Un episodio en llamas. Llegamos con todo el ímpetu para comprometernos con las grandes cruzadas y cambiar el mundo. ¡Que las mascotas tengan derecho a voto! ¡Que los moluscos endémicos sean reconocidos como sujetos de derecho! ¡Que toda América Latina se una en una sola nación y que se llame Ñuñoa! Todo porque hoy revisamos la película ganadora del Oscar a mejor guion adaptado, una mordaz crítica social que pone en entredicho los discursos sociales en boga, alcanzando un delicado equilibrio entre la cruda realidad y la comedia negra. Todo soberbiamente musicalizado por Laura Karpman, que navega con destreza entre las vicisitudes del jazz moderno. Queden advertidos: hoy nos deslenguamos.
El mentholatum de Hollywood, Timothée Chalamet, se repite el plato en nuestro programa. A un lado quedaron sus ímpetus mesiánicos para mostrarnos un lado más dulce: el de mesías... del chocolate. Cuando creíamos que ya no queríamos saber de precuelas, la última producción de Paul King consiguió convencer a las audiencias gracias a una historia encantadora, personajes carismáticos y canciones que se pegan al oído como un chicle bajo la silla del colegio. Preparen la insulina para entrar en este mundo de pura imaginación, musicalizado por Joby Talbot y Neil Hannon.
Era inevitable. Luego de una larga espera, la incertidumbre sobre su continuidad y el hype que nos provocó ver la excelente visión de Dune que nos propuso Denis Villeneuve, esperábamos esta segunda parte con más ansiedad que un fremen incontinente. A estas alturas no es ningún secreto que el resultado dejó contentos a Atreides y Harkonnens. Y ni hablar de nosotros, que en este episodio hablamos como quien no conoce mañana sobre los aciertos y desaciertos (?) sobre una de las obras trascendentales del cine épico. Hay que decirlo: el programa se nos quedó corto. La música, por cierto, la continúa elaborando Hans Zimmer, comprometido con la causa como si de una Bene Gesserit se tratase.
No teníamos ninguna duda sobre volver a las andadas con nuestro programa, pero la espera se hizo más larga de lo que planeamos gracias a que uno de nuestros panelistas no pudo con los achaques y le diagnosticaron principios de epitafio. Pero como buen devoto, resucitó justo en Semana Santa para que pudiéramos revisar esta ejemplar pieza de intriga y suspenso que se luce por sus soberbias actuaciones y su capacidad de mantenernos pegados al asiento a costas de -¿cómo no?- las dudas. ¿Cuáles son los límites de la devoción y la obediencia? ¿Cuántas sospechas son suficientes para actuar cuando no hay pruebas concretas? Únanse a nosotros en el inicio de nuestra XXIV temporada, donde hacemos gala de herejía para acompañarlos junto a la música del sacrosanto Howard Shore.
Continúa el Mes del Terror en De Pelí... Bah, de veras que ya estamos en enero. Pero bueno, entre Felipe y Nicolás tratando de marcar tendencia en el programa, en esta entrega de nuestro Ciclo de Compositoras y Compositores por fin llegamos a un punto medio que los dejara contentos a los dos. Este episodio está dedicado a uno de los exponentes más destacados en música para cine de este género en los últimos años, el canadiense Mark Korven, quien con su Máquina de la Aprehensión nos ha entregado bandas sonoras notables como "El teléfono negro", "El cubo", "La bruja" y otras tantas, para felicidad de nuestro terrorfílico residente Nicolás... (...y raritas, para nuestro excéntrico Felipe.)
Desde Leeds a California, revisamos la trayectoria de una de las compositoras, arreglistas y directoras más notables del siglo XX, aunque su nombre haya quedado injustamente fuera de las hot lists. Angela Morley (1924-2009), nacida como Wally Stott, acredita una reducida filmografía propia, pero una elefantiásica participación como intérprete, directora y, sobre todo, arregladora, oficio desde donde sazonó el trabajo de colegas tan importantes como Miklós Rósza, André Previn y John Williams. Tres veces ganadora del Emmy como directora, dos veces nominada al Oscar como arregladora -“El Principito” (1974) y “La zapatilla y la rosa” (1978)-, ampliamente elogiada por su partitura para “Watership Down” (1978), pero más presente en nuestra memoria por series de televisión tan señeras como Dallas, Dinastía o Falcon Crest. Ella no habrá sabido lo que era la fama máxima, pero para nosotros tiene más que merecido un programa especial.
Con ingenuo optimismo de cambio de año le damos inicio a nuestro tradicional (de 2 años...) Ciclo de Compositoras y Compositores de enero, el mes de las zapatillas con clavos. En este episodio es el turno de la estadounidense Sarah Schachner, una eminencia de las bandas sonoras para videojuegos con títulos como "Call of Duty: Modern Warfare II" y "Assassin's Creed: Origins" a su haber, y que en la pantalla grande -bueno, más o menos- nos regaló una de nuestras bandas sonoras favoritas de 2023: "Prey", la última y asertiva apuesta de la franquicia Predator (que Sp0t1fy nos borró de la lista de episodios). Para esta Sarah y nuestra Sara, solo tenemos flores. (Para Sp0t1fy también, pero como en Midsommar.) Así da gusto comenzar el nuevo año.
Se nos va el año 2023, que se nos hizo tan corto como cualquier otro desde el 2019. (¿En serio? ¿Ya estamos llegando a 2024?) Bueno, tan corto que nos tuvimos que saltar una montaña de series y películas que hubiéramos querido revisar. Pero ya saben lo que dicen sobre esas montañas que no vienen a uno, así que en este programa nos fuimos de trekking para desquitarnos con una selección de joyitas que quedaron fuera de la temporada, pero que de todas maneras merecen una mención más que honrosa en este espacio. Ahsoka, Beau is Afraid, Misión Imposible 7 (parte 1), son algunas de las invitadas para cerrar este año con bombos, platillos y fuegos artificiales pet friendly.
Corrían tiempos difíciles cuando llegó esta nueva versión del clásico navideño, que se nos quedó en el fondo de un cajón entre tanta vicisitud. Después de casi dos décadas y con muchos cambios culturales de por medio, Illumination Entertainment actualiza este relato tan inevitable en navidad como el Hallelujah de Haendel. Esperamos que nuestro verde y peludo protagonista de hoy, que tanto tiene en común con nuestros panelistas, consiga que alguna vez les crezca el corazón... si es que lo tienen. Con la ayuda de la música de Danny Elfman, es posible que el milagro de navidad ocurra y este año reciban algo más que un trozo de carbón.
De a poquito y por la tangente nos vamos acercando a las fiestas de temporada, con una película apenas un poco más navideña que Duro de matar u Ojos bien cerrados. Bueno, más o menos, porque Trading Places, la recordada comedia de Eddie Murphy, terminó siendo una de las producciones más vistas de su década y la película navideña por excelencia de las familias hasta que Mi pobre angelito vino a quitarle el trono. Un memorable clásico, ochentero hasta la médula, que nos recuerda cómo han cambiado los tiempos desde que nos sentábamos frente a un TV de 14'. Nostalgia y risas reflexivas en este episodio amenizado por la música de un maduro Elmer Bernstein.
Por allá por los '80s, los estadounidenses se dedicaban a inventarse alienígenas, terroristas y comunistas para figurar que las amenazas a los "valores americanos" venían desde afuera. Tuvo que llegar un australiano para enrostrarles el alcance que podía tener el poder y la corrupción de sus propias instituciones. Por suerte, siempre hay un Harrison Ford dispuesto a plantarles cara a cualquier precio. Crimen, suspenso, tensión erótica y unos toquecitos de noir en este clásico de Peter Weir, que nos enseñó que la acción y la contemplación pueden ir de la mano, que los choques culturales a veces están a la vuelta de la esquina, que la inocencia es un tesoro demasiado frágil para descuidarlo y, sobre todo, que no es conveniente ir al baño en una estación de trenes. La música, en esta ocasión, la propone un veterano Maurice Jarre que venía tratando de ponerse en onda cuando ya poco le quedaba para jubilar. Nunca es demasiado tarde.
Hace mucho, mucho tiempo, en un universo no tan lejano, la divulgación científica era algo ajeno a la humanidad. Eso hasta que llegó un señor de sonrisa afable que, así como jugando, había especulado sobre las temperaturas de Venus y los mares de Titán, quien tuvo la inédita idea de hablarle a los ciudadanos de a pie sobre la vastedad del universo. Ese sujeto se llamaba Carl Sagan, y provocó el big bang para una nueva era del documental científico, que inspiró a numerosos niños y niñas a hacerse preguntas, explorar y soñar. En la música, echó manos de varios artistas conocidos y no tanto, desde autores clásicos como Vivaldi y Pachelbel, hasta maestros del new age como Tomita y Vangelis, contribuyendo también a la popularización del género.
Un día todo es próspero y feliz y al siguiente estás viviendo una pesadilla posapocalíptica. Esta premisa bastante cliché es la que da inicio a The Creator, una de nuestras favoritas del año, aunque en las salas de cine simplemente haya dado bote a causa de los grandes blockbusters y las huelgas en Hollywood. Gareth Edwards, que poco a poco ha ido forjándose un espacio entre los grandes realizadores de la ciencia ficción actual. Esta vez nos da una cátedra sobre cómo meter todos los clichés en un saco y conseguir una pieza excelente, apoyada en una soberbia narrativa visual. Sí, nos gustó y qué. Tanto que Sara y Felipe se olvidaron de que querían ver puro cine pochoclero. Por cierto, la música en esta ocasión la trae Hans Zimmer, como bajándose de la nubecita de Dune.
El "efecto octubre" fue tal que nuestros conductores pasaron de los disparos a mansalva hacia la rabiosa destrucción global. Guillermo del Toro hace gala de su faceta más ñoña y palomitera con una megaproducción cuyas referencias van desde Gojira hasta Evangelion, a velocidad de 20 clichés por minuto. Pero, adivinen qué, ¡funciona! En un futuro próximo, la continuidad de la humanidad está amenazada por los kaijus, monstruos gigantes ávidos de botar ciudades a manotazos. Las agencias militares del planeta se han volcado al desarrollo de estrategias y tecnologías para detenerlos, diseñando los Jaegers, mechas gigantes ávidos de botar kaijus a manotazos. ¿Qué más se puede pedir? La épica banda sonora es obra de Ramin Djawadi, con un importante aporte de Tom Morello en la guitarra eléctrica.
¿Quién dijo que octubre era el mes del terror? No señoras y señores, octubre es un mes luminoso, primaveral, ideal para una salir con los amigos a visitar algún lugar alejado del mundanal ruido y vernos sumergidos en las hermosas prácticas de una antigua secta. Bueno, detalles. No todo tiene que ser perfecto. Revisamos en esta ocasión una de las realizaciones de folk horror maás aclamadas y controversiales del último tiempo, segunda película del realizador Ary Aster que puso en entredicho los códigos del género, con una muy asertiva banda sonora de Bobby Krlic interpretada por The Haxan Cloak.
De aquí en adelante entregamos la gestión de nuestro programa a una inteligencia artificial y la indigestión del panel a Nicolás. Comenzamos el nefasto ciclo de Halloween (léase jayoguéen) con el "terror light" de una película a medio camino entre Anabelle, Chucky y Barbie. En realidad, esta realización que iba directo a la fosa común de los hits comerciales olvidables, supo agarrar cuanto cliché había dando vuelta... para ir algo más lejos. (Por supuesto, sin renunciar a ellos.) Esta y otras singularidades de una película que le pasó por encima a la condena de ser nefasta es la que comentamos en este primer programa del terror de este Samhein 2023, musicalizado por Anthony Willis. [Lea a conciencia el instructivo antes de usar. La empresa no responde por eventuales homicidios. Los accesorios y las partes del cuerpo se venden por separado.]
Porque el público lo pidió y Sara por fin tuvo la paciencia de invertir tres horas de su tiempo, hoy revisamos la última superproducción de Cristopher Nolan, el Prometeo Británico, el más vigente realizador con pretensiones mesiánicas de Hollywood. ¿Pudo su megalomanía compensar la expectativa que él mismo provocó en la audiencia? Aunque perdió la carrera con Barbie en la taquilla, sabemos que en el cine comercial eso puede no significar absolutamente nada, así que en este episodio nos dedicamos a desarmar escrupulosamente -ni tanto- este mecanismo de relojería, con sus méritos, deméritos y aspavientos. La música, en esta ocasión, la proporciona un mimético Ludwig Göranson que se hace el sueco mientras desplaza a Zimmer.
¡Aro, aro, aro, dijo una vieja con tres orejas! Pa' conseguir un material con aire bien chileno le pusimos re harto empeño buscando por cielo y mar. A punto'e desmayar, nos pillamo'en el camino esa Tierra en que vivimos 'onde Sergio Nuño hablaba y Herrera notas daba en la tele, cuando niños. Así es, cansados de que las productoras chilenas sean tan anodinas con sus propias bandas sonoras, estuvimos a punto de cometer un sacrilegio, pero de pronto se nos iluminó la ampolleta con esta memorable serie documental que, en nuestra infancia, nos mostró ese Chile profundo al que los ciudadanos de a pie no podíamos llegar... pero las transnacionales sí. En fin, al menos nos dejó un buen recuerdo de los tiempos en que la TV educativa educaba y en que podíamos mantener la atención en un trabajo audiovisual por más de 10 segundos sin que nos tuvieran que bombardear con memes. La Tierra en que bebi... *cof*cof* La tierra en que vivimos (perdón, se nos cruzó un 18), conducida por Sergio Nuño y musicalizada por Francisco Herrera.
Cerramos el ciclo de agosto en septiembre, porque es lo que corresponde cuando pasamos el mes. Y para celebrarlo, revisamos una entrañable saga de películas que nos recuerda que las experiencias de toda una vida no desaparecen así como si nada, y pueden ser fundamentales para... seguir vivos. Por ejemplo, nuestro sigilo, percepción del entorno, agilidad, destreza con las armas de fuego y capacidad estratégica. Adaptada del cómic de Warren Ellis, donde los agentes de inteligencia de la vieja escuela demuestran que el dolor en las articulaciones no basta para dejar de ser extremadamente peligrosos. La música, en esta ocasión la traen Christophe Beck y el veterano Alan Silvestri. (¿Idea nuestra o fue el mes de Morgan Freeman?)
Nos embarcamos en una cruzada contra los trastornos estacionales recordando uno de los grandes clásicos del cine, que nos haga cantar y bailar bajo la lluvia. Todavía considerada como el musical más importante de la historia estadounidense por el AFI, nunca dejamos en descubrir en Cantando bajo la lluvia (1952) detalles que nos sorprenden. Por un lado, como testimonio de técnicas y estéticas perdidas de la cinematografía; por otro, como inusual ejemplo de vanguardismo. En esta ocasión, la música la trae Lennie Hayton, y las canciones Nacio Herb Brown (música) y Arthur Freed (letras), quienes además echan mano de algunos éxitos anteriores de Broadway. Nosotros fuimos testigos de cómo Sara abrió su paraguas de color y se puso a bailar con un poste frente al arco de medicina. ¿Cuál va a ser el efecto que tenga en ustedes este programa?