En el episodio de hoy nos proponemos derribar mitos y prejuicios sobre el decrecimiento económico. Suele verse como un fracaso, como una propuesta para volver a "las cavernas". Cuando es precisamente lo contrario. Es una propuesta económica que busca recuperar el control del tiempo por las personas, y poner la salud y el bienestar en el centro. Mas del 70% de los ciudadanos del Norte Global entienden y apoyan el decrecimiento, aunque el término no acaba de gustar. Además, no olvidemos que el decrecimiento es inevitable, dado que hemos rebasado 7 de los 9 límites planetarios, esas condiciones necesarias para la vida humana. La oportunidad para cambiar el modelo económico que ni nos hace sostenibles ni sanos, ni felices, es ahora. Si no nos gusta llamarle decrecimiento, le llamamos otra cosa. Pero estamos hablando de reducir la producción y el consumo.
El hecho de ser organismos terrestres nos hace vivir en cierto modo de espaldas al mar. El cambio climático lo centramos en sus efectos en tierra firma cuando los mares recalentados están siendo protagonistas no solo de huracanas y tifones de auténtico récord, sino de pasar puntos de inflexión con consecuencias ecológicas y económicas que no acabamos de entender, pero que no pintan nada bien. En este episodio de Ciencia Vuelta hablaremos de corrientes marinas que transportan calor, de DANAS alimentadas por mares muy calientes... Pero insistimos en que el océano es el mayor aliado que tenemos contra el cambio climático. Protegerlo es protegernos.
En este nuevo episodio de Ciencia Vuelta nos asomamos asombrados al brutal negocio de la guerra. Brutal en todos los sentidos. La guerra no es lo que parece, y lo sabemos desde hace mas de un siglo con el despegue de países como Estados Unidos y sus "especuladores patrióticos" para quienes la paz no es sino un momento en el que dejan de ganar dinero. Entra con nosotros a revisar los detalles de un negocio descomunal que muy poco tiene que ver con defensa y aun menos con la ética o los derechos humanos.
Al albur de atractivas subvenciones e incentivos proliferan por todo el territorio español propuestas de instalación de plantas de biogas y de biometano que inquietan a científicos, activistas y a los habitantes del medio rural donde se proyectan. Lo que en principio es una buena idea al darles una nueva vida a los residuos orgánicos antes de descartarlos definitivamente se convierte en un nuevo y preocupante problema ambiental, sanitario, social e incluso económico. Y la trasnformación acontece por el tamaño de esas plantas, que se programan grandes para que salgan rentables, y la ubicación, que se busca cómoda para los miles de camiones que acarrean el nauseabundo material. La ciudadanía se organiza en plataformas para exigir más democracia (transparencia con fondos y espacios públicos, información veraz de los pros y los contras) y derechos humanos (derecho a agua limpia, a un medio ambiente saludable) y están deteniendo muchos proyectos de la mano de la ciencia y la conciencia.
La justicia llega con retraso, y en relación al bien común suele inclinarse por favorecer la actividad económica, considerando que el daño social y ambiental es un mal menor. Sin embargo, agotados y entristecidos por este aluvión constante de malas noticias ambientales, nos hemos hecho eco en Ciencia Vuelta de varios casos en los que triunfa la sensatez y la protección de la naturaleza. Sentencias históricas desde Málaga a Galicia que deben animarnos a no desanimarnos.
A medida que avanzan las distintas crisis (geopolíticas, económicas, ambientales), algunos gobiernos como el de Estados Unidos orquestan una huida hacia adelante recortando presupuestos en investigación, precisamente cuando más falta hace. Muchos científicos y científicas se ven obligados a exiliarse, ahora en la dirección contraria a la que tuvo lugar durante la segunda guerra mundial. Huyen de Estados Unidos y Europa les abre los brazos, aunque no cuenta con un presupuesto boyante, ni mucho menos, para la ocasión. Es muy preocupante entrar en una etapa histórica donde cada vez más gobiernos y sectores de la sociedad cuestionan o no confían en la ciencia.
Tanto se ha hablado del fin del capitalismo, de que hay que acabar con ese sistema socioeconómico basado en las leyes del mercado y en el crecimiento perpetuo, que da un poco de apuro anunciar que el fin del capitalismo podría estar antes de lo que pensamos. En estos meses, quienes están poco menos que certificando la defunción del capitalismo no son quienes lo hacen habitualmente. Las principales entidades aseguradoras del mundo concluyen que de seguir con la trayectoria climática actual colapsaría su sector, el de los seguros, y arrastraría consigo a todo el modelo capitalista de organización de la sociedad y la economía. Desde un ángulo muy diferente vienen a concluir lo mismo que cientos de miles de científicos y activistas climáticos llevan décadas denunciando. Quizá la congruencia de mensajes de tan variados orígenes tenga suficiente influencia para acabar con el capitalismo antes de que él acabe con nosotros.
Buena parte del norte global está experimentando un gran éxodo a las ciudades desde las zonas rurales. A pesar de lo mucho que necesitamos gente y actividad en el medio rural no acabamos de encontrar solución o alternativa a este movimiento demográfico que se vive con gran tristeza y preocupación no solo en España sino en países como Corea del Sur o Japón y buena parte de Europa. ¿Qué se puede hacer para responder al envejecimiento de la población y al movimiento hacia las ciudades? ¿Qué podemos aprender de las experiencias de otros países? ¿Puede la inmigración revertir o atenuar algunos de estos cambios demográficos?¿Qué consecuencias tiene para el medio ambiente estos cambios demográficos locales y globales?
Tras mas de tres años del podcast Producción Propia, dentro del proyecto La Salud de la Humanidad, nos proponemos un salto cualitativo de estilo y contenidos. No es solo un cambio de nombre e imagen. Aunque también. Incorporamos a Ana Payo Payo, oceanógrafa, ambientóloga, divulgadora científica y activista medioambiental española, y pondremos a prueba toda la experiencia adquirida en este tiempo. En esta píldora abordamos el inquietante hecho de que el asesoramiento científico a los políticos y a la toma de decisiones no está funcionando. Con ejemplos de muchos paises del mundo y un par de casos flagrantes en España: lo ocurrido en la DANA de 2024 en Valencia y el avance del proyecto de la megaplanta de celulosa Altri en Lugo. Agradeceros mucho estos años de apoyo y ¡demosle juntos más vueltas a la ciencia en estos tiempos convulsos!
¿Te imaginas volar junto a un ave para enseñarle la ruta migratoria de sus tatarabuelos? Pues eso es lo que hacen en el equipo Waldrapteam. Ilusión, trabajo, ciencia y mucho amor les ha llevado a un buen grupo de austríacos y austríacas a elevar a los aires a un ave que estuvo a punto de desaparecer en libertad.
El cambio climático y en general los cambios ambientales crecientes imponen a humanos y no humanos desafíos migratorios. El principal de los desafíos es especializarse o ser flexible y las aves nos están enseñando que la flexibilidad tiene ventajas en latitudes como las nuestras y ante los cambios que ya están aquí y que serán cada día mayores.
Es frecuente preguntarse que hace un ecólogo hablando de economía, pero la realidad es que la crisis climática o la de biodiversidad tienen su origen en el sistema socioeconómico. Asi que cada vez más científicos de cada vez más disciplinas cuestionan una economía que, pr ejemplo, invierte 35 veces mas dinero en destruir que en proteger la naturaleza, cuando se ha visto que la mitad del producto Interior Bruto depende de una naturaleza en buen estado. Aquí compartimos unas reflexiones espontáneas al respecto. Por un ecólogo. Con permiso...
La cuenca Mediterránea ha sido cuna de grandes civilizaciones y culturas. Ahora es un punto caliente del cambio climático y tanto el propio mar como las costas y las regiones colindantes sufren episodios cada vez mas difíciles de sequias interrumpidas por tormentas destructivas e incluso huracanes. Las circunstancias empujan a que la zona sea la cuna de una recivilización, pero no es lo que estamos viendo en Grecia, Italia o el norte de África."
Vemos con interés y hasta emoción los viajes de los animales no humanos. Pero cuando son individuos de nuestra propia especie los que cambian de lugar, nos preocupamos y ponemos todo tipo de obstáculos y barreras. Barreras físicas, jurídicas, económicas, y sociales que complican una situación de por si ya difícil, la de abandonar tu lugar de origen. Más vale que vayamos eliminando obstáculos y allanando el camino de nuestros congéneres migrantes porque con la degradación ambiental y especialmente con la crisis climática, estos movimientos no van sino a crecer en los próximos años.
Por el mero hecho de necesitar varios hábitats, las especies de aves, mamíferos, insectos o peces que migran son mas vulnerables a la degradación ambiental y al cambio climático. La toma de conciencia de esta situación está llevando a nuevas figuras que buscan mejorar la conservación y protección de las especies viajeras.
A pesar del valor creciente de la naturaleza, encontramos excusas y razones para afrentarla y degradarla. Se supone que las leyes están para protegernos de los delitos ambientales, pero no terminamos de acatarlas y existen demasiados trucos para que el infractor se salga con la suya. la evaluación de impacto es algo obligatorio pero en su día a día se queda corta a la hora de detener proyectos que comprometen el buen estado del medio ambiente. Veamos que pasa y que debería pasar con la evaluación y la declaración del impacto ambiental de un proyecto. A ver si logramos corregir su rumbo.
La ley de renaturalización o de restauración ecológica se aprobó por fin. Tras mas de dos años con muchas tensiones por la politización de una ley que reunió amplios consensos en su comienzo sobre la importancia de la naturaleza para Europa. Aquí abordamos de la mano de Silvana Bujan de qué va la ley, porqué es importante y porqué encontró tantos obstáculos para ser aprobada.
La civilización actual comprendió hace tiempo la necesidad de protegernos de forma global ante amenazas globales como las guerras. Instruyó al respecto los crímenes internacionales contra la humanidad, que no prescriben nunca y que pueden ser juzgados por la corte penal internacional aunque en el pais de origen no constituyan un crimen. Ahora sabemos que muere mucha mas gente en tiempos de paz que en tiempos de guerra, y la mayoría de esas muertes y de ese sufrimiento es evitable y se debe en gran medida a la destrucción de ecosistemas, al cmbio climático y a diversas formas de contaminación. Hace tiempo que el Ecocidio merece un puesto como quinto crimen contra la humanidad.
Desde que la actual civilización se fue organizando entorno a aldeas de cada vez mayor tamaño, el aire se fue enrareciendo hasta provocar, en la actualidad, nueve millones de muertes anuales. Desde Londres hasta Nueva Delhi, respiramos un aire que no deberíamos dejar que siga siendo “el precio de la modernidad”.
El ser humano, salvo honrosas excepciones, se ha puesto de espaldas a la naturaleza. En parte lo ha hecho sin darse cuenta, luchando con miopía por su prosperidad, pero en buena parte ha sido una huida tan equivocada como deliberada en la que hemos situado a los seres vivos no humanos a nuestro servicio, privándoles de cualquier reconocimiento y por supuesto de cualquier derecho. Con esta visión pudimos sobrexplotar sin límite a los demás habitantes del planeta a los que hemos considerado tradicionalmente objetos y no sujetos. Esto ha sido especialmente cruel, injusto e insostenible en el caso de los animales no humanos. Afortunadamente y tras milenios de coexistencia con muchas especies animales, el ser humano está recapitulando sobre los derechos de lo no humano. Sin embargo, el que estemos avanzando para evitar el maltrato y reducir el sufrimiento gratuito al que sometemos a muchos animales con legislaciones incompletas y controvertidas, revela que aún hay mucho camino que deshacer hasta encontrar un encaje equilibrado de lo no humano con nuestra civilización.