La bella Luisa llora mientras cuida de sus tres hijos con Nuño, un marido que, poco a poco, la ha descuidado hasta el abandono: el llanto de Luisa continuará hasta que descubra la causa de la frialdad de Nuño.
A pesar de los exhortos de su amigo el herrero y ante el escándalo del pueblo, un clérigo busca una compañera para su vejez pero recibe un castigo brutal al faltar a sus votos, obra del mismísimo demonio.
Todas las noches, a las once, en la calle Nueva ocurre un asesinato. Mientras la culpa recae sobre Don Juan Manuel, el hombre más rico del lugar, un religioso exige al verdadero asesino una penitencia tan dura como la ofensa.