Exposición al frío, el nuevo 'hack' de Marcos Llorente: ¿Qué dicen los expertos?
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El jugador del Atlético de Madrid se ha convertido en uno de los grandes defensores de la exposición al frío, hasta el punto de someterse cada día a temperaturas inferiores a los 0 grados como parte de su rutina de alto rendimiento. Los expertos consultados explican que, en deportistas de élite como Llorente, este tipo de "baños de frío" se integra en programas muy medidos de recuperación, control de inflamación y mejora de la adaptación física al esfuerzo.
Lejos de ser una extravagancia aislada, la exposición al frío forma parte de un enfoque global: entrenamiento, descanso, nutrición y estrategias de recuperación se coordinan para exprimir cada porcentaje de rendimiento sin disparar el riesgo de lesión. Precisamente por eso los especialistas advierten de que copiar sin supervisión lo que hace un profesional con equipo médico detrás puede ser peligroso para el aficionado medio.
Qué beneficios reales señalan los médicos
Varios especialistas coinciden en que el frío, bien aplicado, es un "estrés térmico" que puede generar adaptaciones positivas en el organismo. Entre los efectos que destacan están la estimulación del sistema nervioso, la potenciación del sistema inmunológico, la mejora del estado de ánimo por liberación de endorfinas y dopamina y una posible influencia beneficiosa sobre la calidad del sueño.
En términos metabólicos, la exposición al frío ayuda a activar la llamada grasa parda o marrón, un tejido que genera calor y quema calorías, a diferencia de la grasa amarilla de almacenamiento, lo que puede favorecer un mayor gasto energético. Además, los expertos apuntan a una mejor regulación de la sensibilidad a la insulina y a un efecto antiinflamatorio que se relaciona con la secreción controlada de hormonas de estrés como el cortisol y con la acción de moléculas como la adiponectina.
Por qué los deportistas abrazan el frío
En el deporte profesional, el frío se ha consolidado como una herramienta más para modular la inflamación y acelerar la recuperación tras esfuerzos intensos. Los especialistas en medicina deportiva subrayan que entrenar o aplicar terapias de frío en ambientes controlados puede reducir la inflamación respecto a temperaturas más cálidas y prevenir lesiones al regular enzimas ligadas al daño muscular, como la lactato deshidrogenasa y la creatin-kinasa.
Por eso se utilizan desde hace años baños de agua fría, crioterapia o hielo local tras golpes y torceduras, con el objetivo de limitar una inflamación excesiva y facilitar el retorno progresivo a la actividad. En el caso de Llorente, la exposición diaria al frío se interpreta como una forma de someter al cuerpo a un "estrés controlado" que desencadena una respuesta adaptativa de sobrecompensación, siempre dentro de un plan cuidadosamente supervisado.
Lo que no te cuentan del "hack" del frío
Pese a la imagen de "cura milagro" que a veces circula en redes, los expertos son claros: pasar frío no evita resfriados ni neumonías y no sustituye a hábitos básicos de salud como dormir bien, moverse más o comer de forma equilibrada. De hecho, recuerdan que los virus respiratorios se transmiten por contacto cercano entre personas y gotas de saliva, no por salir al patio sin chaqueta ni por tener los pies fríos.
Además, insisten en que la clave está en la dosis y en el sentido común: recomiendan pausas breves al aire libre, exponerse al frío y a la luz natural o dar paseos cortos sin abrigo como "microestresores" útiles, pero siempre evitando exposiciones prolongadas, hipotermias, baños en agua helada sin supervisión o prácticas extremas. ç
Antes de convertir la rutina de Llorente en tu próximo desafío viral, los especialistas aconsejan consultar con un profesional de la salud, especialmente en caso de patologías previas cardiovasculares, respiratorias o metabólicas.




