No se trata únicamente de sociedades esclavistas, que atraviesan íntegramente la historia hasta llegar al siglo XX, sino de cómo la división del trabajo se extrema tanto que hay un pequeño grupo que tiene la posibilidad del goce y del ocio, y otro inmenso grupo, que está signado por el esfuerzo.
Plotino, filósofo egipcio del siglo III d.C., fundador del neoplatonismo, estudió primero en Alejandría, y luego se estableció en Roma. Él no era cristiano, pero influyó poderosamente en el cristianismo, especialmente en San Agustín. Llama la atención que tenía un desapego completo respecto de su cuerpo.
Nietzsche divide la hitoriografía según tres estilos: el monumentalista, que tiene que ver justamente con monumentalizar actos como heroicos, para que sean actos fundacionales de una patria, el estilo anticuario, que meramente conserva y resguarda, y el estilo crítico, que pone todo lo pasado en tela de juicio.
Hablamos aquí no de los estallidos de las 2 gurras mundiales, sino del sentido y del sin-sentido. Por una parte, debido al avance de la ciencia y la tecnología en el siglo XX ha habido la sensación de alcanzar un alto grado de bienestar, pero por otro lado se ha ido abriendo paso la posibilidad del sinsentido.
Saladino, sultán de Egipto y Siria, del siglo XII, se había tomado Jerusalén, lo que motivo la III Cruzada, a la que partieron 3 ejérictos europeos, con 350000 hombres, a reconquistar la Tierra Santa. Pero el ejército alemán, en la actual Turquía, perdió a su rey, el Kaiser Barbarroja, que se ahogó en el río Saleph.
Hay respuestas que, por ser tan desproporcionadamente grandes, reprimen toda pregunta. Ello se advierte en las concepciones antropológicas que dominan la historia, marcando épocas. Por ejemplo, la del animal racional o del ser humano como hecho a imagen y semejanza de Dios.
Hay preguntas sencillas y complejas. En está en dependencia de cómo nos instalamos en el tiempo, ya que cuando se trata de lo sencillo la respuesta es inmendiata, pero hay preguntas complejas, como las del historiador en relación a una época, o las preguntas filosóficas, cuyas respuestas no llegan en toda una vida.
En la II de sus Contemplaciones intempestivas, decicada a la historiografía, considerando en que médida le sirven a la vida, Nietzsche comienza con la contemplación de una vaca que pasta en el campo, sumergida en un eterno presente. sin llevar sobre sus hombros todo el pasado de una historia transcurrida.
Convencer y persuadir están en correspondencia con nuestra doble naturaleza humana, la que se puede expresar, como que somos tanto racionales como emocionales. Con el niño suelen no bastar las razones que le damos para convencerlo de algo, pero también a los adultos de pronto hay que persuadirlos...
La pregunta suele ser acerca de las cosas más baladí que pueda haber, pero en definitiva la pregunta nos puede llevar tan lejos que llega a ser acerca de por qué somos, por por qué hay algo y no más bien nada, y entonces por mucho que la respuesta suela empoderarse, al final no logra acallar nuestro preguntar.
Entre pregunta y respuesta, en términos existenciales, hay una cuestión de poder. La respuesta se presenta por lo general como más poderosa que la pregunta, dado que permite hacer algo, tomar una decsión, planificar, organizar algo, pero tengamos en claro de que hay mucha respuesta que es engañosa o falaz.
Perelman goza de la lucidez de hacernos ver de que hay un modo de ser argumentativo del ser humano, y ejemplo notable de ello es el argumento del sacrificio, que nos muestra que él está detrás de los más grandes logros de la humanidad, pero tengamos en cuenta también de que el sacrificio puede ser programado.
No se trata únicamente de que preguntemos esto o lo otro, y que a nuestras preguntas le sigan respuestas. Pregunta y respuesta tienen una raigambre existencial. Sucede que uno se acerca a otra persona, intentando encontrar una respuesta en ella, así, por ejemplo, en los meandros del amor.
Parménides fue el primero en pensar la eternidad del ser como un "siempre ahora", un eterno presente. Más de 2400 años después, aproximadamente, Kiekegaard pensó en el el correlato existencial que tiene esto: anhelamos en distintas vivencias que el instante se eternice, por ejemplo, cuando nos enamoramos.
Cuando consideramos el rito, la ceremonia, la fiesta en las culturas ancestrales, la vía de inserción en el ser, en todo lo que hay, se da de modo inconsciente, y lo mismo en torno a cómo vivenciamos la sexualidad. Pero, la meditación, más bien, supone una vía de una más elevada conciencia de inserción en el ser.
En la cotidianidad los fenómenos existenciales fundamentales, que Eugen Fink estipula - Eros, trabajo, dominio, juego y muerte - ya han sido subsumidos, y con ello, atrapados, en ciertas interpretaciones, que tienen que ver con lo que se acostumbra. La fenomenología tendría como misión rescatar esos fenómenos.
Históricamente, venimos de culturas sacrificiales, en las que el rito para comunicarse con la divinidad era especialmente el sacrificio. Esto hace entendible que se constituya en la retórica, según la concibe Perelman, un correspondiente argumento del sacrificio, por ejemplo, cuando consideramos si algo vale la pena.
Lo difícil, por ejemplo, desde la perspectiva del historiador Arnold Toynbee, es lo que hace que cada individuo y cada pueblo se desarrolle y pase de ser una cultura a una civilización, la cual, está claro, habría que verla como otro grado de cultura. Cuando se trata, por el contrario, de lo fácil no evolucionamos.
Siendo Eugen Fink fenomenólogo, detecta, con gran perspicacia, que no se trata de que haya simplemente fenómenos en general, sino de que hay previamente unos fenómenos existenciales, fundamentales, que determinan a cada cual, a saber, que somos amantes, trabajadores, dominadores, jugadores y mortales.
Como ya lo viera Sócrates, y en ello, al parecer, le siguió Platón, el único criterio para distinguir entre "buena" y "mala" retórica es de carácter ético: la primera, se supone que acompaña al bien y la verdad segunda al mal y el engaño, lo que, entre otros, se puede presentar como egoísmo, codicia, y demás vicios.