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La Tierra Prometida
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La Tierra Prometida

Author: Beatriz Ozores

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Description

Antiguo Testamento
157 Episodes
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El rey y Amán acuden al día siguiente al segundo banquete que la reina Ester había preparado para ellos. Ester pide al rey que le conceda su vida y la de su pueblo porque han sido vendidos al exterminio, a la muerte y a la eliminación. El rey quiere saber quién se ha atrevido a llevar a cabo semejante iniciativa y Ester pone al descubierto los planes malvados de Amán que cae en desgracia ante los ojos del rey y es ahorcado en la horca que él mismo había preparado para acabar con Mardoqueo. El rey entrega a la reina Ester la casa de Amán y Mardoqueo ocupa el puesto de Amán. Debido a que el primer edicto de exterminar a los judíos estaba aún vigente y era irrevocable, el rey permite a Ester y a Mardoqueo escribir en su nombre un nuevo edicto que consiente a los judíos defenderse de la matanza.
Ester, arriesgando su propia vida, se presenta ante el rey y le ruega que acuda con Amán al banquete que ella ha preparado para esa noche. El rey accede a su petición. Mientras tanto, Amán planea a escondidas el asesinato de Mardoqueo. Después del banquete el rey no logra conciliar el sueño y pide que le traigan el libro de las crónicas en el que encuentra escrito cómo Mardoqueo había evitado el intento de asesinato al rey por parte de dos de sus eunucos. El rey pregunta cómo se ha premiado a Mardoqueo y al enterarse de que Mardoqueo no ha recibido ningún honor por ello pide consejo a Amán sobre cómo debería honrarse a un hombre que ha alanzado su favor. Aman, pensando que ese hombre era él mismo, le responde que revistiéndole de indumentaria real y permitiéndole montar el caballo del rey, y eso hizo el rey con Mardoqueo.
Mardoqueo pide a Ester que interceda por su pueblo apelando a la responsabilidad que tiene como reina. La petición de Mardoqueo a Ester supone arriesgar la propia vida para intentar salvar la de todo su pueblo. Ester accede y Mardoqueo hace una plegaria a Dios que recuerda varios Salmos y otras oraciones del Antiguo Testamento. Proclama el poder del Señor y su dominio sobre todas las cosas y lo invoca con la confianza de que seguirá cuidando de su pueblo como ya lo hizo con Abrahán, Isaac y Jacob, y con todos aquellos a los que libró de Egipto. Ester, por su parte, también invoca al Dios Altísimo con una oración confiada en la que implora el auxilio del Señor.
Amán echa a suertes la fecha en que deben morir todos los judíos y sale el día trece del mes de Adar. A continuación, Amán convence al rey para que le otorgue el poder de exterminar a todo el pueblo judío. El rey así lo hace y Amán envía una carta a todos los gobernadores de todas las provincias por la que se decreta que todos los judíos deben ser exterminados el día trece de Adar. Mientras tanto, el rey, Amán y sus amigos continúan con sus banquetes y con sus excesos en el palacio real. Los judíos de todos los lugares en los que se hacía público el contenido del escrito prorrumpían en llanto e invocaban al Dios de sus padres.
Cuando se apaciguó la cólera del rey Artajerjes, sus ministros decidieron buscar muchachas para presentarlas ante el rey y que este pudiera elegir una nueva reina en lugar de la reina Vasti. En la ciudadela de Susa vivía Mardoqueo con su sobrina Ester, a quien había adoptado tras la muerte de sus padres. Ester fue llevada ante el rey. El rey se enamoró de ella y la hizo reinar en lugar de Vasti. Por otra parte, el rey encumbra a Amán por encima de todos los príncipes ordenando que todo el reino se postre ante su presencia. Mardoqueo se niega a postrarse ante él y Amán, lleno de ira, planea no solo su muerte sino también la de todo el pueblo judío.
Comenzamos en este programa el libro de Ester. La historia de Ester se desarrolla durante el segundo año del reinado de Artajerjes el Grande. El libro comienza narrando el sueño que tiene Mardoqueo, un varón ilustre de la tribu de Benjamín que prestaba servicio en la corte del rey Artajerjes. El significado del sueño se irá desvelando a lo largo del libro, pero a partir de ese momento Mardoqueo comenzará a meditar sobre lo que Dios quiere revelarle a través del sueño con el fin de cumplir su voluntad. El rey Artajerjes organiza un banquete para mostrar la riqueza y el esplendor de su reinado. Cuando ordena a la reina Vasti que se presente ante él, ella se niega, el rey entra en colera y decide entregar su realeza a otra mujer.
A la mañana siguiente, después de haber colgado la cabeza de Holofornes en la muralla de la ciudad, los israelitas salen fuera de la ciudad como había ordenado Judit. Los enemigos, al verlos, corren hacia el campamento para despertar a los comandantes del ejército de Asiria. Cuando entran en la tienda de Holofernes se lo encuentran muerto y sin cabeza. Al enterarse todos los hombres del ejército asirio se quedan estupefactos, entran en el pánico y huyen como pueden. Los israelitas les persiguen logrando una gran victoria. Después, se dirigen a Jerusalén para adorar a Dios y ofrecer holocaustos en acción de gracias.
Judit permanece en el campamento enemigo tres días dedicada a las prácticas de piedad: oración, baños rituales de purificación y ayuno. El cuarto día Holofernes organiza un festín e invita a Judit. Ella acude, pero come y bebe únicamente lo que su doncella le había preparado. Holofernes, por el contrario, bebió muchísimo vino. Por la noche se queda dormido de todo lo que había bebido y Judit le asesta dos golpes en el cuello y le corta la cabeza, entregándosela a su doncella, que la esconde en la alforja de los alimentos. Las dos salen juntas del campamento como de costumbre para hacer oración y regresan a Betulia. Allí Judit cuenta lo ocurrido y Ajior se convierte al Dios de Israel.
Tras el discurso, Judit anuncia a todos los habitantes de Betulia que tiene un plan para vencer al enemigo. Les dice que esa misma noche saldrá con su doncella al campamento de los enemigos. Ozías, jefe de Betulia, le da su consentimiento y Judit cae rostro en tierra y ora pidiendo la exaltación del Dios de Israel y la confusión de los enemigos para liberar a su pueblo. Cuando termina la oración, Judit se quita la vestidura de viuda y se engalana para seducir a todos los hombres que la miren. Lleva consigo las provisiones suficientes para no tener que alimentarse de los alimentos impuros de los enemigos y, acompañada de su criada, sale de la ciudad hacia el campamento enemigo. Holofernes la recibe en el campamento.
Holofernes desplaza el campamento de los amonitas con cinco mil hombres de los asirios, y lo instala junto a la ciudad de Betulia. Se apodera de las aguas y de las fuentes de los hijos de Israel con el propósito de que estos se rindieran. Los hijos de Israel piden auxilio al Señor, pero a medida que pasaban los días comienzan a desesperarse por la falta de agua hasta que un día el pueblo al completo se reúne junto a Ozías y los príncipes de la ciudad para pedir la rendición. Judit se entera de los acontecimientos, ora al Señor, convoca a todos los jefes de Betulia y pronuncia ante ellos y ante todo el pueblo un discurso exhortando a la confianza en Dios.
El ejército de Holofernes llega a una pequeña ciudad, Betulia, último reducto defensivo de los judíos que podía detener el avance en dirección a la Ciudad Santa. El peligro que se cernía sobre Jerusalén no solo era que sus habitantes pudieran morir o quedar sometidos a un poder extranjero, sino que podrían verse forzados a la idolatría. Cuando Holofernes fue informado de que los hijos de Israel se habían preparado para la guerra, pidió a Ajior, comandante de los amonitas, que le informara sobre este pueblo. Ajior le advierte de la fortaleza del pueblo al que se dispone a atacar cuando este es fiel a su Dios.
El libro de Judit comienza narrándonos cómo Nabucodonosor, rey de los asirios, va extendiendo su dominio por todo el Oriente Medio. Nabucodonosor busca aliados y al no encontrarlos promete vengarse de todos aquellos que no han secundado sus proyectos. Para llevar a cabo su venganza, Nabucodonosor encarga a Holofernes, comandante supremo de su ejército, que prepare todo lo necesario para una expedición de castigo. Holofernes reúne una tropa descomunal y se expande de forma rápida y cruel sembrando la destrucción y la muerte.
271. Muerte de Tobit

271. Muerte de Tobit

2024-07-0555:32

Finalmente, Tobías regresa a Nínive. Tobit se levantó y dando tropiezos salió a recibirlo. Tobías le aplicó el medicamento en los ojos y Tobit recobró la vista. Después Tobías relató a su padre cómo había ido el viaje, cómo había recuperado el dinero y cómo había recibido a Sara como esposa. Tobit dio gracias a Dios, salió a recibir a su nuera, la bendijo y la recibió en su familia.
Tobías le pide a Rafael que vaya a casa de Gabael, que le entregue el recibo para que le dé el dinero que su padre había dejado en depósito y que le invite a celebrar su boda con Sara. Rafael partió hacia Ragués de Media y se alojó en casa de Gabael. Éste no solo le dio el dinero que guardaba en depósito, sino que acompañó al ángel Rafael en su camino de vuelta. Transcurrida la celebración de la boda, Tobías emprendió el camino de regreso a Nínive junto a su esposa, el ángel Rafael, Gabael y los criados que los acompañaban.
Cuando llegaron a Ecbatana, Rafael y Tobías se hospedaron en casa de Ragüel. Tobías pidió la mano de Sara y su padre se la entregó en matrimonio. Cuando terminaron el banquete, acompañaron a Tobías al aposento de Sara, Tobías sacó el hígado y el corazón del pez de la bolsa donde los llevaba y los colocó sobre las brasas del incienso. El olor de pez ahuyentó al demonio Asmodeo que atormentaba a Sara y ambos rezaron bendiciendo y alabando al Señor.
Tobías se pone en camino acompañado del ángel. La primera noche acampan junto al rio Tigris y mientras Tobías se lava los pies un pez enorme salta del agua e intenta devorar su pie. El ángel le dice a Tobías que agarre el pez, lo raje y guarde la hiel, el corazón y el hígado como medicamentos. Después continúan el camino hasta Media y cuando están cerca de Ecbatana Rafael le dice a Tobías que convenía que esa noche se hospedaran en casa de Ragüel, que tenía una hija llamada Sara.
Tobit encarga a su hijo Tobías ir a buscar los diez talentos de plata que había dejado en depósito a Gabael, en Media. Para ello le encarga que encuentre a un hombre fiel que le acompañe en el camino. Tobías encuentra al ángel Rafael, lo lleva junto a su padre Tobit y éste le ofrece como sueldo una dracma diaria, además de lo que necesite para el viaje. Tobías y Rafael se ponen en camino.
Tras la muerte de Senaquerib, Tobit regresó a su casa junto a su esposa Ana y su hijo Tobías. En la fiesta de Pentecostés, sentado ante un suculento banquete, Tobit le pide a su hijo Tobías que salga en busca de algún hermano necesitado para invitarle al banquete. Su hijo encontró a uno de su pueblo que había sido asesinado y Tobit esperó al anochecer para enterrarlo. Después se quedó dormido en el patio de su casa y unos pájaros dejaron caer sus excrementos sobre sus ojos, quedando ciego durante cuatro años. Un día Tobit cayó de rodillas ante Dios suplicándole la muerte al tiempo que Sara hacía lo mismo a kilómetros de distancia, también en el destierro. La oración de ambos fue escuchada y el Señor envió a Rafael para curar a los dos: a Tobit de su ceguera y a Sara del perverso demonio Asmodeo.
Hoy comenzamos con el libro de Tobías. El libro comienza narrando la historia de Tobit, padre de Tobías. Tobit, de la tribu de Neftalí, fue llevado cautivo a Asiria en tiempos del rey Salmanasar V, este era el motivo por el que él y su familia vivían en la ciudad de Nínive. Tobit era un judío piadoso que, incluso en la cautividad, continuaba cumpliendo la Ley de Moisés y adorando al Dios de Israel. Una de las numerosas obras de caridad que realizaba era la de enterrar a los muertos. Al enterarse el rey Senaquerib dio órdenes de acabar con su vida y Tobit tuvo que huir de Nínive. Más tarde, Senaquerib fue asesinado y Tobit regresó a su casa junto a su esposa Ana y a su hijo Tobías.
El libro de Nehemías termina con la implantación de la Ley de Moisés en la ciudad santa. Para ello Nehemías se ve obligado, entre otras muchas cosas, a prohibir los matrimonios con extranjeros, a reformar el sacerdocio, a exigir el pago de los impuestos para el Templo y para los levitas, a limpiar y purificar el Templo y a cerrar las puertas al atardecer del viernes y durante todo el sábado para que ese día sagrado no fuera profanado. Y con esta petición termina el libro de Nehemías: ¡Acuérdate de mí, Dios mío, para bien!
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