«El que es confiable en lo poco, también lo es en lo mucho…» (Lucas 16:10) ¿Alguna vez has querido hacer algo grande en el reino de Dios, pero el Señor no te lo ha permitido? Si es así, probablemente existe una buena justificación. Podrás entender a qué me refiero si lees lo que Dios hizo con el pueblo de Israel después de sacarlos de Egipto. Su plan era introducir a los israelitas en la Tierra Prometida para que la poseyeran. Sin embargo, antes de hacerlo, Él tenía que ponerlos a prueba para ver si le obedecerían y si escucharían Su voz. De lo contrario, serían destruidos por los enemigos a quienes estaban a punto de enfrentar. Entonces Dios los puso a prueba en un asunto pequeño. Éxodo 16:4 nos lo relata: «El Señor le dijo a Moisés: «Como verás, yo voy a hacer que les llueva pan del cielo. Para ver si ustedes obedecen o no mis leyes, cada uno de ustedes debe salir todos los días y recoger la porción para ese día». Dios utilizó este pequeño ejemplo —el alimento—, para ver si lo escucharían, o no. Él les dijo cuándo deberían recoger el alimento, qué cantidad recoger y qué hacer después de recogerlo. Pero lo israelitas no siguieron las instrucciones de Dios. Con sus hechos le demostraron que Su voz no era importante para ellos y que no estaban dispuestos a obedecerle ni en las cosas más pequeñas. Dios obra de la misma manera hoy. Antes de que Él nos encomiende alguna misión grande, primero nos dará la oportunidad de demostrar que se nos pueden confiar las cosas pequeñas. Pero muchos no pasamos la prueba. Oramos: "¿Señor, qué quieres que haga? ¿Dónde quieres que vaya? Haré cualquier cosa que me pidas". Luego, cuando el Señor te dice: Quiero que te levantes y ores en el Espíritu una hora todas las mañanas, no lo hacemos. Sólo decimos: "Eso sería bueno; creo que debería hacerlo", pero por alguna u otra razón no lo hacemos. No cometas ese error. Empieza hoy mismo a obedecer a Dios en las cosas pequeñas. Demuéstrale que puede confiarte en un lugar de mayor autoridad. Déjalo saber que serás fiel a Sus palabras y a la voz de Su Espíritu. Una vez que el Señor sepa que no permitirás que la desobediencia te destruya, Él empezará a confiarte tareas más importantes. Lectura bíblica: Éxodo 16:1-2 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«Desechen todo lo que sea amargura, enojo, ira, gritería, calumnias, y todo tipo de maldad. En vez de eso, sean bondadosos y misericordiosos, y perdónense unos a otros, así como también Dios los perdonó a ustedes en Cristo» (Efesios 4:31-32) Hace algunos años, en Detroit, conocí a una mujer que se había criado en un país comunista. Mientras conversaba con ella, empezó la emisión de un programa de noticias en la radio. De repente, sus ojos se llenaron de lágrimas. ¿Sucede algo?, le pregunté. Yo no me había percatado de que el comentarista de ese programa había dicho algunas cosas negativas del presidente del país. «No me gusta oír a nadie hablar así de este país —dijo ella—. No importa que sea cierto, o no. No quiero oírlo». A mí, las palabras del locutor me habían entrado por un oído y salido por el otro, pero a ella la habían hecho llorar. ¿Por qué? Porque tenía un corazón sensible hacia las cosas de este país. Ahora bien, nosotros necesitamos ser más como esa querida señora cuando se trata de nuestros pastores, de nuestros maestros, de nuestros evangelistas y aun de nuestros hermanos y hermanas en la fe. Necesitamos reconocer que nuestra insensibilidad ha hecho que la unción del Espíritu Santo se aparte de nuestra vida, y de nuestras iglesias. Necesitamos percatarnos de que criticar a los demás miembros del Cuerpo de Cristo nos debilita a todos. ¿Qué nos hará fuertes otra vez? Sólo el poder y la unción del Espíritu Santo que cae sobre quienes son sensibles a la voz de Dios. Te recomiendo a que recuperes el corazón sensible que una vez tuviste. Arrepiéntete, dedícate a vivir en la ley del amor, renueva tu devoción a la Palabra y busca la comunión con el Padre celestial para que puedas despojarte de la insensibilidad de tu corazón. No dejes que la dureza de tu corazón siga contristando al Espíritu de Dios. Vuélvete sensible a las cosas de Dios. Lectura bíblica: Efesios 4:1-13 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«En esto es glorificado mi Padre: en que lleven mucho fruto, y sean así mis discípulos» (Juan 15:8) En algunos círculos cristianos existe una vieja tradición que dice que cuando los hijos de Dios soportan abnegadamente el dolor y el sufrimiento, el Señor recibe la gloria y el mundo queda admirado. ¡Qué gran mentira! Ésa es una artimaña del diablo para tener esclavizados a los hijos de Dios. La gente del mundo ya tiene suficiente dolor y sufrimiento, y no quiere aumentarlos; más bien, quiere evitarlos. A ellos no les interesa lo que prediques. Es la gente religiosa la que se preocupa por esas cosas. Los inconversos poseen mejor sentido común—ellos quieren ver resultados. Por eso vienen a la iglesia cuando oyen que las personas están siendo sanadas, liberadas y rescatadas del sufrimiento. Eso es lo que ellos están buscando, y eso mismo es lo que Dios quiere que reciban. En la Biblia dice que Dios recibe la gloria cuando ellos ven a los paralíticos caminar y a los ciegos ver (Mateo 15:31). Jesús dijo: «En esto es glorificado mi Padre: en que lleven mucho fruto, y sean así mis discípulos…» (Juan 15:8). ¿A cuál fruto se refiere? Al fruto de las vidas restauradas y sanadas por el poder de Dios. Un hombre que tenía un cáncer tan avanzado que casi no tenía fuerzas para subsistir llegó a una de nuestras campañas de sanidad. Ni siquiera conocía al Señor; sin embargo, llegó con la esperanza de recibir un milagro. Durante las sanidades, el Señor le dijo a Kenneth que alguien estaba siendo sanado de cáncer en las glándulas, en la garganta y en el pecho. Cuando el hombre se acercó a la plataforma y recibió la sanidad, dijo: «Salí del hospital esta mañana con cáncer, pero ahora he sido sanado». Él volvió al hospital esa tarde y los médicos lo examinaron y le dieron de alta. Como resultado, él recibió a Jesús como su Señor, y más tarde ese mismo día se reconcilió con su esposa, de la cual había estado separado. En el mismo día recibió sanidad, salvación y su matrimonio fue restaurado. ¡Eso es fruto! Eso glorifica a Dios. Cuando ministramos sanidad y liberación como lo hizo Jesús en la Tierra, eso da gloria a Dios. Deshagámonos de la tradición religiosa y sigamos lo que la Palabra dice. Hagamos que el mundo se admire de Jesús para que Dios reciba la gloria. Lectura bíblica: Juan 15:1-16 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«Pero en mi corazón recapacito, y eso me devuelve la esperanza. Por la misericordia del Señor no hemos sido consumidos; ¡nunca su misericordia se ha agotado! ¡Grande es su fidelidad, y cada mañana se renueva!» (Lamentaciones 3:21-23) Dios es fiel. Dios está lleno de compasión. Sus misericordias son nuevas cada mañana. Como creyente sabes esas cosas, pero no te será suficiente con saberlas. Para que tengan efecto en tu vida, es necesario que las recuerdes constantemente. Tienes que recordarlas una y otra vez, con el fin de que aviven tu esperanza y edifiquen tu fe. Así que proponte traer a la memoria la fidelidad de Dios cada mañana. Recuerda cuáles son los beneficios que te pertenecen en Jesús. ¿Cuáles son algunas de esas misericordias? El Salmo 103 las enumera: El Señor perdona todas tus maldades. El Señor sana todas tus dolencias. El Señor te rescata de la muerte. El Señor te colma de favores y de su misericordia. El Señor te sacia con los mejores alimentos para que renueves tus fuerzas como el águila. El Señor imparte justicia y defiende a todos los que sufren por la violencia. Él dio a conocer Sus caminos y reveló Sus obras. El Señor es misericordioso y clemente; es lento para la ira, y grande en misericordia. Proponte decirle estas cosas en voz alta al Señor todas las mañanas este año. Tómate el tiempo necesario para orar y recordar las misericordias de Dios, y al final del año estarás más fortalecido en la fe y más seguro del amor de Dios. No te conformes con saber acerca de las bendiciones de Dios, sino que recuérdalas cada día para que vivifiquen tu vida. Lectura bíblica: Salmos 103:1-17 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«Aunque después de tanto tiempo ya debieran ser maestros, todavía es necesario que se les vuelva a enseñar lo más elemental de las palabras de Dios. Esto es tan así que lo que necesitan es leche, y no alimento sólido» (Hebreos 5:12) ¿Te gustaría saber por qué el Cuerpo de Cristo ha tenido tantos problemas en los últimos años? ¿Te gustaría saber por qué el diablo ha podido exhibir públicamente nuestras debilidades? ¿Te gustaría saber por qué en vez de estar unidos y fuertes más bien estamos divididos por las frecuentes contiendas y críticas entre nosotros? Es porque el pueblo de Dios tiene necesidad de leche, y no de alimento sólido, como dijo el Señor en Hebreos. ¡Todavía son bebés! La gran mayoría del pueblo de Dios no conoce Sus caminos. Por eso, Él nos ha comisionado a enseñar a los creyentes que son inexpertos en la Palabra de justicia y ayudarlos para que maduren en la fe. Quizás digas: "Claro, Usted es predicador, pero yo, ¿qué puedo hacer?". Bueno, te lo diré. Yo creo que Dios nos ha llamado a ambos para hacer algo. Puedes leerlo en Hebreos 3:13: «Más bien, mientras dure ese «hoy», anímense unos a otros cada día…» Para mí, éste no es un versículo más de la Biblia, sino una orden directa del Señor. Gloria y yo recibimos ese mandato hace algunos años mientras predicábamos en Australia, y nos inspiró a empezar el programa diario de televisión. Pero no fue una orden solamente para nosotros, sino que es una orden que cada uno debe obedecer en su propia vida. «Más bien… anímense unos a otros cada día…». Te pido que hoy ores y tengas comunión con Dios acerca de ese versículo. Pregúntale cómo quiere Él que cumplas ese mandato. Quizás Él te diga que apoyes a ministerios como el de Gloria y el mío, los cuales enseñan todos los días la Palabra de Dios sin excepción. Quizás te diga que te sumerjas en la Palabra de Dios para que ésta se derrame sobre todos aquellos a los que encuentres en el camino, y los animes a seguir adelante y a crecer en Jesús. Lo que Él te diga, ¡házlo! Hay una iglesia allí afuera llena de niños espirituales, y cada día se añaden más. Tú puedes ayudarlos a pasar de la leche al alimento sólido. Comienza hoy a animarlos. Lectura bíblica: Hebreos 3:7-19 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«Y Jesús le preguntó: «¿Qué quieres que haga por ti?» El ciego le respondió: «Maestro, quiero recobrar la vista» (Marcos 10:51) Todos sabemos lo que es estar dando vueltas, sin llegar a ninguna parte; sabemos lo que es salir de un aprieto económico por medio de la oración, para meternos en otro; y lo que es ser sanado de una enfermedad para que otra distinta nos ataque. Sí, claro, nos esforzamos. Oramos y ejercitamos nuestra fe. Pero seguimos cayendo una y otra vez en los mismos problemas. ¿Por qué? Porque en realidad casi nunca sabemos qué pedir. Ahora mismo puedo imaginarme tu reacción: "Créame, hermano Copeland, yo no tengo ese problema. Yo sé muy bien lo que necesito. Pero lo que hace que mi cabeza de vueltas es saber cómo vendrá esa provisión para lo que necesito". Eso es lo que la mayoría de la gente también cree. Muchos desperdician su tiempo orando por obtener cosas que en realidad no necesitan y pidiendo cosas que no quieren; y así, no logran conseguir nada. Mira conmigo Marcos 10, y verás lo que quiero decir. Bartimeo el ciego estaba sentado junto al camino mendigando cuando Jesús pasaba: «Cuando éste supo que quien venía era Jesús de Nazaret, comenzó a gritar y a decir: «Jesús, Hijo de David, ¡ten misericordia de mí!»… Arrojando su capa, el ciego dio un salto y se acercó a Jesús, y Jesús le preguntó: «¿Qué quieres que haga por ti?» El ciego le respondió: «Maestro, quiero recobrar la vista.» Jesús le dijo: «Vete, tu fe te ha salvado.» Y enseguida el ciego recobró la vista, y siguió a Jesús en el camino» (versículos 47, 50-52). Ahora, quiero que pienses en algo por unos instantes. A la luz de lo que las Escrituras nos revelan, ¿cuántas necesidades tenía Bartimeo? ¿Sólo una? ¡No! Bartimeo no sólo era ciego, sino también mendigo. Probablemente él tenía más problemas de los que tú puedas imaginarte, y cada uno de ellos era una necesidad tangible en la vida de Bartimeo. Pero lo que él necesitaba era la vista. De recuperarla, todo lo demás se arreglaría por sí solo. Bartimeo lo sabía. Entonces, cuando Jesús le preguntó: "Bartimeo, «¿Qué quieres que haga por ti?»", él sabía exactamente lo que iba a pedir, y lo recibió. Hoy Jesús desea socorrerte como lo hizo con Bartimeo y proveerte de lo que necesitas. Pero ¿sabes qué pedir? Piénsalo bien. Ora. Deja que el Señor Jesús sea quien abra tus ojos y te muestre lo que en realidad necesitas. Al hacerlo, tus oraciones adquirirán una nueva dimensión, un nuevo poder: en vez de tocar de manera superficial tus problemas, irás directamente al grano y los resolverás, y no tendrás que desperdiciar más tu vida dando vueltas sin sentido. Lectura bíblica: Marcos 10:46-52 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«Por tanto sean imitadores de Dios [cópienle y sigan Su ejemplo] como hijos amados [imiten a su Padre]» (Efesios 5:1, AMP) Crear cosas nuevas y cambiar aquellas cosas que son viejas. Debido a que tú y yo fuimos creados a la imagen de Dios, siempre estamos tratando de hacerlo. Pero si queremos tener éxito en ese ámbito, necesitamos aprender cómo es que lo hace nuestro Creador, nuestro propio Padre celestial. No fue por accidente que Dios se puso a crear cosas. Él no dijo: "Vaya, qué casualidad: ¡apareció la luz!". Él primero vio el resultado de lo que quería hacer (primero concibió la imagen interna o la idea de lo que quería crear) y luego dijo: «Sea la luz», y fue la luz. Si vamos a imitarlo, tendremos que poner en práctica el principio de primero concebir la imagen interna de lo que queremos hacer. Quizás digas: "Pero, hermano Copeland, usted está hablando de Dios. Seguramente no espera que yo trate de ser como Él". Por supuesto que lo espero. ¡Efesios 5:1 nos lo confirma! Sin embargo, déjame darte un consejo. No pierdas el tiempo tratando de concebir una imagen interna positiva por tu propia cuenta, porque eso no será nada más que pensar positivo, y aunque pensar de esa manera es ciertamente mejor que pensar lo opuesto (o no pensar en nada), eventualmente se desplomará. Si eres un hijo nacido de nuevo del Dios todopoderoso, Él te ha dado las bases y el poder para hacer cambios permanentes en tu vida y en tus circunstancias. Piensa una vez más en la creación. Dios quería que hubiera luz. Entonces, dijo: «Sea la luz». Las palabras que Él declaró estaban directamente relacionadas con Su imagen interna. Dios usó Sus palabras para convertir esa imagen interna en una realidad externa. La base que debes utilizar para formar tu imagen interna y las palabras que declaras es La Palabra de Dios. Ésta tiene poder sobrenatural. Si te llenas de esa Palabra de fe y la declaras, ella te dará los resultados deseados en tu vida y en tus circunstancias, así como le dio resultados a tu Padre celestial. Descubre lo que es la verdadera creatividad. Profundiza en la Palabra de Dios y empieza a reconstruir tu mundo. Lectura bíblica: 2 Corintios 4:6-13 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«Pero tú, hombre de Dios… Presenta la buena batalla de la fe...» (1 Timoteo 6:11-12) Cuando te encuentres entre la espada y la pared, no le ruegues a Dios que derribe la pared por ti. Así no es como Él obra. Dios te dará el plan. Te dará el poder, y te garantizará la victoria. Pero serás tú, no Él, el instrumento que Dios utilizará para hacer lo que Él quiere. Sin embargo, deberás extender tu mano al declarar la Palabra y ponerla en práctica, aún cuando las circunstancias estén en tu contra. Hace 42 años, Dios me dio una revelación impresionante por medio de una visión que tuve en Beaumont, Texas. Estaba orando, preparándome para ministrar en el servicio, cuando de repente me vi de pie en el púlpito de la iglesia. Al mirar hacia arriba vi un dragón ―horroroso― metiendo su cabeza por la puerta de la iglesia. A medida que entraba, su cuerpo se expandía como un globo, invadiendo todo el lugar. El dragón lanzaba fuego y humo. Cuando en la visión dirigió el fuego hacia mí ¡casi me quemó la ropa! Mientras caía al suelo vi a Jesús cerca de mí con una espada en Su mano. ¿Por qué Jesús no hace algo?, pensé. ¿No puede ver que me están hiriendo? Pero Jesús ni se movió. Sólo se limitó a fruncir el ceño. Noté que estaba bien molesto conmigo. En la Biblia leemos que Dios no estaba complacido con aquellos que se quedaron derrotados en el desierto (1 Corintios 10:5). A Él tampoco le agradó verme tendido en el suelo, derrotado. Fue entonces cuando me ofreció la espada, apuntando hacia el dragón. Su rostro me decía: ¡levántate! Extendí mi mano para tomar la espada, y un instante antes de tocarla, Jesús la soltó. La espada quedó suspendida en el aire. La tomé y comencé a ponerme de pie. No sólo se mantuvo firme en el aire, ¡sino que empezó a elevarme! Cuando me incorporé, toqué el mentón del dragón con la espada y al hacerlo, el dragón se partió a lo largo. Pude ver con mis propios ojos al dragón partido en dos. Con asombro, observé la espada. ¿Por qué no la había usado antes?, pensé. No esperes que Dios mate al dragón de tu vida. Tienes a tu alcance la espada del Espíritu: la Palabra invencible del Dios viviente. ¡Tómala y comienza a utilizarla! Lectura bíblica: Josué 11:5-23 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor. Pero el más importante de todos es el amor» (1 Corintios 13:13) ¿Qué haces cuando tienes un problema que no sucumbe y resiste todo intento para resolverlo? ¡Pon a trabajar el poder del amor! El poder del amor es el poder más grande del universo y no puede ser derrotado. Nunca falla (1 Corintios 13:8). La Biblia dice que Dios es amor. Por lo tanto, si manifiestas el amor en alguna situación, estarás manifestando a Dios en la misma. Ten presente que si permites que el amor gobierne en alguna situación, Jesucristo se hará responsable del éxito. ¿Cuál es ese amor del que estoy hablando? En 1 Corintios 13 leemos que ese amor «es sufrido, es benigno… no tiene envidia… no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta». La persona que se niega a amar se está perdiendo lo mejor que Dios ofrece. No te pierdas nada de eso. Manifiesta el amor en todo momento, en toda situación, en toda oración y en todo pensamiento hasta que el amor envuelva totalmente tu vida. Te fortalecerá y echará fuera todo temor, el cual te ha quitado las bendiciones más grandes de Dios; echará al diablo de tus asuntos y te hará libre del tormento de las tinieblas. Pon el amor en acción en las dificultades y vicisitudes de la vida, pues será la solución contra la cual los problemas no podrán hacer nada. Lectura bíblica: 1 Corintios 13 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«Entonces los que temen al Señor hablaron el uno con el otro, y el Señor los escuchó atentamente. Luego, en su presencia se escribió un libro de actas para los que le temen y piensan en su nombre» (Malaquías 3:16) ¿Alguna vez has notado que quienes han sido agobiados por la presión son los que tienen los testimonios que más animan e inspiran nuestra fe? Son creyentes que fueron fieles y confiaron en Dios cuando se sintieron presionados; confiaron en las promesas de Dios sobre la prosperidad en situaciones económicas desesperantes o confiaron en Dios para que los sanara de una enfermedad muy grave. Mi amigo, cuando te encuentres en una situación muy difícil, no es momento de volver atrás y reconsiderar la fidelidad de Dios ni es tiempo de alejarse de Él y decir: "Bueno, Dios, ¿por qué dejaste que esto me sucediera?" Lo que quiero decir es que, cuando las dificultades tarden en desaparecer y las circunstancias no estén en línea con las promesas de Dios, no te pongas a cuestionar Su fidelidad. Él está al tanto de lo que está sucediendo y no te fallará. Si pretendes examinar algo, ¡examínate a ti mismo y considera dónde pudiste haber fallado! Pero, si no puedes encontrar el origen del problema, simplemente di: "Señor, no sé cuál es el problema. Por favor, te pido que me lo muestres. Sé que Tú no eres el problema. No quiero dejarme llevar por las circunstancias, sino por Tu Palabra". Entonces, cuando Él te lo revele, no te demores en hacer los cambios necesarios. Quiero animarte a permanecer firme y seguir honrando a Dios con tus palabras. Él te escuchará cuando te sientas agobiado por la presión. ¿Qué será lo que oirá de tus labios? Lectura bíblica: Salmo 62 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«Dichoso el hombre que honra al Señor y se deleita obedeciendo sus mandatos… Su casa rebosará de bienestar y de riquezas, y su justicia permanecerá para siempre» (Salmos 112:1,3) Nunca olvidaré la primera vez que Gloria leyó ese versículo. En ese tiempo teníamos muy poco dinero; en las paredes de la casa no había adornos ni cuadros de ninguna clase. Pero ella se preparó para empezar a decorar. Se aferró a la promesa: «Su casa rebosará de bienestar y de riquezas», y la reclamó por fe. Y sucedió que a todas partes que íbamos, alguien nos regalaba un cuadro o algún adorno para la casa. Lamentablemente, la mayoría de los creyentes no son tan diligentes para confiar en Dios en cuanto a esa clase de cosas como Gloria lo fue. Algunos incluso dicen que Dios no promete prosperidad material a los creyentes del nuevo testamento, sino sólo prosperidad espiritual. Pero la verdad es que ambas son inseparables. Por eso Jesús dijo: «Por lo tanto, busquen primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas [materiales] les serán añadidas». Él sabe que el reino espiritual y el reino material están enlazados. El mundo físico no puede operar independientemente del mundo espiritual. Lo que sucede en uno, es un reflejo de lo que ocurre en el otro. Claro que tu condición espiritual repercute mucho en tu condición económica. Por eso, cuando empiezas a poner en práctica el evangelio y comienzas a prosperar espiritualmente, puedes también empezar a prosperar física y materialmente. No dejes que nadie te haga cambiar de opinión en cuanto a las promesas de Dios acerca de la prosperidad. Tú no debes escoger entre la prosperidad económica y la espiritual, pues ambas te pertenecen. Reclama, por la fe, tu derecho a ambas. Como hijo de Dios nacido de nuevo, atrévete a extender tu mano y a recibir ¡las riquezas que te pertenecen! Lectura bíblica: Deuteronomio 7:8-13 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«Por lo tanto, también nosotros, que tenemos tan grande nube de testigos a nuestro alrededor, liberémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante. Fijemos la mirada en Jesús, el autor y consumador de la fe, quien por el gozo que le esperaba sufrió la cruz y menospreció el oprobio, y se sentó a la derecha del trono de Dios» (Hebreos 12:1-2) Disciplinar la carne. Estas palabras traen a la memoria de muchos creyentes recuerdos de frustración y de fracaso. Saben que es importante disciplinar la carne, ya que la Palabra de Dios lo enseña de forma muy clara, pero no saben exactamente cómo hacerlo. Algunos se han dado por vencidos porque creen que tal disciplina es imposible. Otros siguen luchando, decididos a poner la carne bajo sujeción, aunque continúan perdiendo una batalla tras otra. Pero no debe ser así. En realidad, no podemos darnos el lujo de permitir que sea así, porque nos costaría muy caro. Nosotros tenemos la bendición de ser parte de la generación que verá las señales y los prodigios que los antiguos profetas desearon haber visto. Seremos testigos del derramamiento del Espíritu de Dios sobre toda carne. Pero el pecado impide el fluir del Espíritu. El poder y la gloria de Dios se manifestarán por medio de nosotros sólo cuando nos despojemos del pecado. Recién entonces veremos las grandes maravillas que han sido profetizadas para nuestra generación. Por lo tanto, deja atrás los fracasos del pasado. Proponte que no permitirás que los pecados de la carne te quiten la gloria de Dios. Sí, créelo. Puedes despojarte del pecado con el que has estado luchando todo este tiempo y vivir bajo el control del Espíritu. Observa a Jesús… Él te mostrará cómo hacerlo. Lectura bíblica: 2 Timoteo 2:19-23 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«No saldrá victoriosa ninguna arma que se forje contra ti. Y tú condenarás a toda lengua que en el juicio se levante contra ti. Ésta es la herencia de los siervos del Señor. Su salvación viene de mí. Yo, el Señor, lo he dicho» (Isaías 54:17) Ningún arma forjada contra ti prosperará. ¡Qué buenas noticias! ¿No es grandioso saber que ninguna enfermedad, circunstancia o dificultad podrá contra ti? Hace algunos años, uno de nuestros amigos estaba enfrentando una demanda judicial. Oramos juntos basados en ese versículo y acordamos que ese pasaje sería la palabra final en esa situación, y no las acusaciones en su contra. Estuvimos firmes en la fe, confiando en que esa demanda no prosperaría. Efectivamente, cuando mi amigo fue al juzgado, los demandantes no pudieron prevalecer contra él. Él ganó ese debate legal, no porque los abogados fueran muy listos, sino porque era inocente y había confiado en esa poderosa promesa de Dios. Imita ese ejemplo. Cuando el diablo te ataque en algún aspecto de tu vida, no te pongas a llorar, ni te cruces de brazos, ni le supliques a Dios para que te defienda. Abre la Biblia en Isaías 54:17. Recuerda lo que Dios te ha prometido. Usa esa promesa para fortalecerte contra el pecado y contra toda obra perversa que el diablo quisiera usar para atarte. Luego, aférrate a esa promesa por medio de la oración. Declara: "Señor, rehúso temerle a esa arma que el diablo ha forjado en mi contra, pues sé que de acuerdo con Tu Palabra, no prosperará contra mí. Confío en que Tú me protegerás, y desde ahora te doy gracias por la victoria. En el nombre de Jesús, Amén". No desperdicies el poder de la fuente de protección de Dios. Ponlo a funcionar en tu vida. Es tu herencia legítima como siervo del Señor. Lectura bíblica: Isaías 54:10-17 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
Gloria Copeland «El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios» (Romanos 8:16) ¿Alguna vez te ha sido difícil oír la voz de Dios? ¿Te has hallado atrapado en alguna situación confusa y necesitando consejo y aun después de orar y de leer la Palabra―aún no estás seguro de lo que Dios quiere que hagas? Yo he tenido esa experiencia. Conocía la Palabra escrita de Dios y ponerla en prácticahabía cambiado mi vida. Pero, cuando se trataba de decisiones para las cuales no había una respuesta directa en la Palabra, no estaba segura de qué hacer. Por ejemplo, decisiones como: a cuál ciudad mudarse, y cosas por el estilo. Lo que me guardó fue el conocimiento de que estaba haciendo lo correcto. La Palabra escrita de Dios y el testigo interno son dos cosas diferentes; nunca se contradicen, pero ambos son parte vital de nuestro caminar en el Señor. Por ejemplo, Dios esperaba que Israel obedeciera Su Palabra escrita. Pero también les dijo: «Obedézcanme» (Jeremías 7:23; NVI), pues quería que conocieran Su voluntad en situaciones específicas. Eso sucedió cuando Israel conquistó Jericó: el pueblo obedeció la voz de Dios. De otra manera, ¿de dónde más hubieran obtenido ese plan de batalla tan extraño? No estaba en la ley de Moisés y a nadie jamás se le hubiera ocurrido que marchar siete días alrededor de la ciudad sería una gran estrategia militar. Pero ¿cómo nos habla Dios? ¿Nos grita desde el cielo? Por lo general, no. En Romanos 8 leemos que el Espíritu Santo da testimonio a nuestro espíritu. Eso significa que las instrucciones de Dios provienen desde adentro, no de afuera. Es posible que cuando oigas la voz de Dios, te preguntes: "Señor ¿eres Tú o soy yo?". Eso se debe a que Dios por lo general no impone de forma directa pensamientos en tu mente, sino que habla a tu espíritu, y éste convierte la voz de Dios en pensamientos. Empieza hoy a prestar atención a ese testigo, al conocimiento, al consejo y a la voz apacible que sientes en tu interior. Si al escucharla suena como tu voz, no te sorprendas. ¡Eres tú! ¡Es tu espíritu que está siendo influenciado por el Espíritu de Dios! Cuando naciste de nuevo, tu espíritu se convirtió en el mejor consejero, porque renació del Espíritu de Dios. Tienes Su naturaleza. Y el Espíritu Santo vive en tu espíritu para enseñarte y guiarte en la vida. Lectura bíblica: Josué 6:1-20 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
"Regocíjense y alégrense en la esperanza; permanezcan firmes y sean pacientes en el sufrimiento y en la tribulación. Sean constantes en la oración" (Romanos 12:12, AMP) Se supone que vivamos en la esperanza y tengamos gozo para que cuando Satanás venga a tratar de quitarnos la victoria y a decirnos que Dios no nos ayudará más, lo único que debemos hacer es tan solo pensar en la Palabra de Dios para recobrar el gozo. Así que regocíjate porque estás en Cristo. Regocíjate de que el cielo es tu hogar. Regocíjate de que mayor es el que está en ti, que el que está en el mundo. ¡Presume acerca de Dios hoy! El diablo no podrá soportarlo. "…Permanezcan firmes y sean pacientes en el sufrimiento y en la tribulación". La palabra tribulación significa: "Estar bajo presión, adversidad o persecución". Cuando la persecución o la adversidad llegue a tu vida, no te des por vencido ni desmayes, sino que acércate con toda confianza al trono de la gracia, en el Nombre de Jesús, y recibe la ayuda que necesitas. Ten presente que cuando las cosas se tornan difíciles, no es el momento de olvidarse de la Palabra, sino de duplicar el tiempo en ella. Es hora de ser constante en la oración para que puedas estar firme. Regocíjate, se paciente en la adversidad y se constante en la oración, ¡y el diablo no podrá robarte nada! Lectura bíblica: Romanos 5:1-5 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«Entonces Jesús le dijo: «Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló ningún mortal, sino mi Padre que está en los cielos» (Mateo 16:17) ¿Recuerdas cuando fuiste al colegio a aprender el abecedario? Lo hiciste a través de tus cinco sentidos y de tus capacidades lógicas para almacenar y ordenar datos. Esa clase de conocimiento se denomina conocimiento natural, y es al que la mayoría de la gente ha sido expuesta. Pero en el reino de Dios existe otra clase de conocimiento que opera de adentro hacia afuera, en vez de afuera hacia adentro. Se llama conocimiento adquirido por revelación divina. Jesús habló de esta clase de conocimiento en Mateo 16. Él le había preguntado a Sus discípulos quién creían ellos que Él era. Entonces Pedro le respondió: «…¡Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente!» Entonces Jesús le dijo: «Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló ningún mortal, sino mi Padre que está en los cielos.» (Versículos 16-17). Dicho en otras palabras: "Pedro, tú no recibiste ese conocimiento a través de tus sentidos naturales, sino directamente de Dios". Si alguna vez has recibido esa clase de conocimiento, te habrás dado cuenta de que después de recibirlo empiezas a ver las cosas de manera diferente y a tener una confianza tan firme que, como Jesús le dijo a Pedro, ni las puertas del infierno prevalecerán en tu contra. Pero esas revelaciones no surgen fácilmente. Debes meditar en la Palabra y buscar al Espíritu de Dios para que te las revele porque están ocultas en Él. La Biblia afirma que Dios ha reservado Su sabiduría para los santos (1 Corintios 2:7-9). Nota que dice que la ha ocultado para los creyentes, no de ellos. Dios definitivamente quiere que las tengas. Sin embargo, no pienses que Dios te mandará del cielo grandes revelaciones cuando estés mirando la televisión. Es necesario que lo busques. Si anhelas recibir el conocimiento adquirido por revelación divina, necesitas meditar en la Palabra, orar y estar en comunión con el Señor para que estés en condiciones de recibir ese conocimiento. Empieza a recibir ese tipo de revelaciones; es la clase de conocimiento más emocionante que existe. Lectura bíblica: 1 Corintios 2 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«Dichoso el hombre que honra al Señor y se deleita obedeciendo sus mandatos... vivirá sin temor a las malas noticias, y su corazón estará firme y confiando en el Señor» (Salmo 112:1,7) Aquellos que se forman el hábito de deleitarse en la Palabra de Dios ¡tendrán un corazón firme! Podrán hacer frente a las calamidades sin perder su firmeza, sabrán qué hacer antes de que éstas lleguen y saldrán victoriosos. ¡Ese tipo de creyentes es difícil de derrotar! Lo lamentable es que la mayoría de los creyentes esperan hasta enfrentar alguna desgracia para empezar a afirmarse en la Palabra; esperan hasta encontrarse entre la espada y la pared. Es entonces cuando se vuelven muy espirituales y empiezan a ayunar y a orar… Pero, frecuentemente, se dan cuenta de que han empezado muy tarde. Es como el hombre que al descubrir a un ladrón en la casa empieza a levantar pesas para desarrollar sus músculos y poder hacerle frente. ¡Por supuesto que de esa manera no logrará nada! Si se hubiera ejercitado antes, en lugar de mirar la televisión, habría estado preparado. Pero dadas las circunstancias, será fácilmente derrotado. Prepárate antes de que el diablo asalte tu casa. Afirma tu corazón, apaga el televisor, apaga las distracciones del mundo y enciende la Palabra. ¡El tiempo propicio para empezar a afirmarte en la Palabra de Dios es hoy mismo! Lectura bíblica: Job 22:21-30 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
Les he escrito a ustedes, padres, porque han conocido al que es desde el principio. Les he escrito a ustedes, jóvenes, porque son fuertes, y la palabra de Dios permanece en ustedes, y han vencido al maligno» (1 Juan 2:14) El hombre fue creado para ser un ganador. La Biblia nos los dice. Por ejemplo, en Génesis leemos que al principio Dios le dio al ser humano dominio sobre toda la Tierra y sobre todo ser viviente en las aguas, en el aire y en la tierra. El hombre ni siquiera sabía lo que significaba perder hasta que se apartó de Dios cuando decidió desobedecerle en el huerto de Edén. A partir de ese momento, el hombre empezó a conocer lo que es la derrota, se vio forzado a aceptar el fracaso como parte de la vida y quedó reducido a una posición subordinada, una posición a la que nunca se le destinó. Es una historia triste. Pero si eres un hijo de Dios nacido de nuevo, tu historia tiene un final feliz. Por la fe en Cristo Jesús, ¡has sido hecho un ganador otra vez! En realidad, Dios ya garantizó tu éxito. Permíteme explicarte lo que quiero decir. Imagínate que estás a punto de emprender un trabajo muy difícil, y antes de empezar a hacerlo, Dios te habla de manera audible y dice: Quiero que sepas que voy a encargarme personalmente de que este plan en el que estás trabajando salga bien. Ahora bien, quiero que sepas que tienes la promesa de Dios de que triunfarás. En Su Palabra Él dice que eres un vencedor. En Él puedes vencer cualquier dificultad que el mundo ponga en tu camino (1 Juan 5:1-5). No importa cuán perdedor te sientas, ni cuantas veces hayas fracasado en el pasado. Si crees que Jesús es el Cristo, el Hijo del Dios viviente, entonces has llegado a ser más que vencedor en Él (Romanos 8:37). ¿Querrá decir eso que ya no tendrás más problemas? No. Simplemente significa que podrás hacer frente a la dificultad, y triunfar. Si últimamente has estado pensado que eres un fracaso, renueva tu mente con la Palabra de Dios que dice que eres un ganador. Siempre que se te presente un reto, respóndele diciendo: ¡Alabado sea Dios!, puedo vencer en esta situación porque Jesucristo ¡ya me ha hecho vencedor! Deja que esa Palabra de parte de Dios habite en tu corazón. Ella hará de ti un ganador. Lectura bíblica: 1 Juan 5:1-5 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«Es verdad que aún somos seres humanos, pero no luchamos como los seres humanos.» (2 Corintios 10:3) ¿Sabes por qué tantos creyentes están perdiendo las batallas en su vida? ¡Porque están peleando contra el enemigo equivocado! Han sido engañados y creen que si alguien les dice o les hace algo para perjudicarlos, deben pelear en contra de esa persona. Pero están equivocados. La Biblia dice que no luchamos contra sangre y carne. Y como todo ser humano es de sangre y carne, eso implica que nuestros semejantes no son nunca el origen de nuestros problemas. "Pero, hermano Copeland, no sabe lo que fulano y mengano me hicieron". Eso no importa, porque si desperdicias tu tiempo peleando contra fulano y mengano, tu verdadero enemigo se saldrá con la suya. ¿Quién es el verdadero enemigo? Mira Efesios 6:12: «La batalla que libramos no es contra gente de carne y hueso, sino contra principados y potestades, contra los que gobiernan las tinieblas de este mundo, ¡contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes!». ¡Satanás y los demonios serán tus enemigos de por vida! Ellos son los culpables de toda afrenta personal que sufres. Las personas que te perjudican y te ofenden son sólo sus instrumentos. Cuando Satanás quiere hacerte daño, lo hace por medio de ellas. Recuerda lo siguiente: la persecución no es la manifestación del odio que otra persona siente contra ti, sino la manifestación del temor que Satanás te tiene. Cuando te sumerges en la Palabra y la usas como la espada del Espíritu, el diablo se llena de temor y busca a alguien a quien pueda enviar en tu contra. La próxima vez que alguien te ofenda, no te desvíes del camino para pelear contra esa persona; en vez de hacer eso, ata al espíritu que está utilizando a esa persona. Olvídate de la lucha contra la sangre y la carne, y empieza a pelear con las armas del Espíritu. Enfréntate a Satanás con autoridad y con la Palabra de Dios, y ¡derriba al verdadero enemigo! Lectura bíblica: Efesios 6:10-18 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«Pero si mi pueblo, que lleva mi nombre, se humilla y ora, busca mi rostro y se aparta de su conducta perversa, yo oiré desde el cielo, perdonaré sus pecados y restauraré su tierra» (2 Crónicas 7:14) Podrías estar pensando: "¿Pueden unos pocos transformar realmente una nación entera?". Déjame preguntarte lo siguiente: ¿Puede una persona endemoniada transformar una nación para el mal? ¡Por supuesto que sí! Hitler lo hizo en Alemania. Si el poder del diablo en un ser humano puede cambiar a una nación para mal, puedes estar más que seguro de que un grupo de hombres y mujeres con el poder de Dios en ellos serán capaces de cambiar a una nación para bien. Ninguna nación está tan perdida como para que Dios no pueda cambiarla. Israel es prueba concreta de ello porque, cuando aún no existía, el diablo no pudo destruirla. Dios la levantó ante sus propios ojos. Quiero que notes algo en las escrituras: «…si mi pueblo, que lleva mi nombre,…». Dios no dijo: "Si toda la nación", como requisito para que cambiaran las cosas. Él dijo: «…si mi pueblo…». Nota que tampoco dijo: "si mi pueblo se pone a firmar peticiones y si obtienen la mayoría de votos…". No, Él dijo: «si… ora». En otras palabras, tendremos que dejar de tratar de resolver este asunto en nuestras propias fuerzas. Dios sanará esta Tierra, pero nuestro deber es orar, creer y buscar Su rostro. Empecemos a hacerlo hoy. Lectura bíblica: 2 Crónicas 7:1-16 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.