La Virgen María nos enseña el verdadero sentido de la Navidad.
Salgamos al encuentro del Niño Dios en el hermano que nos necesita. Navidad es solidaridad y fraternidad.
Si en mi corazón no nace el Niño Jesús ¿Qué sentido tiene la Navidad?
Volvamos nuestros ojos a María al prepararnos para esta Navidad. Vayamos al encuentro de nuestros hermanos, vivamos una Navidad distinta.
Preparemos los corazones para festejar la Navidad, que nos reconciliemos con nuestros seres queridos. Los signos pueden pasar pero, el Cristo Viviente, tiene que quedar en nuestros corazones.
Contemplemos a Dios en las pequeñas cosas que nos rodean. Lo que importa es saber descubrir a Dios en la cotidianeidad, en diferentes gestos humanos, en la solidaridad.
Nos acercamos a la celebración de la Navidad, nos acercamos a vivir la esperanza.
Dios espera que el hombre que se realice plenamente. La vida que gozamos es una gran oportunidad, no la desperdiciemos.
"Tú estas a mi lado", saber que el Señor está con nosotros es una gracia extraordinaria, que nos anima a trabajar sin descanso por construir una un mundo mejor.
Tuve hambre y ¿pediste que esperara? Tuve hambre y ¿nombraste una comisión? Tuve hambre y me respondiste: "Así es la vida"
Todos queremos para nuestros hijos un buen corazón. Ofrezcamos nuestras vidas a los demás, nuestras esperanzas de un mundo mejor.
Ser abuelo es el broche de la vida. No los dejemos de lado, no los marginemos.
Si Dios ocupa el centro de nuestra vida, esta recobra sentido y podemos encontrar la verdadera felicidad. Dios es pura gratuidad.
Señor, haz de mí un instrumento de tu solidaridad. La solidaridad nos ayuda a construir un mundo mejor.
Señor que seamos transmisores de la verdad, independientes, imparciales y solidarios.
Piensa en ti y en tus seres queridos, pero no te dejes aprisionar en ese círculo.
Señor, dame el deseo de poner el hombro para ayudar a los demás a llevar las cargas de la vida, coloca en mis labios las palabras justas para acompañar.