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Terraplanismo, espíritus y teorías conspirativas: ¿por qué hay creencias impermeables a las pruebas?

Terraplanismo, espíritus y teorías conspirativas: ¿por qué hay creencias impermeables a las pruebas?

Update: 2025-12-05
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El 22 de febrero de 2020, Mad Mike Hughes remolcó un cohete casero hasta el desierto de Mojave y se lanzó al cielo. ¿Su objetivo? Comprobar que la Tierra era plana desde el espacio. Era su tercer intento y, trágicamente, resultó fatal. Hughes se estrelló poco después del despegue y murió.



El apodo de Hughes, Mad Mike, puede parecer muy acertado. ¿Acaso no es una locura arriesgar la vida luchando por una teoría que fue refutada en la antigua Grecia?



Pero la convicción de Hughes, aunque sorprendente, no es única. En todas las culturas registradas, las personas han mantenido creencias firmes que parecían carecer de pruebas a su favor, algo que podríamos denominar “creencias extraordinarias”.



Para los antropólogos evolutivos como yo, la omnipresencia de este tipo de creencias es un enigma. El cerebro humano evolucionó para formar modelos precisos del mundo, y la mayoría de las veces lo hacemos bastante bien. Entonces, ¿por qué las personas también suelen adoptar y desarrollar creencias que carecen de pruebas sólidas que las respalden?



En una nueva reseña publicada en la revista Trends in Cognitive Sciences, propongo una respuesta sencilla: las personas llegan a creer en la Tierra plana, los espíritus y las vacunas con microchips por las mismas razones por las que llegan a creer en cualquier otra cosa. Sus experiencias les llevan a pensar que esas creencias son ciertas.



Teorías de creencias extraordinarias



La mayoría de los científicos sociales han adoptado un punto de vista diferente sobre este tema. Ciertas creencias sobrenaturales, las teorías conspirativas y la pseudociencia han sorprendido a los investigadores por ser totalmente impermeables a las pruebas que las contradicen. En consecuencia, han asumido que la experiencia no es relevante para la formación de esas creencias. En cambio, se han centrado en otros dos factores explicativos.



La primera explicación común son los sesgos cognitivos. Muchos psicólogos sostienen que los seres humanos poseen atajos mentales para razonar sobre cómo funciona el mundo. Por ejemplo, las personas son muy propensas a ver intenciones e inteligencia detrás de acontecimientos aleatorios. Un sesgo de este tipo podría explicar por qué la gente suele creer que las deidades controlan fenómenos como el clima o las enfermedades.



El segundo factor es la dinámica social: las personas adoptan ciertas creencias no porque estén seguras de que son ciertas, sino porque otras personas las tienen o porque quieren transmitir algo sobre sí mismas a los demás. Por ejemplo, algunos teóricos de la conspiración pueden adoptar creencias extrañas porque dichas creencias vienen acompañadas de una comunidad de creyentes leales y solidarios.



Ambos enfoques pueden explicar en parte cómo las personas llegan a tener creencias extraordinarias. Pero descartan tres formas en las que la experiencia, junto con los otros dos factores, puede moldear esas ideas.



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[[LINK:EXTERNO|||https://images.theconversation.com/files/704682/original/file-20251126-62-of64e9.jpg?ixlib=rb-4.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip|||vast grassy landscape with blue sky and white clouds]]
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La ciencia dice una cosa, pero sus ojos le dicen que la Tierra parece bastante plana.
sharply_done/E+ via Getty Images
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La experiencia como filtro



En primer lugar, propongo que la experiencia puede actuar como un filtro. Determina qué creencias extraordinarias pueden difundirse con éxito entre la población.



Tomemos como ejemplo la teoría de que la Tierra es plana. Sabemos con absoluta certeza que es falsa, pero no es más o menos errónea que la teoría de que la Tierra tiene forma de cono. Entonces, ¿qué hace que solo el terraplanismo tenga éxito frente a otras alternativas igualmente incorrectas?



La respuesta es tan obvia como parece: la Tierra parece plana cuando estamos sobre ella, no tiene forma de cono. La evidencia visual favorece una creencia extraordinaria sobre las demás. Por supuesto, la evidencia científica muestra claramente que nuestro planeta es redondo, pero resulta extraño que algunas personas prefieran confiar en lo que les dicen sus ojos.



2. La experiencia como chispa



Mi segundo argumento es que la experiencia actúa como chispa para las creencias extraordinarias. Las experiencias extrañas, como las alucinaciones auditivas, son difíciles de explicar y comprender. Por eso, las personas hacen todo lo posible por explicarlas y, al hacerlo, se les ocurren creencias que parecen adecuadamente extrañas.



Para esta vía, la parálisis del sueño es un buen caso de estudio. Este fenómeno se produce en el espacio entre el sueño y la vigilia: sentimos que estamos despiertos, pero no podemos movernos ni hablar. Es aterrador y bastante común. Y, curiosamente, quienes lo padecen suelen sentir como si hubiera un agente amenazante sentado sobre su pecho.



Como científico, interpreto la parálisis del sueño como el resultado de una confusión neuronal. Pero no es difícil imaginar cómo alguien sin formación científica –es decir, casi todos los seres humanos a lo largo de la historia– podría interpretar la experiencia como una prueba de la existencia de seres sobrenaturales.



La experiencia como herramienta



Para mí, la tercera vía potencial hacia creencias extraordinarias es especialmente intrigante. En muchos casos, las personas no solo adoptan dichas creencias, sino que desarrollan prácticas inmersivas que hacen que parezcan verdaderas.



Por ejemplo, imagine que es usted una agricultora que vive en las tierras altas de Lesoto, en el sur de África, donde realiza trabajo de campo etnográfico. Sufre una serie de abortos espontáneos y quiere saber por qué. Así que acude a una curandera tradicional, quien le dice que puede obtener la respuesta de sus antepasados bebiendo una bebida alucinógena. Usted toma la bebida y, poco después, comienza a ver espíritus que le hablan y le explican los motivos de su desgracia.



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[[LINK:EXTERNO|||https://images.theconversation.com/files/704684/original/file-20251126-62-289hwj.jpg?ixlib=rb-4.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip|||Chamán con traje colorido y collares sirviendo con un cucharón de una olla de barro]]
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Un chamán podría administrar una sustancia psicoactiva que afecta la forma en que experimentamos el mundo que nos rodea.
Luis Acosta/AFP vía Getty Images
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Es evidente que una experiencia como esta podría reforzar su creencia en la existencia de los espíritus. Estas prácticas inmersivas, como la oración, la danza ritual y el <a href="https://theconversation.com/ayahua

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Eli Elster, Elster