DiscoverEL SACERDOCIO Y EL APOCALIPSIS
EL SACERDOCIO Y EL APOCALIPSIS
Claim Ownership

EL SACERDOCIO Y EL APOCALIPSIS

Author: CORPUSLUX

Subscribed: 0Played: 10
Share

Description

Mirando más de cerca la situación histórica, tenemos que decir que después del año 333 vinieron
tiempos –significativo sobre todo para el desarrollo europeo- en que el contacto con la cultura de la
antigua Roma era discontinuo. Vemos cómo la cultura de la antigua Roma, tal y como había llegado a ser
por entonces, era básicamente incapaz de aceptar el Cristianismo. Un gran panorama se despliega ante
nosotros cuando estudiamos este año 333. Es también el año en que comienza el período en que la
cultura de la antigua Roma se desplazó al este de Roma. El Cristianismo huyó de Roma hacia el este bajo
el Emperador Romano, el César Romano que quiso adoptar el Cristianismo24. Es menos importante
estudiar los abusos y daños causados por el Concilio de Constantinopla que tratar de encontrar el
significado de por qué hubo una huida de Oeste a Este cuando el Cristianismo entró en Roma. Esto es
inmensamente significativo. Visto desde el mundo espiritual es un suceso tan importante y brillante que
comparándolo con todo el daño hecho por el Bizantinismo apenas tiene consideración.
14 Episodes
Reverse
Miremos ahora el cuarto período, el período Atlante. Fue precedido por lo que a menudo he denominado el período Lemúrico de la evolución terrestre, y antes de éste hubo aquellos que llamamos el segundo y el primer período de la evolución de la tierra. Los tres períodos conducentes hasta el período Atlante son recapitulaciones, el primero de la condición planetaria de Saturno, el segundo de la del Sol y el tercero de la de la Luna. Hasta el cuarto, el período Atlante, no surge algo nuevo. Los tres períodos que le preceden son repeticiones, recapitulaciones a un más alto nivel. El cuarto, el período Atlante, representa algo nuevo. Lo que sucedió durante el período Atlante ocurrió mientras la tierra aún tenía formas que eran bastante diferentes de aquellas que vinieron después. Incluso en la mitad del período Atlante la tierra no tenía una corteza sólida como la que nos es tan familiar ahora. La datación geológica propuesta para estas cosas hoy en día es una ilusión. El tiempo en que la tierra se solidificó a partir de una consistencia en parte firme, en parte fluida, reside en el período Atlante.
CONFERENCIA 11 La triple caída de los poderes antagónicos al impulso de Cristo: La caída de Babilonia, la caída de la bestia y el falso profeta y la caída de los poderes divinos contrarios (Satanás). Dornack, 15 de septiembre de 1924 Situémonos en el mundo en el que el escritor del Apocalípsis quiere situar a la humanidad por medio de su descripción de la próxima época de la tierra. Él describe sus visiones de los mundos espirituales entrando y adueñándose del ser humano terrenal. Describe tres etapas anteriores a ésta, y nosotros debemos llegar a conocerlas. Con cada una de estas tres etapas se representa algo que debe derrumbarse antes de que la humanidad sea lo suficientemente digna y capaz de asumir el mundo espiritual, en toda su pureza, con su actuar, su pensar y su sentir.
Hay algunos pasajes en el Libro del Apocalípsis que sólo tienen sentido y son comprensibles si uno se acerca a ellos de acuerdo con lo que la Antroposofía tiene que decir sobre el ser humano. Es comprensible que esto es lo que sucede cuando la revelación en cuestión está basada en experiencias del mundo espiritual. Pero se debe primero comprender el hecho de que las imágenes presentadas en el Libro del Apocalípsis son revelaciones del mundo espiritual. Esto nos permitirá ir más allá de la pregunta de si el escritor del Apocalípsis era realmente capaz de comprender intelectualmente todos los detalles que encontramos en su libro, pues esta cuestión pierde de vista la cuestión fundamental. La verdadera pregunta es: ¿Era un verdadero vidente? Él mira en el mundo espiritual, pero las cosas que ve allí no son verdaderas porque él las vea; son verdaderas porque su contenido es verdadero. Las cosas que él ve reveladas tienen su propio contenido; no adquieren contenido a través de él. Así pues no dejemos que nos distraiga lo que algún sabio racionalista diga sobre si el escritor del Libro del Apocalípsis tenía tal y cual grado de sabiduría y por tanto no cabe esperar que tuviera una perspectiva tan amplia en su alma. Ni siquiera quiero discutir si el escritor del Libro del Apocalípsis poseía esta amplia perspectiva o no. Simplemente quiero mostrar que es irrelevante si el escritor del Apocalípsis es quien nos trae las imágenes como revelaciones del mundo espiritual. Lo importante es que nosotros mismos debemos situar estas imágenes ante nuestra alma, tal y como son, y dejar que su contenido actúe sobre nosotros.
Ahora que hemos reunido varios elementos para ahondar en la esencia del Libro del Apocalípsis, dirijamos nuestra atención al Libro en sí. Comenzaremos por dirigir algunas preguntas relativas al final, la meta de lo que el escritor del Apocalípsis ve en su visión y quiere impartir a la humanidad. Después veréis por qué he elegido estructurar nuestras consideraciones de esta manera particular. Lo que el escritor del Apocalípsis nos da es lo que se podría llamar una comunicación a la humanidad, una revelación a los seres humanos, pero una revelación que es muy diferente en su esencia de otras comunicaciones que no surgen de la clarividencia. Así el escritor del Apocalípsis señala que el suceso que le permitió hacer su comunicación a la humanidad fue un suceso especial, una poderosa iluminación. El Libro del Apocalípsis es así mostrado como un suceso, un hecho que pertenece al desarrollo adicional del Cristianismo. El gran punto de partida del desarrollo Cristiano sobre la tierra, que antes de que sucediera sólo podía ser previsto y esperado, es por supuesto el Misterio del Gólgota mismo. Tras este vienen los diversos hechos que deben surgir si el Cristianismo ha de seguir desarrollándose, desde el Misterio del Gólgota en adelante, a través de todo el tiempo y la eternidad. El Libro del Apocalípsis contiene uno de tales hechos. El escritor del Apocalípsis es plenamente consciente de que no sólo está diciendo a otros algo que él mismo ha experimentado y que contribuirá al desarrollo de su tiempo; él sabe que la recepción y transmisión misma del contenido del Libro del Apocalípsis es un hecho en sí mismo.
Ayer hablé sobre cómo el escritor del Apocalipsis en cierto sentido vio algo que estaba amenazando con engullir al Cristianismo (aquello que él creía que era el verdadero Cristianismo) algo que lo alejaría del Principio de Cristo y lo conduciría de vuelta al Principio del Padre que, si triunfara, sólo asumiría formas materialistas, naturalistas en esta época. El escritor del Apocalipsis vio cosas y procesos en concordancia con el secreto de los números o, mejor dicho, él vio y sintió en concordancia con el secreto de los números. Igual que el músico siente la manera en que las notas suenan juntas en concordancia con el secreto de los números, aunque él se hace consciente de esto la mayoría de las veces esporádicamente, así el escritor del Apocalipsis siente más o menos conscientemente los secretos que están vinculados a un número como el 666. Ahora miremos nosotros mismos en el cosmos para recoger de él más secretos del número 666. Consideremos que la revelación Cristiana en conjunto es realmente una revelación Solar, que Cristo es el Ser que proviene del Sol y que envía a Micael con sus huestes por delante, igual que de un modo diferente el Jehová de la antigüedad envió a Micael por delante. Si consideramos que nosotros mismos estamos ahora viviendo en una época Micaelita encontraremos que el impulso de Cristo como un Misterio Solar aparece ciertamente muy profundamente ante nuestra alma.
Considerando la evolución que tiene lugar en secreto para los sucesos externos, vemos que el año 333 d.C. es un año importante. Ese año representa el punto del tiempo en que el ‘Yo’ entró en el alma intelectual o racional del ser humano que había evolucionado gradualmente, entre el 747 a.C. y el comienzo de la era del alma consciente, en el siglo XV. El año 333 cae en el medio de este período. El desarrollo de la cultura griega fue un aspecto importante de la era del alma intelectual o racional, y siguió surtiendo su efecto hasta la era del alma consciente. El Misterio del Gólgota tuvo lugar en la era en que el alma intelectual o racional estaba evolucionando. Debemos comprender que la entrada del ‘Yo’ en el alma intelectiva o racional es un suceso inmensamente significativo. La llegada del ‘Yo’, que tuvo lugar alrededor del año 333, tuvo un efecto muy profundo y serio en las almas de aquellos en particular que eran adecuados para recibir la influencia del espíritu. Aquellos que quieren participar en la vida espiritual y quieren trabajar en la misma dirección que la vida espiritual, deben relacionar los hechos externos de la evolución histórica con el trasfondo espiritual de estos. ¿Qué sucesos externos importantes tuvieron lugar durante el período en que el ‘Yo’ estaba entrando en el alma humana al margen de los sucesos externos? ¿Qué luz arroja la entrada del ‘Yo’ sobre estos sucesos? Queridos amigos, es un punto tal, que el ser humano encuentra que la relación completa entre Dios y el hombre se hace incomprensible, insegura, y abierta a debate.
Cuando alguien era iniciado en los antiguos Misterios, primero experimentaba que su comprensión, y la estructura completa de su alma humana, fueran guiadas hacia el significado del ciclo de las evoluciones culturales del mundo, un ciclo que se basa en el número siete. En el Libro del Apocalipsis tenemos un claro eco secundario de lo que resulta del principio de la iniciación de los antiguos Misterios. El número siete está contenido en el Libro del Apocalipsis de muchas maneras distintas, incluyendo su estructura, composición y contenido. Con el tiempo, por supuesto, las cosas vinculadas con el número siete no estaban ligadas con él en cualquier sentido externo de la manera que podríamos imaginar hoy. En vez de ello, la persona en cuestión era iniciada en la manera completa en la que los números actúan y se entretejen. Quiero atraer su atención aquí, queridos amigos, hacia algo que expliqué en un contexto bastante distinto en el otro ciclo de conferencias que estoy dando sobre la ciencia del discurso. Tuve que explicar cómo es posible tener experiencias en los sonidos del discurso, pero que hoy la humanidad ha perdido la capacidad de tener experiencias a través de los sonidos del habla. Considerad cómo un sonido del habla contiene elementos del Verbo formativo, viviente y cómo a través de experimentar tales sonidos el contenido cósmico más maravilloso puede formarse por medio de la combinación de estos elementos sonoros, de los que hay aproximadamente 32. Pónganse en un tiempo (y ha habido tiempos en que esto era una realidad para los seres humanos) que vivía y se movía en estos elementos de los sonidos del habla, experimentando vívidamente la maravilla de ser capaz de crear un mundo al experimentar estos 32 elementos sonoros. En la formación del habla, en la modelación formativa del Verbo, uno sentía el tejer del espíritu que acompañaba a la experiencia de hablar. Uno experimentaba cómo los dioses viven en los sonidos del habla.
Nuestra principal preocupación debería ser leer el Libro del Apocalipsis en la forma que es apropiada hoy en día. Hoy el desarrollo espiritual del ser humano ha de desarrollarse bajo el signo del alma consciente; sólo por esta razón, por tanto, es adecuado que la dirección de la vida espiritual deba hacerse plenamente consciente, y en su consecuencia es tarea nuestra adoptar con plena consciencia la orientación apropiada sobre lo que nos dice el escritor del Apocalipsis. En épocas anteriores las revelaciones del escritor del Apocalipsis sin duda significaban algo sólo para los más altos iniciados, de los cuales había cada vez menos según transcurría el tiempo, y no significaban nada para los sacerdotes ordinarios. Hoy lo que el Libro del Apocalipsis contiene debe entrar completamente en la consciencia de los sacerdotes.
Es parte integrante de los Misterios y de la manera en que uno habla de los Misterios y los presenta, que de ahora en adelante el autor del Libro del Apocalipsis sea asimismo contemplado como el autor de la carta. Subyace en la naturaleza de los Misterios que el redactor de un documento como éste no se sienta autor en el sentido en que consideramos el autor de una obra hoy en día. Él se sentía una herramienta del Autor espiritual. Él sentía que no quedaba nada personal en la escritura. Así Juan está perfectamente justificado al actuar como si estuviera escribiendo lo que tiene que escribir bajo el mandato de Dios, como un mensaje de Dios. En todo lo que sigue esto se hace obvio de una manera que ciertamente se adecua a los Misterios.
Ayer consideramos el importante punto de inflexión que surgió en la evolución humana, debido a que desde la tercera época de Misterios en adelante, la participación del ser humano en el mundo cósmico, a través del acto de consagración del hombre –es decir, en la Transubstanciación- tenía lugar en el cuerpo astral, ese miembro del ser humano que durante el sueño, para la consciencia ordinaria, sale del cuerpo físico y que durante el tiempo que está separado del cuerpo físico no es receptivo a las percepciones del mundo circundante. Aclaremos cómo este cuerpo astral actúa en nosotros hoy. Es el cuerpo astral el que nos trae los pensamientos sobre lo que nos rodea, los pensamientos a través de los cuales comprendemos el mundo. El momento en que el cuerpo astral sale de nuestro cuerpo físico y de nuestro cuerpo etérico, los pensamientos sobre nuestro entorno ya no están allí.
Este desarrollo de un sentido religioso específico por los seres humanos (algo que sólo puede ser descrito separadamente) estaba siempre en paralelo a la condición previa necesaria para ello: una particular forma de Transubstanciación que era el punto focal del sagrado acto de consagración del hombre. Los sacerdotes hoy y en el futuro cercano están llamados a experimentar esta Transubstanciación, y con ella todo lo que pertenece verdaderamente al trabajo del sacerdote, en una nueva forma. Esto no será fácilmente posible sin una profunda comprensión de en qué consisten la Transubstanciación y el apocalipsis en la vida real en las cuatro etapas sucesivas de la evolución humana. Hemos visto un aspecto: el Acto de Consagración del Hombre y la forma más antigua de producir la Transubstanciación. Vemos que los tiempos en que los dioses encuentran el camino hasta los seres humanos son aquellos que representan la diferencia entre lo que los seres humanos pueden calcular como la secuencia de las estaciones en el curso del año y lo que tiene lugar en el cosmos. Los dioses descendían en aquellos períodos sagrados del tiempo que eran como restos, aquellos períodos sagrados en los que el ser humano tenía que insertar algo porque el curso del cosmos no coincidía con sus cálculos. Durante aquellos períodos en que los seres humanos tenían que situarse directamente bajo la influencia del cosmos para llevar a cabo la Transubstanciación, preservaban parte de las sustancias que eran entonces transformadas por el cosmos para poder utilizarlas y producir la Transubstanciación en las estaciones sucesivas.
Una manera de expresar de manera aproximada lo que se pretende, sería decir: Las tareas que hoy los seres humanos deben emprender, están agrandándose de nuevo. Se están agrandando porque las fuerzas que una vez estuvieron disponibles en los tiempos en que la humanidad era capaz de alejarse más o menos de los impulsos de los antiguos Misterios, están ahora agotadas. Los antiguos Misterios desarrollaron sustancias divinas reales y fuerzas divinas sobre la tierra con plena realidad. La humanidad tenía que desarrollarse lo suficiente, pues habría de llegar un momento en que la gente fuese abandonada más o menos a sus propios recursos. Las fuerzas que dominaban sobre la humanidad terrenal durante aquel período intermedio de la evolución humana se han agotado ahora. Aunque no sea la más excelsa, es quizás un verdad oculta significativa, importante y de largo alcance, que las fuerzas que fueron capaces de hacerse efectivas en la evolución humana, ahora, sin la ayuda de los Misterios están agotadas, de tal modo que la evolución humana no puede avanzar más, a menos que las fuerzas de los Misterios entren de nuevo en la evolución.
Mirando más de cerca la situación histórica, tenemos que decir que después del año 333 vinieron tiempos –significativo sobre todo para el desarrollo europeo- en que el contacto con la cultura de la antigua Roma era discontinuo. Vemos cómo la cultura de la antigua Roma, tal y como había llegado a ser por entonces, era básicamente incapaz de aceptar el Cristianismo. Un gran panorama se despliega ante nosotros cuando estudiamos este año 333. Es también el año en que comienza el período en que la cultura de la antigua Roma se desplazó al este de Roma. El Cristianismo huyó de Roma hacia el este bajo el Emperador Romano, el César Romano que quiso adoptar el Cristianismo24. Es menos importante estudiar los abusos y daños causados por el Concilio de Constantinopla que tratar de encontrar el significado de por qué hubo una huida de Oeste a Este cuando el Cristianismo entró en Roma. Esto es inmensamente significativo. Visto desde el mundo espiritual es un suceso tan importante y brillante que comparándolo con todo el daño hecho por el Bizantinismo apenas tiene consideración.
Hombres sin yo

Hombres sin yo

2018-10-1826:11

Mirando más de cerca la situación histórica, tenemos que decir que después del año 333 vinieron tiempos –significativo sobre todo para el desarrollo europeo- en que el contacto con la cultura de la antigua Roma era discontinuo. Vemos cómo la cultura de la antigua Roma, tal y como había llegado a ser por entonces, era básicamente incapaz de aceptar el Cristianismo. Un gran panorama se despliega ante nosotros cuando estudiamos este año 333. Es también el año en que comienza el período en que la cultura de la antigua Roma se desplazó al este de Roma. El Cristianismo huyó de Roma hacia el este bajo el Emperador Romano, el César Romano que quiso adoptar el Cristianismo24. Es menos importante estudiar los abusos y daños causados por el Concilio de Constantinopla que tratar de encontrar el significado de por qué hubo una huida de Oeste a Este cuando el Cristianismo entró en Roma. Esto es inmensamente significativo. Visto desde el mundo espiritual es un suceso tan importante y brillante que comparándolo con todo el daño hecho por el Bizantinismo apenas tiene consideración.