Hay viajes que son más que viajes. Son regresos. Regresos a un lugar, a un ambiente, a una manera de entender la vela. Casi quince años hacía que no ponía un pie en una regata del circuito RC44 —hoy 44Cup—. La última, en Cascais. De aquellas todavía con Russell Coutts, presidiendo una clase diseñada a imagen y semejanza de los añorados AC75 que brillaron por última vez en Valencia 2007.
Y, sin embargo, al llegar… nada parecía haber cambiado.
Las mismas miradas. Los mismos saludos que parecen congelados en el tiempo. Los organizadores: idénticos. Las rutinas: intactas. Uno diría que el tiempo no pasa para la 44Cup; pasa por nosotros. Y cuando algo permanece, es cuando descubres lo rápido que vuelan los años. Y lo importante que es aprovecharlos.
Porque esta sigue siendo una clase donde el armador no solo paga la fiesta: también la conduce. Literalmente. Son ellos quienes llevan la caña. Pero alrededor, un elenco que haría palidecer a cualquier circuito internacional: Francesco Bruni, Ian Percy, Iker Martínez, Vasco Vascotto, Cameron Appleton… Y paro, porque la lista es larga y a cual mejor.
Es una clase peculiar, casi familiar. Y quizá por eso la familia Calero se enamoró de ella en su momento. Fueron pioneros. Después se ausentaron —sí, unos quince años— y la temporada pasada volvieron a probar. Este año ya han hecho el circuito completo. Y esa es, de verdad, una de las mejores noticias para la vela española: tener un equipo nacional compitiendo al máximo nivel. Que nuestros regatistas vuelvan a tener un escaparate y una oportunidad.
Porque españoles en la 44Cup ya había. El Peninsula, por ejemplo, de John Bassadone: bandera de Gibraltar, tripulación española. Y luego los ilustres de siempre: Javi de la Plaza, Víctor Mariño… veteranos de los RC44 que nunca abandonaron el barco. En sentido literal y figurado.
A todo esto se suma algo que en en cualquier otra regata cuesta explicar pero que en Canarias se entiende perfectamente: organizar bien, y con cariño. La familia Calero lo hace desde hace décadas. Pepe, José Juan, Daniel… y en tierra, Pilar , una fuerza de la naturaleza. Si en el agua sumas a María Torrijo dirigiendo con precisión quirúrgica, y a Nico y Pedro Martínez capturando imágenes, simplemente no puede fallar.
Me alegra ver al Lanzarote Calero Sailing Team de vuelta. Me alegra que Calero Marinas apueste otra vez por grandes eventos. Me alegra que, por una vez, volvamos a estar —aunque sea un poco— donde debemos estar.
Nos vemos en febrero, si Dios quiere, en Puerto Calero. Arranca la nueva 44Cup. Y esta vez, prometo no tardar quince años en volver.

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