No hace falta un virus nuevo ni un brote repentino para hablar de pandemia. Hay una que lleva décadas creciendo en silencio: la de las infecciones de transmisión sexual.
Los faraones construyeron pirámides, templos y un imperio inmortal. Pero ni siquiera ellos pudieron escapar de un enemigo diminuto que acechaba en las aguas del Nilo: la malaria.
Una cena con amigos, un arroz recalentado… y unas horas después, vómitos explosivos. Bienvenido al ‘síndrome del arroz frito’.
Dentro de tu intestino vive una ciudad invisible: billones de bacterias que trabajan cada día para mantenerte sano. Y lo sorprendente es que podemos alimentarlas, cuidarlas… e incluso reforzarlas.
Los romanos conquistaron medio mundo con sus legiones, sus ingenieros y su disciplina militar. Pero también supieron usar un arma mucho más oscura: la enfermedad.
Imagínate descubrir un gesto tan sencillo que puede salvar miles de vidas…y que aun así, todos tus colegas te llamen loco. Esto le pasó a Ignaz Semmelweis, un médico húngaro del siglo XIX. Su ‘delito’: pedir a los médicos que se lavasen las manos.
A comienzos de los años 80, empezaron a llegar pacientes jóvenes a hospitales de Estados Unidos con infecciones raras, cánceres extraños y un sistema inmune devastado. Nadie sabía qué estaba pasando. Lo que se estaba gestando era el inicio de una de las pandemias más importante de la historia moderna: el síndrome de inmunodeficiencia adquirida o sida.
Hay enfermedades que nos asustan porque son frecuentes. Y hay otras que nos aterrorizan… porque cuando aparecen, casi siempre son letales. La rabia pertenece a este segundo grupo. Un virus con una mortalidad cercana al 100% una vez que se manifiestan los síntomas.
Uno de cada cuatro mamíferos en la Tierra es un murciélago. Son los únicos mamíferos que vuelan, además viven décadas y pueden albergar virus letales… sin enfermar.¿Cómo lo logran?”
Imagina sentir una quemadura insoportable en la pierna… y descubrir que de tu piel empieza a salir un gusano vivo, de casi un metro de largo. Eso es la dracunculiasis, causada por el gusano de Guinea.
Un microbio del suelo produce la sustancia más letal conocida por el ser humano. Tan potente que una cucharadita bastaría para matar a millones de personas… y, sin embargo, la usamos en clínicas de estética de todo el mundo.
¿Sabías que el animal más peligroso del mundo no es el tiburón, ni la serpiente, ni siquiera el ser humano? Es un insecto diminuto, con patas finas y alas que apenas zumban: el mosquito.
En 2016, en el corazón de Siberia, un enemigo olvidado despertó del hielo…y regresó con una fuerza mortal.
A veces, el enemigo invisible no está en el aire, ni en el agua… sino en una sola persona. Así fue la historia de Mary Mallon, conocida como María la tifosa
Una simple pústula en la ubre de una vaca… cambió la historia de la medicina. De ahí nació la primera vacuna.
Un río, una ciudad y un asesino invisible. En el Londres del siglo XIX, miles de personas murieron en pocos días. No había pistolas, no había venenos…el culpable viajaba en cada gota de agua.