Vestido con chaqueta, fumando pipa y erguido en sus patas traseras, Napoleón invita a los hombres de las granjas vecinas a una fiesta en la que se celebrarán las semejanzas entre cerdos y humanos.
El tiempo transcurre, las generaciones van y vienen y pocos animales que recuerden los mandamientos sobreviven, su mala memoria los traiciona ante los nuevos mandamientos: “cuatro patas sí, dos pies mejor”.
Sin recuperarse de sus heridas de guerra, el leal Boxer trabaja más duro hasta que sus fuerzas se agotan Napoleón envía una carroza para enviarlo al hospital, pero con un error deliberado, en ella se lee: “Alfredo Simón matarife de caballos”.
Los inviernos, los trabajos forzados y las hambrunas son cada vez más duras para los animales. Para los cerdos en cambio, el descubrimiento del vino se convierte en una dulce costumbre.
Descubierta la trampa de los billetes falsos, la granja enfrenta la invasión del enemigo Frederick, con consecuencias fatales para el molino y para el leal y viejo caballo Boxer.
Frederick, propietario de una granja vecina, se ofrece como comprador de la madera producida en la granja: Napoleón exhibe los billetes de la transacción como el trofeo de su astucia.
Napoleón, “padre de todos los animales”, introduce reformas laudatorias en su honor. Minimus, un cerdo poeta, comienza la redacción de un nuevo himno y poemas aduladores.
Se establece que todo lo que va mal en la granja es culpa de Snowball, saboteador confabulado con algunos “traidores” que deben ser ejecutados.
Más preocupado por la opinión de los granjeros vecinos, con quienes ha reanudado relaciones comerciales, que por la hambruna de la granja, Napoleón continúa con los abusos contra los animales.
Instalado en la comodidad de la casa de Jones, Napoleón recibe la noticia del derrumbe del molino: las sospechas recaen sobre el maléfico Snowball.
Expulsado Snowball y declarado individuo nocivo y peligroso, Napoleón toma sus primeras decisiones como jefe absoluto: construir el molino de viento y aumentar las cargas de trabajo a los animales.
La elocuencia de Snowball parece ganar a los animales de la granja, pero la ferocidad de su séquito de perros inclinan la balanza a favor de Napoleón y su mano derecha Squealer.
Las diferencias entre Snowball y Napoleón aumentan: la granja está dividida entre la opinión de uno y otro sobre la construcción de un molino de viento.
Aventajado con la lectura de César, Snowball dirige exitosamente la defensa contra Jones: se asignan medallas a los cerdos principales y se establece la conmemoración de la batalla en el calendario de la granja.
Snowball resume los siete mandamientos en una consigna que adoptan las ovejas de inmediato: “cuatro patas sí, dos pies no”, mientras Jones planea la reconquista de la granja.
Con el liderazgo de Snowball y Napoleón, la cosecha de heno resulta todo un éxito: las cosas en la granja marchan de maravilla, la profecía del Mayor se ha cumplido.
Derrotado Jones, los animales inspeccionan su casa pero sin habitarla según las prohibiciones del cerdo Mayor, mientras el creativo Snowball y el robusto Napoleón, aprenden a leer y a escribir.
Muerto el cerdo Mayor, los tres cerdos principales de la granja, Snowball, Squealer y Napoleón, encabezan la esperada insurrección contra el Sr. Jones.
Ratificada la enemistad con el hombre, el cerdo Mayor establece el himno de la granja “Bestias de Inglaterra” y los siete mandamientos que sustentan su lucha: “todo lo que camine en dos patas es enemigo, todos los animales son iguales…etc.”.
El viejo cerdo Mayor reúne a todos los animales de la granja del Sr. Jones para comunicarles un sueño en el que, librados de la tiranía del hombre, los animales vivirán en condiciones más justas y felices.
Divani Fuentes
Increíble este libro muy bonito