La prueba de que Alda sigue visitando al doctor luego de su separación son unos sentidos y sonoros versos con los que se despide esta novela.
Tras muchos ruegos, Alda es finalmente liberada con la condición de que visite de vez en cuando, al doctor enamorado.
Con Doña corpus muerta, Alda lucha por convencer al doctor de que la deje ir, pero él le implora que no lo abandone.
Se inicia la búsqueda de un cuerpo para Alda: Doña corpus, el ama de llaves del doctor parece la opción más viable aunque ella tiene otros planes.
Con ayuda del sumo sacerdote, Andrés recuerda la pronunciación de “la palabra”, rompiéndose así las nupcias atormentadoras entre el doctor y Alda.
Andrés necesita pronunciar “la palabra sagrada” para poder deshacer el hechizo de Alda pero ha olvidado su correcta pronunciación.
Reproche del doctor a Andrés: Alda quiere ser encarnada en una mujer de carne y hueso y además, bella.
Los pleitos amorosos desembocan en una decisión drástica: buscar a Andrés, el donador de almas, y exigir una solución.
Comienzan los problemas en el matrimonio entre el doctor y Alda: ella acapara todas las conversaciones, él se impacienta.
Alda refiere sus viajes pasados en todos los planetas del universo como una “gran sinfonía de los mundos”.
La historia de amor entre los hemisferios del doctor se desarrolla entre “besos mentales” y verbos conjugados en todas las personas.
Las consecuencias de las vacilaciones del doctor para encontrar otro cuerpo para Alda comienzan a volverse desastrosas: Andrés, el amigo donador de almas, vuelve a escena.
Con Alda encarnada en el hemisferio izquierdo del cerebro del doctor, su amor mutuo se convierte en “amor a sí mismo”.
Alda y el doctor buscan desesperadamente la manera de estar juntos, hasta que finalmente Alda encuentra un cuerpo donde encarnar.
El prestigio del doctor aumenta de la misma manera que su amor por Alda, pero ella no puede amarlo al no ser dueña de sus propias acciones.
La historia de la efectividad de las curaciones del doctor llena los periódicos: la fama de sus procesos hipnóticos alcanza las calles parisinas.
Diálogo mental entre el doctor y Alda quien revela ser un alma en hipnosis dispuesta a ayudarlo en sus curaciones, mientras él intenta atraparla con palabras amorosas.
El doctor reflexiona sobre los usos que puede dar a su nuevo regalo Alda, mientras especula sobre la identidad de esa “alma desconocida”.
El doctor recibe una carta escrita de puño y letra de Alda, su nuevo regalo, alma femenina puesta a su entera disposición.
Andrés, viejo amigo del doctor, le ofrece un regalo a cambio de su amistad incondicional: sin adelantarle ninguna pista, afirma que se trata de “un alma”.