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Visión de Oriente Próximo
Visión de Oriente Próximo
Author: Bryan Acuña
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© Visión de Oriente Próximo
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Visión de Oriente Próximo busca realizar un acercamiento desde distintas vertientes a la situación actual de la región, no solo desde una perspectiva de análisis de conflictos sino en la búsqueda de entender la cultura, las tradiciones y demás factores que forman parte de las distintas sociedades de esta compleja pero rica región del planeta
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Ayman Muhammad Abd al-Rahim Abu Khalil, nacido en 1972 en el barrio palestino de Beit Hanina (Jerusalén Este), es un líder senior de Hamás con un historial de operaciones terroristas contra Israel. Criado en el contexto de la Primera Intifada, se unió tempranamente al grupo islamista, destacando en 1994 por su rol en una célula liderada por Mohammed Deif que secuestró y asesinó a dos soldados israelíes (Shahar Simani y Arye Frankenthal), durante las negociaciones de Oslo. Capturado poco después, fue condenado a múltiples cadenas perpetuas por secuestro, asesinato y pertenencia a una organización terrorista. Pasó 17 años en prisiones israelíes, donde continuó coordinando actividades de Hamás. Liberado en 2011 en el intercambio por el soldado Gilad Shalit (a cambio de 1.027 prisioneros palestinos), fue exiliado a Turquía, donde se estableció en Estambul bajo la protección del gobierno de Erdogan. Allí, se casó y construyó una red con líderes exiliados en Catar y Líbano. En 2025, Abu Khalil ha resurgido como el principal “arquitecto del terror” de Hamás en Cisjordania (Judea y Samaria). Desde Turquía, dirige células locales en Ramala, Hebrón y zonas rurales, transfiriendo fondos (muchos de origen catarí) a las Brigadas Izz ad-Din al-Qassam para ataques de bajo perfil como emboscadas y tiroteos. Coordina contrabando de armas y tácticas para compensar las pérdidas de Hamás en Gaza tras la guerra de 2023-2024. Conectado al liderazgo externo de Hamás en Catar (donde residen figuras como Khalil al-Hayya y Khaled Mashal), forma parte de una “puerta giratoria” del terrorismo: más del 80% de los liberados en el acuerdo Shalit han reincidido. Israel lo considera una amenaza prioritaria, con su nombre en listas de objetivos. Su historia ilustra la persistencia de Hamás en el exilio, intensificando la violencia en Cisjordania ante presiones geopolíticas, como los ataques israelíes en Doha en septiembre de 2025.Fuente: Radio Sefarad.
La situación de seguridad y libertad religiosa en Nigeria se ha deteriorado de forma alarmante en los últimos años. El noreste del país sigue inmerso en una de las insurgencias más letales de África, protagonizada por Boko Haram y su facción disidente ISWAP, vinculada al Estado Islámico. Tras la muerte del líder histórico de Boko Haram, Abubakar Shekau, en 2021, ISWAP se fortaleció militarmente y territorialmente, empleando drones, propaganda avanzada y un sistema de control social basado en impuestos y administración paralela. Boko Haram, por su parte, continúa aplicando tácticas extremadamente violentas contra civiles, incluidos secuestros masivos, ataques indiscriminados y atentados suicidas, con un resurgimiento notable en 2025. La violencia, lejos de disminuir, ha aumentado de forma clara en 2024-2025. Según datos de organizaciones internacionales, 2025 ya supera el número de ataques y víctimas de los años anteriores, con masacres, ofensivas coordinadas contra bases militares y un incremento de secuestros y desplazamientos. El conflicto ha provocado más de 40.000 muertos desde 2009 y entre 2 y 3 millones de desplazados internos, además de extenderse a Camerún, Chad y Níger, complicando la respuesta militar y humanitaria. La persecución religiosa es una dimensión central del conflicto. El informe Open Doors World Watch List 2025 sitúa a Nigeria como el país más mortífero del mundo para los cristianos, con una puntuación de persecución “extrema”. Entre octubre de 2023 y septiembre de 2024, más de 4.500 cristianos fueron asesinados, y las cifras de 2025 superarían ya los 5.000, concentrados en el norte y el Middle Belt a manos de Boko Haram, ISWAP y milicias fulani radicalizadas. Se registran también más de 3.100 secuestros, más de 500 iglesias destruidas o cerradas, y cerca de 3,5 millones de cristianos desplazados dentro del país. Aunque el gobierno federal no persigue directamente a los cristianos, la inacción, la impunidad y la debilidad estatal agravan la crisis. Mientras continúen la pobreza extrema, la falta de empleo juvenil, el crecimiento demográfico acelerado y el deterioro de la gobernanza, el conflicto difícilmente disminuirá solo mediante respuestas militares.
La alianza estratégica entre Turquía y Catar como un eje alternativo en el Medio Oriente, desafía el equilibrio de poder en el Levante (Siria, Líbano, Israel y Palestina), y erosiona la influencia de Israel y los Acuerdos de Abraham. Esta dupla combina el poder militar y “blando” de Turquía —bajo el liderazgo neo-otomano de Erdoğan, con diplomacia cultural, medios como TRT World y ayuda humanitaria— con el respaldo financiero y mediático de Catar (Al Jazeera y gas). Juntos, apoyan a movimientos afines a la Hermandad Musulmana, como Hamás, promoviendo un modelo de “modernidad islámica” crítico con Israel y Occidente.Puntos clave del impacto:Reconstrucción de Gaza: Turquía usa la ayuda humanitaria como herramienta geopolítica para ganar influencia en Gaza, legitimando su rol como “protector musulmán” y manteniendo la relevancia de Hamás, lo que genera una “amenaza silenciosa” para Israel al infiltrar estructuras islamistas y erosionar su cerco diplomático.Desafío regional: La alianza contrarresta el bloque saudí-egipcio, aviva el antiisraelismo y debilita la normalización árabe-israelí mediante narrativas ideológicas y poder blando.Comparación con Irán: A diferencia de la amenaza militar directa de Teherán (vía proxies como Hezbolá), la turco-catarí es más insidiosa y gradual, moldeando opiniones públicas árabes a través de financiamiento, educación religiosa y diplomacia. Ambas convergen tácticamente en oponerse a la hegemonía israelí, fragmentando lealtades en el Levante.Futuro en Gaza: En la reconstrucción post-conflicto, Turquía y Catar impulsan un modelo “inclusivo” que preserva a Hamás, contrastando con la visión desmilitarizada de Egipto, Arabia Saudita, EAU y EE.UU. Si Ankara se consolida, ganará presencia institucional (ONG, infraestructura) como plataforma de veto sobre Israel, convirtiendo el proceso en una batalla ideológica que legitima el islam político sobre la cooperación regional.En esencia, esta alianza reposiciona a Turquía y Catar como polo independiente, alterando la estabilidad del Levante mediante erosión diplomática y cultural, con Gaza como epicentro de la competencia geopolítica.
Turquía, en alianza con Catar, está reconfigurando el tablero geopolítico del Levante, mediante una estrategia multidimensional que combina hard power, soft power y diplomacia humanitaria. Su participación en la reconstrucción de Gaza y su apoyo a Hamás representan un desafío estratégico para Israel y el orden regional, liderado por Arabia Saudita y Egipto, con potencial para alterar los equilibrios de poder en el Medio Oriente.Radio Sefarad.
El 8 de octubre de 2025, en un hito histórico impulsado por el presidente de Estados Unidos Donald Trump y mediado por Egipto, Catar, Turquía y Washington, Hamás e Israel firmaron la primera fase de un ambicioso plan de paz de 20 puntos para poner fin a la guerra en Gaza, que estalló el 7 de octubre de 2023 con un ataque de Hamás que dejó 1.200 israelíes muertos y 250 rehenes. Esta fase inicial, aprobada por el gabinete israelí el 9 de octubre, marca el primer alto al fuego significativo en dos años de conflicto, que ha causado presuntamente más de 67.000 muertes palestinas y una devastación humanitaria sin precedentes. Sin embargo, el acuerdo es condicional y progresivo, con Hamás aceptando concesiones clave por su posición debilitada, pero rechazando elementos que percibe como una rendición total. A continuación, un resumen exhaustivo de los aspectos clave, fases y desafíos.La Primera Fase: Concesiones Inmediatas y Alto al Fuego Temporal Hamás ha aceptado plenamente los pilares de esta etapa inicial, que entrará en vigor en las próximas 72 horas tras la liberación de rehenes. El núcleo es un intercambio masivo: Hamás liberará a todos los rehenes israelíes vivos (unos 20) y los cuerpos de los fallecidos (25-28), a cambio de que Israel libere a cientos de prisioneros palestinos, incluyendo 250 con sentencias de por vida y 1.700 detenidos de Gaza, priorizando mujeres y niños. Hamás ya presentó listas detalladas de estos prisioneros, mostrando flexibilidad. Además, se establece un cese de hostilidades por 24 horas iniciales, extensible, con una retirada parcial israelí que deja al IDF controlando el 53% de Gaza, incluyendo el Corredor de Filadelfia en la frontera con Egipto para prevenir contrabando de armas.Otro avance clave es la reapertura del cruce de Rafah para ayuda humanitaria: cientos de camiones diarios (iniciando con 400 cargas, escalando a 600) entrarán con alimentos, agua y medicinas, coordinados por la ONU y la Autoridad Palestina (AP). Hamás también consintió una amnistía condicional para sus miembros que entreguen armas voluntariamente una vez liberados los rehenes, y una transición temporal de gobernanza a un comité de tecnócratas palestinos apolíticos. Estos puntos reflejan la presión de mediadores como Qatar, que han enfatizado la urgencia humanitaria, y representan un alivio inmediato para Gaza, donde la hambruna amenaza a millones.Aspectos Rechazados por Hamás: Límites a la Rendición No todo es consenso. Hamás rechazó explícitamente el desarme total, viéndolo como una capitulación inaceptable, y solo acepta un desarme parcial condicionado a garantías de un estado palestino. Demandó una retirada israelí completa e inmediata, pero cedió a la parcial por ahora. Sobre la gobernanza postbélica, el plan excluye a Hamás de cualquier rol futuro, proponiendo un “Consejo de Paz” supervisado por Trump y la AP reformada; Hamás insiste en su integración en un “movimiento palestino unificado”. Además, no se incluyeron prisioneros clave como Marwan Barghouti o Ahmed Sa’adat, y persisten dudas sobre reconstrucción económica y prohibiciones a desplazamientos forzados. Estos rechazos, aunque pospuestos, podrían sabotear fases futuras si no se negocian.Fases Posteriores: Desmilitarización, Reconstrucción y Horizonte Político El plan es secuencial, con avances verificados por monitores internacionales (EE.UU., Catar, Egipto y Turquía). La Fase Dos, iniciando post-liberación de rehenes, enfoca la desmilitarización: destrucción de túneles (350-400 millas), fábricas de armas y recompra financiada de armamento para exmiembros de Hamás que acepten amnistía. Se desplegará una Fuerza Internacional de Estabilización (ISF) con tropas de EE.UU., árabes y europeos para entrenar policía palestina y asegurar fronteras, permitiendo una retirada progresiva israelí ligada a hitos.Las fases intermedias abordan gobernanza transicional: el comité de tecnócratas manejará servicios bajo el Consejo de Paz (con figuras como Tony Blair), excluyendo a Hamás, mientras se inyectan más de 50.000 millones de dólares en reconstrucción del Golfo, convirtiendo Gaza en una zona económica especial con empleos y diálogo interreligioso. Finalmente, el horizonte a largo plazo facilita un diálogo para un marco de coexistencia, con reconocimiento condicional de un estado palestino post-reformas de la AP, sin desplazamientos forzados ni retorno involuntario.Contexto y Desafíos: Un Equilibrio Precario Este acuerdo consolida ganancias israelíes, como el debilitamiento de Hezbolá y el colapso de Assad en Siria, pero Netanyahu ha reiterado que no permitirá un estado palestino pleno. Hamás confía en garantías estadounidenses para el cumplimiento israelí, recordando un alto al fuego fallido en marzo de 2025. La ONU aplaude la ayuda escalada, pero advierte de riesgos si no hay fin permanente. Analistas ven potencial para paz regional con inversión árabe, pero la vaguedad en plazos y métodos (ej. destrucción de túneles) genera escepticismo. Si falla, podría reavivar la guerra; si triunfa, Gaza podría renacer como hub económico. La firma formal en Egipto, con liberaciones el lunes o martes, inicia esta era incierta, pero esperanzadora, equilibrando seguridad israelí y aspiraciones palestinas en un tapiz de concesiones mutuas.Radio Jai.
En 1974, Yasser Arafat irrumpió en la ONU con un mensaje de resistencia y lucha, proyectando a la OLP como voz única del pueblo palestino. Su símbolo fue claro: “la rama de olivo y el fusil”, paz sí, pero sin renunciar al derecho a resistir. Casi medio siglo después, Mahmoud Abbas habla en el mismo foro con un tono distinto: diplomacia, derecho internacional y llamados a la cooperación. Reconoce a Israel, critica tanto la ocupación como a Hamás, y apuesta por elecciones, reformas y reconstrucción.Similitudes y diferencias:Ambos denuncian la ocupación y reclaman autodeterminación.Arafat era revolucionario y beligerante; Abbas se muestra conciliador e institucional.El reto de Abbas:Crisis de legitimidad: sin elecciones desde hace más de una década y con una Autoridad Nacional Palestina fragmentada frente a Hamás y otros grupos.Falta de sucesión clara, avanzada edad y escasa cohesión interna.Su única herramienta real: la diplomacia internacional.El contexto externo:Netanyahu gobierna con apoyo de la ultraderecha israelí, impulsando asentamientos y debilitando cualquier negociación.El desequilibrio es evidente: Israel con fuerza política y militar, Palestina con un discurso diplomático pero frágil.Conclusión: El discurso palestino ha evolucionado de la resistencia armada a la vía diplomática. Sin embargo, mientras la Autoridad Nacional Palestina no se renueve y la radicalización israelí avance, existe el riesgo de que los llamados a un “nuevo Medio Oriente” se queden en retórica.Fuente: Radio Sefarad.
El 9 de septiembre de 2025, Israel realizó un ataque aéreo en Doha, Catar, contra líderes políticos de alto rango de Hamás. Aunque los objetivos principales sobrevivieron, cinco miembros de menor rango murieron. Este evento ha desatado una fuerte condena internacional y plantea un complejo debate geopolítico. Puntos Clave:Reacciones y Críticas Internacionales:El Consejo de Seguridad de la ONU y varios países condenaron el ataque como una violación flagrante de la soberanía de Catar y del derecho internacional.Incluso EE.UU., aliado de Israel, expresó su desaprobación.Justificación de Israel:Israel, liderado por Benjamin Netanyahu, defendió la operación como un acto de “legítima defensa” y un golpe necesario contra el terrorismo, comparándolo con la operación estadounidense que mató a Osama bin Laden.Argumenta que no puede haber “refugios seguros” para los líderes de Hamás, a los que responsabiliza de la masacre del 7 de octubre de 2023.La “Hipocresía” de Catar:El texto subraya la doble moral de Catar: actúa como mediador neutral en las negociaciones de paz entre Israel y Hamás, mientras alberga y protege a la cúpula política de Hamás en su territorio desde 2012.Se critica a su canal estatal, Al Jazeera, por actuar como plataforma propagandística para Hamás, presentándolos como “luchadores de la resistencia” en lugar de terroristas.Impacto en las Negociaciones de Paz:El ataque ocurrió en medio de frágiles negociaciones de alto el fuego mediadas por Catar, Egipto y EE.UU., lo que podría sabotear por completo el proceso diplomático y la futura disposición de países a mediar.Consecuencias Geopolíticas:La acción podría escalar el conflicto regional, generando una mayor solidaridad árabe con Catar y posibles represalias.Expone las contradicciones en la política global: mientras Israel es condenado por violar la soberanía, la protección de figuras terroristas por parte de Catar a menudo pasa desapercibida debido a su riqueza e influencia.El ataque como una violación censurable del derecho internacional que pone en riesgo la estabilidad regional. Sin embargo, también sirve para exponer la hipocresía de Catar, que profesa ser un pacificador mientras da cobijo a una organización considerada terrorista por gran parte del mundo. El evento deja el camino hacia la paz más estrecho y complicado.
Este informe analiza la situación de los periodistas en Gaza durante el conflicto, destacando la clasificación de roles y la densidad per cápita de profesionales en la región. De los 273 nombres documentados, solo el 16% eran periodistas de planta de medios reconocidos, mientras que el 77% trabajaba como freelance (principalmente fotógrafos y camarógrafos) y un 7% como activistas o comunicadores comunitarios. Gaza registra una densidad excepcionalmente alta de periodistas: 62 por cada 100.000 habitantes, una cifra entre 15 y 20 veces mayor que la de otras zonas de conflicto (Yemen, Sudán, Somalia) y entre 3 y 5 veces superior a la de países en paz como Estados Unidos o Francia. El informe advierte sobre la manipulación de estas cifras, ya que la definición amplia de “periodista” en Gaza incluye a freelancers sin acreditación formal y a activistas con vínculos políticos, lo que distorsiona la percepción pública y puede ser utilizado como herramienta propagandística. Se concluye que, si bien las cifras son reales, su uso requiere contextualización para evitar una narrativa mediática sesgada.
En el derecho internacional, como en cualquier sistema legal, rige un principio clave: la presunción de inocencia y la carga de la prueba recaen en quien acusa, lo que se conoce como actori incumbit probatio. Esto significa que un Estado, como Israel, no debería ser considerado culpable hasta que se demuestre lo contrario en un proceso justo. Sin embargo, en la práctica, especialmente en casos de alta carga política como los queinvolucran a Israel, este principio se ve opacado por dinámicas mediáticas, diplomáticas y procesales que generan una condena anticipada.En teoría, tribunales como la Corte Internacional de Justicia (CIJ) o la Corte Penal Internacional (CPI) exigen pruebas sólidas para condenar. Pero en la realidad, la opinión pública, los medios y ciertos actores políticos no esperan un fallo judicial. Desde el momento en que surge una acusación, titulares, redes sociales y discursos diplomáticos empiezan a construir una narrativa de culpabilidad que impacta la reputación de un país, aunque no tenga peso legal.
Contexto: El ataque coordinado por Hamas resultó en más de 1.200 muertos y 251 rehenes, con testimonios y evidencias que revelan violencia sexual sistemática (violaciones, torturas, mutilaciones) en lugares como el festival Nova y varios kibutz.Hallazgos clave:Proyecto Dinah (2025): Documentó crímenes sexuales “generalizados y sistemáticos”, con patrones de planificación e ideología.ONU y NYT: Confirmaron violaciones y torturas, aunque con limitaciones forenses por la muerte de víctimas y restricciones religiosas en autopsias.Evidencias: Videos de atacantes, testimonios de sobrevivientes y personal de rescate respaldan las acusaciones.Desafíos:Falta de pruebas forenses directas.Trauma en sobrevivientes y politización de narrativas.Respuesta internacional tardía (ej. omisión de Hamas en listas de la ONU).Marco jurídico: La violencia sexual en conflictos está tipificada como crimen de guerra (Estatuto de Roma, resoluciones ONU 1820/1960). Se urge responsabilidad colectiva para evitar impunidad.Conclusión: Los crímenes exigen justicia y un marco legal más inclusivo que considere pruebas no convencionales.Fuente: Radio Sefarad.
En Gaza, dos modelos de poder chocan: las shuras islamistas de Hamas y la Yihad Islámica Palestina, y el sistema tradicional de clanes. Las shuras, basadas en la consulta pero jerárquicas, unifican a líderes políticos, militares y religiosos bajo una misma ideología, lo que les ha permitido consolidar su dominio, coordinar acciones contra Israel y asegurar financiamiento de potencias como Irán y Catar. Sin embargo, su rigidez las lleva a excluir a rivales como Fatah o clanes disidentes, perpetuando el conflicto y dependiendo de actores externos. Por otro lado, los clanes, con sus redes locales, resuelven disputas rápidamente, mantienen el comercio informal bajo el bloqueo,, y actúan con pragmatismo, incluso colaborando con Israel cuando les conviene. Pero su falta de unidad los hace vulnerables a la cooptación y los deja sin un proyecto político común.Los intentos de integrar ambos sistemas han fracasado: Hamas no está dispuesto a ceder poder, y los clanes desconfían de su autoritarismo. Mientras tanto, los actores regionales prefieren negociar con Hamas por su estructura centralizada. Así, Gaza sigue atrapada: las shuras imponen orden, pero ahondan el aislamiento, mientras los clanes garantizan la supervivencia día a día, pero sin futuro colectivo. Sin un cambio drástico — ya sea por presión externa o una revuelta interna —esta división seguirá condenando a los palestinos de Gaza al mismo callejón sin salida.Radio Sefarad
El escenario hipotético plantea el colapso del régimen iraní en 2026 debido a crisis económicas, protestas masivas y fracturas internas, lo que abriría la puerta a la restauración monárquica bajo Reza Pahlaví, hijo del último sha. Este propone una monarquía constitucional secular, inspirada en modelos europeos, con elecciones libres y un sistema parlamentario.Principales retos:Legitimidad: La monarquía genera divisiones; algunos la asocian con progreso y otros con autoritarismo. Reza Pahlaví, en el exilio, carece de base sólida en Irán.Resistencia: Sectores leales al antiguo régimen, como la Guardia Revolucionaria, podrían impulsar una insurgencia.Fragmentación étnica: Minorías como kurdos o baluchis podrían exigir autonomía, amenazando la unidad nacional.Interferencias externas: Potencias como EE.UU., Rusia o Arabia Saudí podrían influir, exacerbando tensiones.Crisis económica: La reconstrucción requeriría inversión extranjera y estabilidad, difíciles de lograr en un contexto incierto.Oportunidades:La monarquía podría simbolizar unidad y estabilidad, atrayendo a moderados y a la diáspora iraní, clave para financiar y reconstruir el país.Un modelo constitucional moderno, con apoyo internacional, facilitaría la reinserción global de Irán.El descontento con la teocracia abre espacio a alternativas seculares, especialmente entre los jóvenes.Implicaciones globales:Un Irán pro-occidental alteraría el equilibrio regional, debilitando el eje chií y beneficiando a Israel y Arabia Saudí. Sin embargo, Rusia y China podrían resistirse. Además, la estabilización del mercado energético dependería de evitar conflictos internos.Conclusión: Aunque la restauración monárquica es viable, su éxito depende de superar divisiones internas, evitar intervenciones extranjeras y construir consenso. Un fracaso podría sumir a Irán en mayor inestabilidad. La clave radica en reconciliar soberanía nacional con las demandas de prosperidad y democracia de la población.Fuente: Radio Sefarad.
En mayo de 2025, el vocero de OCHA calificó a Gaza como “el lugar más hambriento del planeta”, opacando otras crisis graves. En Sudán, el campamento de Zamzam enfrenta hambruna Fase 5, con 25 millones en inseguridad alimentaria, 2 millones en hambruna extrema y 8,7 millones de desplazados. Yemen sufre con 18,2 millones en inseguridad alimentaria aguda, 600 mil niños desnutridos y 375 mil muertos por el conflicto. En Haití, 5,4 millones enfrentan inseguridad alimentaria, agravada por la violencia y falta de ayuda sostenible.Aunque Gaza tiene un 96% de su población en riesgo por restricciones humanitarias, Sudán muestra peores índices de desnutrición y mortalidad. La narrativa sobre Gaza, amplificada por desinformación mediática y declaraciones sensacionalistas, como la de 14 mil bebés en riesgo, se ve impulsada por su relevancia geopolítica y accesibilidad mediática, a menudo ignorando otras tragedias y el rol de grupos locales (la imagen no corresponde a Gaza).
Irán ha sido testigo de uno de los momentos más complejos en la política exterior desde el final de la guerra iraní. Al mismo tiempo, lidiar con ocho frentes geopolíticos positivos, incluidos conflictos con Israel, milicias aliadas, países vecinos, crisis nacional y sociedad interna. La política externa enfocada en el “Eje de la Resistencia” y sus participaciones regionales a través de proxis como Hezbolá, Hamás, las guerrillas hutíes y otras que juran venganza contra Israel, Estados Unidos y otros actores regionales, generando para el gobierno de Irán un aumento de aislamiento y presión internacional.Internamente, Irán enfrenta riesgos por el gasto excesivo en conflictos externos en detrimento de la economía doméstica, lo que ha provocado protestas. El descontento étnico, agravado por la represión y el deterioro económico, representa una amenaza creciente. La percepción internacional de Irán como actor desestabilizador y su enfrentamiento con potencias regionales como Turquía y en el Golfo Pérsico refuerzan su aislamiento. En total, Irán experimenta al menos ocho frentes diferentes, lo cual no quiere decir que están activos en simultáneo, pero sí podría resultar en mucho trabajo si algunos de estos colapsan a la vez.Fuente: Radio Sefarad.
En esta columna, el analista internacional Bryan Acuña Obando analiza el conflicto entre Israel y Hamas desde una perspectiva geopolítica, sin caer en exageraciones ni lecturas simplistas. ¿Qué busca Israel con su operación en Rafah? ¿Qué papel juega la ayuda humanitaria bloqueada? ¿Y qué condiciones podrían abrir el camino hacia una salida duradera para Gaza?Un análisis claro y argumentado sobre una guerra prolongada que sigue dejando consecuencias profundas en la región.Fuente: Radio Jai.
Durante estos días, Oriente Medio ha sido testigo de una serie de acontecimientos intensos y preocupantes que subrayan su importancia en la geopolítica global. Desde que se reanudaron los bombardeos en Gaza tras la ruptura de la tregua el 18 de marzo, la situación humanitaria ha empeorado de manera alarmante. Los ataques israelíes han dejado a cientos de civiles afectados y han llevado al colapso casi total del sistema de salud, con más de seiscientas instalaciones médicas afectadas y solo unos pocos hospitales aún operativos. Organismos internacionales como la ONU y Médicos Sin Fronteras han calificado la situación de catastrófica. Al mismo tiempo, en Roma, se han reactivado las conversaciones indirectas entre Irán y Estados Unidos sobre el programa nuclear iraní, con la mediación de Omán. Aunque las partes han descrito las reuniones como constructivas, las tensiones sobre el derecho de Irán a enriquecer uranio y el papel de Israel como actor disuasivo regional siguen presentes. En otro frente, el Mar Rojo ha vuelto a ser un punto de conflicto. Estados Unidos llevó a cabo un ataque contra un puerto petrolero en Yemen controlado por los hutíes, buscando frenar su financiación. La respuesta no tardó en llegar: los rebeldes lanzaron ataques contra objetivos israelíes y estadounidenses, aumentando la fricción en la región. Israel también ha intensificado sus operaciones militares en Siria y Líbano, con bombardeos que han impactado tanto a fuerzas de Hezbolá como a infraestructura estratégica, desafiando los acuerdos de alto el fuego previamente establecidos. Frente a este panorama, la diplomacia internacional intenta intervenir. La Unión Europea ha hecho un llamado urgente para restablecer la tregua en Gaza y ha anunciado un paquete de ayuda de 1.600 millones de euros a la Autoridad Nacional Palestina. Sin embargo, este financiamiento está condicionado a reformas institucionales y a la exclusión de Hamás de cualquier futuro gobierno, lo que añade nuevas capas de complejidad a la situación.Fuente: Radio Sefarad.
La columna de esta semana explora cómo, en medio de la incertidumbre, los conflictos en Siria y Gaza se han convertido en campos de batalla para la información, la construcción de narrativas, el periodismo condicionado y la guerra de fuentes, impactando el papel jugado por organizaciones internacionales competentes en la ecuación. Se menciona la guerra psicológica y la diplomacia digital, y cómo se necesita con urgencia una ciudadanía critica para distinguir entre información, propaganda y manipulación en un escenario de guerra en el cual la verdad está en disputa. Al final, como diría el propio Noam Chomsky, todo se trata de un consenso manufacturado para influir sobre la opinión pública retomando la expresión del periodista Walter Lipmann sobre la “fabricación del consentimiento”, donde las personas dependen de estereotipos y construcciones simplificadas para entender el mundo (casi de una forma binaria únicamente).Fuente: Radio Sefarad.
Esta semana Fuera de Foco se adentra en la complicada situación en Gaza, donde han surgido recientes protestas ciudadanas contra Hamás, pidiendo el fin de la guerra y mejores condiciones de vida. Estas manifestaciones, que parecen ser espontáneas, reflejan el descontento de la población civil, que se encuentra en medio de una grave crisis humanitaria. Aunque algunos se preguntan si estas protestas están siendo manipuladas, no hay pruebas claras de que Hamás las esté utilizando para reagruparse militarmente. Sin embargo, a lo largo de la historia, treguas y protestas han sido aprovechadas por grupos armados para reorganizarse, como sucedió con el Viet Cong o Hezbolá.Hamás ha respondido a las protestas acusando a Israel de manipularlas y reprimiendo algunas de ellas, mientras continúa con su narrativa de resistencia. Al mismo tiempo, ha propuesto ceder el control de Gaza a un gobierno tecnocrático en un escenario post-conflicto. La propaganda de guerra juega un papel crucial, ya que Hamás utiliza el sufrimiento palestino para ganar apoyo internacional y unir a la población. Los civiles en Gaza se encuentran atrapados entre la violencia israelí por la recuperación de los secuestrados y la destrucción de Hamas, la represión interna y la crisis humanitaria.Las protestas son un grito desesperado por vivir en paz y un llamado a la comunidad internacional para que mire más allá del conflicto binario de una manera simplista y se comprendan los efectos sociales y de desgaste que se está viviendo en la Franja. El episodio concluye enfatizando la necesidad de escuchar las voces palestinas, analizar los intereses en juego y comprender la tensión entre la disidencia y la lucha armada en Gaza.Fuente: Radio Sefarad.
Haciendo uso de una metáfora poderosa, se describe la situación de Palestina, comparándola con una mujer que ha sido continuamente lastimada por aquellos que deberían protegerla. Silvia Araya, la autora, critica a los líderes palestinos por poner sus intereses personales por encima de las necesidades de su pueblo, perpetuando un sistema de control que solo agrava el dolor y la desigualdad.En Gaza, Hamás ha desviado fondos que deberían haberse utilizado para infraestructura y bienestar social, destinándolos en cambio a operaciones militares. Por otro lado, en Cisjordania, la Autoridad Palestina, bajo el liderazgo de Abbas, ha sido acusada de corrupción y de mantener un modelo político que ya no sirve. Ambos casos muestran cómo Palestina es tratada como un botín, explotada para el beneficio de unos pocos mientras la mayoría sufre. Se desarrolla también el tema del machismo en las estructuras de poder palestinas, donde los líderes operan con un enfoque patriarcal que prioriza la fuerza y el control en lugar de la colaboración y la paz.Esto ha creado un ciclo de conflicto y pobreza que afecta a generaciones enteras. En el contexto político y social, en Gaza, Hamás gobierna de manera conservadora, limitando la participación pública de las mujeres. En Cisjordania, aunque hay un poco más de apertura, las mujeres todavía enfrentan desafíos debido al conflicto con Israel y a las normas patriarcales tradicionales. La participación política de las mujeres es bastante limitada en ambas regiones, y aunque ha habido algunos avances en Cisjordania, la falta de elecciones generales desde 2006 ha restringido su influencia. En cuanto a derechos y libertades, las mujeres en Gaza enfrentan restricciones en su vestimenta, movilidad y acceso a la justicia. En Cisjordania, aunque hay un mejor acceso a organizaciones de derechos humanos, aún persisten leyes discriminatorias. La educación y el empleo también presentan brechas de género, con escasas oportunidades laborales en Gaza y desigualdades salariales en Cisjordania.Fuente: Radio Sefarad.
Esta columna reflexiona sobre el islamismo político que tuvo lugar en las décadas de los 70 y 80 y que se apoya en la figura de pensadores como Hassan Al Banna o Sayyid Qutb, quienes intentaron silenciosamente unir la política y religión. Este movimiento a su vez denuncia que todos los aspectos de la vida humana como la política, educación, y economía, son gobernadas por la voluntad de Alá. Este movimiento también tiene un gran desprecio hacia la secularización y el modo de vida occidental. Qutb, por su parte, empleó un “occidentalismo inverso” para mostrar la baja cultura de occidente y al mismo tiempo, desafiar a los musulmanes a los peligros del materialismo y el individualismo. La filosofía islámica se basa en el concepto de Maqasid Al-Shariah, que permite cierto grado de interpretación de las reglas del islam según las exigencias del momento. Esto ha permitido la racionalización de una serie de acciones políticas y militares bajo el pretexto de salvaguardar la comunidad islámica y sus activos, lo que a su vez ha resultado en tanta lucha interna y relaciones complicadas dentro del mundo musulmán, como acciones de carácter ilícito y hasta contradictorias con respecto al islam y su interpretación tradicional.Fuente: Radio Sefarad.























