Los obstáculos para acceder a abortos legales y seguros no desaparecen una vez que se aprueba una ley. Las distintas experiencias en la región revelan que, con la consolidación del marco normativo, aparecen las dificultades para que los organismos competentes implementen esas leyes de manera cabal. A eso se suman obstáculos que muchas veces surgen a raíz de lo que las feministas tuvieron que negociar con los partidos políticos para lograr la votación de la ley. Esto tiene lugar, además, en un contexto de avance de sectores ultraconservadores en todo el continente que buscan por distintos medios anular, restringir o impedir el acceso a abortos legales y seguros.
En la mayoría de los países latinoamericanos, las leyes de aborto fueron aprobadas gracias a la lucha organizada de los movimientos feministas. Sin embargo, muchas veces, la protesta no es la vía principal para lograr la reforma y esas iniciativas salen adelante o se moldean según cómo los colectivos feministas se conectan y negocian con los partidos políticos.
¿Cuál es la realidad del aborto en América Latina? Entre los países que lo han legalizado o despenalizado hay diferencias en cuanto a la implementación, pero en los que tienen una legislación más restrictiva se pueden encontrar puntos en común, como la dificultad de acceso para las mujeres de menores recursos, las vías clandestinas y la judicialización a la que se enfrentan quienes abortan. En todos los casos, aparecen como fundamentales las redes de acompañamiento que tejen los colectivos feministas para reducir los costos de transacción y las brechas de información.