Muchas veces creemos que nuestros mayores obstáculos son las circunstancias, las personas o incluso el enemigo… pero la realidad es que, la mayoría de las veces, nuestro mayor enemigo somos nosotros mismos. Nuestro orgullo, nuestra autosuficiencia y nuestro deseo de tener el control nos alejan de la vida plena que Dios nos ofrece.

En este episodio hablamos sobre la necesidad del quebranto. Porque antes de que Dios use a alguien, primero lo quebranta. Moisés, David, Pedro y muchos otros en la Biblia pasaron por ese proceso.

El ego quiere reconocimiento, pero Jesús quiere rendición. El ego busca aplausos, pero Jesús busca obediencia.

El quebranto no es castigo, es amor. Es el taller de Dios donde lo roto se convierte en fuerte, y lo débil en un canal de su gloria.

Déjate quebrar. Ríndete. Porque solo ahí encontrarás verdadera libertad y verdadera vida en Cristo.

Ig: gracia_en_ruinas