DiscoverSentidos comunes
Sentidos comunes
Claim Ownership

Sentidos comunes

Author: Cultura savia

Subscribed: 0Played: 0
Share

Description


Esta es una invitación a conocer a personas que contribuyen a cultivar la cultura de paz y noviolencia en el mundo.

En un contexto de grandes crisis civilizatorias que ponen en riesgo la supervivencia en este planeta, buscamos hacer visible a quienes cuidan la vida y aportan al cambio de paradigma y transformación ecosocial hacia un mundo más justo, respetuoso con la naturaleza y todas las formas de vida, más libre, solidario y en paz. Buscamos historias que nos motivan, coinspiran y nos llenan de esperanza, esas que los medios de comunicación tradicionales no muestran.

Cada día somos más personas que no queremos contribuir a este sistema mundo de violencia, explotación, abuso y muerte que genera tantas inequidades, injusticias y sufrimiento en miles de millones de vidas.

Las conversaciones que puedes escuchar en nuestro podcast son espontáneas y sin guión; son un ejercicio de diálogo fluido y libre basado en la escucha activa, el mutuo respeto y el no juicio. Vamos, son en sí un ejercicio de cultura de paz.

Síguenos en nuestro canal de Telegram: https://t.me/sentidoscomunes
46 Episodes
Reverse
Estamos asistiendo hoy a una profunda crisis de los fundamentos de nuestra civilización occidental, y vemos como el modelo de desarrollo, el económico y social no sólo no han logrado que alcancemos niveles aceptables de bienestar sino que cada vez se agudizan más las brechas de desigualdad, discriminación y pobreza. Ante este panorama desde hace años se promueven otras formas de organización de la economía y de la vida en común como la economía social y la economía solidaria.Conversamos con Eduardo Aguilar, quien es a la vez defensor y crítico de la economía social y solidaria por sus potencialidades transformadoras pero también por sus limitantes a la hora de ponerla en práctica en un contexto altamente capitalista.En su rica trayectoria en el ejercicio de la vida en común, tanto como activista, como investigador o acompañante de procesos comunitarios de poblaciones nahuas y totonacos de la Sierra Norte de Puebla, logró salirse del pensamiento único de la lógica patriarcal, androcentrista, individualista y capitalista y aprender otras formas más horizontales, solidarias y equitativas de organización.Eduardo nos recuerda la importancia de las iniciativas de las comunidades indígenas en México como las mancomunidad de comunidades en la sierra norte de Oaxaca, las cooperativas en los bosques de Michoacán o la mirada nosótrica de los Tojolabales.Para Eduardo una de las claves está en saber escuchar, dialogar y circular la voz, en saber gestionar los conflictos y crear desde el disenso, en un entorno en el que se primen las redes de cuidado y bienes par ala reproducción de la vida.
Las niñas, niños y adolescentes sufren los embates de las problemáticas sociales igual o de manera más intensa que los adultos. Y muchas veces las soluciones que proponemos para acompañarles, las diseñamos y ejecutamos desde una perspectiva también adulta que no logra conectar con sus necesidades.Consciente de ello, Yamili, junto con otras compañeras y familiares, decició crear U Yich Lu’um, un proyecto para acompañar a las infancias de su comunidad Sanahcat, un pueblo de unos 2.000 habitantes en el sureste de Yucatán.Trabajar con y desde las niñeces ha significado para ellas abandonar las dinámicas profesionales estereotipadas y acartonadas que suelen imperar en las organizaciones y asociaciones civiles. A través de un proceso de aprendizaje colectivo, han descubierto nuevas formas de escuchar a los niños y niñas, como el emocionante pajareo, el juego libre y la comida, que han transformado completamente su perspectiva profesional.
En los últimos 50-100 años hemos evolucionado en muchos aspectos como humanidad, pero en el camino estamos olvidando lo que nos ha permitido llegar hasta aquí.Nos estamos desconectando de la tierra; estamos menospreciando el trabajo de la tierra, la agricultura, que en definitiva es la técnica que nos ha permitido alimentarnos a gran escala hoy en día.Sin embargo, en muchas partes del mundo la industria agroalimentaria está consiguiendo que las personas no sepan de dónde viene lo que comen e incluso en muchos casos ni siquiera saben lo que comen, con la introducción de los alimentos procesados y ultraprocesados.Somos una sociedad que cada vez presenta más síntomas y enfermedades causadas por lo que comemos y bebemos, pero no solo nos enfermamos los humanos, estamos enfermando la tierra con pesticidas y transgénicos mediante modelos agroindustriales basados en el monocultivo.Consciente de todo ello, David decidió hace años tomar acción y empezar a cultivar sus propios alimentos y de manera natural su iniciativa fue derivando en la promoción de la agroecología, la revalorización del pequeño campesinado y el fomento de la alimentación saludable. Ya lo dijo Hipócrates hace unos 2.500 años: “Que tu medicina sea tu alimento, y el alimento tu medicina”.
El pueblo y la cultura maya siguen vivos, por si alguien a estas alturas aún asocia únicamente "los Mayas" con la antigua gran civilización conocida por sus elaborados sistemas de escritura numéricos, por el uso del calendario así como por su impresionante arte y arquitectura. De ellos provienen los y las mayas que en la actualidad siguen habitando en los paises mesoamericanos como México, Belice, Guatemala, Honduras y El Salvador.Tal y como nos cuenta Genner en esta amena conversación, hay múltiples formas de ser maya hoy en día, ya que la identidad de las personas mayas también incluye otros componentes como el género, la edad o el lugar de procedencia.Parte del trabajo de Genner como antropólogo ha sido descifrar los vínculos entre la cultura maya y la de otros pueblos que también han sufrido diferentes formas de marginación a lo largo de la historia y uno de sus hallazgos tiene que ver con que estos pueblos comparten una forma de ver y relacionarse con su territorio; comparten la conexión con su tierra.Los desafíos a los que nos enfrentamos como humanidad requieren aprender a escuchar con atención lo que nos dicen estas sabidurías de los pueblos originarios, pues la vida en sí misma está en riesgo si no lo hacemos.
Conversamos largo y tendido con Fernando Vicario quien acumula 35 años de experiencia profesional y sobre todo vital impulsando procesos de cooperación cultural en América Latina.Como él señala, toda cooperación supone construir en conjunto e implica que ambas partes estén abiertas a transformarse durante el proceso, en el que la comunicación y el diálogo juegan un papel crucial. Y la clave del diálogo está en la escucha, una habilidad que no se suele practicar en toda su dimensión y que reclama como necesaria.Acompáñanos a escuchar el apasionante viaje lleno de anécdotas vibrantes por el que nos lleva Fernando en sus diversos encuentros con otras culturas.Síguenos en redes sociales como Cultura Savia y en nuestro canal de Telegram https://t.me/sentidoscomunes
Arranca la segunda temporada del podcast en la que seguiremos conversando con personas que apuestan por generar cambios y transformaciones ecosociales frente a las grandes crisis civilizatorias, humanas y medioambientales, que estamos viviendo como humanidad.La narrativa dominante en la cultura occidental, basada en el capitalismo, el patriarcado y el colonialismo, nos está llevando a unos niveles de violencia entre humanos y hacia la naturaleza que hace que la extinción de la humanidad ya no sea una posibilidad tan remota.Este espacio pretende, con humildad, contribuir a generar otras narrativas llenas de esperanza, a hacer visibles otras formas de ser y estar en el mundo y a tejer una red de personas que seguimos caminando hacia la utopía.En esta nueva temporada podremos énfasis en los aportes que el pueblo y la cultura maya tienen para avanzar hacia el cambio de modelo hacia uno más respetuoso y armónico con la vida.Únete a nuestro canal de Telegram para ampliar el diálogo y ser parte de la comunidad.https://t.me/sentidoscomunes
Conversamos entre nosotros, Alejandro y Xixili, sobre lo que ha supuesto este año; el año en el que regresamos a la vida presencial tras la pandemia con la esperanza de haber aprendido alguna lección importante para la vida en común.Nos encontramos en un momento de muchas crisis civilizatorias; medioambiental, política, económica, y sobre todo humana: hambre, pobreza, violencia, grandes inequidades que alimentan una crisis migratoria que sigue en aumento.En este momento de grandes incertidumbres a escala global y local, seguimos sembrando la esperanza a través de nuestras conversaciones con personas que tienen el fuerte propósito de mejorar y contribuir al cambio y la transformación ecosocial para mostrar, y si acaso inspirar, al mundo que sí se puede cultivar un mundo más justo, pacífico y en armonía con la naturaleza. El camino pasa por escuchar nuestros corazones para luego conectarnos con otros en colectivo, en comunidad.Nos seguimos escuchando en 2023 con nuevas conversaciones y sorpresas.Puedes seguirnos en nuestro nuevo canal de Telegram para más interacciones: https://t.me/sentidoscomunes
Cuando Jorge se imagina ese mundo utópico de paz, ve una sociedad donde hay justicia social, no hay discriminación ni inequidad ni desigualdad. Donde todas, todos y todes tenemos condiciones dignas para desarrollar nuestra vida en plenitud. Y donde por supuesto, se respetan los Derechos Humanos de todos los seres.Por eso mismo, ese es el mundo que construye Jorge día tras día con su labor como abogado y defensor de Derechos Humanos acompañando a personas y colectivos que han sido discriminados y cuyos derechos han sido vulnerados.En su larga trayectoria profesional ha descubierto que la clave del éxito de estos procesos pasa por que sean las propias personas y comunidades afectadas quienes asuman su poder de agencia, que se organicen y lideren su lucha.Nos recuerda que es tarea de todas y todos asumir la defensa de los DDHH cada quien desde sus capacidades y habilidades, y que no es solo responsabilidad de los profesionales de la abogacía. Jorge conoce en primera persona lo arduo de su tarea, pero a pesar de ello mantiene la esperanza al ver que cada día hay más colectivos y personas que asumen una postura crítica de la realidad y se organizan para empezar a cambiar lo que no les gusta de ella.
Vivir un conflicto armado no es algo para lo que nadie esté preparado. Tampoco para lidiar con las consecuencias psicológicas, emocionales y sociales que acarrea dicha experiencia.Lamentablemente a día de hoy sigue habiendo numerosas guerras activas que hacen sufrir a cientos de miles de personas.Conversamos con Yolanda que vivió 17 años en una de las ciudades más afectadas por el conflicto en Colombia, en una ciudad a la que llamaban sangre y petróleo por albergar la mayor refinería del país.Como voluntaria de paz, y desde su saber hacer en las artes escénicas, acompañó a la población y a los jóvenes especialmente en el tránsito hacia la sanación y recomposición social y comunitaria tras los años más crueles del conflicto.A ella le tocó ser los oídos de quienes vivieron la guerra.
En las sociedades occidentales nos estamos habituando a convivir con la ansiedad, estrés, angustia o la depresión como si fueran parte inherente del vivir. El sector de la salud nos vende la idea de que con una pastilla o con un poco de terapia individual recargaremos la pila para seguir en la rueda de la vida, como si fuéramos hamsters que no pueden dejar de girar. Sin embargo, vemos que cada día aumentan las cifras de suicidio en todo el mundo, y en Yucatán muy especialmente, mostrando así la cara más cruel de la violencia sutil que vivimos en nuestras sociedades, tal y como nos lo señala el psicoterapeuta Edgardo.Conversamos con él sobre la importancia del Bienser, un concepto que habla de una conexión de plenitud, que considera al entorno y a la comunidad como parte esencial del bienestar personal en la salud mental. Porque para lograr la paz interior y el bienestar es necesario que trabajemos en sociedad para erradicar la discriminación, las injusticias, la pobreza y la falta de oportunidades.
Afortunadamente somos cada día más personas las que tomamos conciencia de la importancia de nuestros actos en el cuidado y preservación del medio ambiente. En las escuelas ya se empieza a escuchar la relevancia de las tres R - reducir, reutilizar, reciclar- y los gobiernos empiezan a regular el uso de determinados productos como el plástico.Sin duda, se está dando un cambio de mentalidad, impulsado en gran medida por personas y organizaciones ambientalistas, como Claudia y su “Saca tu sabucán” quienes constantemente nos recuerdan que realizando algunos cambios de hábitos, podemos hacer la diferencia.
Los seres humanos somos parte de la naturaleza y como tal la necesitamos para asegurar nuestra subsistencia. Sin embargo, parece que nuestra forma de vida actual, impulsada por un sistema económico capitalista y neoliberal, nos está llevando a una situación límite en la que está en riesgo la propia supervivencia de la humanidad. Ya nadie puede ocultar la existencia de las graves crisis de cambio climático, contaminación y de destrucción de la biodiversidad. A pesar de contar con numerosas evidencias científicas sobre los efectos que estamos sufriendo por estas crisis, se siguen replicando acciones y proyectos que destruyen nuestro medio ambiente siempre en nombre del tan ansiado crecimiento económico. Gobiernos y empresas en muchas partes del mundo tratan de adueñarse de la tierra para así poder extraer sus recursos y alimentar la maquinaria industrial, casi siempre a costa de las necesidades y de los derechos de las comunidades que habitan esas tierras.Hablamos con Piedad, que además de ser una amante de la naturaleza desde niña, trabaja desde hace años impulsando estrategias y políticas públicas para lograr salvar el planeta del desastre.
El camino de transformación personal para sanar las violencias recibidas desde la infancia pero también las ejercidas posteriormente no es tarea fácil, pero sin duda, forma parte del proceso de cultivar un mundo más justo y en paz.Poner luz y conciencia en quiénes somos, en nuestros dolores y también en nuestros privilegios nos permite enfocarnos en dar lo mejor de nosotras mismas.
Nacer y ser socializado como hombre puede suponer una pesada losa para aquellos hombres que descubren que detrás de los privilegios que tienen existe una estructura social que domina y explota a más de la mitad de la población. Es lo que tiene el patriarcado, que trae violencia y guerra para todos. Porque ser parte del grupo de privilegiados, los hombres, también tiene consecuencias fatales para ellos. Al ser los garantes de la guerra y los agentes de la violencia, acaban siendo también quienes menos esperanza de vida tienen. Vamos, que se matan entre ellos, y mucho. Mucho más que lo que lo hacen las mujeres. Hablan los datos de la ONU: cerca del 90% de las personas asesinadas en el mundo son hombres, pero también el 95% de las ocasiones el asesino es otro hombre.En este episodio conversamos con uno de ellos, Sebastián, quien confiesa haber sido educado como hombre de guerra, de violencia y maltrato, y quien lleva toda su vida sanando e intentando aprender otras formas de relacionarse con el mundo para convertirse en un hombre de paz.Su brutal honestidad puede resultar difícil de digerir para algunos hombres que todavía están en la negación, que se escudan en el tan manido “no todos los hombres somos iguales”. Sebastián camina hacia la paz de la mano de las artes escénicas, como actor y docente, acompañando a jóvenes, comunidades y pueblos originarios en su propia sanación y búsqueda.
La conversación con Mariel nos abre otro gran tema para ir descubriendo en nuestro camino hacia la paz. La economía, que etimológicamente significa administración del hogar, lleva años secuestrada por el capitalismo, y con ello hemos perdido perspectiva de que en realidad el dinero debería ser servirnos como un medio y no ser un fin en sí mismo.Reflexionar sobre nuestra relación con el dinero y con la supuesta seguridad material es un paso necesario en el proceso de replanteamiento de nuestra escala de valores y en darnos cuenta de que en realidad para ser felices no necesitamos tanta acumulación de bienes.
Cuestionamos de la mano de Mariel la relación que tenemos con el dinero y cómo nos afecta negativamente en nuestra vida. Porque tengamos más o menos dinero, es probable que siempre deseemos tener más y eso nos genera ansiedad o estrés. Hasta el punto en el que puede suceder que acumular dinero se convierta el motivo principal por el que vivimos.Esta economía de la escasez que subyace en nuestras actitudes se basa en que solo unos pocos pueden tener riqueza material y por ende creamos una sociedad llena de inequidades y desigualdades, con un reparto injusto de los recursos.Por eso creemos que es importante revisar para qué queremos el dinero, si es realmente dinero lo que nos hace falta o sin embargo podemos probar otras estrategias para cubrir nuestras necesidades. Ser conscientes de nuestra capacidad de incidencia en el sistema económico al tomar determinadas decisiones con respecto a en qué invertimos nuestro dinero y en cómo lo gestionamos.Intervenir en las estructuras y en las relaciones dentro de la economía para cambiar el paradigma y así, contribuir a la paz.
Destacamos del episodio que hicimos con María los incontables retos a los que nos enfrentamos para cambiar el modelo educativo que a día de hoy nos educa para encajar perfectamente en este sistema capitalista y de guerra.
La educación es un derecho humano y como tal debería estar garantizada para todas las personas.Sin embargo, ¿qué entendemos por educar?, ¿la educación es solo responsabilidad de la escuela?, ¿quién tiene el control de lo que enseña la escuela? En esta conversación reflexionamos con María, quien tiene gran experiencia y recorrido acompañando procesos en comunidades desde la educación popular y con la que desgranamos algunos de los problemas que se derivan de la imposición del currículum único desde el sistema educativo. Hablamos de aprender a saber quiénes somos en este mundo, a conectar con la naturaleza y con nuestra raíces culturales y a hacerlo de manera colectiva y gozosa.
Reflexionamos sobre el control y manipulación que ejercen los medios tradicionales contribuyendo ala cultura de guerra y sobre todo soñamos con un mundo donde gracias a las nuevas tecnologías y a periodistas con compromiso estamos generando nuevos espacios de conversación sobre las diversidad en el que podamos ampliar la cercanía entre los seres humanos; polinizar historias y cultivar paz.
El periodismo lleva tiempo en crisis abducido por las instancias de poder que quieren controlar la información que se difunde instrumentalizándola para servir a sus intereses políticos y económicos o simplemente para adormecer a la población con información insustancial y anecdótica.La cultura de guerra se nutre de esta propaganda, nos presentan un mundo polarizado, de blanco o negro fomentando la división y crispación social. La prensa está perdiendo su capacidad de crítica y análisis social en pro de los mensajes prefabricados y superficiales.En este mar de desinformaciones y narrativas simplonas y banales navegan periodistas comprometidas como Katia, que asumen su profesión como una vocación, como una forma de vida para dar espacio a esas historias que se mantienen invisibles ante los grandes medios.La riqueza de la diversidad se merece espacios como los que crea Katia para no perderse en el olvido colectivo.
loading
Comments 
Download from Google Play
Download from App Store