Cenas y comidas de empresa en Navidad: un arma de doble filo
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Las cenas y comidas de Navidad copan más de 3 de cada 10 reservas de diciembre en los restaurantes. El fin de semana del 12, 13 y 14 es el preferido para celebrar este evento anual con amigos o compañeros de trabajo en las que de media gastamos 28 euros por persona y que en algunos casos se transforman en fiestas de empresa. Evitar que nos pasen factura en el trabajo dependerá de nuestro comportamiento, nuestro atuendo y de limitar el consumo de alcohol.
Y es que estas citas anuales navideñas de empresa pueden ser un arma de doble filo que, en algunos casos, han llegado a provocar despidos. En positivo, al ir mostramos participación y adhesión y, lo contrario, cuando no vamos. En ellas los códigos se relajan y los lazos profesionales salen reforzados siempre eso sí que no perdamos los papeles.
“Lo primero es ser conscientes de que es un acto social público, es decir, que ni es una cena de amigos ni una quedada normal sino un evento en el que hay que guardar las formas y en el que conviene limitar el consumo de alcohol”, explica en COPE Isabel Aranda, experta en psicología del trabajo.
Es algo de lo que Álvaro Beltrán de 26 años y Juan Peña de 24 años son muy conscientes a pesar de su juventud. Este año a falta de una cena y fiesta de empresa tendrán dos porque su compañía acaba de ser comprada por otra y tendrán la despedida de la actual empresa y la de bienvenida a la nueva. Explican a COPE que les apetecen mucho las dos porque suelen ser divertidas pero admiten que “las fiestas de empresa son peligrosas y no hay que beber a lo loco porque al final de lo que pasa ahí se acaba enterando todo el mundo”.
Lo primero que debemos sopesar es si vamos o no a este evento navideño una decisión que según Aranda: “Es muy personal, ir es positivo, la gente se conoce mejor, genera confianza, se mejoran las relaciones ¿No ir? Tú mismo te excluyes de esa dinámica. Debes valorar y sopesar si quieres autoexcluirte o participar”.
Una alta participación es un claro indicador de un buen clima laboral indica esta Doctora en Psicología: “estos actos sociales sirven para reforzar el sentido de grupo, para establecer lazos, para sentirse partícipe de la empresa. Y cuando la gente no quiere participar es sintomático de problemas estructurales internos en la empresa. Están bien tipificados como riesgos psicosociales y tienen que ver con el clima laboral, problemas de liderazgo, situaciones ofensivas o de acoso son algunos de ellos”.
Sirve tanto para los eventos de empresa como para las cenas y comidas navideñas en familia y aquí, los expertos, recomiendan huir todo lo posible de los temas polémicos. No vamos a resolver los problemas del mundo y hay una alta probabilidad de que terminemos discutiendo y, en algunos casos, sin hablarnos.
“La gastronomía o comparar la comida de este año con la de anteriores ediciones o nuestros platos favoritos es algo que nunca falla, otra opción es hablar de sitios preciosos que hemos visitado o de destinos a los que queremos viajar. Son temas que ilusionan a todo el mundo y que siempre funcionan muy bien”, explica Aranda.
Las comidas de empresa son la opción favorita de quienes tienen obligaciones familiares ya que favorecen la conciliación, los jóvenes como Álvaro y Juan, prefieren el tardeo y directamente la noche para celebrar la Navidad con los compañeros de trabajo. En el caso de Lucía, que trabaja en una empresa muy pequeña, lo que llevan unos años haciendo es un desayuno navideño que organizan en casa de uno de los trabajadores “es sencillo y nos gusta este formato”.
Anne y Vanesa trabajan en dos cooperativas en el País Vasco, en ninguna de ellas organizan una evento especial en Navidad más allá de los que puedan surgir espontáneamente. Explican a COPE que en el pasado sí las hacían pero que, más que un disfrute, les resultaba una carga y que, por ello, decidieron suprimirla: “estamos evitando hacer ningún tipo de fiesta porque ya nos resulta aburridísimo. En Navidad, salimos, poteamos, lo que aquí sería el tapeo ¿Qué se alarga la tarde? Pues estupendo”.
En su trabajo y al ser una estructura horizontal y, a diferencia de la mayoría de las empresas, no hay jefes. En las organizaciones jerárquicas conviene, según recuerda Aranda, que los directivos se integren con el resto de la plantilla en lugar de quedarse entre ellos: “en estos actos debe de primar la oportunidad de relacionarse, de contacto y conexión con las personas”.
Lo que pasa en las cenas de Navidad no se queda en las cenas de Navidad y ahora menos que nunca porque se comparte en redes sociales. Se generan fotos, vídeos y audios que pueden comprometer la privacidad y los datos personales, especialmente en estos tiempos en los que la IA facilita usos indebidos.
“La tecnología permite transformar una simple imagen en memes humillantes, montajes ofensivos o falsificaciones muy convincentes capaces de engañar a compañeros, familiares o clientes. Lo que antes era un recuerdo más de la cena, hoy puede llegar a ser un riesgo digital real si se difunde sin control”, advierte Hervé Lambert, Global Consumer Operation Manager de Panda Security.
La Agencia Española de Protección de Datos (AEPD) lleva años avisando específicamente sobre las fotos de las cenas de Navidad del trabajo y ha tramitado reclamaciones por subir imágenes de compañeros sin su consentimiento, que pueden acarrear multas de hasta 6.000 euros, además de despidos por difundir fotos o vídeos que dañen la dignidad de los trabajadores y la imagen de la empresa.
No se trata de vivir con miedo ni de prohibir los móviles en la mesa. Se trata de aplicar sentido común y adoptar pequeñas precauciones que eviten problemas serios sin arruinar la celebración. “Evitar grabaciones en momentos sensibles o con alcohol de por medio, desactivar el etiquetado automático o revisar quién puede ver las historias. Además se pueden usar aplicaciones de autenticación en lugar del reconocimiento facial o de voz como método único. Todas estas son algunas de las medidas que se pueden tomar”, señala el experto de Panda Security. Además recomienda mantener el móvil bloqueado cuando no se use y evitar audios largos, discursos o vídeos de primeros planos prolongados que puedan reutilizarse para generar deepfakes con los que extorsionar a los trabajadores o a la propia empresa.




