El universo de las infraestructuras cotizadas no es un bloque homogéneo y conviven negocios con dinámicas y horizontes muy distintos. Con el crecimiento de las compañías involucradas en la electrificación y digitalización aún minusvalorado por el mercado, pero el de las torres de telecomunicaciones y el transporte de petróleo y gas más maduro, es momento de ajustar cómo se invierte en esta temática.
Las tecnológicas y financieras continuarán brillando en los resultados empresariales del tercer trimestre, mientras que en el resto predominarán las sombras en un entorno complicado por los aranceles, la brusca depreciación del USD, el enfriamiento del mercado laboral en EEUU y los diversos problemas en Europa y China. En agregado, no se espera que decepcionen y sean por sí solos el desencadenante de una corrección bursátil, pero también es difícil que proporcionen otro impulso alcista cuando las expectativas para 2026 y 2027 son ya tan optimistas.
Surgen señales de deterioro del crédito y del consumo ligados a los segmentos menos pudientes de EEUU. Están lejos de representar un grave riesgo sistémico, pero elevan la sensibilidad de su economía y de sus mercados a la evolución del empleo.
Además de los fondos y ETF sobre sectores y temas específicos, una alternativa tras la subida vertiginosa de la mayoría de los índices bursátiles es la inversión por estilos. Sin embargo, no se dan los factores económicos y financieros que suelen propiciar una mejor evolución relativa sostenida del Value. A la espera de un resurgir de las operaciones corporativas que pueda dar un impulso a las Small Caps, preferimos el enfoque sectorial y temático que nos lleva a primar las megatendencias, Salud e Infraestructuras.
El último tirón de las bolsas ha elevado las valoraciones, llevando de nuevo las de EEUU a un nivel que consideramos insostenible, y normalizando las de varios mercados europeos y asiáticos, también por fin las de Japón. La tesis de inversión en ese país sigue vigente, pero con unos múltiplos que ahora ya reflejan la mejora estructural de la rentabilidad empresarial, y tras haberlo sobreponderado más de dos años, reducimos a neutral su peso en nuestra estrategia, reforzando la exposición al resto de Asia.
Habitualmente, el posicionamiento de los inversores especulativos y de los inversores más guiados por fundamentales se mueve en sintonía. No es el caso ahora, con los fondos sistemáticos movidos por algoritmos en el nivel de exposición a la renta variable más alto del último lustro, pero los inversores discrecionales cerca de la neutralidad. Esto apunta a que las bolsas podrían tomarse un descanso, pero que habría mucho dinero a la espera de una corrección para añadir posiciones, lo que reduce el riesgo de una tendencia bajista prolongada.
La subida de los tipos a muy largo plazo se ha convertido últimamente en un factor dominante en los mercados. Los temores a que desencadene una crisis de deuda parecen exagerados, pero no hay que obviar sus efectos sobre la valoración de los activos corporativos e inmobiliarios. Un motivo más para mantener una estrategia de cierta prudencia, también en los bonos gubernamentales.
En esta edición se resumen los diagnósticos y previsiones que sustentan nuestra estrategia de inversión prudente, tras un verano tranquilo en los mercados pero en el que se han acentuado algunas de las disonancias en las expectativas sobre la economía, política monetaria y valoraciones en EEUU.
En esta edición se comenta cómo, si la Fed cediera a la presión política y rebajara precipitadamente sus tipos, podrían desatarse unos efectos contraproducentes que se extenderían las economías y los mercados de todo el mundo, dadas las complejas interdependencias en el sistema financiero global.
La clave de una estrategia exitosa a largo plazo es exigir a cada inversión una prima de rentabilidad que compense suficientemente los distintos inconvenientes y riesgos asumidos. Respecto a la certidumbre e inmediatez de los rendimientos de las Letras del Tesoro, se han de ir añadiendo primas (de iliquidez, temporal, de crédito y de renta variable) conforme entren en juego factores que provoquen oscilaciones en la cotización y en la valoración de cada activo. Pero si la incertidumbre no está adecuadamente incorporada en los precios -como creemos que sucede ahora en la renta variable de EEUU-, la evolución puede ser decepcionante y aconsejar prudencia táctica.
El fuerte rebote de las bolsas de Latinoamérica en lo que va de año viene más explicado por el giro en el posicionamiento inversor que por una genuina mejora de los fundamentales económicos, políticos y empresariales, que siguen siendo relativamente desfavorables, justifican el descuento con el que cotizan, limitan el potencial alcista desde los niveles actuales y que, en nuestra opinión, hacen claramente preferibles las bolsas de Asia.
Es complicado hacer previsiones financieras con tantas incertidumbres geoeconómicas, y con el índice mundial de acciones en USD en máximos históricos. Pero si el verano pasado estuvo marcado por el breve tsunami desencadenado por la fuerte apreciación del JPY, el de este año podría estarlo por el posicionamiento bajista extremo en el USD.
Los tres últimos meses han sido un magnífico ejemplo en las bolsas de las dinámicas de psicología de masas y de cambios bruscos en las expectativas y en el relato que mueve los mercados. Con los índices casi en los mismos niveles de valoración y complacencia, cuando es evidente que se han deteriorado las perspectivas geoeconómicas, hemos decidido adoptar ahora una estrategia más cauta tras haber aprovechado el desplome de abril para añadir posiciones.
Los mercados están manteniendo la calma en la guerra abierta entre Israel e Irán, asumiendo que será un conflicto limitado en el tiempo y en cuanto a sus repercusiones. Probablemente estén en lo cierto, pero no es descartable una escalada que podría tener graves consecuencias, en un momento además de gran inestabilidad geoeconómica y en ciernes de los impactos de las políticas de la Administración Trump. Con la complicación añadida para los inversores de que haya cambiado el régimen de correlaciones habitual, lo que resta poder diversificador tanto a la deuda pública como al USD.
Los bonos convertibles no son una clase de activo que contemplemos por separado en nuestra estrategia de inversión porque son un híbrido entre emisiones corporativas ordinarias y sus acciones, además con una serie de peculiaridades que hacen preferible una inversión desagregada, mejor diversificada y que permita ajustar el peso de la renta variable y los sesgos crediticios o bursátiles.
Si EEUU no vuelve pronto a la ortodoxia económica, corre el riesgo de perder parte de lo que se ha llamado su privilegio exorbitante que le permite financiarse más barato y que eleva las valoraciones de sus empresas e inmuebles. Una menor capacidad de atraer flujos de capitales podría hacer que Europa y Asia obtengan algunos de los efectos beneficiosos que ha estado disfrutando ese país.
EEUU ha perdido su última calificación AAA entre las grandes agencias tras una rebaja de Moody’s que no ha sorprendido a nadie y que no tiene apenas consecuencias técnicas. Pero pone de manifiesto el deterioro de una senda fiscal que el paquete legislativo que debate el Congreso no hará más que agravar, y que se traduce en una creciente prima de riesgo exigida a los bonos del Tesoro, en un debilitamiento del USD y que es un factor que de persistir acotará el potencial alcista de las bolsas.
Singular Bank acaba de publicar su informe anual de Perspectivas Inmobiliarias de España, en el que trata de anticipar la evolución de los principales segmentos en los próximos dos años. La principal conclusión es que las dinámicas que impulsaron los alquileres y los precios desde que acabó la pandemia siguen plenamente vigentes, por lo que el ciclo se prolongará extendiéndose a cada vez más localizaciones y segmentos.
La Reserva Federal afronta una situación más compleja que otros bancos centrales, con la incertidumbre de los impactos de los aranceles sobre inflación y crecimiento, sometido a presión política y con volatilidad en los mercados. Hay varias implicaciones para éstos de su probable pausa en los recortes de tipos, aunque lo realmente importante es a qué nivel llevará su tipo efectivo en este ciclo.
El núcleo duro de la OPEP+ ha vuelto a sorprender al acelerar el ritmo al que aumentará su producción. Esto acentuará el exceso de oferta en el mercado energético y supone una fuerza desinflacionista y cierto colchón para la actividad económica en un contexto de gran incertidumbre. Pero son malas noticias para las petroleras, que ven limitado su margen para seguir retribuyendo tan generosamente a sus accionistas.