Los y las periodistas no tratamos de la misma manera a todas nuestras fuentes. Y eso está bien.

Ello, es producto del ejercicio básico del periodismo, que va del balance, la justicia y la verdad.

No son lo mismo un asesino confeso, un político corrupto y una víctima de violencia de género, a modo de ejemplo.

Ahora bien, esto no significa que los periodistas deben tener mano libre para dejar de fiscalizar a aquellas personas o grupos con quienes tienen mayor empatía.

De esto hablamos en el quinto episodio del podcast Apuntes de periodismo.