Por desgracia, es habitual que en informativos en televisión y páginas en prensa, nos sorprendamos e indignemos al tener conocimiento de profanaciones en cementerios. Resultado de los más pintorescos y tenebrosos rituales llevados a cabo, en la mayoría de las ocasiones, por jóvenes bándalos sin ocurrencia mejor que la de violar el descanso eterno de nuestros difuntos. Cadáveres colocados en las más diversas y humillantes posturas en el mejor de los casos, o de esparcir los restos momificados de los cadáveres por todo el camposanto o sus alrededores sin ningún significado más allá que el mero entretenimiento mezclado con alcohol y drogas. Todos hemos sido testigos en alguna ocasión de la presencia de pintadas y rótulos de corte satánico, arrastrado todo por la incultura popular, en lugares abandonados. Pero existen ciertos casos en los que parece que quien o quienes realizan esto tienen un conocimiento esotérico en sus actos. Extraños rituales llevados a cabo con precisión y premeditación donde se pretende rendir culto a extrañas entidades o al propio Satán. ¿Qué hay tras todo esto? ¿Se limita únicamente a actos bandálicos o existe un verdadero seguimiento satánico? Existe mucha leyenda al respecto y el sensacionalismo muchas veces está presente en las tareas periodísticas, muy de moda en décadas pasadas.
Cuando tenemos conocimiento y profundizamos en otras cultura, observamos con curiosidad las costumbres de otros pueblos, muchos de ellos ancestrales, donde se llevan a cabo veneraciones y auténticos actos de fe enfocados hacia lo maligno, lo fuera de lo común y lo que en nuestra sociedad es considerado como tabú. Extraños rituales donde el mal está presente y que da la sensación de estar ante algo que nos transmite malas vibraciones. Conoceremos esta noche las costumbres de otros pueblos e incluso de nosotros mismos en el pasado y como algunas de esas costumbres perduran hasta nuestra moderna era