Los docentes necesitamos saber que cada vez que instruimos a los aprendices, vamos atentando contra la autenticidad, contra la libre expresión y por ende, contra el poder único, creativo de cada Ser.
Es una cuestion de respeto, de salud incluso, el cambiar estas formas de relacionarnos con la niñez, con los jóvenes. Es vital el que, como adult@s, dejemos de creernos superiores, pues solo vamos siendo más experimentand@s, lo que nos permite ser facilitadores, acompañantes de los procesos de desarrollo, de aprendizaje de niñ@s. Estar al servicio, prestar una mano humilde, para que cada niñ@ pueda expresarse de manera espontánea y auténtica, es nuestro desafío. ¿Te animas a caminar desde la confianza y el respeto?...