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El Podcast de Miguel Á Beltrán
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El Podcast de Miguel Á Beltrán

Author: Miguel Ángel Beltrán

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Hola!, soy Miguel Ángel y te doy la bienvenida a este espacio para quienes están en busca de crecimiento personal, pero sin los típicos discursos prefabricados. Creo que el desarrollo humano nunca termina, siempre hay algo nuevo por descubrir de uno mismo. En cada episodio abordo temas como la superación, la toma de decisiones, el cambio interno… pero desde un enfoque honesto, con reflexiones profundas, preguntas incómodas y herramientas que realmente pueden ayudar. Nada de frases de autoayuda vacías. Mi idea es que quien lo escuche no solo se inspire, sino que se cuestione, se remueva un poco por dentro y encuentre claridad o impulso para seguir avanzando en su propio camino.” 

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46 Episodes
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Es de admirar a las personas que tienen éxito en la vida, vemos las cosas que han conseguido por sí mismas y, por lo general, suelen ser un ejemplo de inspiración para los demás. Pero si analizamos eso, surgen algunas preguntas en relación a los motivos por los que unas personas lo alcanzan y otras no lo hacen nunca aunque lo deseen con todas sus fuerzas. Con toda certeza, existen varias razones por las que eso sucede y todas ellas dependen del contexto personal, del profesional y también de las ambiciones de cada uno; pero más allá de esto, también dependen del significado que tenga el éxito para quien lo busca. El concepto de éxito siempre es muy subjetivo… Varía según las perspectivas y los valores individuales. Para algunas personas el éxito puede estar relacionado con los logros profesionales, mientras que para otras, puede significar bienestar personal, relaciones satisfactorias o incluso poder alcanzar la paz interior. Sea cual sea el significado que el éxito tiene para ti, tu plan hacia él siempre tendrá que estar asociado a un propósito personal en la vida. En definitiva…, si de lo que se trata es de construir un plan hacia el éxito, el primer paso necesariamente será el concretar cual es tu propósito. De cómo preparar ese plan te hablaré en otro episodio del canal, en este lo que te diré son las cosas que deberás evitar para avanzar hacia tus metas. Así que, cuando ya tengas preparado ese plan y lo pongas en marcha, será muy importante que siempre tengas presentes 10 cosas que deberás evitar en todo momento. Y cuanto mayor sea tu capacidad de alejarte de ellas, mayores serán tus probabilidades de llegar con éxito al objetivo. Empezaré por: • El Miedo al fracaso: El temor a equivocarte o a no cumplir con las expectativas puede paralizarte, y llevarte a no intentar nada nuevo o a abandonar proyectos a la primera señal de dificultad. • La Falta de disciplina y constancia: El éxito siempre requiere un esfuerzo sostenido, disciplina y dedicación a largo plazo. La falta de perseverancia o la tendencia a abandonar cuando el progreso es lento o difícil impiden a muchas personas alcanzar sus objetivos. • El Pensamiento negativo o limitante: Las creencias negativas sobre uno mismo, como "no soy lo suficientemente bueno" o "nunca lo lograré", pueden sabotear el éxito incluso antes de que la persona lo intente alcanzar. La mentalidad limitante frena el crecimiento personal y profesional. • La falta de planificación y objetivos claros: No tener un plan concreto o metas bien definidas puede llevar a tomar direcciones y enfoques equivocados. Es difícil alcanzar esas metas si no se tiene claridad sobre lo que se quiere y cómo llegar hasta allí. • La Procrastinación: Posponer tareas importantes o evitar decisiones difíciles puede impedir el progreso. La procrastinación suele estar relacionada con la falta de motivación, el miedo al fracaso o la tendencia a distraerse fácilmente. Evita eso todo lo que puedas. • Tu entorno y las relaciones tóxicas: Las personas influyen en nuestra vida incluso más de lo que pensamos. Un entorno negativo o estar rodeado de quienes no te apoyan o motivan puede afectar tu capacidad para alcanzar las metas. • La falta de habilidades o conocimientos: No nos engañemos, en algunos casos, las personas no alcanzan el éxito simplemente porque carecen de las habilidades o la formación necesaria en un campo determinado. Invertir en aprendizaje continuo es clave para superar este obstáculo. • Poca adaptabilidad al cambio: ¿Te suena?, y lo comenté en otro episodio… El éxito exige tener capacidad de adaptarse a circunstancias cambiantes, a nuevas oportunidades y a desafíos inesperados. La resistencia al cambio o la rigidez mental pueden limitar las posibilidades de éxito. • No asumir responsabilidad: Culpar a factores externos o a otras personas por los fracasos, en lugar de asumir la responsabilidad, impide que aprendas de los errores y te hace perder el control de tu evolución. • La falta de resiliencia: El éxito rara vez es un camino recto. La falta de capacidad para sobreponerse a las dificultades y a los contratiempos puede llevar a abandonar antes de lograr el objetivo. Antes de que emprendas cualquier proyecto, es absolutamente necesario que mejores en todos los apartados que te acabo de decir si quieres alcanzar el éxito que buscas.Conviértete en un seguidor de este podcast: https://www.spreaker.com/podcast/el-podcast-de-miguel-a-beltran--6688183/support.
La ignorancia en las personas tiene habitualmente una connotación negativa, pero es interesante pararse un momento a pensar en ella con otra perspectiva, ya que también puede entenderse como un poderoso catalizador para impulsar el aprendizaje y la búsqueda de conocimiento. En cualquier caso, es tan importante entender su significado y cómo afecta a nuestro comportamiento que merece la pena ser comentada. La necesidad de prosperar o simplemente el temor a pasar por dificultades empuja a las personas a tratar de comprender los detalles del entorno en el que están para poder desenvolverse bien en él. En cierto modo esta es la razón por la que tratamos de aprender durante toda la vida; para escapar de la ignorancia. Ser ignorante viene a ser lo mismo que no saber qué sucede a tu alrededor y cómo te afecta, algo que te puede convertir en una presa fácil de tus circunstancias o de los intereses de ciertos depredadores si te acomodas en tu área de confort y no haces nada para evitarlo. Conviértete en un seguidor de este podcast: https://www.spreaker.com/podcast/el-podcast-de-miguel-a-beltran--6688183/support.
Por lo general, la motivación de las personas en su actividad laboral tiene mucho que ver con las relaciones que estas tienen con la organización para la que trabajan, con los responsables a quienes reportan o con lo satisfactoria que resulta la tarea que realizan; pero, aunque parezca que no, para estar motivados no solo basta con trabajar en buen ambiente laboral, tener un salario adecuado y obtener reconocimiento profesional. Para que haya una motivación real es necesario que exista de forma permanente un deseo de superación, y además de todo lo anterior, es imprescindible que ese deseo de ser mejor en lo puedes hacer sea estimulado de forma constante. Es ahí donde el papel del buen liderazgo debe demostrar sus capacidades.Conviértete en un seguidor de este podcast: https://www.spreaker.com/podcast/el-podcast-de-miguel-a-beltran--6688183/support.
A medida que adquirimos formación y experiencia vamos fortaleciendo nuestro conocimiento, capacidad de análisis y comprensión sobre lo que nos rodea. Empezamos con ese proceso prácticamente desde que nacemos y con el tiempo vamos “aprendiendo a aprender” para ir creciendo y madurando cada vez más, o al menos así es como debería ser. El objetivo del aprendizaje es adquirir conocimientos y habilidades que nos permitan afrontar con éxito las distintas situaciones desafiantes que iremos enfrentando a lo largo de la vida. En la actualidad hay evidencias que sugieren distintas alternativas educativas que permiten desarrollar las habilidades cognitivas, sociales, físicas y emocionales, además de fomentar la creatividad. En el pasado se pensaba que era el esfuerzo y el sufrimiento lo que determinaba la evolución positiva del aprendizaje, por lo que durante mucho tiempo la coerción y el castigo asociado a la disciplina eran considerados como el mejor modo de proceder para conseguir que el conocimiento se entienda y se asimile. Conviértete en un seguidor de este podcast: https://www.spreaker.com/podcast/el-podcast-de-miguel-a-beltran--6688183/support.
El libro del Éxodo cuenta como hace 3.200 años el sacerdote Jetro, que era suegro de Moisés, sugirió a éste que aceptara enseñar la ley a otros para poder nombrar jueces menores en los que delegar parte de su poder. Moisés honró los sabios consejos de Jetró estableciendo un sistema de cortes, dió enseñanza a hombres capaces y posteriormente les entregó autoridad para poder así servir de manera significativa y provechosa al pueblo. Moisés se vio descargado de tareas menores y pudo enfocarse en lo importante, haciendo que el desarrollo se extendiera por todo su pueblo. Él entendió su verdadera tarea y que el delegar no significa abandonar responsabilidades y dejarlas en manos de otros. Compartir conocimiento es un obsequio valioso a otras personas para ayudarlas a crecer; en reciprocidad, se devolverá e forma de valor apreciable por quien en su momento aportó ese conocimiento y será un beneficio para el conjunto.Conviértete en un seguidor de este podcast: https://www.spreaker.com/podcast/el-podcast-de-miguel-a-beltran--6688183/support.
Hay personas que no logran gestionar los malos hábitos que producen el orgullo y el exceso de vanidad, vicios que tienden a acumularse en nuestra actitud como el colesterol se acumula en las arterias. Por el contrario, hay otras personas que saben controlar esos efectos. Toman decisiones con las que aciertan o se equivocan, pero siempre administran los resultados y sus consecuencias para sacarles un aprendizaje, corregir errores y seguir mejorando. ¿Pero en qué consiste eso que hacen de forma diferente al resto?, ¿cómo logran tener ese control de sí mismos y consiguen afrontar y superar los problemas? ¿Qué hay que hacer para dejar atrás egos y creencias equivocadas, proyectar confianza, mejorar y lograr construir una buena reputación?Conviértete en un seguidor de este podcast: https://www.spreaker.com/podcast/el-podcast-de-miguel-a-beltran--6688183/support.
Planificar un objetivo de desarrollo personal no solo consiste en trazar una ruta a seguir, también es importante contar con una mentalidad adecuada. Para garantizar eso hay un trabajo previo que tendrás que hacer, como quien lleva el coche al taller antes de iniciar un largo viaje. Es estas cuestiones se hace muy necesario tener un buen conocimiento sobre nosotros mismos. Es importante analiza con sinceridad nuestra forma de ser y de comportarnos para comprender cómo la percepción que tenemos de lo que nos rodea condiciona nuestra actitud. Y es que actitud positiva vas a necesitar y mucha… Afíliate para difrutar de los contenidos sin publicidad y mucho más: PREMIUM https://www.ivoox.vip/premium?affiliate-code=4aa2b91ba2e00e2f913dc18c70542c0d PREMIUM plus https://www.ivoox.vip/plus?affiliate-code=fb011506Conviértete en un seguidor de este podcast: https://www.spreaker.com/podcast/el-podcast-de-miguel-a-beltran--6688183/support.
Si quieres triunfar como candidato ideal en cualquier oportunidad profesional que se presente, procura entender bien cómo funciona el mundo laboral de hoy. Vas a tener que aprender a navegar en un escenario muy cambiante, inestable o a veces desconcertante, y tendrás que hacerlo manteniendo una actitud positiva y proactiva. Las organizaciones de hoy no van a valorar tu atractivo como aspirante a un puesto de trabajo por los títulos que acredites en tu currículum o por el número de horas que estés dispuesto a acumular en esa tarea, sino por el valor que puedas aportarles con lo que hagas y por la actitud que tengas con respecto a la cultura de la empresa. Afíliate para difrutar de los contenidos sin publicidad y mucho más: PREMIUM https://www.ivoox.vip/premium?affiliate-code=4aa2b91ba2e00e2f913dc18c70542c0d PREMIUM plus https://www.ivoox.vip/plus?affiliate-code=fb011506Conviértete en un seguidor de este podcast: https://www.spreaker.com/podcast/el-podcast-de-miguel-a-beltran--6688183/support.
No importa la labor profesional que quieras desempeñar o que pretendas alcanzar. Da igual que no tengas intención de liderar a alguien, ya que el adquirir habilidades sobre liderazgo también forma parte de tu desarrollo personal, aunque no te lo parezca, ya que tiene que ver con tu preparación para afrontar múltiples circunstancias a las que tendrás que enfrentarte igualmente. En definitiva, quieras o no, tu desarrollo personal y profesional va a depender del nivel que hayas alcanzado en tus habilidades sociales, tu capacidad de comunicación y de influencia, tu credibilidad o la confianza que puedas proyectar hacia los demás, igual que tiene que hacer cualquier líder que se precie. Afíliate para difrutar de los contenidos sin publicidad y mucho más: PREMIUM https://www.ivoox.vip/premium?affiliate-code=4aa2b91ba2e00e2f913dc18c70542c0d PREMIUM plus https://www.ivoox.vip/plus?affiliate-code=fb011506Conviértete en un seguidor de este podcast: https://www.spreaker.com/podcast/el-podcast-de-miguel-a-beltran--6688183/support.
Mucha gente cree que eso del desarrollo personal consiste en un recorrido por una sucesión de etapas que vas superando; que hay un tiempo para aprender, otro para aplicar lo aprendido, otro para adquirir experiencia y la última etapa consiste en disfrutar de lo obtenido de todo. Posiblemente esto es lo que la inmensa mayoría piensa, pero merece ser matizado un poco, ya que ese proceso funciona de una forma algo distinta. Estoy seguro de que la mayoría de las personas intentamos aprender todo lo posible para mejorar dando el máximo de nosotros mismos en lo que hacemos, ya sea en nuestro trabajo, familia, universidad o en cualquier otra actividad. Pero lo cierto es que esa teoría de las etapas, al menos en lo que se refiere al proceso de aprendizaje, es una idea incorrecta o está mal entendida. En realidad, empezamos a aprender cuando nacemos y no dejamos de hacerlo hasta el final de nuestros días. Lo que sí es cierto es que, en el proceso, tiene que haber siempre una actividad que consolide ese aprendizaje. El desarrollo personal es, además del resultado de ampliar nuestro conocimiento, también de mejorar nuestras habilidades a partir de su aplicación y de la experiencia obtenida de ello.Conviértete en un seguidor de este podcast: https://www.spreaker.com/podcast/el-podcast-de-miguel-a-beltran--6688183/support.
Hoy te voy a hablar de organización del trabajo; por que sí…, se trata de algo importante ya que afecta no solo a tu rendimiento en él, sino también a tu ánimo general y a tu calidad de vida. La sensación de no aprovechar nuestro tiempo es algo que se nos agarra en la corteza cerebral como una lapa y parece que poco a poco nos va absorbiendo la energía hasta dejarnos sin ganas de nada y esto es algo que no podemos consentir. Eso de que se te eche la noche encima con la percepción de haber sido otro día perdido no puede aportarnos mucha motivación para afrontar el día siguiente. Por el contrario, el tener la sensación de haber acabado las tareas que teníamos que hacer hoy siempre recarga las baterías para mañana. Te aseguro que al día siguiente te levantas con otro ánimo, incluso habiéndote acostado la noche anterior molido de trabajar.Conviértete en un seguidor de este podcast: https://www.spreaker.com/podcast/el-podcast-de-miguel-a-beltran--6688183/support.
En este episodio te explico como proyectar tu potencial en el ámbito profesional que te interesa y conseguir con ello más y mejores oportunidades en el desarrollo de tu carrera. El éxito en tus objetivos siempre está condicionado por diferentes factores, no solo por el relativo a tu formación académica o incluso a la experiencia que hayas ido acumulando con el tiempo en un determinado ámbito, hay unos cuantos factores más… Tienes que darte a conocer y eso lo debes hacer tú. No puedes esperar a que la gente se acerque a ti sin más; vas a necesitar destacar y captar la atención de la gente que te interesa; eso es un auténtico desafío teniendo en cuenta la cantidad de personas que compiten contigo para lo mismo y que están tan preparadas como tú o puede que más.Conviértete en un seguidor de este podcast: https://www.spreaker.com/podcast/el-podcast-de-miguel-a-beltran--6688183/support.
Mantener la disciplina para lograr una ejecución eficaz y productiva es una de las principales dificultades en el funcionamiento empresarial, quizás la mayor de todas. La ejecución de tareas implica adoptar comportamientos y técnicas específicos que las organizaciones deben implementar en diversas áreas de producción, y esto debe lograrse mediante un liderazgo resolutivo y eficiente.Conviértete en un seguidor de este podcast: https://www.spreaker.com/podcast/el-podcast-de-miguel-a-beltran--6688183/support.
¿Cómo se consigue llegar a ser alguien al que la gente siga?. ¿Cómo una persona tímida o moralmente débil podría transformarse en una persona influyente al que otros escuchen y tomen como referente?. En contra de lo que algunos piensan, no se llega a ser esa persona siendo simplemente un buen orador capaz de dejar embobados al público o un tipo gracioso con un físico atractivo que embauca a todo lo que se mueve. Obviamente estas características pueden ayudar en el objetivo, pero lo cierto es que la capacidad de liderazgo es una fuerza que surge de nuestra personalidad interior y no desde la cáscara exterior. De gente que se cree capacitada para liderar está el mundo lleno. Hasta un psicópata o un maniaco puede reunir ciertas habilidades de encantamiento sobre otras personas; sin embargo, difícilmente podrá llegar a conducirlas hacia un propósito común que las haga crecer y mejorar de forma individual y colectiva. Cualquier persona que desea alcanzar dotes de liderazgo deberá desarrollar interiormente los rasgos necesarios para ello y esto es algo que no se consigue en poco tiempo, sino que es una tarea permanente que nunca acaba y que precisa de una transformación.Conviértete en un seguidor de este podcast: https://www.spreaker.com/podcast/el-podcast-de-miguel-a-beltran--6688183/support.
A lo largo de la vida profesional de cualquier persona se deben tomar muchas decisiones, algunas de ellas van a marcar tu futuro y con seguridad también tu vida personal. Cuanto más inteligentes sean esas decisiones y estén mejor basadas en la evidencia y en datos contrastados, más posibilidades habrá de que se tomen con razonable sentido común. Pero lo cierto es que nada garantiza al 100% que esas decisiones sean acertadas o no, por muchos datos y evidencias que se tengan. De hecho, habrá otros factores que también tendrán mucha relevancia en el resultado final de cualquier camino que decidamos recorrer, más allá de las razones de peso que supuestamente apoyen la decisión de tomarlo. También se necesitará disponer de una actitud positiva permanente y sobre todo de mucha, mucha confianza en uno mismo, porque ambas cosas son necesarias para mantener fuerte la disciplina y la constancia en el esfuerzo que habremos de mantener a largo plazo sin dejar que el miedo nos afecte demasiado. Os contaré una historia personal sobre esas tomas de decisión… Poco después de cumplir los 35 años tomé una muy importante justo, cuando más cómodo y seguro estaba en lo profesional; dejé por propia voluntad un puesto de trabajo muy exigente como responsable técnico en una empresa importante de la industria gráfica para iniciar un nuevo camino aún más exigente, con mucho más riesgo y del que no tenía ni formación ni experiencia alguna; decidí hacerme vendedor. Visto con la perspectiva del tiempo que ha pasado desde aquella decisión y las enormes dificultades de adaptación que tuve que afrontar, sobre todo durante los primeros años, realmente hoy aún me cuesta entender cómo pude dar aquel paso y asumir semejante riesgo teniendo en cuenta mi situación familiar por entonces. Además, era como dar un paso a ciegas; ni siquiera sabía si aquello me iba a gustar. Lo hice principalmente porque había perdido mi motivación y necesitaba un cambio. Pero…, el hacerlo de aquella manera y en aquel momento es seguro que cualquiera lo entenderá como una decisión irresponsable. Tampoco es cuestión a estas alturas de hacer crítica de las decisiones pasadas, las cuales en su momento suelen tener su sentido, pero sí quiero reflexionar sobre las razones por las que conseguí superar aquel desafío que yo mismo me plantee, porque debo pensar que sí lo superé teniendo en cuenta que, desde entonces, he vivido de la venta durante más de dos décadas. No obstante, la valoración que se pueda hacer sobre ese supuesto "éxito" en mi toma de decisión, también dependerá del cristal por el que se mire, ya que fueron muchos los sacrificios personales, familiares e incluso de salud que afronté para conseguirlo. Cuando me incorporé al nuevo trabajo, mis primeras semanas fueron una toma de contacto, como en cualquier empresa donde comienzas. Una de las primeras novedades de mi recién iniciada labor profesional con respecto de la anterior era que debía vestir con traje y corbata por normativa de la empresa… Vestir de traje siempre me gustó, por lo que me alegré…, hasta que lo tuve que hacer obligatoriamente cada día, en invierno y en verano; entonces ya no fue tan divertido puesto que con el paso de las horas las camisas me irritaban el cuello con el sudor y se me ponía la piel al rojo vivo. Pero esto fue un problema menor… Durante los primeros días se me dio formación específica sobre el catálogo de productos, la estructura de precios, la cartera de clientes, los márgenes de negociación, la política de gastos…, y al cabo de poco tiempo llegó el temido momento de empezar a visitar a mis clientes, a los que debía presentarme y ponerme cuanto antes en la tarea de sacarles pedidos, entre otras cosas porque esa labor estaba sujeta a unos resultados de venta mensuales que debía cumplir necesariamente, ya que estos resultados tenían un impacto directo en mi nómina debido al porcentaje variable asociado a los objetivos comerciales que establecía mi nuevo contrato laboral. Esa fue una de las cosas que más me costó asimilar; bueno…, eso y todo el estrés que suponía la incertidumbre de no saber qué dinero entraría en casa a final de mes. Pero no todo eran dificultades; tuve la suerte en mis comienzos de que el sector donde debía desarrollar mis ventas estaba directamente vinculado al de la empresa anterior, por lo que al menos tenía el consuelo de que las dinámicas de la industria, los competidores e incluso una parte importante de los clientes potenciales que debería gestionar me eran al menos conocidos, aunque no tenía ni idea de cómo empezar a organizar mi agenda de visitas a esos clientes, ni mucho menos de cómo manejarme frente a ellos en una negociación donde, a diferencia de mi responsabilidad anterior, esta vez era yo quien estaba necesitado de convencer a la otra parte. Había tenido una primera toma de contacto con el miedo, el miedo a no ser capaz de adaptarme, a no ser capaz de responder a las expectativas y a empezar a dudar sobre mi decisión de abandonar mi rea de confort para poner todo en riesgo. Qué difícil es gestionar estas sensaciones cuando hay una familia detrás que dependen totalmente de ti y de tus arriesgadas decisiones… Como no quería dar la sensación de que estaba perdido (que lo estaba) o de estar demasiado verde (que también lo estaba y mucho), evité hacer más preguntas de la cuenta sobre lo que tenía que hacer para cerrar ventas y traté de prepararme el terreno siguiendo las mismas pautas que en mi trabajo anterior, cuando tenía que negociar con los proveedores de la compañía, proveedores que en bastantes casos ahora se habían convertido en clientes para mí. Pero aquel modo de proceder no parecía ser de demasiada ayuda para lo que debería afrontar en mi nueva labor, salvo en lo referente a las técnicas de negociación, que esas sí me las conocía un poco. Mi situación también había cambiado radicalmente en otros sentidos; ahora buena parte de mi tiempo de trabajo se desarrollaba en la carretera o en el avión, con viajes continuos de varios días en los que la mayor parte de ese tiempo me encontraba completamente solo y lejos de la familia. Eso fue muy duro para mí, acostumbrado hasta entonces a estar con ellos cada día o a tener mi jornada laborar completa en la empresa, rodeado de personas y ruido constante de máquinas en funcionamiento. Nunca imaginé que llegaría a echar de menos ese molesto zumbido. De repente, también tomado contacto por primera vez con la soledad del vendedor. Esa sensación de soledad fue posiblemente lo peor de todo, porque tener demasiado tiempo para pensar durante un periodo de gran inseguridad personal, hace que incrementen aún más los miedos y las dudas. De hecho, acabé tal como era de esperar, a un momento en el que tuve la tentación de abandonar las ventas definitivamente; “esto no es lo mío” era lo que más se repetía en mi cabeza, pero cuando ya me lo estaba planteando seriamente, aparecieron dos botes salvavidas por los que cuento esta historia: la Convicción y la Perseverancia… No hay duda de que la convicción en lo que se quiere conseguir es indiscutiblemente uno de esos factores relevantes en el resultado de nuestras decisiones profesionales; pero a veces nos empeñamos en perseguir metas que en realidad no deseamos lo suficiente y al cabo del tiempo, las dificultades y el esfuerzo que requieren nos hacen abandonar. Esas convicciones, junto con la capacidad de perseverar que seamos capaces de desplegar, será lo que nos mantendrá firmes y decididos por continuar. La perseverancia y la convicción son dos cualidades poderosas; con la perseverancia mantenemos el foco en un objetivo y seguimos adelante a pesar de obstáculos y dificultades. Es una combinación de disciplina, resistencia y un fuerte sentido de propósito sobre lo que hacemos. La convicción es lo que determina la firmeza en lo que creemos frente a lo que pueda creer nuestro entorno sobre ello. De hecho, la convicción es algo que suele estar presente en los buenos líderes y en las personas que tienen capacidad de influencia sobre otros. Si estás pensando en dar un vuelco en tu trayectoria profesional, sea en las ventas o en cualquier otro ámbito, te aconsejo que tomes en cuenta todo lo que te acabo de decir. Ninguna decisión sobre un nuevo camino que vas a recorrer tiene por qué ser mala; lo fundamental es que sea lo que de verdad quieres hacer, porque si tomas la decisión de iniciarlo sin haber aclarado tus verdaderos deseos posiblemente te pasará como a mi…, que tomarás a ciegas un recorrido en el que lo más probable es que acabes en una nueva toma de decisión; la de abandonar a mitad de carrera o la de echarle coraje y continuar hasta el final. Platón decía que nadie logra nada sin esfuerzo, ni tampoco la vida es ni fácil ni placentera si lo que se busca es alcanzar un grado elevado de perfección. Él consideraba que la perseverancia era clave en el logro de dos cosas necesarias para conseguir alcanzar cualquier meta: el conocimiento y la sabiduría. De hecho, Platón decía que la perseverancia era más importante que la inteligencia natural o que la suerte, ya que la perseverancia se diferencia de estas dos porque requiere esfuerzo y dedicación, y a su vez, son el esfuerzo y la dedicación lo que atrae a la suerte. Está claro que el grado de inteligencia se nos asigna al nacer, pero debemos desarrollarla con la práctica y el aprendizaje. Por otra parte, la suerte es un concepto difícil de definir, ya que es subjetivo. Son cosas que suceden de manera aleatoria condicionadas por factores diversos. La suerte es incontrolable e impredecible, por lo que hay que descartarla de la ecuación. La única manera de atraerla es dando pie a ello, pero aun así, seguirá siendo un concepto con un significado diferente en cada persona y circunstancia. Si debo definir mi trayectoria profesional en términos de suerte, debería decir que he tenido mucha, pero también tengo que decir que, sin haber adquirido conocimientos y experiencia a través del esConviértete en un seguidor de este podcast:
Cuando llegan los tiempos de crisis siempre suelen aparecen las típicas preguntas en las cabezas de los líderes de ventas: ¿cómo vender más cuando el entorno no es en absoluto propicio, la actividad industrial se ha reducido, los intereses financieros se han incrementado, los costes se han disparado y nuestra competencia parece decidida a inmolarse sacrificando sus márgenes con ofertas imposibles?. Sobrevivir como profesionales de la venta en una crisis como la que surgió en 2009, o la que estamos sufriendo ahora, no resulta nada fácil para cualquier vendedor. A todos se nos hace una montaña el vernos en la obligación de alcanzar cada mes los objetivos marcados y eso trae consigo miedo, inseguridad y mucho, mucho estrés, y eso pasa independientemente del currículum de éxitos que llevemos en nuestra cartera. La vida del vendedor siempre fue así, pero es que además, este ámbito profesional es tan dinámico y a veces tan agresivo que llega a dar igual si tu estilo de vender tuvo éxito el año pasado y si tu producto rompio el mercado de bueno que era, ya que es posible que pueda quedar obsoleto de un año para otro, al igual que tú mismo si no eres capaz de adaptarte. El caso es que, pese a los malos tiempos, hay quien consigue seguir adelante o incluso llegan a incrementar sus ventas en esos escenarios. Pero…, ¿cómo se consigue?, ¿realmente eso es posible?, ¿qué distingue a esos vendedores que tienen éxito de los que no lo tienen en un mercado que está lleno de incertidumbre y dificultades económicas y financieras. Lo cierto es que, sea cual sea la manera de hacerlo, lo más probable es que no será haciendo lo que se ha venido haciendo siempre. Algo habrá que cambiar en la manera de proceder, porque es obvio que la fórmula que se ha tenido hasta ahora no debe estar funcionando muy bien en este nuevo contexto cuando hemos llegado a este punto del episodio. Desde luego, entre las habilidades clave para tener éxito en una coyuntura como la actual, seguirán siendo importante las de siempre, como el mantener una comunicación efectiva, porque la capacidad de escuchar y comprender las necesidades del cliente, así como de explicar el valor del producto o servicio de forma clara y persuasiva es clave en la labor comercial. Otra habilidad esencial es la de entender esas necesidades para poder así adaptar el mensaje y la estrategia de venta adecuadamente. No se trata solo de ganar una venta, sino de ganar un cliente, y eso solo se consigue construyendo una relación de confianza. De hecho, las relaciones interpersonales son otro aspecto que siempre ha sido importante, algo que exige empatía, honestidad y entender las cosas desde la perspectiva del cliente. Y por supuesto…, de nada sirve todo lo anterior si no se cuenta con un conocimiento profundo de lo que ofreces y del mercado al que te diriges. Todo esto forma parte del catecismo de cualquier buen vendedor profesional, pero cuando estamos pasando por un periodo de vacas flacas, en el que tanto nuestro cliente como nosotros mismos nos vemos en dificultades no solo para alcanzar nuestros objetivos, sino incluso para subsistir, nos veremos en la necesidad de buscar nuevas maneras de afrontar esa labor. Dirigirnos hacia el cliente potencial ofreciéndole soluciones en lugar de simples productos es un buen planteamiento para empezar. De hecho, ese enfoque en la venta se ha ido generalizando con el tiempo y con ello se ha empujado a las empresas a tener que esforzarse aún más y de manera constante para mantener diferenciadas sus "soluciones" y permanentemente conectadas con las demandas de un mercado cuyas tendencias cambian con mayor rapidez que nuestra capacidad de adaptarnos a ellas. El problema de vender soluciones es que exige un esfuerzo contante para mantenerse diferenciado. Esto va incrementado la complejidad de lo que se ofrece y su coste asociado, lo que a su vez hace cada vez más exigente la tarea argumentativa del vendedor para convencer al cliente de que acepte pagar más, de ahí que las técnicas tradicionales de venta se deban adaptar a esas circunstancias. No son tiempos fáciles para el vendedor medio, sobre todo para el que no se adapta, ya que la diferencia con un profesional consumado en coyunturas como la actual puede ser enorme, y lo que remontar esa distancia resulta muy difícil sin una transformación. De hecho, aún te encuentras con quien afirma que en el mundo comercial ya está todo inventado, y que son la experiencia y las habilidades acumuladas las que marcarán la diferencia, pero lo cierto es que las técnicas de venta actuales poco tienen que ver con las de hace 30 o 40 años independientemente de los años que se lleve en la profesión o la coyuntura económica en la que se esté. Las técnicas tradicionales en la venta de productos no son ya muy eficaces en un mercado que no tiene paciencia, porque no tiene tiempo ni margen de maniobra; necesita resolver su necesidad ya y hay numerosos competidores dispuestos a abrirse en canal por ser los elegidos para resolverlas. Hay que ser muy hábil para luchar contra eso. Esa transición que se ha producido a lo largo de los años ha evolucionado desde la venta transaccional, centrada en el precio y la cantidad, a un nuevo concepto en el que todo se justifica y orienta en dar respuesta a una necesidad que primero hay que determinar y para la que tendremos que incorporar consultoría, producto, servicios o todo a la vez. Esto se ha visto impulsado a medida que la oferta hacia una determinada demanda del mercado se ha ido igualando hasta acercarse a una paridad que es difícil de superar sin acabar compitiendo únicamente por precio hasta convertir el negocio en otro commodity. Cuanto mayor sea nuestra capacidad de responder a esa nueva realidad aportando nuevas razones que potencien el valor de nuestra propuesta, mayores serán nuestras posibilidades de éxito como vendedores en esta coyuntura. Por tanto, vender soluciones no se limita a un producto, sino a ofrecer una respuesta que solucione un problema y que aporte más valor al cliente. Tanto es así que la mayoría de los vendedores aspiran a ser considerados como proveedores de soluciones que ofrecen a sus clientes respuestas integrales, con productos y servicios adaptados a sus necesidades particulares, que tienen un buen soporte postventa y son percibidos como unos asesores en los que poder confiar. Esto es lo que realmente hace que la venta de soluciones tenga el impulso que tiene en la actualidad. Puedes tener un producto excelente para un cliente, pero no te posicionas por el producto, sino por lo que rodea a este. En la medida que aportes más valor a través de ello, más fácil será mantener un buen posicionamiento competitivo y un mayor margen en el precio, ya que estará justificado para el cliente el pagar más por él. Sin embargo, ese enfoque tiene sus riesgos. La venta de soluciones supone que el cliente nos percibirá como expertos en resolver problemas y esto puede ponernos en dificultades si nos hemos comprometido por encima de nuestras posibilidades. De entrada, va a ser necesario involucrarse mucho más en el entorno del cliente, analizar su situación, identificar el origen del problema y por supuesto la solución; resolverlo con prontitud y eficacia, además de ser capaces de evaluar posteriormente el resultado para cuantificar el valor aportado. Esto supone un trabajo importante de información y análisis para lo que no siempre se cuenta con suficientes recursos, ni tampoco con la total predisposición del propio cliente. Así que…, mucho cuidado con las expectativas que creamos. Ciertamente, la tendencia es vender soluciones cada vez más amplias para resolver problemas cada vez más complejos. Pero a medida que se ha generalizado el concepto de venta de soluciones, también se ha ido complicando el proceso de venta e incrementado el riesgo que el vendedor debe asumir. Los clientes no te compran la solución simplemente aceptando el resultado que se propone con ella, sino que exige una garantía de que ese resultado se alcanzará y no perdonará si no se cumple. En cierto modo, esto supone la necesidad de incluir de alguna forma esa garantía en la propuesta de valor, lo que significa que si un cliente te compra una solución a un problema que le has propuesto, él esperará justamente eso como resultado final de la compra. El riesgo será que, si esos problemas finalmente no se resuelven de matera satisfactoria para el cliente, lo primero que se planteará es el por qué debe pagar por algo que no ha cumplido lo prometido. Así son las cosas y el mundo de la venta cambia porque la manera de comprar de los clientes lo hace también. Los compradores son ahora mucho más reacios al riesgo, sobre todo cuando se trata de invertir su dinero en soluciones complejas, y esto nos obliga a mantenernos en constante evolución profesional, adquiriendo nuevas habilidades y conocimientos en las técnicas comerciales. El resultado de no hacerlo es quedarse rezagado e incapaz de competir. La capacidad de adaptarse a esa realidad puede determinar el futuro y viabilidad no solo rel profesional, sino de cualquier empresa. Te espero en el siguiente episodio de LA GUARIDA DE LYCON. Hasta pronto. Miguel Ángel BeltránConviértete en un seguidor de este podcast: https://www.spreaker.com/podcast/el-podcast-de-miguel-a-beltran--6688183/support.
Decía un proverbio indio que: "No heredamos la Tierra de nuestros antepasados, sino que la tomamos prestada de nuestros hijos." Hace unos días, en una tertulia de sobremesa debatíamos, entre otras cosas, sobre la cantidad de comida desperdiciada a diario y los residuos que se generan, porque realmente son muchos y es un factor más de afectación a la economía familiar que se añade a otros muchos que ya conocemos. Fue una conversación en la que se compartieron los puntos de vista de unas parejas jóvenes sobre el mundo que ellos y las generaciones futuras van a heredar. Todos estaban más o menos de acuerdo en que ese futuro es inquietante, pero que aún hay esperanza por la creciente sensibilización de la sociedad. El problema es que no se avanza lo bastante rápido y todavía no hay suficiente concienciación sobre la realidad que se nos viene encima y aun menos sobre la responsabilidad que tenemos todos. Más allá de las controversias que genera el tema del Cambio Climático por diversas razones, es evidente que hay una serie de factores preocupantes relacionados con sequías prolongadas, aumento de temperaturas, desertización, contaminación, plagas y otros eventos agresivos que no podemos obviar y que afectan y afectarán de forma directa a nuestros objetivos. No entro en el debate sobre el origen de estos factores o de si realmente podemos hacer algo para evitarlos, pero sí entro en la necesidad de prepararnos para una nueva situación que no será fácil. Muchos nos consideramos personas comprometidas con la sostenibilidad; la cuestión es si entendemos bien en qué consiste realmente el compromiso por el Desarrollo Sostenible al cual tenemos que incorporarnos obligatoriamente; porque cuando preguntas por ahí, muchas personas aún entienden de forma parcial el concepto y tienden a asociarlo básicamente a la protección del medioambiente, lo cual no deja de ser cierto, pero es incompleto. Una descripción genérica del Desarrollo Sostenible sería el satisfacer las necesidades actuales de la sociedad sin comprometer sus necesidades futuras. Aunque en realidad es un poquito más complicado que eso. Para conseguir un verdadero Desarrollo Sostenible, debemos mantener un equilibrio entre tres pilares: 1.- Desarrollo de la economía. 2.- Cuidado del planeta. 3.- Bienestar social. Si una de esas tres patas se rompe, no es posible esa sostenibilidad. Por ejemplo… Una sociedad con muy elevada conciencia medioambiental, que ha conseguido un entorno limpio y saludable, pero con una economía agresiva e injusta en la que solo unos pocos tienen oportunidades para mejorar sus vidas, o en la que existen grandes desigualdades y violencia, o mucha gente sin acceso a una educación o sanidad dignas, no se puede considerar sostenible, por muy limpios que estén sus mares y sus ríos, muy pura que sea su atmósfera o muy alto que sea su PIB. Esa sociedad colapsará. Todas las organizaciones necesitarán trabajar en su propia carta de presentación que defina su compromiso a través de un plan estratégico de sostenibilidad que responda a esos tres pilares que fundamentan el Desarrollo Sostenible y que, a su vez, se convierte también en ese factor diferencial del que hablaba anteriormente.Conviértete en un seguidor de este podcast: https://www.spreaker.com/podcast/el-podcast-de-miguel-a-beltran--6688183/support.
A cualquiera que se le pregunte qué es el packaging posiblemente dirá que es un elemento muy importante para ayudar a alargar la vida de un producto y proteger su calidad, integridad e higiene, además de tener una función promocional fundamental en el proceso de venta. El packaging surgió de la necesidad básica de la humanidad de almacenar y transportar sus alimentos de un lugar a otro. Lo cierto es que, pese a su importancia, resulta ser un concepto que no puede existir por sí mismo, ya que necesita de un producto para ello. Obviamente, si no hay producto no hay necesidad de que exista un envase que lo contenga. Los envases que vemos en los lineales de un supermercado son un sistema de funciones que se divide en dos grupos: las técnicas y las de marketing. Las funciones técnicas se encargan de contener, proteger, transportar o preservar el producto, mientras que las de marketing se encargan de comunicar, promocionar, exponer, atraer o informar al consumidor sobre él. Todo esto representa un laborioso proceso en el que se mezclan ciencia, ingeniería, arte e incluso psicología, lo que hace de la industria del envase y embalaje un ámbito profesional extremadamente complejo, pero muy apasionante. Un punto interesante sobre el mundo del packaging es que no se trata de un concepto reciente, sino que ha ido evolucionando en paralelo con el desarrollo de la sociedad a lo largo de los siglos. De hecho, se remonta a los inicios de la historia humana y siempre ha estado vinculado a las particularidades culturales y geográficas de los pueblos; en definitiva, al desarrollo de la civilización. Cuando oímos que la industria del packaging está sujeta a cambios constantes, es porque evoluciona de la misma manera que lo hace la propia sociedad, que también cambia de manera constante, incorporado nuevas necesidades que se tienen que satisfacer y dificultades que se deben resolver. Esto es algo que influye en nuestra manera de consumir productos y con ello, también en la manera de envasarlos. De esta complejidad y cambios constantes es de donde probablemente surgen buena parte de los grandes desafíos a los que se enfrenta la industria del envase y embalaje. Simplemente la aparición de un material que ofrezca nuevas propiedades puede hacer que surjan o desaparezcan empresas, tecnologías o incluso tendencias de consumo. Puede dejar obsoletos procesos de producción, cambiar las dinámicas competitivas en el sector o incluso determinadas políticas y normativas de comercialización. En el pasado, incluso podría determinar el futuro inmediato de la economía y desarrollo de una comunidad o de un país. Si miramos hacia atrás, no encontraremos registros que determinan cuándo se utilizaron exactamente los primeros envases; solo se puede especular a partir del hecho conocido de que los humanos primitivos eran cazadores/recolectores nómadas que vivían de lo que conseguían de la tierra salvaje, lo que suponía unas limitaciones enormes para asegurar la alimentación diaría y limitaba el desarrollo de las sociedades a pequeños núcleos de personas, básicamente clanes. Esto les obligaba a estar en continuo movimiento, condicionados por las temporadas de disponibilidad de los principales alimentos vegetales que consumian. Debido a esto y con el paso del tiempo, fue surgiento la necesidad de tener contenedores y otros elementos que les permitieran conservar y transportar sus posesiones; de esta necesidad surgiría el primer concepto de envase, que inicialmente se limitaría al uso de materiales como hojas, pieles de animales, nueces o calabazas. En Mesopotamia y el Antiguo Egipto, dos de las civilizaciones más antiguas que se conocen, empezaron a trabajar el vidrio hacia el año 2500 a.C., pero era muy costoso y se consideraba una piedra preciosa normalmente reservada a la realeza. No tenía más utilidad práctica que la ornamental; sin embargo, fue también la necesidad de esos pueblos la que finalmente les empujó a desarrollar y mejorar la técnica para trabajarlo, lo que les permitió llegar a elaborar los primeros recipientes de vidrio con los que almacenar alimentos y agua, algo que empezó a transformar a aquellas sociedades y sin duda impulsó su crecimiento. Los primeros recipientes de cristal aparecieron en estas zonas alrededor del año 1500 a.C., los cuales, junto con los realizados en arcilla o metal, serían los primeros envases rígidos de uso general más antiguos que se conocen. Por otra parte, los primeros "envases flexibles" son atribuidos a la antigua China gracias al desarrollo del papel. Los registros existentes estiman que entre el siglo I y el II se comenzó a utilizar corteza de morera tratada para envolver alimentos. Con el perfeccionamiento de las técnicas de fabricación de papel, en siglos posteriores también se empezó a utilizar para envasar otros artículos como medicinas o té. La aparición y generalización del uso de distintos conceptos de envase permitió el desarrollo y extensión del comercio. Posteriormente llegaron las primeras normativas sobre envases de las que se tienen conocimiento. Estas se establecían en Grecia hacia el 250 a.C., por ejemplo con el envasado de aceite en ánforas de arcilla, que eran marcabas con un sello que identificaba el lugar de orígen, la fecha de prensado y quien lo produjo. Así, con el paso del tiempo, ese comercio se extendió por Europa y Asia, creando ciudades y transformando sociedades. Todos esos cambios también empujaron al packaging a evolucionar, mejorando su calidad y prestaciones. En pleno dominio de su imperio, los romanos inventaron la boquilla sopladora alrededor del año 50 a.C. algo que revolucionó la técnica de elaboración de envases de vidrio, que aún era precaria hasta entonces. La boquilla sopladora era una varilla hueca en la que se colocaba en un extremo una porción de cristal fundido. Al soplar por el otro lado, el vidriero podía crear vasíjas huecas de distintos tamaños y formas. Esto fue un empujón muy importante en el uso de envases. Fue también por aquella época cuando aparecieron otros conceptos de envase, como el tonel de madera, que después se extendió rápidamente por toda Europa y fue de uso generalizado durante siglos. Todas estas innovaciones facilitaron y mucho la vida de las personas y ayudaron a a mejorar sus condiciones y alimentación, lo cual permitió un mayor asentamiento y redju. El imperio romano desapareció hacia el año 450 y con ello se inició la "Edad Oscura" en la que durante seis siglos Europa estuvo fuertemente dividida y enfrentada. Las conexiones comerciales se vieron afectadas, las artes y los oficios quedaron estancados y no hubieron grandes progresos en el continente durante largo tiempo. Toda la innovación venía del Lejano Oriente y de las naciones árabes. Durante ese periodo, el uso de la cerámica se fue extendiendo con un tipo de vasijas puramente utilitarias,de elaboración pobre y de grandes dimensiones en los que se guardaba agua, vino o aceite; se abandonó la ornamentación refinada de la época imperial romana para limitarse a lo simple. Pero con el paso de los años, las influencias orientales empezaron a enriquecer la ornamentación y el trabajo del material. Una de las grandes novedades fue la porcelana con distintas decoraciones, desde la coloración del barniz, hasta la la pintura policromada. La época bizantina también trajo consigo una mejora en el trabajo del metalista, dándole mayor calidad estética a los recipientes de metal. La ornamentación en los envases se empezó a extender y la utilidad de estos se amplió más allá del servir simplemente como contenedor. Europa salió de su época oscura hacia el año 1100. Durante los tres siglos siguientes los oficios y el aprendizaje de las artes se revitalizaron y el comercio creció, pero la sociedad seguía una dinámica similar, en la que la mayor parte de la sociedad vivía del cultivo o de la caza, por lo general como siervos de un poder superior propietario de la tierra y de todo lo que habia en ella. No existían tiendas o almacenes donde adquirir productos tal como lo conocemos hoy. La mayoría de la población no tenía acceso al dinero; la producción era personalizada al igual que los envases, los cuales eran elementos valiosos y no eran desechables. En definitiva el comercio minorista era inexistente, por lo tanto tampoco existían conceptos como el marketing, la publicidad o la estructura de precios; ni la población existente por entonces daba sentido a algo que se le pareciera. Así fueron las cosas hasta bien acabada la Baja Edad Media, cuando todo empezó a removerse con el descubrimiento de nuevas tierras y pueblos más allá del Atlántico y el interés explorador que esto trajo consigo. Hacia 1760 llegó la Revolución Industrial, el gran cambio que se extendería por Europa rápidamente transformado sociedades, personas, hábitos de consumo y por supuesto, también lo que hoy conocemos como envase y embalaje; pero esta es otra historia de la que te hablaré en el próximo episodio. Si no quieres perdértelo, no olvides suscribirte a este canal para que recibas un aviso de ello. Te espero!. Hasta pronto. Miguel Ángel BeltránConviértete en un seguidor de este podcast: https://www.spreaker.com/podcast/el-podcast-de-miguel-a-beltran--6688183/support.
¿Cómo van tus objetivos de crecer profesionalmente?, ¿bien?. No es fácil ¿verdad?. A veces es frustrante tanto esfuerzo y ver que no se obtienen resultados positivos , pero te aseguro que con perseverancia y esfuerzo acaban por llegar; no siempre como esperas, pero llegar llegan… La mayoría de las personas tenemos deseos de destacar en nuestro puesto de trabajo para poder alcanzar nuevas oportunidades, mejores salarios o simplemente, para sentirnos reconocidos o satisfechos con nosotros mismos. Otras personas prefieren la seguridad y no asumir mayores responsabilidades. Cada uno es como es, pero en el mundo profesional actual es importante tener alguna ambición por mejorar y crecer, ya que no hay un trabajo realmente seguro y que dure toda la vida. Debemos prepararnos para ser capaces de hacer más cosas y hacerlas mejor. Y por supuesto…, también hay que conseguir que eso tenga alguna trascendencia en forma de reconocimiento o de promoción personal. Pero..., ¿cómo hacer que nuestra contribución a la empresa sea valorada y es su caso premiada?. Si no consigues hacer visible tu potencial y dejar clara tu contribución en el entorno de tu puesto de trabajo, es fácil que acabes pasando desapercibido y que, finalmente, tanto tu aportación personal como tu posición no lleguen a ser reconocidos y valorados adecuadamente, con lo que resultará muy difícil que obtengas una compensación por ello o un ascenso profesional, si es que ese es tu interés. Una forma de conseguir avanzar hacia el objetivo de crecer en una organización es salir de la rutina habitual de tu trabajo. Si haces siempre lo mismo y de la misma forma sin aportar algo que sea destacable, difícilmente conseguirás que eso que haces sea tenido en cuenta y llegue a las personas que realmente pueden influir en tu crecimiento personal. Esto no va únicamente de trabajar más horas o de producir más de lo que se exige para tu puesto; de hecho, eso seguramente no será lo que va a hacerte crecer, al menos necesariamente. Si tan productivo eres en esa función específica, tal vez no interese a tus jefes el sacarte de ahí para poner a otro que no lo sea tanto. Sin embargo, si eres capaz de proponer una mejora en un proceso que permita que todos puedan ser más productivos, sin duda eso sí te hará destacar y con ello proyectarás notoriedad hacia la empresa. Cuando se contribuye positivamente, más allá de la propia labor en el puesto, al mejor funcionamiento de una organización, no solo se demuestra tener capacidad e iniciativa, sino que se da a conocer el compromiso de quien lo hace. Y pocas cosas hay que gusten más a una organización que el compromiso que demuestres hacia ella y hacia la consecución de sus metas. No obstante, hasta en estas cosas hay que saber actuar. No se trata de estar permanentemente queriendo demostrar a los demás lo que vales con continuas propuestas o actuaciones, ya que posiblemente no consigas el efecto que buscas o incluso acabes provocando el efecto contrario. Estas cosas deben dosificarse y, sobre todo, se debe estar muy seguro de que aportarán valor a los objetivos del equipo y de la empresa. Las propuestas, sean grandes o pequeñas, que tienen posibilidad de éxito son las que previamente se han meditado a conciencia. Hay que valorar los pros y contras, los riesgos y beneficios, así como las objeciones que puedan aparecer en el momento de hacer o implementar propuestas. Y sobre todo, hay que estar dispuestos a asumir la posibilidad de equivocarse y, en su caso, saber reconocer la responsabilidad de esa equivocación. Así son las reglas de este juego. Pero no nos preocupemos en exceso por eso; solo se equivocan las personas que tienen iniciativa, las que afrontan las decisiones y las que se enfrentan de cara a los problemas para tratar de darles solución; los demás no se equivocan nunca, por eso no suelen llegar muy lejos. Además…, este es el único camino posible en el reto que te has marcado, así que hay que asumirlo. Pero lo cierto es que muchos no lo asumen… De hecho, pese a que la mayoría de las personas tiene la ambición de crecer profesionalmente y mejorar sus condiciones salariales, un gran porcentaje de ellas llega cada día a su puesto de trabajo con un pensamiento fijo en el subconsciente..., la hora de terminar la jornada. Cumplen con la realización de su tarea, sí..., pero sin otra motivación que el disfrutar del dulce sabor del final de la jornada y cobrar a fin de mes por ello. No tienen más interés que ese, lo cual es perfectamente respetable. Pero si tu objetivo es destacar sobre los demás para alcanzar esas metas profesionales y salariales que deseas, la actitud debe ser distinta, ya que esto es un juego mental en el que el enemigo a vencer eres tú mismo. La cuestión es simple…; mientras unos piensan cómo hacer que el tiempo pase más rápido, otros piensan cómo ahorrar tiempo para dedicarlo a otras cosas. Por lo tanto, intenta aplicar esto último en tu día a día. Porque hay una cosa que está muy clara; la única manera de ser reconocido en una organización es ser muy bueno en tu trabajo, y la única manera de ser muy bueno en tu trabajo es haciéndolo de forma extraordinaria. Pero hay mucha gente que tiene por costumbre estar más pendiente de acabar una tarea que de hacer una gran tarea. La diferencia entre quien piensa en lo primero y el que se enfoca en lo segundo es la línea que divide la mediocridad de la excelencia. Y en este sentido, la empresa siempre va a detectar en cualquier equipo quien se decanta por un lado de esa línea y quien lo hace por el otro. En esto de crecer no hay atajos, únicamente esfuerzo y determinación. Como decía anteriormente, en cualquier puesto de una empresa no puede haber queja sobre quien completa su tarea cada día. Lo que pasa es que cuando hablamos de desarrollo profesional dentro de una organización, esta meta normalmente no la consigue quien simplemente hace su trabajo o quien más horas y producción aporta en su puesto, sino quien contribuye con más valor a los intereses y objetivos generales de la empresa. Por lo tanto, antes de marcarte como objetivo el destacar, pregúntate qué puedes aportar a tu equipo y a tu empresa que signifique realmente valor para ellos. Éste es el primer paso que deberás dar en el camino hacia tu promoción profesional. Es posible que estés leyendo esto y te estés diciendo a ti mismo que el tema no va contigo, que en tu puesto de trabajo eso no puede suceder porque no se tiene en cuenta el esfuerzo individual, que tu jefe es un cretino incapaz de valorar tu contribución, que la empresa no premia el talento, o que no te pagan para eso. Mucha gente no sale de esa percepción y se pasan la vida profesional regulando su esfuerzo en función de lo que consideran que reciben por él. Las empresas no funcionan así, al menos si lo que quieres es llegar a algo, ya sea un incremento salarial, un ascenso o nuevas oportunidades de trabajo. Lo siento, pero para eso vas a tener que cambiar de actitud o no llegarás a ninguna parte. Antes de plantearte cualquier meta de crecimiento, empecemos por lo fundamental…, es necesario que te asegures de que cumples con las expectativas que se esperan de ti en las responsabilidades asociadas a tu puesto. Si no estás seguro de ello o crees que esas expectativas no están bien definidas, lo mejor es hablarlo con tu responsable, ya que su cumplimiento será el punto de partida hacia tu objetivo de promocionar. Para ello es fundamental el tener una métrica de lo que haces sobre la base de una expectativa previamente definida. Si no tienes claro cual es, dudo mucho que se pueda cuantificar el nivel de tu rendimiento y saber si superaste aquello que esperan que hagas. Y todo esto no es más que el principio... Tendemos a pensar que el cumplir con el trabajo asociado al puesto es suficiente y no, no lo es. Si lo que quieres es destacar en la empresa, deberás hacer algo más que simplemente cumplir con esa métrica establecida. Y hay muchas cosas en las que puedes actuar. Aunque pueda parecer que el funcionamiento de tu entorno de trabajo va bien, eso no significa que no se pueda mejorar para que funcione aún mejor. Lo que se espera de alguien que desea crecer dentro de la organización es que aporte propuestas en este sentido. Cualquier acción que suponga un ahorro en tiempo y recursos significa un ahorro de costes para la empresa y esto siempre será reconocido. Busca áreas de mejora en tu trabajo, no importa tu posición o nivel, todos podemos mejorar nuestro entorno más inmediato y con ello también podemos ayudar a los demás. Si lo haces, no tardarás en ser reconocido por tu iniciativa y compromiso, tanto por compañeros como por la empresa. Empezarás a proyectar una imagen positiva de tu contribución y tu crecimiento profesional no tardará en llegar. Puede parecer un poco duro el decirlo, pero debes mantener una idea fija y muy clara en la cabeza; a la empresa no tiene por qué importarle tus necesidades o problemas personales, solo le importan los suyos. Y lo que esperan de ti es que les ayudes a resolverlos. Por lo tanto, si te consideras un buen profesional, empieza a pensar de una forma profesional; tu meta es contribuir más que nadie a los objetivos que tiene la empresa; no estás ahí para que te tengan aprecio por cómo eres, por la formación que tienes o por lo simpático que resultas a los compañeros o al jefe. Se te valorará únicamente por la contribución y beneficios que aportes y has llegado a tu puesto de trabajo con esa única misión, que es por la que te pagan. Por lo tanto, nunca olvides una regla fundamental en cualquier puesto de trabajo; si creces en la empresa lo harás por el valor que seas capaz de aportar a través de tu trabajo y de tu talento. Porque sí…, tienes talento. De hecho, la captación y retención del talento es algo absolutamente vital para las empresas y sabrán valorar el tuyo, solo tienes que mostrarlo y ponerlo a funcionar. Así que, pregúntate qué valor real tiene tu talento para la empresa y lo que que consigues hConviértete en un
Mantener los compromisos o cumplir lo prometido es algo de gran importancia, ya que no hacerlo supone perder tu credibilidad, y la credibilidad es un activo imprescindible para el desarrollo personal y profesional en todos los sentidos. Si no respetas tus propios compromisos, cada vez que necesites apoyar tus argumentos con una promesa no te creerán, es así de simple… De hecho, las personas tendemos a construir nuestras relaciones sobre la base del compromiso; todas las situaciones en las que interactuamos con los demás tienen un poco o mucho de eso. Prometer cosas que no puedes cumplir es una tendencia de nuestra sociedad; lo hacemos de forma consciente o inconsciente, pero lo hacemos, aunque sepamos que no debemos. Hay que limitar las promesas en lo posible, y en las pocas que hagamos debemos ser extremadamente prudentes; reflexionarlas a conciencia y apuntarlas en letra negrita en nuestras agendas para tenerlas presentes. En un mundo que funciona tan deprisa, lo inesperado puede cambiarlo todo, incluso lo que pensábamos que era seguro. La vida nos enseña que lo único seguro es la muerte, lo demás fluctúa movido por fuerzas que están fuera de nuestro control. ¿Cómo vamos a prometer algo en esas circunstancias? Pero lo cierto es que nos de vez en cuando. Y cuando no se cumplen, hay que reconocerlo abiertamente, sin excusas. Incluso pidiendo que se te libere de ella si has llegado a la conclusión de que será imposible cumplirla. Mejor hacer esto que quedar como una persona sin palabra. Tener por costumbre cumplir los compromisos adquiridos es una manera de fortalecer nuestra imagen. Que te vean como una persona formal y fiable es una forma poderosa de influencia, de ahí la importancia de tener cuidado con lo que prometemos. Si estás al frente de un equipo de personas de cuyo compromiso dependerá el desarrollo exitoso de un trabajo, cuando les expliques la importancia de hacer las cosas de una determinada cosa, su predisposición y confianza en sí mismos estarán directamente relacionados con el nivel de confianza que hayas construido en tu relación con ellos. Si la has cultivado esa fiabilidad en tu palabra, seguirán tus consejos sin dudarlo, incluso aunque ese consejo acabe por demostrarse fallido. El contar con una imagen de persona formal y fiable, que cumple lo que promete o que al menos demuestra luchar por hacerlo y reconoce su error cuando no lo consigue, es una característica del verdadero liderazgo. Cuando los líderes cumplen sus promesas, demuestran su compromiso por el trabajo y por los demás, se aumenta la efectividad y con ello también la confianza de la organización en el equipo. Hay muchas maneras de demostrar esa confianza como líder. Para empezar, se debe ser consistente y predecible, tanto en lo que haces como en lo que dices. Ser una persona impredecible, que nunca sabes por donde te va a venir, ya que un día te dice una cosa y al día siguiente la opuesta, no puede ser un buen líder por la sencilla razón de que no podrá conseguir algo absolutamente imprescindible; la confianza de las personas que lidera. Si necesitas construir esa base, empieza por tratar de ser claro y transparente en tu forma de comunicarte con tu equipo, sobre todo cuando se trata de explicar lo que esperas de ellos. Más que prometer lo que no puedes garantizar, es preferible practicar permanentemente la escucha activa. No permitas que las personas con las que te relacionas perciban la sensación de que no tomas en cuenta sus opiniones, sugerencias o preocupaciones. Valóralo siempre, ya que es una información fundamental para entender el contexto en el que te mueves, las decisiones que debes tomar en él y los compromisos que puedes adquirir o no. Todo esto es lo que va a definir tu reputación profesional en tu equipo y también dentro de la organización. Si eres una persona que no cumple lo que dice, eso afecta a la moral y la cultura del equipo, pero sobre todo a tu propia imagen personal. Tenemos muchos ejemplos de líderes que perdieron toda su reputación por promesas incumplidas. Uno de ellos fue Napoleón Bonaparte; una figura histórica europea que la perdió al incumplir sus promesas de libertad e igualdad, pero terminó actuando como un dictador ambicioso. Esa ambición le llevó a invadir varios países europeos, incluyendo Rusia, lo que debilitó sus fuerzas y le llevó a su derrota final. De políticos, incluso bien intencionados, que acabaron destrozando su reputación por incumplir la palabra dada también tenemos muchos. Lo cierto es que, a veces, el hecho de que asumas una responsabilidad al frente de otras personas hace que también asumas unas expectativas implícitas que son asociadas a una situación concreta y que ni siquiera han sido reconocidas por quien se supone debe cumplirlas. Por este motivo es tan importante la comunicación con las personas, definir cuáles son esas expectativas, concretar qué se quiere conseguir y de qué manera, ya que, si no se hace así, tarde o temprano empezarán los juicios de valor entre ellas, con lo que podrían llegar a conclusiones que acabe con la confianza sin que el líder haya prometido nada en realidad. Se crean estas situaciones cuando esas expectativas las entendemos como asumidas y compartidas por otras personas, cuando en realidad están implícitamente asumidas en nuestras percepciones erróneas. Clarificar esas expectativas se convierte en algo prioritario para evitar esas situaciones. Jimi Carter fue elegido presidente en 1976. La gente que lo votó lo hico sobre la base de unas grandes expectativas de resolver en su mandato grandes problemas sociales que afectaban al país en aquellos momentos. Unas expectativas que posiblemente se crearon a través de una determinada imagen pública proyectada en un contexto. No se trataba de promesas concretas, sino de expectativas implícitas sobre temas concretos; pero Carter si centró en resolver otros temas de carácter internacional, como el conflicto de Oriente Medio o las tensiones con la Unión Soviética. ¿Incumplió Carter sus compromisos?, en cierta forma sí, pero no porque no cumpliera con sus promesas, sino porque así fue interpretado por la gente. ¿Podría Carter haber dejado claras las expectativas reales con quienes le votaron?, ¿haberles dicho en campaña que pondría las prioridades geopolíticas por delante de las que afectan directamente a la gente?, probablemente no; porque en política no conviene ser excesivamente realista y pragmático, eso no da votos. Y esto es arriesgado en lo que se refiere la imagen de un líder confiable, además de ser una de las razones por las que los gobernantes no suelen tenerlo fácil para mantener una buena imagen pública por mucho tiempo. Hace falta ser muy hábil, además de tener mucho valor, para clarificar sin ambigüedades las expectativas sobre ti mientras transmites una imagen de confianza que aún no te has ganado. Lo cierto es que siempre será mucho mejor ser honesto que aceptar esas expectativas siendo consciente de que fracasarás en aquello que los demás esperan de ti, ya que esto último no dejará de ser interpretado como un engaño que tarde o temprano pagarás con tu imagen personal y posiblemente con cualquier opción posterior de redención. En el terreno del liderazgo la integridad personal es esencial por muchas razones. La principal es que los equipos confiarán únicamente en quien demuestre tenerla, ya que solo las personas integras son justas y honestas en el trato que ofrecen a los demás. Y si hay algo que se valora en el trabajo es un ambiente en el que la ética, la honestidad y la responsabilidad estén claramente presentes en el carácter de quienes lideran. Esto es algo que las organizaciones buscan constantemente, ya que la colaboración y la motivación en los equipos depende en gran parte de ello. Sócrates dijo al respecto del liderazgo, la integridad y el compromiso que "La vida humana no se mide por los años que se vive sino por la sabiduría que se alcanza y por la integridad con la que se vive". En definitiva, no es solo cuestión de aspirar a una determinada responsabilidad, sino de llevar también una vida integra y ser un ejemplo para los demás.Conviértete en un seguidor de este podcast: https://www.spreaker.com/podcast/el-podcast-de-miguel-a-beltran--6688183/support.
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