Incluso estando de vacaciones, el disfrute PLENO es un estado que experimentas tan solo unos instantes, por lo general en los primeros días, algunas veces a mitad de trayecto y luego en su forma negativa cuando ya se nos acaba el tiempo, en efecto , he conocido muchas personas que ya desde la mitad de las vacaciones están preocupadas por su regreso al sistema.

Estamos programados para pensar que solo el trabajo nos hace dignos y que el disfrute es cosa de flojos, ricos y libertinos. Ya casi nadie valora el tremendo poder terapéutico del tiempo libre, considerado un lujo. 

Lo más brutal es que a pesar de la vorágine, lo que al final nos queda de las vacaciones son solo recuerdos de pequeños destellos de tranquilidad en medio de toda esa tragadera.

El tiempo libre es la única oportunidad que tenemos para recuperarnos del miedo, el estrés y la angustia al que nos sujetamos diariamente siendo parte de un sistema que depende de que estemos casados para poder exprimirnos, el tiempo libre es la única oportunidad de retornar al centro y recobrar nuestra esencia.

Una vida así no tiene sentido, ¡no solo porque no sale a cuenta, sino porque nos degrada y nos convierte en autómatas de pellejo y trapo a los que solo les queda la jubilación y la tv como consuelo al final de sus vidas!

Tú lo sabes, 

tu cuerpo lo sabe

Y si no lo sabes, pronto la enfermedad te lo hará saber.

¡Afortunadamente, esto es algo que podemos cambiar ahora! Escucha con atención.