesarias para amortiguar el descenso previsto en los cálculos de trayectoria del lanzamiento. Sin embargo, aún estando ya plenamente dentro del ámbito gravitatorio lunar, observan que su viaje sigue un recorrido que no es de colisión con el astro de la noche, sino que parece que les dejará en su órbita. Se preguntan el motivo de esta imprevista desviación, y Barbicane parece encontrar la respuesta.
El viaje del proyectil enviado por el Columbiad llega al punto donde se equilibran las zonas de influencia gravitatoria de la Tierra y la Luna, lo que origina curiosos efectos de falta de gravedad. Además asistimos a la explicación del inquietante estado de embriaguez por el que acaban de pasar los viajeros.
Los audaces viajeros se aproximan mucho más a la Luna, y ya caen bajo su influencia gravitatoria, mientras siguen discutiendo acaloradamente diversas cuestiones en relación con los motivos de su viaje, y sobre las posibilidades de regreso y de comunicación con Tierra. Y todo ello en un creciente estado de exaltación parecido al del embriaguez...
El viaje de nuestros amigos continúa según los planes iniciales, y Michel Ardan formula algunas preguntas que Barbicane responde brillantemente relacionando calor con movimiento, aportando datos sobre la temperatura estimada de los astros y sobre otras cuestiones de dinámica que explican el descubrimiento de un misterioso cuerpo que acompaña al proyectil.
Los intrépidos viajeros siguen analizando todos los factores que inciden en el impulso inicial del despegue de su proyectil, y descubren algo que justiricaría que su viaje pueda llevarse a cabo según los planes inicialmente previstos, a pesar del error de cálculo del observatorio de Cambridge.
La curiosidad de Michel Ardan por conocer los entresijos de los cálculos de la velocidad inicial del proyectil llevan a Barbicane y Nicholl a rehacer los cálculos con fines didácticos. El pobre Ardan queda desbordado por las explicaciones y sus dos amigos se llevan una desagradable sorpresa al ver los resultados de las operaciones matemáticas.