Ogbe Yekun - Para hacer el mal no existe el hombre pequeño.
Description
Hay frases que, aunque breves, contienen verdades que resuenan como tambores en lo profundo del alma. “Para hacer el mal no existe hombre pequeño” es una de ellas. A primera vista, parece una advertencia; pero al mirarla más de cerca, se convierte en un espejo que nos muestra el verdadero alcance de nuestras acciones, sin importar cuán "insignificantes" podamos parecer.
El tamaño del cuerpo no mide la sombra del alma
En un mundo obsesionado con la apariencia, el poder visible y la influencia aparente, tendemos a subestimar a quienes no encajan en los moldes tradicionales de fuerza o autoridad. Pero la maldad —como también la bondad— no necesita grandes títulos ni cuerpos imponentes. Un susurro puede destruir una reputación. Una mentira puede acabar con una familia. Un gesto puede marcar un alma para siempre.
No se necesita ser un rey para traicionar. Ni un general para causar guerra. Basta con una intención maligna sembrada en lo oculto, como una semilla venenosa que germina en silencio.
La verdadera medida del daño
Una de las lecciones más crudas de la vida espiritual y humana es que el mal no distingue estaturas. Un niño puede ser cruel. Un anciano puede ser vengativo. Un desconocido puede cambiar el destino de otro con una palabra o una omisión. No importa si es por envidia, por miedo, por rencor o simplemente por irresponsabilidad; lo cierto es que el daño causado por una persona nunca se mide por su tamaño físico ni su estatus, sino por la profundidad de sus actos.
La advertencia detrás del proverbio
Esta frase es también una advertencia para aquellos que creen que "los pequeños no importan", que los "insignificantes no hacen daño", o que "las acciones pequeñas no tienen consecuencias". Nada más lejos de la verdad.
Es la serpiente pequeña la que se esconde mejor en la hierba. Es la palabra casual la que abre heridas más difíciles de cerrar. Y es el mal menor, el que se tolera y se ignora, el que termina podrido, echando raíces en los cimientos.
También hay esperanza en la frase
Curiosamente, si el mal no conoce tamaño, entonces el bien tampoco. Así como nadie es demasiado pequeño para hacer el mal, nadie es demasiado pequeño para hacer el bien. Una acción amorosa, aunque simple, puede redimir. Un gesto de bondad, aunque diminuto, puede rescatar a alguien del abismo.
La frase, entonces, es un recordatorio del poder que todos cargamos: para sanar o destruir, para levantar o derribar, para bendecir o maldecir. Todos, sin importar nuestro tamaño físico, económico o social, tenemos un impacto.
"Para hacer el mal no existe hombre pequeño" nos obliga a dejar de juzgar por apariencias, a no subestimar a nadie, y sobre todo, a tomar responsabilidad por nuestras propias acciones. Nos recuerda que cada uno de nosotros es un canal de poder, y que ese poder, aunque invisible, siempre deja huella.
Elige con conciencia. Porque al final del día, el tamaño de tu alma no se mide en centímetros… sino en consecuencias.
Reflexión final