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Podcast APOSTOLADO SEGLAR

Author: kefa

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La Comisión Episcopal de Apostolado Seglar se constituyó en la reunión plenaria celebrada en julio de 1965. Desde entonces, esta Comisión ha realizado un arduo trabajo de promoción y consolidación de apostolado laical, sobre todo el asociado. Con fidelidad a las orientaciones tanto de la Santa Sede como de la Conferencia Episcopal Española, presta sus servicios a las diócesis y asociaciones de laicos para que puedan lograr los objetivos que se plantean en el vasto campo laical.

Tiene una doble perspectiva, por un aparte, la comunión eclesial –comunidad evangelizadora- y de la corresponsabilidad en la vida y misión en la Iglesia, y por otro lado, la misión de la Iglesia –acción evangelizadora- y presencia de los laicos en la vida pública, impulsando la adecuada formación de éstos.

En la actualidad se puede afirmar que el gigante dormido que era el laicado hace unos lustros, da señales inequívocas de un despertar y de una nueva primavera eclesial.

Desde 1985, fecha en la que se crea oficialmente la Subcomisión de Pastoral Obrera, dentro de la Comisión Episcopal de Apostolado Seglar, posteriormente transformada en Departamento, hasta la fecha, existe una larga y rica experiencia evangelizadora de la Iglesia en el mundo del trabajo.

Fundamentalmente esta presencia se realiza desde los Equipos Parroquiales de Pastoral Obrera, coordinados por los respectivos Secretariados y Delegaciones Diocesanas, y por la presencia de los militantes de los Movimientos Apostólicos de Acción Católica especializados en el mundo del trabajo (HOAC, JOC) así como Mujeres trabajadoras Cristianas, Hermandades del Trabajo, sin olvidar la aportación de religiosos y religiosas presentes en el mundo obrero y del trabajo.

El encargo recibido de la CEAS en su inicio fue “proyectar, impulsar, y coordinar la pastoral evangelizadora de la Iglesia en el amplio y vivo mundo del trabajo”.

El Apostolado Seglar

Ha sido mérito del Concilio Vaticano II desatar definitivamente las ligaduras que tuvieron recluido al laicado cristiano en un discreto e irrelevante segundo plano de la vida eclesial. A raíz de la paz constantiniana y de la irrupción de los pueblos bárbaros en la Iglesia, se generó una relación dialéctica entre los espirituales (monjes y clero) por una parte, y el resto (los laicos) considerados como los carnales, por otra. Esta tensión, típica de la situación de cristiandad, sustituyó a la que toda la comunidad cristiana -laicado y ministerio ordenado- había mantenido con el mundo durante la época de los mártires. Al contrario de lo que ocurría en Oriente, "laico" o "lego", en el Occidente cristiano, llegó a ser sinónimo de inculto (illitteratus o idiotes), y la compilación legislativa de Graciano (hacia el 1140), hecha para el uso escolástico y por ello de notable influjo, consagró durante siglos la disociación entre clérigos y laicos en el famoso canon que comienza: duo sunt genera christianorum (hay dos clases de cristianos). De acuerdo con él, a los clérigos y monjes, su condición eclesial les brindaba un camino real para el encuentro con Dios; a los otros, su condición laical más parecía un estorbo que una ayuda para encontrar a Dios. Los laicos, considerados durante siglos como "Iglesia discente" (la Iglesia que ha de escuchar y aprender), no parecían aptos para llevar a puerto la misión de la Iglesia, que resultó ser encomienda practicamente exclusiva de clérigos y monjes. (Para la evolución histórica del laicado en la Iglesia, vid. FORTE, B. en Diccionario teológico interdisciplinar, voz "laicado", p. 252-269).

Bien es verdad que se siguieron promoviendo iniciativas laicales dentro de la vida de la Iglesia. Prueba de ello son las cofradías y terceras órdenes que surgen en plena edad media, los montes de piedad del siglo XIV, las fraternitates de la devotio moderna (en los Países Bajos), y más tarde, las escuelas de la doctrina cristiana (Milán 1536), las congregaciones marianas, los oratorios al gusto de San Felipe Neri y otras obras semejantes en la edad moderna. Pero habrá que llegar a los albores del siglo XX, con la emergencia de la Acción Católica, para encontrar textos autorizados que atribuyan al laicado una verdadera tarea apostólica. Pío X (II fermo proposito) señala que el ámbito de la acción de los seglares abarca "todo lo que directa o indirectamente pertenece a la misión de la Iglesia..., es decir, guiar a las almas a Dios y restaurar todas las cosas en Cristo" (Cf. ESCART(N, P., Apuntes para la historia de la Acción Católica Española, en "La Acción Católica Española. Documentos", Madrid 1996, p. 151 ss.

El apostolado de los seglares, tal como lo describe el Concilio Vaticano II, da carta de naturaleza dentro de la misión de la Iglesia a la iniciativa apostólica del laicado, la cual en las décadas previas al Concilio había cuajado en diversas organizaciones, entre las que resaltan con particular fuerza y significación las de la ya citada Acción Católica.

Para el Concilio Vaticano II, la misión de la Iglesia consiste en propagar el reino de Dios, haciendo a todos los hombres partícipes de la redención, y ordenando todo el mundo hacia Cristo. A toda esta tarea la llama apostolado, y dice que la Iglesia la ejerce a través de todos sus miembros de diversas maneras (AA 2. LG 5. 31). Por lo tanto, el apostolado de los laicos o apostolado seglar es la participación del laicado, de forma individual o asociada, en la misión de la Iglesia antes descrita. Sin embargo, en virtud del principio que sanciona la unidad de misión y diversidad de tareas en la Iglesia (LG 7, 32, 33. AA 2), es el propio Concilio quien señala algunas peculiaridades al apostolado de los laicos, que corresponden precisamente a su carácter secular, es decir, a aquella condición laical que siglos atrás había constituido un posible obstáculo para el encuentro de los seglares (seculares) con Dios.

Ese carácter secular, con el que está tejida la existencia del laico, no es otra cosa que el conjunto de actividades y condicionamientos que comporta la vida familiar, profesional, social, vecinal, cultural, política, etc., que los laicos cristianos, a un tiempo, protagonizan y comparten con sus conciudadanos. En ese "lugar" son llamados por Dios para que vivan su existencia "guiándose por el espíritu evangélico, de modo que, igual que la levadura, contribuyan desde dentro a la santificación del mundo y de este modo descubran a Cristo a los demás, brillando, ante todo, con el testimonio de su vida, fe, esperanza y caridad". Así es como los laicos cristianos realizan un aspecto peculiar del apostolado, hoy particularmente necesario: "hacer presente y operante a la Iglesia en los lugares y condiciones donde ella no puede ser sal de la tierra si no es a través de ellos" (LG 31, 33).

El papa Juan Pablo II, en su exhortación apostólica fruto del Sínodo de 1987 sobre los laicos, hace notar que "el ser y actuar en el mundo", es decir, la índole secular del laico cristiano "no es sólo una realidad antropológica y sociológica, sino también, y específicamente, una realidad teológica y eclesial", o dicho de otro modo, el cáracter secular tiene sentido teologal puesto que es en ese "lugar" donde Dios les llama a la santidad y al apostolado. Además, el Papa reivindica la prioridad, en el momento presente, de esta dimensión secular del apostolado seglar, dada la actual proclividad de muchos laicos a consentir en dos tentaciones: la de prestar más atención a las tareas eclesiales que a las responsabilidades apostólicas en el campo profesional, social, económico, cultural y político; y la de legitimar el divorcio entre fe y vida, que ya había denunciado el Concilio Vaticano II (ChL 15, 17, 2).

El apostolado seglar es verdadera participación de los laicos cristianos en la misión de la Iglesia. Ellos toman parte no por concesión de los pastores, sino en virtud de su ser cristianos "incorporados a Cristo por el bautismo, constituidos en pueblo de Dios y hechos partícipes a su manera de la función sacerdotal, profética y real de Jesucristo" (LG 31). Este apostolado tiene por objeto, como ya se ha dicho, todo lo que constituye la misión de la Iglesia: "evangelizar y santificar a los hombres" y "saturar del espíritu del Evangelio las diversas comunidades y los diversos ambientes" (AA 20). Las actividades en las que los laicos han de implicarse para realizar esa tarea son muy variadas y se orientan, por una parte a impregnar la comunidad humana con los valores del Evangelio, tarea "primera e inmediata" que les compete (EN 70. ChL 34-35). Y por la otra, a cooperar en la edificación de la Iglesia como hogar; para ello toman parte activa en el servicio catequético, litúrgico-oracional, caritativo-social-asistencial y organizativo de las comunidades eclesiales (LG 33. AA 10), pudiendo adquirir en algunos casos un cierto carácter ministerial (ministerios laicales sin orden sagrado); sin embargo, hay que advertir que "el ejercicio de estas tareas no hace del fiel laico un pastor" (EN 73. ChL 23. Sobre la colaboración directa de los laicos en las tareas específicas de los pastores, véase Instrucción sobre algunas cuestiones acerca de la colaboración de los fieles laicos en el sagrado ministerio de los sacerdotes, agosto 1997, procedente de forma conjunta de ocho dicasterios de la Curia Romana), por lo que es preciso saber ejercerlas desde la peculiaridad que comporta el carácter secular.

La actual carencia de vocaciones sacerdotales ha llevado, en diversas Iglesias de Europa, a encomendar a los laicos, bajo la coordinación de un presbítero que actúa como moderador, tareas de animación pastoral en sectores especializados (como la pastoral con jóvenes o dentro de un hospital, etc.) o de ayudante parroquial como una colaboración más global en la parroquia o en la animación de comunidades sin sacerdote. Se trata de compromisos estables por parte de los laicos, al menos durante un período de varios años, con dedicación a tiempo pleno o a media jornada, y con remuneración económica. Estas e
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Se hace la lectura del documento de D.Santiago Madriga SJ.sobre "Eclesiología del Vaticano II y perspectivas actuales". La charla se articula en torno a cinco puntos: 1-Vaticano II:el Concilio sobre la Iglesia narrada por dos auditores laicos que estuvieron alli. 2-Miradas Iniciales de J.Guitton:aproximación al misterio del Concilio 3-Entreacto:visión anticipada del corpus doctrinal del Concilio -Visión panorámica de la doctrina conciliar -Los 16 documentos en orden cronológico de aprobación 4-Con mirada de mujer :el nuevo Pentecostés vivido por Pilar Bellosillo 5-Conclusiones perspectivas actuales
Profesión de fe y creo

Profesión de fe y creo

2013-02-2001:04:39

Mons.Elias Yanes, arzobispo emérito de Zaragoza, nos habla sobre la formación de los laicos,incide en los documentos del Concilio Vaticano II, sobre su importancia y su luz,es necesario profundizar en ellos y reflexionarlos ,también menciona la encíclica Eclesiam Suam de Pablo VI así como el texto de 07/12/1967 del mismo pontífice valorando los objetivos del Concilio Vaticano II
PROBLEMAS SOCIOECONÓMICOS Y POLÍTICOS DE LA SOCIEDAD ACTUAL Y CRISIS INTELECTUAL Y MORAL DE LA MISMA • D. José M.ª Fidalgo Velilla Director de Foro Negocia del Centro de Negociación y Mediación del IE Business School. • Exsecretario General de CC.OO. Sindicalista D. José T. Raga Gil Catedrático de la Universidad Complutense de Madrid. Vice Gran Canciller de la Universidad Católica• de Valencia “San Vicente Mártir” (UCV). Economista D. Benigno Varela Autrán Presidente de la Mutualidad General Judicial. Magistrado jubilado del T.S. y exvocal-portavoz del Consejo General del Poder Judicial. Jurista
En este audio D.Antonio Cartagena Ruiz director del Secretariado de la Comisión de Apostolado Seglar de la Conferenica Episcopal Española, presenta las Jornadas y a los tres ponentes D.José María Fidalgo Velilla (Director de Foro Negocia del Centro de Negociación y Mediación del IE Bussiness School y ex-secretario General de CC.OO.Sindicalista). D.José T.Raga Gil (Catedrático de la Universidad Complutense de Madrid y Vice Gran Canciller de la Universidad Católica de Valencia "San Vicente Mártir" -UCV- y Economista. D.Benigno Varela Autrán.Presidente de la Mutualidad General Judicial.Magistrado jubilado del Tribunal Supremo y exvocal portavoz del Consejo General del Poder Judicial y Jurista.
Inaguracón de las XXXIII Jornadas de Delegados de Apostolado Segla. Tras una oración en el minuto 8:28 Mons.Carlos Osoro Sierra Arzobispo de Valencia y Presidente de la Comisión Episcopal de Apostolado Seglar (CEAS), ánima a las delegaciones de Apostolado Seglar a seguir trabajando para lograr un laicado cristiano maduro y responsable , testigo de la presencia del Resucitado en los diversos escenarios del mundo actual.
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