En el último capítulo de la primera temporada, Esteban Tries se sienta solo frente al micrófono para contar su propia historia, en primera persona. Aquella que se solapa con la de la Compañia A del Regimientro 3 de Infantería, que bajo el mando del sargento Manuel Villegas peleó el 14 de junio sobre el cerro Tumbledown una de las batallas finales de la Guerra de Malvinas.
En situaciones difíciles tener a alguien al lado puede ser contenedor. Pero en situaciones límites puede ser mucho más que eso. Cuidarse espaldas con espaldas mutuamente termina creando un único ser. Eso le pasó a Victor Manuel Villagra, Horacio de la Cruz Ruiz Díaz, Luis Cirilo Heredia y René Cóceres, cuando defendieron con sus ametralladoras la Península Camber. Y la fortaleza que esa unión forja, eventualmente, crea una sensación de responsabilidad absoluta para con la misión. Aquella que hace que hoy, casi cuatro décadas después, Víctor confiese sin dudarlo que aunque siga en el continente, apenas está replegado.
La mitad de las bajas argentinas en la Guerra de Malvinas fueron provocadas por una sola acción, el hundimiento del ARA General Belgrano, en la tarde del 2 de mayo de 1982. 321 soldados y 2 civiles murieron junto al buque insignia. Al mismo tiempo, gracias al profesionalismo y la experiencia en simulacros de la tripulación, la del Belgrano fue la tragedia naval con más sobrevivientes de la historia. Darío Volonté, que trabajaba en la caldera del barco, fue uno de los 770 que sobrevivió, pero ese hito culminó una de sus tantas vidas. No alcanzan los dedos de las manos para contar sus oficios y ocupaciones, tantas que recién a los 32 años comenzó a ser el tenor lírico que hoy evoca su nombre, aquel que recorrió el mundo personificando a Mario Cavaradossi, Calaf y Don Carlo.
Algunas personas nacen con una misión y vienen a la tierra exclusivamente para cumplirla. Así piensa Sergio Rodríguez sobre sus compañeros y sobre el teniente Roberto Estévez, su superior en la Compañía C del Regimiento 25 de Infantería, caído en combate en Pradera del Ganso. Eso, la música y la convicción absoluta de que la educación es el único camino hacia adelante, apuntalaron a Sergio a llevar a cabo todo lo que se propuso tras volver al continente herido, con 18 años, dos meses de instrucción y una guerra a cuestas.
Una de las historias menos conocidas sobre la Guerra de Malvinas es la de la Agrupación Perros de Guerra del Batallón Seguridad de Puerto Belgrano. 18 ovejeros, con sus guías, pasaron dos meses y medio custodiando Puerto Argentino y acompañando a los nidos de ametralladoras en primera línea para evitar infiltraciones enemigas. Vogel fue uno de esos perros, y José Cruz, su guía.