DiscoverEl Repaso de Alfonso Rojo
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Tras tres décadas de dar tumbos por el mundo, cubriendo como reportero desastres causados por la estupidez humana y 20 años tirando de Periodista Digital, tengo meridianamente claro que Dios sólo ayuda a los buenos, cuando son más que los malos.
Y aquí en España, la aritmética parlamentaria y la perversión del sistema electoral, nos hacen de momento imposible mandar con una moción de censura al socialista Sánchez y a su cuadrilla de maleantes al basurero.
Supongo que ya se han percatado en que suelo referirme a Sánchez y socios como ‘cuadrilla de maleantes’, lo que enerva a Patxi López y explica la vesania con la que presionan a la claudicante Asociación de la Prensa para que nos exilie y maniobran, a veces con éxito, para que grandes empresas nos retiren la publicidad.
La corrupción del PSOE no es un ‘garbanzo negro’ o una ‘manzana podrida’.
Apesta el cocido completo y está descompuesto el cesto entero. De arriba a abajo.
Hoy nos hemos enterado de que Koldo se reunió con el ex ministro José Blanco al menos ocho veces. Que lo hicieron en un hotel y en la propia sede de Fomento, durante los tres años en que Ábalos fue ministro.
Nos dio el otro día, a cuenta del Rey de España y de la infame Ley de Amnistía, un fuerte tirón de orejas Federico Jiménez Losantos.
¿Y saben una cosa?
Tenía razón el puñetero Federico.
En contra de mi naturaleza, en lugar de cortar en seco a Bertrand Ndongo y resto de la banda, por eso de parecer un jefe comprensivo y tolerante, les deje soltar unas cuantas barbaridades sobre el Monarca.
Y al final, en ‘El Pentagrama’, que es un programa estupendo, dimos la impresión de sumarnos a esa inquina contra la Monarquía, que practican el PSOE y sus colegas de la Coalición Frankenstein.
Mi padre, que tuvo 9 hijos y era un tipo tan estricto como inteligente, solía decir que ha salvado más vidas una hostia a tiempo que le penicilina.
Es verdad.
Toca hoy hablar de la nueva tropelía que el socialista Sánchez alista en Cataluña, pero no me resisto a disertar en voz alta, antes, sobre la tremenda zurra que Alvise ha sacudido a un periodista panoli de El País, a quien Pepa Bueno, su sectaria directora, encargó montarle una emboscada.
He revisado la entrevista, con la meticulosidad con que el entomólogo analiza las entrañas del mosquito anopheles, y les aseguro que, durante los 75 minutos, no hay un instante en que el inventor de ‘Se Acabó la Fiesta’ no deje a Miguel González en evidencia, en ridículo o patas arriba.
Conociendo a Gonzalez, que lleva en este oficio cuatro décadas, cuesta entender que acudiera al encuentro tan mal preparado y pareciera tan torpe.
Yo lo tengo muy claro: quien tenga miedo, que se dedique a otra cosa.
Que no haga Periodismo, ni intente colar a los españoles gato por liebre.
Somos portadores de un derecho ajeno; el que tiene la ciudadanía a estar informada.
A saber qué hacen los políticos, en qué gastan nuestros impuestos, cómo se ajustan a la Ley y si cumplen o no sus promesas y compromisos.
El masaje y el lametón son propios de otras profesiones, en las que se puede ganar dinero y disfrutar de abundantes prebendas, pero no de esta.
Les cuento esto, porque he visto que Pedrojota Ramírez sube a la Red un vídeoblog titulado “Sánchez amenaza el derecho a la información de los españoles”.
Sánchez pasará a la Historia, pero no por lo que él sueña, sino porque tras salir por la puerta de atrás de La Moncloa, entrará por la de delante en un juzgado.
Es esencial hacer hincapié en el detalle y que esta banda de facinerosos, que manipula el Código Penal, vulnera la Constitución y mete la mano en la caja pública, asuma que su peripecia no terminará con un puesto rimbombante en el Ibex 35 o forrándose como comisionista al estilo Zapatero, Bono o Pepiño Blanco, sino en el banquillo de los acusados.
En una democracia, quienes rinden cuentas son el Gobierno y los políticos. En las dictaduras, rinden cuentas los medios de comunicación y los periodistas.
Cambiar de nombre a las cosas, no modifica su naturaleza: el plan de ‘regeneración democrática’ de Sánchez es un plan de ‘degeneración autocrática’.
El marido de Begoña, con el fango de la corrupción socialista llegándole a la boca, anunció este miércoles el gran salto hacia la ‘dictadura del progre’.
Ocurrió en el Congreso, en una respuesta a Rufián, quien rara vez no hace honor a su apellido.
El portavoz de la separatista ERC, que se agarra al sueldo de diputado y a las dietas en Madrid como guacamayo a la percha, propuso asaltar a la brava el CGPJ e instaurar en España una férrea censura de prensa.
Hasta detalló el majadero las multas que impondrán a los periodistas no adictos al régimen: de 14.000 a 150.000 euros.
Si me equivoco y antes de que concluya el año no hemos echado a Sánchez y su cuadrilla, apareceré aquí, vestido de arpillera y cubierto de ceniza, y pediré perdón.
Me disculparé contrito y a renglón seguido tocaré la corneta y arengaré de nuevo a los 750.000 afiliados al Canal de Youtube de Periodista Digital y al resto de españoles de bien, para seguir peleando.
Como rezaba con enormes letras, en inglés y francés, en ambos laterales de la pista central de Roland Garros, cuando Carlitos Alcaraz batallaba incansable contra el alemán Zvered, la victoria pertenece a los más tenaces.
La frase es de Napoleón Bonaparte, quien añadía de vez en cuando el concepto de ‘perseverancia’.
Le he mandado esta mañana a Alvise un WhatsApp que no debería echar en saco roto.
“Cuando los generales y emperadores romanos salían a las calles, para que el pueblo les aclamara enfebrecido, siempre llevaban al lado a un esclavo que sostenía sobre sus cabezas una corona de laurel, mientras les susurraba al oído ‘memento mori’: recuerda que eres mortal”.
El mensaje, además de recordar al flamante triunfador de las elecciones europeas que juró en este plató, cuando nadie quería entrevistarlo porque les parecía un apestado, que vendría en cuanto consiguiese el acta, tiene por objeto contribuir a que el líder de ‘Se Acabó la Fiesta’ no se vuelva tarumba.
¿Y ahora qué?
Pues ahora… ¡a pelear!
Veremos que pasa en Cataluña, pero es evidente que Sánchez intentará atrincherarse en La Moncloa.
No creo que convoque elecciones generales este verano, como ha hecho el francés Macron, porque sus posibilidades de salir de las urnas con unas cifras que le permitan reeditar el Gobierno Frankenstein, son prácticamente nulas.
Usando todos los los resortes del sistema, acelerará el asalto al Poder Judicial y multiplicará las maniobras para eliminar periodistas no apesebrados y desactivar al puñado de medios de comunicación que no somos adictos al régimen.
Sánchez y su corte saben que, para salir vivos del basurero, necesitan el aparato del Estado.
Afrontar el calvario en los tribunales sin controlar la Fiscalía, la ‘Brunete Pedrete’, el IBEX 35, el BOE y todo lo que cuelga… sería su tumba.
Viendo a Sánchez agarrado de la mano de su parienta y paseándola por los mítines del PSOE, para que la cofradía de los borregos la vitoree, me he acordado de Isabel Pantoja con Julián Muñoz y de lo que la folclórica recomendaba a su maromo, cuando la jauría de paparazzis les seguía a sol y sombra:
“Dientes, dientes, que eso es lo que les jode”.
No quiero ponerme agorero, pero es imprescindible recordar que, tras la exhibición de dentadura, a la Pantoja le cayeron 24 meses de cárcel.
Por muchos aspavientos que haga el marido de Begoña y aunque los periodistas de la ‘Brunete Pedrete’ no cesen de lanzar cortinas de humo, la realidad es que ninguno de los hechos por los que la consorte del presidente socialista se sentará en el banquillo del juzgado el próximo 5 de julio de 2024, ha sido desmentido.
Ni fango, ni conspiración, ni lawfare, ni leches.
No he podido resistirme.
Tras la II Carta de Pedro el Mentiroso a los borregos, no me queda otra que recurrir al género epistolar .
Lo que no tengo claro, a diferencia del marido de Begoña, son los destinatarios de mi misiva.
Excluyo entre estos, por supuesto, a los votantes contumaces del PSOE, a los pseudoperiodistas de la ‘Brunete Pedrete’ y a los progres en general, porque se trata de una recua inasequible al sentido común y a menudo a la decencia.
Esto va para gente con dos dedos de frente, una pizca de dignidad y cierto sentido del humor.
Una pregunta retórica es la que formulas sin esperar respuesta, con la finalidad de reforzar tu argumento y a la vez incentivar al oyente a reflexionar sobre un asunto o un punto de vista.
Por lo tanto, no hace falta que nos contesten desde el Gobierno Frankenstein o que cualquiera de los aludidos de explicaciones.
Tenemos elecciones europeas este domingo y las encuestas andan revueltas.
Que si gana el PP, que si sube VOX, que si el PSOE se merienda a Sumar o si sale Alvise.
Déjense de gaitas, de hacer quinielas y vayan a votar, que cada papeleta cuenta.
No sean vagos, ni comodones, que yo empiezo a estar hasta el forro de los forofos que me palmean el hombro diciendo ‘ánimo Rojo, tienes que darles más duro’ y se mueven menos que el portero del futbolín.
Les adelanto que el futuro de Sánchez no depende de que que este domingo pierda por dos, por tres o por cinco europarlamentarios.
Wikipedia, que miente lo suyo pero es la enciclopedia donde todos buscan respuestas, dice que ‘izquierda’ es el sector del espectro político “que defiende la igualdad social y el igualitarismo…”
Será en las Chimbambas, porque aquí está claro que los ‘zurdos’ apuestan por la insolidaridad regional, la desigualdad entre españoles, el nepotismo, la mangancia oficial y hasta los puticlubs.
No voy a cansarles recitando la letanía de ejemplos, porque todos ustedes están al tanto de las andanzas del Tito Berni, las estafas de los EREs, los apaños de Koldo o los chanchullos del Begoñagate.
El Periodismo se parece bastante al boxeo, pero con el handicap de que en este maravilloso oficio no está permitido tirar la toalla.
No es digno, ni honorable y ni siquiera decente rendirse, por duro que sacudan desde el poder o por muy desiguales que sean las fuerzas.
Los periodistas somos portadores de un derecho ajeno; el de los ciudadanos a estar informados, a saber con detalle -entre otras muchas cosas- lo que hacen sus gobernantes.
Y no sería de recibo que por miedo o interés renunciaremos a esa sagrada obligación.
Subrayo esto, porque se intensifica la campaña contra nosotros del Gobierno Sánchez y sus compinches.
A principios de este año, el PSOE exigió a las asociaciones de prensa que apoyasen su solicitud para que Congreso, Senado y parlamentos autonómicos nos retirasen las acreditaciones y se nos impidiera ejercer la profesión.
María Rey, presidenta de la APM, a quien fui a ver con la esperanza de emitiera un tajante comunicado defendiendo la libertad, me confirmó que estaban recibiendo constantes presiones oficiales.
No prosperó la maniobra censora de Patxi López y sus sicarios.
La APM nos se plegó aunque tampoco dio la cara por nosotros y lo entiendo, como comprendo aunque me repugne que Iñaki Gabilondo, Silvia Intxaurrondo, Rosa María Artal, Maruja Torres, Antón Losada, Rosa Villacastín y un centenar de bienpagados miembros de la ‘Brunete Pedrete’ firmaran hace un mes un manifiesto a favor de la censura y contra los medios que estamos revelando las inmundicias del ‘Begoñagate’.
Digo que lo entiendo, porque llevo en esto del Periodismo más de medio siglo y se lo acuciante que es para los cobardones sentirse aceptado por quienes mandan y parte del rebaño.
Hace cinco años que Sánchez, sus ministros, sus socios y compadres ordenaron a la agencias que canalizan los cientos de millones de la publicidad oficial borrar de sus listados a Periodista Digital y a otros medios no adictos al régimen. Se come mejor en manada.
Hace cinco años que -sistemáticamente-, los del PSOE, Sumar, Podemos, Compromis o ERC, al igual que hacen los portavoces de proetarras vascos y golpistas catalanes, nos niegan la palabra y rehusan contestar a nuestras preguntas.
Imagino que otro gallo nos cantaría si Josué Cárdenas o Bertrand Ndongo, en lugar de inquirir por los crímenes de ETA, los apaños de Begoña o las contradicciones de Rufián, preguntaran con cara de pánfilos a Óscar Puente por sus gustos musicales y el concierto de Taylor Swift, justo cuando se iba a aprobar en el Congreso la ilegal amnistía a Puigdemont, como hizo este jueves María Llopard de LaSexta.
Pero no. Nosotros somos periodistas y no masajistas.
Casi a la misma hora en que la tal Llopard, sustituta ocasional de García Ferreras, daba un lametón a Puente, la secretaria general de Podemos, la inefable Ione Belarra, remitía una carta a la socialista Armengol, para que impida el paso a la Camara, a partir de ahora, a nuestro reportero Bertrand Ndongo.
Y el motivo, lo que alegan estos zarrapastrosos, es que Ndongo -cuando un político no le contesta en lSala de Prensa- le pregunta en la calle y cuando unos incoherentes como Pablo Iglesias e Irene Montero se quejan histéricos de que la gente les abuchea, les recuerda que antaño, cuando sus turbas acosaban a políticos del centroderecha, eran entusiastas defensores del ‘jarabe democrático’.
Ya pueden ponerse estos gandules como se pongan, que nosotros -con su ayuda- seguiremos siendo periodistas y haciendo Periodismo.
No voy a recurrir, porque sonaría blasfemo, al ‘todo está consumado’ que dijo Cristo en la cruz, nada más beber el vinagre y justo antes de inclinar la cabeza y entregar el espíritu, pero esto es una agonía.
¡Nos la han metido doblada!
Hasta la empuñadura y con recochineo.
Y la prueba es la cara de satisfacción, el regodeo con que los golpistas catalanes y sus compinches cantaban victoria este jueves en el Congreso de los Diputados.
La aprobación de una Ley de Amnistía para Puigdemont y su panda de racistas, quiebra de raíz la igualdad entre todos los ciudadanos y es una derrota sin paliativos para España, para nuestra Democracia y para nuestro Estado de Derecho.
Hemos pillado a Sánchez mintiendo como un bellaco.
Habrá entre ustedes algunos que se encogerán de hombros y enarcando las cejas soltarán un receloso ‘¿y que’?
Por supuesto que hay hueco para los escépticos, porque no hay día que no pesquemos al marido de Begoña con el pantalón a media asta, pero es que esta vez es gordo.
El muy caradura estaba perfectamente al tanto de que el juez había imputado a su mujer por tráfico de influencias y corrupción, cuando subió a Twitter su lacrimógena carta y se retiró cinco días a reflexionar a un cuarto de baño de La Moncloa.
Y mientras se choteaba de sus súbditos y compinches, amagando en falso con irse y dejarlos tirados sin amnistía ni chupetines, montó dos crisis internacionales de cojón de mico, para intentar tapar los apaños de la parienta, mientras amenazaba a jueces y periodistas no adictos.
Begoña, a quien la Universidad Complutense ha dado la dirección de una cátedra sin ser siquiera licenciada, está imputada desde hace hace mes y medio por actividades y chapuzas que nunca debió perpetrar y que en cualquier democracia hubieran provocado ipso facto la caída política del consorte consentidor.
De mi ya lejana infancia, recuerdo un consejo que te repetían como una letanía tanto en casa como en el colegio: ‘En la vida se puede hacer de todo, menos el ridículo’.
Tengo la impresión de que tanto Pablo Iglesias como Irene Montero no fueron a clase el día que se trató esa materia.
No se si han visto a la pareja en alguno de los videos que estamos subiendo con fruición a Internet, a propósito de la bufonada que el ex vicepresidente de Sánchez y la calamitosa ex ministra de Igualdad protagonizaron en los juzgados, donde intentan condenar a 3 años de cárcel a un paisano que hacía sonar el Himno Nacional en las inmediaciones de su mansión serrana.
Dice un viejo amigo mío, que enredó en las entrañas del PSOE y ahora se dedica a los negocios, que este 30 de mayo de 2024 pasará a la Historia como la fecha en que el marido de Begoña Gómez firmó su suicidio político.
Yo no estoy tan seguro. Este jueves, justo diez días antes de las elecciones europeas, santificarán en el Congreso la Ley de Amnistía, un bodrio manifiestamente ilegal que impulsan los ‘hinchas’ de Sánchez y el Tribunal Constitucional que pastorea Pumpido.
Los diputados del PSOE, con el apoyo de los de Sumar, ERC, Junts, Bildu, PNV, Podemos, BNG y con el voto del ex ministro Ábalos, el compadre de Koldo desterrado al grupo mixto, despejarán las tenues barreras levantadas por el PP en el Senado y por arte de birlibirloque, quedarán borradas las fechorías del golpista Puigdemont, fugado de España desde hace siete años, y los de otros 370 facinerosos del ‘procés’ catalán.
Que nadie se confunda y saque la apresurada conclusión de que el sermón de hoy es un mensaje aséptico y neutral.
Todo lo contrario. Este ‘Repaso’ es una reflexión en voz alta, a una semana de las elecciones europeas y con la intención de incitarles a votar y de señalarles a quién.
Tal como están de negras las cosas en España; con el marido de Begoña a punto de declarar la guerra a la Argentina, porque el libertario Milei se cachondea de su histeria, de los apaños de su mujer y de la corrupción del PSOE; con el golpista Puigdemont haciendo las maletas para volver triunfante a Barcelona; con los socialcomunistas asaltando las instituciones y la Administración pública paralizada, no es momento de ponerse estupendo, de encaramarse a los alto del obelisco y descartarse, despotricando contra todos los políticos.
No son tiempos para abstenerse o de ir de exquisito, alegando que todos son iguales o que ninguna colma tus expectativas.
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