En este episodio 08 de “Infinito, TÚ” me doy permiso para reagendarme y te invito a hacer lo mismo: ponerte en tu propia agenda, priorizarte sin culpa y recordar que cuidarte no es egoísmo, es la única forma de estar bien para los demás y para la vida que quieres construir. Comparto cómo, tras una etapa de mucha exigencia y cero pausas, tuve que parar, revisar mi camino y tomar de mi propia medicina para volver con más claridad, más energía y más verdad.​

Te hablo de esa sensación de “no llego a todo” que quizá también reconoces, y de cómo se mezcla con el perfeccionismo, con hacer más de lo que me toca y con la creencia de que mis necesidades siempre pueden esperar. A través de historias reales de mis procesos de coaching, te muestro que lo que más nos equilibra suele ser sencillo: mover el cuerpo, pedir ayuda, delegar, bloquear ratos de silencio o resolver esos pequeños estreses cotidianos que son como la piedra en el zapato.​

También pongo nombre a algo que veo mucho y que he trabajado en mí: el “síndrome de la niña buena o del niño bueno”, ese patrón que te lleva a complacer, a decir que sí cuando quieres decir que no, a evitar el conflicto y a ponerte la última en tu lista. Te cuento de dónde puede venir, cómo se cuela en tu día a día y cómo empezar a ocupar tu sitio con más límites, más asertividad y más respeto por tus propias necesidades, sin dejar de ser una buena persona.​

Para que no se quede en teoría, te propongo un ejercicio: hacer tres listas con lo que te cambia el día, la semana y el año, y reservar esos espacios en tu calendario como citas innegociables contigo.

Quiero que este episodio sea una sacudida amable que te lleve a preguntarte: si yo me pusiera de verdad en mi agenda, ¿cómo cambiaría mi energía, mis relaciones y la forma en la que vivo cada día?

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