Moisés llamado en la tradición judia Moshe Rabbenu es el profeta más importante para el judaísmo. Es una de las figuras centrales de la Biblia, venerado en las tradiciones judía, cristiana e islámica. Su vida, narrada principalmente en el Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio, está rodeada de elementos históricos, religiosos y legendarios. Según el relato bíblico, Moisés nació en Egipto en una época en que el faraón había ordenado la muerte de los varones hebreos recién nacidos. Su madre lo escondió durante tres meses y luego lo depositó en una cesta en el Nilo. Fue rescatado por la hija del faraón, quien lo adoptó y lo educó en la corte egipcia, aunque su nodriza fue su propia madre. Ya adulto, Moisés mató a un egipcio que maltrataba a un hebreo, por lo cual huyó a la tierra de Madián. Allí se casó con Séfora, hija del sacerdote Jetro, y trabajó como pastor. Mientras pastoreaba, tuvo la experiencia de la zarza ardiente en el monte Horeb: Dios se le reveló como “Yo Soy” y lo envió a liberar al pueblo de Israel de la esclavitud en Egipto. Con la ayuda de su hermano Aarón, enfrentó al faraón. Tras una serie de plagas enviadas por Dios, el faraón permitió la salida de los hebreos. Moisés condujo al pueblo a través del mar Rojo, que se abrió milagrosamente para darles paso, y luego por el desierto hacia la Tierra Prometida. En el monte Sinaí recibió las Tablas de la Ley (los Diez Mandamientos), que se convirtieron en el fundamento de la alianza entre Dios e Israel. Moisés actuó como legislador, guía espiritual y mediador entre el pueblo y Yahvé. Durante 40 años, Moisés condujo a los israelitas por el desierto, soportando rebeliones y crisis de fe. Por un acto de desobediencia a Dios en las aguas de Meribá, no se le permitió entrar en la Tierra Prometida. Murió en el monte Nebo, frente a Canaán, y fue enterrado en un lugar desconocido. Moisés es recordado como profeta, legislador y libertador. Representa la lucha contra la opresión, la fidelidad a Dios y la fundación del pueblo de Israel como comunidad religiosa y moral. En el cristianismo se le considera prefiguración de Cristo, y en el islam es reconocido como uno de los grandes profetas.