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LA BÓVEDA DE LAS ROSAS

LA BÓVEDA DE LAS ROSAS
Author: BREZZO
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© BREZZO
Description
La bóveda de las rosas ... Presenta relatos, novelas cortas y escritos con fondo negro. Te rodearás de crimen, suspenso, acción, terror, drogas, traición, maldad, adrenalina, mejor dicho, de todo lo que tus ojos pueden experimentar en este mundo real. Visitarás la imaginación de un autor lleno de creatividad, experiencia y ganas de compartir lo que pasa por su mente. Encontrarás personajes sin sentimientos capaces de sumergirte en sus historias.
18 Episodes
Reverse
La rata, la ventana y el humano. Una combinación imperfecta... El gorila lo sujetaba por el pelo. Lo sacudía violentamente y luego lo golpeaba con su macana. Obviamente, yo les gritaba que se detuvieran y los tiranos se burlaban y los azotaban más fuerte hasta que se cansaban. Cuando terminó el repugnante espectáculo lo llevaron a las celdas contiguas y los gritos señalaron el terror.
Pensamiento analítico, pensamiento crítico, pensamiento apocalíptico...¡Oh gárgola! Gritas con cada sollozo y tus hondas sacuden los cielos haciendo que el juicio derrame una lluvia de meteoritos sobre ti...Al bajarse cubrió el fusil con su abrigo. Se ajustó el sombrero y se dirigió a la discoteca. En la puerta entregó un pequeño sobre rojo.
Pascual le había ofrecido hasta un millón de dólares en efectivo para liberarla. De repente, todo quedó en silencio. Volvió a marcarle, pero le salió el buzón de voz diciendo "Hola, soy El Mago, el que te va a dar un billete al infierno si no te presentas a tiempo y tendré que dárselo a la chica guapa que tengo delante".
Sus pensamientos se distorsionan, todo se vuelve alarmante. Es un gigante quien lo acorrala. Una porción mía en él no encaja. Las malas lenguas colocan minas disfrazadas. Piensan que lo abandoné. Las estampidas no paran. Son ellos los cofres andantes quienes las provocan. Él lo ve venir en sus pesadillas. La semana pasajera en la jaula le gritaba y le decía: “dramática es la colonia en forma de gramática. Su traje es disciplina del arte en la ciencia lingüística”. Así son las letras malvadas que llevaban en sus mochilas. Ellas son el eco infinito que provocan al mundo y las lágrimas la visten de luto. ¡Oh, madres amadas! ¿Qué haré con este torbellino que amenaza a mis soldados en el desierto? ¿Qué haré con estos escorpiones que su veneno es mortal para las ovejas que visitan las dulces aguas que corren en mi tierra?
A ver, muñeca, vamos a refrescar tu asqueroso cerebro —dijo, dejando caer el portátil sobre el escritorio—. Damián se quedó mirando la cara de Bob Marley que estaba pintada en un cuadro en la pared. La señaló con el deseo de decir algo, pero no dijo nada. Se limitó a pasearse de un lado a otro.
Uzi desde el otro lado sabe que Niebla le está espiando. A veces hace las cosas a propósito y el degenerado ha perdido con el tiempo el valor de la dignidad y los valores de su familia Adams. Ha llegado a un punto en su vida en el que puede sentir la pudrición que acecha en su corazón. Ambos dejan salir todo ese odio a la distancia. Sus miradas son el espectáculo del día para todos los animales e insectos que los rodean. Esa frágil atmósfera proporciona algunos susurros entre los curiosos.
Entre lágrimas y sufrimiento, traté de recordar su despedida. Recuerdo que estaba jugando a un videojuego en la computadora cuando, de repente, veo a mi madre con una sonrisa en su hermoso rostro que iba acompañada de una pregunta.
La familia Tom recibió una visita inesperada. La puerta retumbó de una manera que haría que el corazón de cualquiera se congelara. La mujer estaba sola. Estuvo aterrorizada durante varios segundos. Luego fue a mirar y vio una capucha negra. Pudo experimentar un escalofrío que le recorrió todo el cuerpo. Volvió a mirar y preguntó qué se le ofrecía. CJ no respondió de inmediato. Se tomó su tiempo y, al rato, dijo con su voz gruesa:
Directa al cirujano pasando por la puerta de la soledad para jugar en un tablero de ajedrez que lo llevaría a una flor silvestre en su jardín para ver un cuerpo desmembrado en casa de la vecina.
Sammy corrió como nunca. Se olvidó de Oscar y luego se detuvo al tropezar con una raíz que sobresalía de un árbol. Todo adolorido, se arrastró para recoger el papel que acababa de brillar con su fina luz azul. Y notó que frente a él había un pequeño puente sin terminar. Se levantó conmocionado al oír los gritos de Oscar.
Oye amigo mío, cuando no creas en un mensajero de Dios, tan solo mira al hijo que salió de tu sangre porque el mundo se refleja en él y sabrás donde va la humanidad que con cadenas arrastran la ira de Dios.
Mientras que yo prefiero concluir que soy un forajido dentro de un águila y volar sin descanso sobre las ciudades quebrantadas. Siempre tengo el ojo puesto en esas almas perdidas que fueron arrebatadas de niños bajo el poder de la inocencia, pero que se convirtieron en oscuros demonios.
Fredy y Jennifer Tom vivieron durante meses con el temor de lo ocurrido y decidieron poner un sistema de vigilancia. Se colocaron cámaras dentro y fuera de la residencia, pero un día inesperado Jennifer tuvo la brillante idea de ir a acampar a las montañas de Georgia. Allí tenían su vieja cabaña para disfrutar de los cálidos
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El niño seguía durmiendo. Henry no le molestó. Pasó por encima de él y fue a recoger el periódico del buzón como hacía todos los días. Cuando volvió, encontró al jovencito en un rincón del balcón tumbado, temblando y con el pecho muy agitado.
El personaje, atado de pies y manos en una silla de madera, suplicaba con gimiendo a mi tío, que en ese momento escondía una sonrisa demoníaca envuelta en la atmósfera abrumadora y oscura que sus pobres ojos grises apreciaban en su trágico final. Que lo hiciera él, que cómo era posible que estropeara mi adolescencia, y sin embargo esas palabras no lo detuvieron. La orden que había dado mi padre debía ser cumplida. Era clara y resta como la bala que saldría del revólver.
Vi como los presos se lanzaban sobre mi cuerpo flaco. Podía sentir sus afilados cuchillos entrando en mi estómago. Cómo me atravesaban la garganta y de nuevo me negué a ese sufrimiento.
Ella soñaba con una vida mejor. Una vida que creía que su padre podía ofrecerle. Sin embargo, lo que le esperaba era algo imprevisto.
Martín en su vida pasada fue un hombre muy amable con los demás. Le gustaba hacer buenas obras para Dios, como ayudar a la gente como él. Se ponía muy contento cuando alguno de ellos le regalaba una sonrisa. Esa satisfacción que corría dentro de su corazón le hacía transportarse a sus viejos tiempos cuando estaba en el ejército y arriesgaba su vida por sus amigos sin importarle que una bala viniera de cualquier parte y le atravesara uno de sus órganos y acabara con su vida.