Hablamos de caminantes, viajeros, peregrinos, pero le agregamos un adjetivo: “noble”. Pero, ¿de qué nobleza estamos hablando? Ciertamente, nuestra nobleza no está relacionada con la sangre ni con títulos nobiliarios. La nuestra es una nobleza del corazón y, por lo tanto, solemos hablar de una “aristocracia cordial”. Esta nobleza del corazón no es un privilegio otorgado al azar ni una distinción superficial, sino un ideal que se cultiva mediante la virtud y la búsqueda de lo trascendente. Por esta razón, en algunos manuscritos heráldicos podía leerse la frase: “Nobilitatis virtus non stemma” (“La Virtud, no el pedigree, es el signo de la nobleza”), por lo cual el eje de la nobleza no es el ADN sino la Virtud. En esta imagen vemos un águila adulta haciendo que su cría observe de frente al sol, una escena simbólica que era bastante usual en el renacimiento.
Continuamos con la serie de entrevistas en este canal de la Orden Rosacruz Iniciática. En esta ocasión, Sara Noheda entrevista a Miguel Ángel Rivera, autor de "El rebote de la luz". Compra del libro: https://amzn.eu/d/eHcls4e El Rebote de la Luz: Metafísica, Consciencia y la Lucha contra el Mal ¿Qué papel juega la consciencia en la estructura del universo? ¿Es el mal un principio fundamental o una consecuencia de nuestra desconexión con la esencia misma del ser? ¿Es posible superar la fragmentación interna y restaurar la unidad? El Rebote de la Luz explora estas preguntas fundamentales, fusionando la tradición neoplatónica con una visión filosófica contemporánea. A través de un enfoque accesible, ofrece respuestas a temas complejos sobre la realidad, el conocimiento y la trascendencia, invitando al lector a comprender mejor la naturaleza del mal, la consciencia y el ser. Además, introduce la Teoría del Albergo de la Consciencia, que sugiere que la mente es un principio estructural del universo, abriendo nuevos horizontes en la filosofía de la mente y la metafísica contemporánea. Una obra que invita a la reflexión y devuelve al ser humano un papel activo en la búsqueda de sentido.
Desde la noche de los tiempos, el ser humano ha sentido la necesidad de preservar ciertos conocimientos en el secreto, lejos de la indiscreción de personas no iniciadas, no preparadas o incluso enemigas, tanto en ámbitos políticos, militares y también espirituales, especialmente en las corrientes mistéricas. De esta necesidad nació la criptografía*, una palabra que viene del griego kryptós (oculto) y graphein (escribir), es el arte de escribir en clave, de disfrazar un mensaje de tal modo que solo pueda ser leído por quien conoce la clave o el método de descifrado. En este video vamos a hacer un repaso a algunos métodos criptográficos, especialmente aquellos que han sido utilizados en ámbitos iniciáticos.
Conferencia de Phileas del Montesexto en el Ateneo de Menorca sobre Veritas y la búsqueda de la Verdad desde la perspectiva iniciática. En la charla se tocan diversos temas en vinculación a este tema central y partiendo de la imagen de la diosa Veritas. -------------------------------------------------------------
Continuamos con el análisis de los mandalas alquímicos. En esta entrega acudimos a la obra de Basilio Valentín, donde encontramos dos interesantes círculos repletos de símbolos. Descarga de mandalas para pintar: Pueden sumarse a nuestro canal de Telegram: https://t.me/rosacruziniciatica
Continuamos con el análisis de algunos mandalas alquímicos en este canal de la Orden Rosacruz Iniciática. En esta segunda entrega hablaremos de un mandala muy especial. Para sumarse a nuestro canal de Telegram: https://t.me/rosacruziniciatica Para sumarse a nuestro canal de WhatsApp: https://whatsapp.com/channel/0029VaBeWBFG8l57NYOrgI0Y
Nuevo formato de este canal en el que Sara Noheda iniciará una serie de entrevistas a escritores del momento vinculados a la Filosofía Iniciática. La serie comienza con Phileas del Montesexto y su obra "Meditaciones Herméticas" donde se analizan 52 emblemas alquímicos extraídos del libro de Stolcius.
El término mandala es de origen sánscrito y significa, justamente, círculo, por lo cual toda representación circular con una connotación sagrada podría ser denominada “mandala”. El primero en hablar de "mandalas alquímicos" fue Carl Gustav Jung y esta idea fue desarrollada más tarde por el investigador Adam MacLean.
La filosofía iniciática centra sus enseñanzas en una reeducación de la percepción, es decir, en la contemplación del mundo con otros ojos, afinando la mirada interior y desarrollando una captación intuitiva de la realidad a través de los símbolos. Como bien enseñan los místicos e iniciados, el simbolismo no es un entretenimiento o un conocimiento oscuro sino que es el lenguaje del alma, porque permite traducir lo invisible en imágenes visibles, permitiéndonos conectar planos, lo material y tangible con lo metafísico. A través del estudio, la reflexión serena y el contacto con los símbolos, el alma tiene la capacidad de comenzar a recordar verdades que ya conocía, pero que había olvidado. Por eso la pedagogía iniciática es una anamnesis, un recuerdo, la posibilidad de conectar con nuestra esencia más profunda.
En esta primera lámina encontramos el título del libro: MUTUS LIBER, y se agrega: “en el cual, sin embargo, toda la filosofía hermética se representa, consagrada a Dios misericordioso, tres veces muy bueno y muy grande, y dedicado sólo a los hijos del arte, por el autor de quien el nombre es Altus”.
El arca es símbolo de salvación, de la posibilidad de resguardar lo esencial en medio del caos. Representa la protección de la semilla, de lo esencial, cuando todo lo demás desaparece. Es una matriz, un útero simbólico donde se gesta una regeneración. Desde una lectura alquímica, el arca podría compararse con el “vas hermeticum”, el recipiente cerrado donde ocurre la transmutación de la materia prima. El diluvio, con sus aguas purificadoras, nos recuerda a la etapa de la nigredo, la disolución del viejo mundo, de los elementos impuros. Sin embargo, dentro del arca se preserva la esencia, lo incorruptible, esperando el momento propicio para manifestarse.
El escenario es el mar. El protagonista de la aventura es el navegante, figura arquetípica del buscador espiritual. No es un turista, ni un comerciante de rutas. Es alguien que se atreve a soltar amarras, impulsado por un llamado que no siempre sabe explicar. Su travesía lo expone a tormentas, tentaciones y monstruos simbólicos, pero también a descubrimientos profundos, revelaciones y encuentros consigo mismo. Como Ulises, Jasón o Simbad, el navegante atraviesa el mar no solo para llegar a un lugar, sino para transformarse en el camino. En la tradición iniciática, esta figura aparece una y otra vez: Buda es el Gran Nauta que lleva a los seres a la otra orilla del sufrimiento; Cristo es el timonel de la nave que conduce a los suyos por el mar del mundo; Jano, dios de los comienzos, lleva las llaves de los umbrales y también la barca que cruza entre lo viejo y lo nuevo. La imagen se repite: hay una orilla de origen, una travesía incierta, y una tierra prometida que no es solo geográfica, sino espiritual.
En la tradición judía, especialmente en la Cábala, los métodos de codificación y manipulación de letras y números son herramientas esenciales para el estudio de los textos sagrados. El valor numérico de las letras hebreas permite establecer equivalencias ocultas entre palabras y frases aparentemente inconexas, revelando así niveles de significado más profundos. Este sistema se llama Gematría y consiste en asignar un valor numérico a cada letra del alfabeto hebreo. Junto a la gematría, se emplean también otros sistemas como el Notaricón (formación de palabras a partir de acrónimos) y el Temurá (intercambio de letras según reglas específicas), los cuales permiten múltiples capas de lectura e interpretación de los textos sagrados
Desde la antigüedad, numerosos filósofos han afirmado que conocer es en realidad recordar. Platón, en su teoría de la reminiscencia (anamnesis), sostenía que todo conocimiento es un recuerdo del alma. Para él, aprender no consiste en adquirir información nueva, sino en hacer aflorar verdades que el alma ya conocía antes de nacer, cuando moraba en planos más sutiles de realidad. En otras palabras, lo que se está diciendo es que el saber más profundo es innato y que lo olvidamos al encarnar en el plano físico, quedando velado por la experiencia sensible y el olvido. Los griegos hablaban del río Leteo, cuyas aguas provocaban el olvido total del alma antes de su encarnación, y de la diosa Aletheia, que significa “des-ocultamiento” o “verdad revelada”. Así, recordar es un acto cosciente de desvelar lo que ya habita en nuestro interior, quitando uno a uno los velos del olvido. En otros puntos del globo, otros maestros e iniciados llegaron a la misma conclusión. En la India, Ramana Maharshi insistía en que la realización del Ser no implicaba obtener algo nuevo: “Ya somos el Ser -decía- sólo el Ser es. La ignorancia es la que nos hace imaginar que no hemos realizado el Ser”. Desde esta perspectiva del vedanta advaita, ya somos aquello que buscamos; simplemente lo hemos olvidado bajo las capas de ignorancia, y el camino espiritual es un proceso de remover esos velos para reconocer nuestra naturaleza eterna.
Los cuadrados mágicos planetarios o “cameas” son verdaderas obras maestras de la magia tradicional ya que en ellos se reúnen la matemática pitagórica, la astrología caldea y los sistemas mágicos medievales, que concebían al universo como una estructura viva, ordenada y profundamente simbólica. Existen varios tipos de cuadrados mágicos: algunos son simples juegos numéricos con propiedades curiosas, otros tienen aplicaciones recreativas, pero cuando hablamos de cuadrados planetarios nos referimos a estructuras simbólicas, asociadas a las esferas celestes, que permiten canalizar las energías de los planetas. Los siete cuadrados planetarios o “tablas sagradas de los planetas” se vinculan a los siete planetas tradicionales: Mercurio, Venus, Marte, Júpiter, Saturno, Luna y Sol.
Un mudra es una postura de manos utilizada en prácticas espirituales y en todas las tradiciones. En un primer acercamiento, podemos decir que las posturas corporales, en especial la postura de las manos, están vinculadas a la circulación y canalización de la energía vital o prana. Por otro lado, las manos, al adoptar gestos específicos, comunican a nuestra mente mensajes sutiles, a fin de predisponerla para la meditación, la calma o incluso la conexión con la trascendencia. Cada mudra posee un significado particular, actuando como un código simbólico que ayuda a enfocar y equilibrar las energías internas. Existen decenas de mudras que se utilizan en diversos fines pero hoy me quiero centrar en los mudras de conexión, es decir aquellos que se usan tradicionalmente como refuerzo corporal a la oración, entendida esta como una conexión con lo divino o con capas más profundas de nuestro ser.
A finales del siglo XVIII, la egiptomanía se consolidó como un fenómeno cultural e intelectual en Europa, reflejando la profunda fascinación que el Antiguo Egipto ejercía en diversos ámbitos, desde la arquitectura y la literatura hasta la filosofía y los círculos iniciáticos. En particular, la Masonería incorporó con entusiasmo esta influencia, quizás tomando como base la célebre afirmación de Cagliostro: “Toda luz viene de Oriente, toda iniciación viene de Egipto”, un axioma que se ha venido repitiendo como un mantra en ámbitos esotéricos desde hace siglos. En este contexto, en este auge por todo lo egipcio, apareció en Prusia -más precisamente en el año 1767- un rito masónico fuertemente inspirado en las tradiciones iniciáticas del Antiguo Egipto, aunque, en rigor de verdad, este rito no puede considerarse egipcio sino egipciano o pseudo-egipcio, ya que parte de una idealización de las escuelas de misterios descritas en textos grecolatinos y no de una transmisión directa y comprobable de las prácticas iniciáticas originales del Egipto faraónico. Aún así, es interesante el modo en que, 23 años antes de que se descubriera la Piedra Rosetta, fueron llevados a Europa e incrustados en un ritual iniciático símbolos, ritos y leyendas vinculados a Egipto. Hoy en día todos hemos visto fotos de Egipto, documentales, películas, incluso algunos han tenido el privilegio de viajar a esas tierras, pero en 1767 no se sabía demasiado de Egipto, al menos no con el rigor científico que vino después con el desarrollo de la egiptología.
En un video anterior habíamos empezado a analizar de modo sintético el calendario mágica, esta tabla de correspondencias mágicas del renacimiento tardío. Ahora vamos a abordar los siguientes números de la tabla. El Calendario Mágico es un compendio hermético de símbolos y conceptos alquímicos, astrológicos y esotéricos del Renacimiento. Fue creado como una síntesis de las tradiciones místicas y mágicas de la época medieval y renacentista, e incluye diagramas simbólicos que representan correspondencias entre los planetas, elementos, signos zodiacales, ángeles, sefirot cabalísticos y conceptos alquímicos. Su propósito es ser una herramienta para la meditación, la enseñanza esotérica y la práctica ritual, proporcionando una visión estructurada del universo desde una perspectiva espiritual y simbólica.
El Calendario Mágico es un compendio hermético de símbolos y conceptos alquímicos, astrológicos y esotéricos del Renacimiento. Fue creado como una síntesis de las tradiciones místicas y mágicas de la época medieval y renacentista, e incluye diagramas simbólicos que representan correspondencias entre los planetas, elementos, signos zodiacales, ángeles, sefirot cabalísticos y conceptos alquímicos. Su propósito es ser una herramienta para la meditación, la enseñanza esotérica y la práctica ritual, proporcionando una visión estructurada del universo desde una perspectiva espiritual y simbólica. Esta obra impresionante fue creada en la ciudad de Frankfurt en el año 1620, específicamente en el contexto de la Renovatio Hermetica, un renacimiento del esoterismo antiguo y medieval que fue el caldo de cultivo donde nació el rosacrucismo tal como lo conocemos.
El camuflaje es una estrategia tradicional para la comunicación del conocimiento secreto. En otros audios nos hemos referido a los cuentos infantiles, algunos juegos como la rayuela y el parchís, e incluso podríamos considerar al tarot como una forma de camuflar un saber profundo, pero ahora vamos a hablar del rosario irlandés y el orbe masónico.