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¿El adiós definitivo a la energía rusa?

¿El adiós definitivo a la energía rusa?

Update: 2025-12-03
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Este miércoles 3 de noviembre se ha dado el paso que durante estos últimos años se ha evitado dar a pesar de la guerra de Ucrania. Los negociadores del Consejo de la Unión Europea y del Parlamento Europeo acordaron este miércoles que la UE detenga permanentemente sus importaciones de gas natural desde Rusia para finales de septiembre de 2027 y avance gradualmente a hacer lo propio con las de petróleo para acabar con ellas como tarde a finales de ese mismo año. Es decir, se marca un punto de no retorno en su relación energética con Moscú confiando en que el plan REPowerEU nos permita alcanzar la independencia energética.

Si no se ha hecho antes era, entre otras cosas, para sobrevivir al invierno. Y de hecho, este problema sigue encima de la mesa porque Rusia sigue representando aproximadamente el 15% de las importaciones de gas natural licuado (GNL) en Europa. Sin embargo, parece que en Bruselas lo ven factible ahora porque las reservas europeas están más altas, el consumo industrial de gas se ha reducido y hay más contratos de GNL con Estados Unidos, Qatar y África. De hecho, los Estados Unidos de Trump habían presionado de forma descarada -con excepciones como la pactada con su amigo Orbán- para que la UE adelantara el fin completo de la dependencia europea del gas ruso y aumentara las compras de gas licuado norteamericano. Y Ursula von der Leyen, una convencida de esta política, ha aprovechado esta presión norteamericana para apretarle las tuercas a los Estados miembros y al Parlamento Europeo y que se dé el paso.

Lo aprobado

Con este acuerdo, las importaciones de gas natural licuado (GNL) se acabarían como tarde el 31 de diciembre de 2026, mientras que las de gas por gasoducto finalizarían como muy tarde el 1 de noviembre de 2027.

Seis semanas después de que entre en vigor la regulación se prohibirán las importaciones de ambos tipos de gas, pero se iniciará un periodo de transición para contratos ya existentes: hasta abril de 2026 para el GNL, o hasta junio de 2026 para el gas de gasoducto en acuerdos de suministro a corto plazo cerrados antes de junio de 2025; y hasta el 1 de enero de 2027 para contratos de gas natural licuado a largo plazo.

Para los contratos a largo plazo de gas bombeado por gasoducto, la prohibición entraría en vigor el 30 de septiembre de 2027 y podría acordarse una prórroga de un mes solo si algún país no llega a los niveles de gas almacenado requeridos para superar el invierno sin estrecheces, por lo que el 1 de noviembre sería el plazo máximo para detener estas importaciones en caso de que se conceda alguna extensión.

Con el petróleo, la Comisión mantiene su compromiso de eliminar gradualmente todas las importaciones de petróleo ruso que aún efectúa para finales de 2027. Es decir, que se avanzaría gradualmente para hacer lo propio con las de petróleo y acabar con ellas como tarde a finales de ese mismo año.

Y esto a pesar de que ahora mismo Rusia sigue representando aproximadamente el 15% de las importaciones de gas natural licuado en Europa.

Qué cambia

Hemos pasado de decir "queremos dejar el gas ruso antes de 2027 y seguir reduciendo el petróleo, si es posible" a "el gas ruso tiene fecha legal de caducidad (2026–2027) y el petróleo entra en una eliminación programada".

Antes no había una fecha legalmente fijada para el final de las importaciones de gas ruso. La Comisión hablaba de un objetivo "orientativo" de reducir drásticamente la dependencia antes de 2027, dentro del plan REPowerEU. Era una meta política, no una prohibición jurídica. Cada Estado miembro podía seguir importando gas ruso mientras quisiera, siempre que no violara otras sanciones.

En cuanto al petróleo, desde 2022 existía un embargo parcial, porque el petróleo ruso transportado por mar estaba prohibido, mientras que el petróleo por oleoducto seguía permitido con excepciones (Hungría, Eslovaquia, Chequia). Pero tampoco existía una fecha acordada como tal para eliminar por completo el petróleo ruso del sistema europeo. Oficialmente, se hablaba de "seguir reduciendo" o "eventualmente eliminar", sin plazos, pero sin fecha de caducidad.

Se asumía que el gas ruso desaparecería poco a poco debido a la diversificación hacia GNL y la voluntad política de independencia de Moscú, pero nada impedía jurídicamente firmar nuevos contratos, prolongar los viejos y mantener flujos residuales indefinidamente. Si mañana hay un acuerdo de paz en Rusia y un conflicto congelado en Ucrania, el gas ruso -barato y abundante- habría vuelto a ser una tentación demasiado fuerte para algunos Estados.

Razones

Con esta decisión se busca no solo garantizar la independencia energética de la UE respecto a Moscú, sino hacer daño a Rusia, que depende de sus ingresos energéticos para seguir combatiendo en Ucrania.

De todas formas, esta política tiene un precio para los Veintisiete, que disfrutaban hace unos años de la energía barata que Rusia les proporcionaba, y de hecho la economía se ha resentido por la subida de los precios energéticos, especialmente en países que antes eran la locomotora económica de Europa, como Alemania. Es el precio, piensan en Bruselas, de la autonomía energética.

Ahora se trata de no depender solo de un país, diversificando los proveedores. Pero Estados Unidos -con enormes recursos de gas obtenido mediante fracking- se está posicionando poco a poco como un nuevo socio preferente gracias a la presión que ejerce mediante el reciente acuerdo comercial con la UE (el de los aranceles) y la amenaza de abandonar su compromiso militar transatlántico. La política mundial es un tablero de ajedrez donde todos mueven pieza.

El camino hacia la independencia energética

Europa no tiene petróleo ni gas para dejar de depender de los demás en lo que a combustibles fósiles se refiere. Eso es un hecho. Aun así, la independencia energética sigue siendo el objetivo y aquí entramos en el debate de las renovables y la energía nuclear, que cada país enfoca de forma diferente.

El plan REPowerEU marca un hito en este sentido, pero la implementación de sus medidas representa un reto logístico y económico significativo. La UE deberá invertir en infraestructura energética alternativa, energías renovables y tecnologías de almacenamiento para garantizar que la transición hacia fuentes de energía más seguras y sostenibles sea exitosa. Además, la diversificación de sus importaciones de gas y otros recursos será clave para asegurar la estabilidad energética del bloque a largo plazo.

Una verdad incómoda

Incluso con el nuevo marco aprobado por la Unión Europea, no es posible bloquear al 100% el gas y el petróleo rusos cuando pasan por terceros países o intermediarios, porque el crudo, una vez mezclado o refinado, pierde su "nacionalidad" jurídica y pasa a ser un producto del país refinador (India, Turquía, etc.). Y la UE no prohíbe importar petróleo de terceros, aunque esos terceros refinen crudo ruso.

En cuanto al gas ruso, puede ser licuado en Rusia, vendido a un intermediario y revendido en otro puerto o con otro contrato. El gas que entra por gasoducto vía terceros (Turquía, por ejemplo) es muy difícil de rastrear.

Eso sí, con este método Rusia cobra menos (porque los márgenes se los quedan India, los traders o las navieras) y Moscú pierde el poder político de tenernos dependientes. Con este acuerdo, la UE sabe que no impide en realidad que entre gas o petróleo ruso, pero sí espera conseguir que ningún país europeo vuelva a depender de Rusia.

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Jacobo, de Regoyos