Hay una belleza en darse cuenta que Él hizo todo lo que nosotros no podíamos hacer. La historia de la Navidad es la repetición de que para Dios no hay nada imposible. Que esta temporada puedas celebrar que Dios está cerca tuyo, que está metido en el medio de absolutamente todo lo que estás viviendo.
Cada parte que se gasta tiene un propósito y es engrandecer el reino de Dios. El ojo de generosidad entiende que cada vez que abre la mano no tiene miedo, porque nuestro Padre provee todo lo que necesitamos. La abundancia real no es tener más que otros, sino llegar a tener lo que Dios soñó para nosotros.
Cuando uno entra en zona de milagros, tus redes se transforman en un espacio que lleva a la gente de muerte a vida. Hay personas que se la pasan utilizando camisetas viejas que tienen que ver con su pasado, pero nada que ver con el futuro que está por venir. Tengo un Jesús que lo dio todo por mí y yo me identifico con Él, ya no con quien yo era.
La zona de milagros es aquella que tiene una esperanza que es a prueba de malos días. Es un llamado a aquellos que han fracasado una y otra vez pero están dispuestos a salir otra vez. Se trata de creer lo que Dios dice de nuestra capacidad. Él siempre habla de ti, no por lo que eres sino por todo lo que puedes ser.
Algunas veces solo te dan 3% de esperanza, pero Jesús no necesita ni 1% para hacer milagros. Dios no puede decir "sí" a las oraciones que no has hecho. Porque cuando tu motivación cambia, tu oración cambia. Y cuando tu oración cambia, tu milagro se activa.
Antes de un sí vas a encontrar resistencia y si la evitas, encontrarás lo que hay y no lo que quieres. Los planes que Dios tiene contigo son generacionales, en ti hay un antes y un después. Tus palabras son el lenguaje de programación de esta realidad. Vive con la fe de que el día de mañana cualquier obstáculo va a caer porque Él está contigo.
Las emociones nos muestran reacciones valiosas que pueden demostrarnos felicidad o peligro. La salud mental no es una cajita que uno busca cuando está mal, sino un trabajo constante para estar bien. El “qué me pasa” no solo me lo pregunto a mí, sino también se lo pregunto a Dios y de su mano lo trabajo.
Necesitamos tener la libertad de pensar distinto y encontrar en la diferencia algo que fluya. Se trata de que conectes con tu mundo interior y que tu yo adulto pueda abrazar al niño en ti y le recuerde que estás a salvo. No todo plan es una obligación, no a todo tienes que decir que sí. Los límites generan que ames más y que respetes más.
Para perdonar necesitas admitir todo lo que pasó. A veces morimos por pequeñas heridas no habladas a tiempo. Se trata de entregar tus heridas a Dios y dejar que Él haga la tarea que tú no puede hacer. Su misericordia y su gracias se manifiestan cuando decides soltar el proceso.
Todo lo que tienes escondido en tu alma y en tu corazón, es más fácil atacarlo cuando recién empieza. Eres responsable de permitir lo que te pasa. Cuando sabes tu valor no andas por la vida dandole descuentos a nadie. Háblale a la roca y verás agua salir que bendecirá a otros.
No pierdas tu alma en el camino porque a Dios le importa más tu alma que tu éxito. Para llegar bien a los lugares que estás yendo, a veces tienes que ir en contra de los patrones que has tenido. Se trata de ser de bendición en donde sea que estés hoy. Quien es fiel en lo poco, es fiel en lo mucho.
Dios cuida de ti en lo visible y en lo invisible. Aprende a descansar en el mientras, porque la vida también sucede en esos espacios intermedios; y es justo ahí donde se esconde la paz para lo que está por venir.
El problema de tener grandes objetivos es que te pierdes de grandes cosas en el camino. A Dios le importa mucho más tu alma que tus sueños. No es hacer lo que vale la pena, es hacerlo que valga la pena. Todo lo que hoy disfrutas o ignoras eran cosas por las que orabas ayer.
La fe es la seguridad de lo que se espera mientras confiamos en quién nos la está dando. Cuando estamos en situaciones difíciles necesitamos escuchar Su voz. Dios siempre sana aún cuando no contesta como nosotros esperamos. Él puedes hacer de la muerte - vida.
Es muy difícil saber esperar sin desesperarse. Tu espera no es tiempo muerto, es tiempo de preparación. Hoy puede ser el día donde recibas la respuesta que estás buscando. Dios es el director de la película de tu vida y Él sabe el tiempo exacto en el que entras a escena.
En tus mayores sufrimientos has de encontrar tu propósito. Los milagros suceden cuando crees que no tienes lo que necesitas. Encuentra una razón, busca innovación, no se te ocurra cerrar el techo que Él abrió, y busca al Dios de los imposibles.
Somos el promedio de nuestro círculo de amigos. La gente que te va rodeando va determinando hasta donde quieres llegar y donde quieres vivir. Hay cosas que para ganar en esta carrera y no morir en el intento vas a tener que soltar. Más importante que la velocidad es la dirección, porque nada más tonto que acelerar y llegar al lugar incorrecto.
Jesús necesita que tengas páginas en blanco para reescribir una nueva historia con Él. Tus heridas del pasado no serán tu culpa, pero sí tu responsabilidad sanarlas. Deja atrás lo que tengas que dejar atrás, porque lo que has visto hasta ahora es solamente una migaja de lo que Dios hará en tu vida.
Hay un poder en mantener la actitud en el proceso. No tenemos control sobre la crisis ni el milagro, pero si total control sobre le camino. La fe tiene que transformarse en expectativa y muchas veces se necesita conectar con incoherencias. Ora hasta que algo pase.