Desde 2022, el municipio zamorano de Castrogonzalo dignificaba con una placa conmemorativa la fosa común del cementerio civil donde fueron enterrados dos vecinos de Fuentes de Ropel —Froilán, jornalero vasco y exconcejal socialista, y Esteban, peón caminero— fusilados por los falangistas en agosto de 1936 tras el golpe fallido de Franco. La tradición oral y documentos municipales han permitido reconstruir aquel episodio.

La placa, instalada con autorización del pleno municipal entonces gobernado por el PSOE, se había convertido en un punto de homenaje cada mes de agosto. Sin embargo, ha quedado destruida después de que el Ayuntamiento, ahora bajo el gobierno del Partido Popular, derribase la caseta que la sostenía sin retirarla previamente para su conservación.

El alcalde, Gonzalo García, asegura que la caseta estaba en mal estado y que había ordenado retirar la placa, aunque finalmente se rompió durante los trabajos. Propone ahora “pegar el memorial roto y entregarlo a las familias” y sustituirlo en el cementerio por un monolito sin nombres, porque, afirma, no quiere “enfrentar bandos”.

Belén Mañanas, nieta de Esteban, y Mar Espinilla García, bisnieta de Froilán, consideran insuficiente esta propuesta, reclaman la reposición íntegra de la placa original y recuerdan que la Ley de Memoria Democrática tipifica como infracción grave o muy grave la destrucción de elementos de homenaje a las víctimas del franquismo. El Foro por la Memoria de Zamora ha anunciado que trasladará el caso a la Secretaría de Estado de Memoria Democrática.