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Conferencias Magistrales Fundación Rafael del Pino
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Conferencias Magistrales Fundación Rafael del Pino

Author: Fundación Rafael Del Pino

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La Fundación Rafael del Pino, con el objetivo de contribuir a la mejora de los conocimientos de los dirigentes españoles, organiza Conferencias Magistrales en las que participan destacadas personalidades del ámbito académico, empresarial o político.
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La Fundación Rafael del Pino organizó, el 10 de junio de 2024, el diálogo «España mejor. ¿Cómo fortalecer la democracia a través de la Sociedad Civil?» en el que participaron Miriam González, Elena Pisonero, Víctor Lapuente, Manuel Villoria y Elisa de la Nuez.
La Fundación Rafael del Pino organizó, el 6 de junio de 2024, la Conferencia Magistral «Una Nueva Europa» que impartió Christopher Clark con motivo de la publicación de su última obra titulada “Primavera revolucionaria. La lucha por un mundo nuevo 1848-1849”, editada por Galaxia Gutenberg, en la que el autor recrea un periodo histórico que presenta muchas similitudes con la situación actual que vive Europa. El profesor Clark evoca los acontecimientos que hicieron tambalearse a la sociedad europea en unos años en los que, tanto el fermento de nuevas ideas, como la reacción contra ellas, perfilaron uno de los momentos más apasionantes de la historia de Europa, del que se pueden extraerse valiosos aprendizajes.
La Fundación Rafael del pino organizó, el día 15 de Abril de 2024, el encuentro «Innovación con futuro en España. 10 tecnologías imprescindibles para adaptar los modelos de negocio a las nuevas tecnologías», con motivo de la publicación de la obra editada por Gestión 2000 que recoge los contenidos del INFORME INTEC 2023 resultado de los trabajos de la Cátedra ciencia y tecnología de la Fundación Rafael del Pino, dirigida por el Catedrático Rafael del Pino, Javier García
La Fundación Rafael del Pino organizó, el 19 de marzo de 2024, la conferencia magistral “La revolución multigeneracional», impartida por Mauro Guillén, catedrático William H. Wurster y Vicedecano de la Wharton School y ex Decano de la Cambridge Judge Business School.
El 14 de febrero de 2024, la Fundación Rafael del Pino organizó la conferencia “El manifiesto capitalista”, impartida por Johan Norberg, escritor, conferenciante y miembro del Cato Institute de Washington D. C. y del Centre for International Political Economy de Bruselas, con motivo de la presentación de su libro del mismo título publicado por la editorial Deusto.
El 14 de febrero de 2024, la Fundación Rafael del Pino organizó la conferencia “El manifiesto capitalista”, impartida por Johan Norberg, escritor, conferenciante y miembro del Cato Institute de Washington D. C. y del Centre for International Political Economy de Bruselas, con motivo de la presentación de su libro del mismo título publicado por la editorial Deusto.
El 12 de febrero de 2024, la Fundación Rafael del Pino organizó la conferencia online “Poder y progreso. La lucha milenaria por la tecnología y la prosperidad”, a cargo de Daron Acemoglu, catedrático de Economía en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), con motivo de la publicación de su libro con el mismo título en la editorial Deusto.
El 12 de febrero de 2024, la Fundación Rafael del Pino organizó la conferencia online “Poder y progreso. La lucha milenaria por la tecnología y la prosperidad”, a cargo de Daron Acemoglu, catedrático de Economía en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), con motivo de la publicación de su libro con el mismo título en la editorial Deusto.
El 30 de noviembre de 2023, la Fundación Rafael del Pino organizó la conferencia magistral “Las 12 soluciones más eficientes a los principales problemas globales. Lo que sí funciona.”, impartida por Bjorn Lomborg, académico, escritor y activista medioambiental danés y presidente del Copenhagen Consensus Center, con motivo de la publicación de su libro del mismo título.
El 30 de noviembre de 2023, la Fundación Rafael del Pino organizó la conferencia magistral “Las 12 soluciones más eficientes a los principales problemas globales. Lo que sí funciona.”, impartida por Bjorn Lomborg, académico, escritor y activista medioambiental danés y presidente del Copenhagen Consensus Center, con motivo de la publicación de su libro del mismo título.
La Fundación Rafael del Pino organizó el 25 de octubre de 2023, la Conferencia Magistral «La crisis del capitalismo democrático» que impartió Martin Wolf.
La Fundación Rafael del Pino organizó el 25 de octubre de 2023, la Conferencia Magistral «La crisis del capitalismo democrático» que impartió Martin Wolf.
La Fundación Rafael del Pino organizó, el 17 de octubre de 2023, la conferencia “Complejidad electoral y política de bloques en la España actual” que impartió Jesús Fernández-Villaverde, Howard Marks Presidential Professor of Economics en la Universidad de Pensilvania.
Tano Santos

Tano Santos

2023-03-1410:30

«Experiencias internacionales en la gestión de la crisis de deuda», Tano Santos. Robert Heilbrunn Professor of Asset Management and Finance y Director del Heilbrunn Center for Graham and Dood Investing, Columbia Business School, Universidad de Columbia
Jaime A. El Koury

Jaime A. El Koury

2023-03-1427:23

«Lecciones de la restructuración de deuda de Puerto Rico», Jaime A. El Koury. Asesor legal principal de la Junta de Supervisión y Administración Financiera para Puerto Rico y ex socio del despacho Cleary Gottlieb Steen & Hamilton LLP.
El 21 de febrero de 2023, la Fundación Rafael del Pino organizó la conferencia magistral “Bienestar y libertad: una visión a largo plazo”, impartida por Leandro Prados de la Escosura, catedrático Emérito de Historia Económica de la Universidad Carlos III de Madrid, con motivo de la publicación de su última obra titulada “Human Development and the Path to Freedom”, publicada por Cambridge University Press.
La Fundación Rafael del Pino organizó el miércoles 11 de enero de 2023, a las 19 horas, la Conferencia Magistral «Las diez tendencias globales que ponen en peligro nuestro futuro y cómo sobrevivir a ellas» que impartió Nouriel Roubini con motivo de la publicación de su última obra titulada «Megamenazas. Las diez tendencias globales que ponen en peligro nuestro futuro y cómo sobrevivir a ellas» publicada por ediciones Deusto.
La Fundación Rafael del Pino organizó el miércoles 11 de enero de 2023, a las 19 horas, la Conferencia Magistral «Las diez tendencias globales que ponen en peligro nuestro futuro y cómo sobrevivir a ellas» que impartió Nouriel Roubini con motivo de la publicación de su última obra titulada «Megamenazas. Las diez tendencias globales que ponen en peligro nuestro futuro y cómo sobrevivir a ellas» publicada por ediciones Deusto.
La Fundación Rafael del Pino organizó, el 7 de noviembre de 2022, la conferencia magistral “Ucrania, ¿la primera batalla de la tercera guerra mundial?”, que impartió Yuri Felshtinsky, escritor e historiador ruso experto en política soviética, rusa y ucraniana, con motivo con la publicación de su última obra de igual título editada por Deusto. Según Felshtinsky, hay que comprender a qué nos enfrentamos y si nos enfrentamos a la posibilidad de entrar en una tercera guerra mundial. Europa ya se ha enfrentado a dos guerras mundiales. Ambas trajeron aparejada la destrucción de Europa. ¿La guerra ruso-ucraniana es una guerra local o no? Esta es una cuestión que debemos plantearnos. Para ello, tenemos que entender lo que está sucediendo Rusia, quién lidera Rusia y que quieren los dirigentes rusos, cuál es su plan. La guerra comenzó en 2014, cuando Rusia invadió Crimea. Entonces, todo el mundo esperaba que Putin tuviera el plan limitado de hacerse con Crimea y unificarla con la Federación Rusa. Muchos líderes occidentales pensaban que había que darle algo a Putin para calmar sus ambiciones y que después de que se produjera la anexión de Crimea todo se calmaría. Pero Putin no solo empezó a invadir Ucrania desde el este en 2014. También dio un discurso muy importante en Moscú diciendo que Rusia iba a empezar a redibujar las fronteras europeas que resultaron tras el colapso de la Unión Soviética en 1991, que Putin consideró como un fracaso de Rusia. Ese fue el día que Putin declaró abiertamente sus planes para el futuro. Esa no era la primera vez que Rusia había invadido un país extranjero. Primero vino Chechenia. En agosto de 2008 Rusia invadió Georgia y nadie hizo lo más mínimo al respecto. Esto se pasó por alto, como si nunca hubiera sucedido. Mirando en retrospectiva, si Europa hubiera reaccionado a esta guerra como lo hizo a la invasión de Ucrania, no hubiera sucedido nada más. De hecho, a Putin nadie le castigó por ello. En 2014 se dio el segundo paso, con la anexión de Crimea. ¿Quién fue el culpable de esta invasión y por la reacción tibia de Occidente? Cuando se produjo la invasión, todo el mundo evitó utilizar la palabra guerra, por el miedo a pensar que se estaba produciendo una guerra en Europa, incluso los ucranianos. Los ucranianos no rompieron relaciones diplomáticas con Rusia y el comercio siguió floreciendo entre los dos países hasta 2022. Europa tampoco utilizó la palabra guerra. Y aunque si que se impusieron algunas sanciones contra Rusia, no fueron estrictas, lo que para Putin fue una indicación de que Occidente era débil, no estaba preparado para enfrentarse a Rusia y podía seguir con su plan de crear una nueva Unión Soviética. Esa recreación de la Unión Soviética también incluía a los estados bálticos. Pero estos en 2014 ya eran miembros de la OTAN, con lo que no era tan sencillo invadirlos por razones políticas, por lo que Ucrania estaba en el primer lugar de su lista y Bielorrusia en el segundo lugar. Pero no se podía tomar Ucrania sin antes controlar Bielorrusia. Entonces, en 2014, Putin se hizo con Crimea y propició un conflicto en el Donbass, pero no pudo atacar Kiev porque es imposible hacerlo desde el territorio de Rusia. Solo podía hacerlo desde Bielorrusia. Para ello tenía que hacerse primero con ella. Por eso, había que observar que pasaría con Bielorrusia, si se producía una anexión rusa porque el siguiente paso sería la ocupación de Ucrania. La operación de Bielorrusia se produjo en 2020, antes de la ocupación de Ucrania. Es algo de lo que casi nadie se dio cuenta. Con todo lo que pasó con Lukashenko estaba claro que Rusia se estaba haciendo con las riendas del país. En 2020, Lukashenko perdió las elecciones en Bielorrusia, lo que desencadenó protestas que fueron reprimidas por Lukashenko con la ayuda de las fuerzas rusas y, a partir de entonces, se convirtió en un dictador títere manejado por Rusia. De esta forma, las tropas rusas pudieron entrar en Bielorrusia, pero pasó bastante desapercibido y nadie protestó. Bielorrusia es un territorio estratégicamente muy importante para Rusia porque abre las puertas a Europa. Por tanto, cuando las tropas rusas se instalaron en Bielorrusia, resultó evidente que esto era un peligro enorme para Ucrania. Pero nadie pensó en una invasión en ese momento, incluso cuando Putin concentró tropas en la frontera entre Bielorrusia y Ucrania, preparando la invasión, todo el mundo esperaba que esto fuese un farol, que Putin estuviera intentando derrocar el gobierno de Zelensky, pero no que estuviera dispuesto a empezar una verdadera guerra. Pero no estaba de farol, aunque si había un componente porque la idea era que Zelensky y Ucrania capitularan para evitar la guerra, porque es algo muy peligroso. Para Ucrania, que es mucho más débil que Rusia, participar en una guerra contra Rusia es una decisión muy dramática. Ahora sabemos que, justo antes de que empezara la guerra, Lukashenko llamó a Zelensky en nombre de Putin y le ofreció capitular y entregar Ucrania Rusia y Zelensky se negó. Este fue el día en que Ucrania ganó la guerra contra Rusia. Todo el mundo en ese momento, la noche antes de que empezara la guerra, pensaba que Ucrania iba a ser un paseo para los rusos, que se iban a apoderar de Kiev en, como mucho, un mes, y reestablecer al antiguo presidente pro ruso Yanukovich. La idea era que, después de esto, Putin desplazaría a sus tropas a Transnistria, una región de Moldavia donde hay población de etnia rusa. Lo que esperaba Putin era poder controlar Moldavia rápidamente y, utilizando las tropas de Ucrania, poder atacar los estados bálticos a través de Bielorrusia. Esto se basaba en la idea de que Occidente carecía de fuerzas convencionales suficientemente potentes para hacer frente al ejército ruso. Putin estaba convencido de que Rusia tenía que ser el poder hegemónico en oriente, incluidos los estados bálticos, y que sería cosa de seis meses. Pero esto no fue así porque Ucrania decidió luchar. Al cabo de ocho meses, Putin no tiene ejército, que ha sido destruido por los ucranianos, y no puede reunir un ejército nuevo porque cuando quiso movilizar trescientas mil personas en septiembre, muchas de estas personas se marcharon al extranjero. El ejército ruso ahora no puede combatir porque nadie ha entrenado a nuevos efectivos. Putin acaba de dar una conferencia en la que dijo abiertamente a los periodistas que las tropas rusas están debilitadas. Este tipo de ejército no le puede ganar a Ucrania. La pregunta, ahora, es si los ucranianos están ganando la guerra. Parece que sí, pero, al mismo tiempo, no pueden expulsar a los rusos de su territorio. Occidente está ayudando con armas y dinero y aceptando a sus refugiados, pero, al mismo tiempo, Occidente quiere evitar un enfrentamiento a escala mundial. La UE, la OTAN, EEUU espera que esta guerra se mantenga dentro de las fronteras de Ucrania y que no se provoque a los rusos. Esta es una posición perfectamente comprensible porque la diferencia entre la Segunda Guerra Mundial y esta guerra a la que nos enfrentamos es la capacidad de Rusia de utilizar armas nucleares. Si se da esta situación, si la presión contra Rusia o Putin aumenta, si el ejército ruso está a punto de colapsar o Rusia de perder la guerra, puede elegir la opción nuclear. Ahora mismo, esta es la cuestión más importante porque, de no ser por las armas nucleares, no nos preocuparía esta guerra tanto. Desde el punto de vista de la seguridad europea, la OTAN y EEUU, si Ucrania mantiene a raya a Rusia, es buen resultado, y si la mantiene a raya durante mucho tiempo, Rusia podría colapsar. El problema es que Putin ha perdido a su ejército y puede que pierda otro, pero no le importa que la gente pueda morir. La vida en Rusia es barata, la sociedad está bajo control, la gente no tiene voz ni voto en lo que le pasa, no hay libertad de prensa, no hay oposición. Así es que Putin puede hacer lo que quiera y está preparado para mandar a más y más gente a la batalla, a una batalla que no puede ganar con armas convencionales. Lo que Putin tiene en mente es la extorsión a Occidente por el hecho de que Rusia tiene armas nucleares. Juega con la idea de que podría usarlas si no se le cede Ucrania. Eso es a lo que nos enfrentamos ahora, a esa extorsión porque piensa que, con ella, Occidente dejaría de apoyar a Ucrania para que Ucrania no pueda seguir con la lucha. La cuestión es qué hacer. ¿Seguimos defendiendo a Ucrania a toda costa o dejamos de hacerlo y rendimos Ucrania, con la esperanza de que, de esta forma, termine el conflicto? Para responder a esta pregunta, primero tenemos que entender quién es Putin de verdad y quién está a cargo del país de verdad. En 2014, como en 2022, la decisión de invadir la tomaron cinco personas. La primera, por supuesto, fue Putin. La segunda persona fue Nikolai Patrushev, que es el ex director del FSB y ahora está a cargo del consejo de seguridad de la Federación Rusa. La tercera persona fue Bortnikov, actual director del Servicio Federal de Seguridad. La cuarta persona fue el ministro de Defensa Serguei Shoighu y la quinta persona fue el jefe del Estado Mayor del ejército ruso. De estas cinco personas, tres de ellas fueron del servicio de seguridad ruso. Esto no fue una decisión del gobierno, el parlamento o cualquier otra institución rusa. Fue una decisión militar y del servicio de seguridad. El problema con esto es quién tiene el poder en Rusia. Porque si Putin fuera un dictador, se le podría derrocar, podría pasarle algo y el conflicto se acabaría. Pero este no es el caso. En Rusia estamos lidiando con el FSB y es la primera vez en la historia del mundo en la que la seguridad estatal, el servicio de seguridad, está a cargo del país. También está a cargo del ejército, cuando en otros países es independiente de otras instituciones. Por ello, tenemos que aceptar el hecho de que el problema no es solo Putin, va más allá, es más complicado porque tenemos que lidiar con un grupo de personas y de instituciones. Y esta institución se
La Fundación Rafael del Pino organizó, el 7 de noviembre de 2022, la conferencia magistral “Ucrania, ¿la primera batalla de la tercera guerra mundial?”, que impartió Yuri Felshtinsky, escritor e historiador ruso experto en política soviética, rusa y ucraniana, con motivo con la publicación de su última obra de igual título editada por Deusto. Según Felshtinsky, hay que comprender a qué nos enfrentamos y si nos enfrentamos a la posibilidad de entrar en una tercera guerra mundial. Europa ya se ha enfrentado a dos guerras mundiales. Ambas trajeron aparejada la destrucción de Europa. ¿La guerra ruso-ucraniana es una guerra local o no? Esta es una cuestión que debemos plantearnos. Para ello, tenemos que entender lo que está sucediendo Rusia, quién lidera Rusia y que quieren los dirigentes rusos, cuál es su plan. La guerra comenzó en 2014, cuando Rusia invadió Crimea. Entonces, todo el mundo esperaba que Putin tuviera el plan limitado de hacerse con Crimea y unificarla con la Federación Rusa. Muchos líderes occidentales pensaban que había que darle algo a Putin para calmar sus ambiciones y que después de que se produjera la anexión de Crimea todo se calmaría. Pero Putin no solo empezó a invadir Ucrania desde el este en 2014. También dio un discurso muy importante en Moscú diciendo que Rusia iba a empezar a redibujar las fronteras europeas que resultaron tras el colapso de la Unión Soviética en 1991, que Putin consideró como un fracaso de Rusia. Ese fue el día que Putin declaró abiertamente sus planes para el futuro. Esa no era la primera vez que Rusia había invadido un país extranjero. Primero vino Chechenia. En agosto de 2008 Rusia invadió Georgia y nadie hizo lo más mínimo al respecto. Esto se pasó por alto, como si nunca hubiera sucedido. Mirando en retrospectiva, si Europa hubiera reaccionado a esta guerra como lo hizo a la invasión de Ucrania, no hubiera sucedido nada más. De hecho, a Putin nadie le castigó por ello. En 2014 se dio el segundo paso, con la anexión de Crimea. ¿Quién fue el culpable de esta invasión y por la reacción tibia de Occidente? Cuando se produjo la invasión, todo el mundo evitó utilizar la palabra guerra, por el miedo a pensar que se estaba produciendo una guerra en Europa, incluso los ucranianos. Los ucranianos no rompieron relaciones diplomáticas con Rusia y el comercio siguió floreciendo entre los dos países hasta 2022. Europa tampoco utilizó la palabra guerra. Y aunque si que se impusieron algunas sanciones contra Rusia, no fueron estrictas, lo que para Putin fue una indicación de que Occidente era débil, no estaba preparado para enfrentarse a Rusia y podía seguir con su plan de crear una nueva Unión Soviética. Esa recreación de la Unión Soviética también incluía a los estados bálticos. Pero estos en 2014 ya eran miembros de la OTAN, con lo que no era tan sencillo invadirlos por razones políticas, por lo que Ucrania estaba en el primer lugar de su lista y Bielorrusia en el segundo lugar. Pero no se podía tomar Ucrania sin antes controlar Bielorrusia. Entonces, en 2014, Putin se hizo con Crimea y propició un conflicto en el Donbass, pero no pudo atacar Kiev porque es imposible hacerlo desde el territorio de Rusia. Solo podía hacerlo desde Bielorrusia. Para ello tenía que hacerse primero con ella. Por eso, había que observar que pasaría con Bielorrusia, si se producía una anexión rusa porque el siguiente paso sería la ocupación de Ucrania. La operación de Bielorrusia se produjo en 2020, antes de la ocupación de Ucrania. Es algo de lo que casi nadie se dio cuenta. Con todo lo que pasó con Lukashenko estaba claro que Rusia se estaba haciendo con las riendas del país. En 2020, Lukashenko perdió las elecciones en Bielorrusia, lo que desencadenó protestas que fueron reprimidas por Lukashenko con la ayuda de las fuerzas rusas y, a partir de entonces, se convirtió en un dictador títere manejado por Rusia. De esta forma, las tropas rusas pudieron entrar en Bielorrusia, pero pasó bastante desapercibido y nadie protestó. Bielorrusia es un territorio estratégicamente muy importante para Rusia porque abre las puertas a Europa. Por tanto, cuando las tropas rusas se instalaron en Bielorrusia, resultó evidente que esto era un peligro enorme para Ucrania. Pero nadie pensó en una invasión en ese momento, incluso cuando Putin concentró tropas en la frontera entre Bielorrusia y Ucrania, preparando la invasión, todo el mundo esperaba que esto fuese un farol, que Putin estuviera intentando derrocar el gobierno de Zelensky, pero no que estuviera dispuesto a empezar una verdadera guerra. Pero no estaba de farol, aunque si había un componente porque la idea era que Zelensky y Ucrania capitularan para evitar la guerra, porque es algo muy peligroso. Para Ucrania, que es mucho más débil que Rusia, participar en una guerra contra Rusia es una decisión muy dramática. Ahora sabemos que, justo antes de que empezara la guerra, Lukashenko llamó a Zelensky en nombre de Putin y le ofreció capitular y entregar Ucrania Rusia y Zelensky se negó. Este fue el día en que Ucrania ganó la guerra contra Rusia. Todo el mundo en ese momento, la noche antes de que empezara la guerra, pensaba que Ucrania iba a ser un paseo para los rusos, que se iban a apoderar de Kiev en, como mucho, un mes, y reestablecer al antiguo presidente pro ruso Yanukovich. La idea era que, después de esto, Putin desplazaría a sus tropas a Transnistria, una región de Moldavia donde hay población de etnia rusa. Lo que esperaba Putin era poder controlar Moldavia rápidamente y, utilizando las tropas de Ucrania, poder atacar los estados bálticos a través de Bielorrusia. Esto se basaba en la idea de que Occidente carecía de fuerzas convencionales suficientemente potentes para hacer frente al ejército ruso. Putin estaba convencido de que Rusia tenía que ser el poder hegemónico en oriente, incluidos los estados bálticos, y que sería cosa de seis meses. Pero esto no fue así porque Ucrania decidió luchar. Al cabo de ocho meses, Putin no tiene ejército, que ha sido destruido por los ucranianos, y no puede reunir un ejército nuevo porque cuando quiso movilizar trescientas mil personas en septiembre, muchas de estas personas se marcharon al extranjero. El ejército ruso ahora no puede combatir porque nadie ha entrenado a nuevos efectivos. Putin acaba de dar una conferencia en la que dijo abiertamente a los periodistas que las tropas rusas están debilitadas. Este tipo de ejército no le puede ganar a Ucrania. La pregunta, ahora, es si los ucranianos están ganando la guerra. Parece que sí, pero, al mismo tiempo, no pueden expulsar a los rusos de su territorio. Occidente está ayudando con armas y dinero y aceptando a sus refugiados, pero, al mismo tiempo, Occidente quiere evitar un enfrentamiento a escala mundial. La UE, la OTAN, EEUU espera que esta guerra se mantenga dentro de las fronteras de Ucrania y que no se provoque a los rusos. Esta es una posición perfectamente comprensible porque la diferencia entre la Segunda Guerra Mundial y esta guerra a la que nos enfrentamos es la capacidad de Rusia de utilizar armas nucleares. Si se da esta situación, si la presión contra Rusia o Putin aumenta, si el ejército ruso está a punto de colapsar o Rusia de perder la guerra, puede elegir la opción nuclear. Ahora mismo, esta es la cuestión más importante porque, de no ser por las armas nucleares, no nos preocuparía esta guerra tanto. Desde el punto de vista de la seguridad europea, la OTAN y EEUU, si Ucrania mantiene a raya a Rusia, es buen resultado, y si la mantiene a raya durante mucho tiempo, Rusia podría colapsar. El problema es que Putin ha perdido a su ejército y puede que pierda otro, pero no le importa que la gente pueda morir. La vida en Rusia es barata, la sociedad está bajo control, la gente no tiene voz ni voto en lo que le pasa, no hay libertad de prensa, no hay oposición. Así es que Putin puede hacer lo que quiera y está preparado para mandar a más y más gente a la batalla, a una batalla que no puede ganar con armas convencionales. Lo que Putin tiene en mente es la extorsión a Occidente por el hecho de que Rusia tiene armas nucleares. Juega con la idea de que podría usarlas si no se le cede Ucrania. Eso es a lo que nos enfrentamos ahora, a esa extorsión porque piensa que, con ella, Occidente dejaría de apoyar a Ucrania para que Ucrania no pueda seguir con la lucha. La cuestión es qué hacer. ¿Seguimos defendiendo a Ucrania a toda costa o dejamos de hacerlo y rendimos Ucrania, con la esperanza de que, de esta forma, termine el conflicto? Para responder a esta pregunta, primero tenemos que entender quién es Putin de verdad y quién está a cargo del país de verdad. En 2014, como en 2022, la decisión de invadir la tomaron cinco personas. La primera, por supuesto, fue Putin. La segunda persona fue Nikolai Patrushev, que es el ex director del FSB y ahora está a cargo del consejo de seguridad de la Federación Rusa. La tercera persona fue Bortnikov, actual director del Servicio Federal de Seguridad. La cuarta persona fue el ministro de Defensa Serguei Shoighu y la quinta persona fue el jefe del Estado Mayor del ejército ruso. De estas cinco personas, tres de ellas fueron del servicio de seguridad ruso. Esto no fue una decisión del gobierno, el parlamento o cualquier otra institución rusa. Fue una decisión militar y del servicio de seguridad. El problema con esto es quién tiene el poder en Rusia. Porque si Putin fuera un dictador, se le podría derrocar, podría pasarle algo y el conflicto se acabaría. Pero este no es el caso. En Rusia estamos lidiando con el FSB y es la primera vez en la historia del mundo en la que la seguridad estatal, el servicio de seguridad, está a cargo del país. También está a cargo del ejército, cuando en otros países es independiente de otras instituciones. Por ello, tenemos que aceptar el hecho de que el problema no es solo Putin, va más allá, es más complicado porque tenemos que lidiar con un grupo de personas y de instituciones. Y esta institución se
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