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Meditaciones Radio Gracia y Paz
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Meditaciones Radio Gracia y Paz

Author: Meditaciones Radio Gracia y Paz

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Radio Cristiana Online. Transmitimos diariamente: Himnos y Cánticos Espirituales, Meditaciones Diarias, Lecturas de las Escrituras, Estudios Bíblicos, Música Instrumental.
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Lectura adaptada, de las meditaciones de J.C.Ryle, acerca de Juan Capítulo 13:1-5. Jesús lava los pies a sus discípulos Juan 13:1-5: "Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que su hora había llegado para pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin. Y durante la cena, como ya el diablo había puesto en el corazón de Judas Iscariote, hijo de Simón, el que lo entregara, Jesús, sabiendo que el Padre había puesto todas las cosas en sus manos, y que de Dios había salido y a Dios volvía, se levantó* de la cena y se quitó* su manto, y tomando una toalla, se la ciñó. Luego echó* agua en una vasija, y comenzó a lavar los pies de los discípulos y a secárselos con la toalla que tenía ceñida." (LBLA) www.radiograciaypaz.cl www.youtube.com/@radiograciaypaz www.instagram.com/@radiograciaypaz
"He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados, en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados. Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad. Y cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria. ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria? ya que el aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado, la ley. Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo.  Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano." (1 Co 15:51–58 - RVR60) www.radiograciaypaz.cl www.YouTube.com/@Radiograciaypaz www.YouTube.com/@canticosmary
*Meditación**”Ciertamente volverán los redimidos de Jehová; volverán a Sion cantando, y gozo perpetuo habrá sobre sus cabezas; tendrán gozo y alegría, y el dolor y el gemido huirán.”* (Isaías 51:11) En esta escena, la profecía de Isaías esperaba el retorno gozoso del pueblo escogido de Dios de su cautividad en Babilonia, la cual duró setenta años. También puede referirse a la todavía futura restauración de Israel cuando el Mesías los reúna de todas partes del mundo en la tierra que les prometió. Aquél también será un tiempo de gran júbilo. A propósito de este pensamiento, podríamos pensar también, cuando la Iglesia sea arrebatada por nuestro Señor. Despertada por la voz de mando del Señor, voz de arcángel y trompeta de Dios, los cuerpos de los redimidos de todas las épocas se levantarán de la tumba. Se cumplirá la profecía, que dice, ¿dónde está oh muerte tu victoria?. Los creyentes vivos entonces, transformados en un abrir y cerrar de ojos se unirán a la multitud al ascender para encontrar al Señor en el aire. Es entonces cuando comienza el gran cortejo a la casa del Padre. Es muy probable que toda la ruta esté flanqueada por huestes angelicales. Al frente de la procesión irá el Redentor mismo, resplandeciendo con Su gloriosa victoria sobre la muerte y la tumba. Enseguida seguirán las multitudes redimidas, de cada tribu, lengua, pueblo y nación. Diez mil veces diez mil y miles de veces, cantarán con toda perfección musical: “El Cordero que fue inmolado es digno de tomar el poder, las riquezas, la sabiduría, la fortaleza, la honra, la gloria y la alabanza”. Cada uno de la multitud es un trofeo de la maravillosa gracia de Dios. Cada uno fue redimido del pecado y la vergüenza, y hecho una nueva criatura en Cristo Jesús. Algunos pasaron por profundos sufrimientos a causa de su fe, otros pusieron su vida por el Salvador. Mas ahora todas las cicatrices y mutilaciones no existen ya, y los santos tienen cuerpos inmortales glorificados. Abraham y Moisés están allí, así como David y Salomón. Ahí están los amados Pedro, Santiago, Juan y Pablo, así como Martín Lutero, Juan Wesley, Juan Knox y Juan Calvino. Pero ahora éstos no son más dignos de atención que los escondidos de Dios, desconocidos en la tierra, pero bien conocidos en el cielo. Ahora los santos marchan al palacio del Rey. Las penas y el gemido se han ido para siempre y hay gozo perpetuo sobre sus cabezas. La fe se ha convertido en vista y la esperanza recibe su largamente esperada consumación. Los amados se saludan unos a otros con fervientes abrazos. Prevalece una desbordante alegría. Cada uno se asombra de la gracia maravillosa que les ha llevado desde las profundidades del pecado hasta estas alturas de gloria.
Meditación”aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos)” (Efesios 2.5)La acción divina en la salvación se produce en el tiempo en que los cristianos estaban en el pecado y bajo la ira divina. La muerte se produce como consecuencia del pecado, por tanto, todos están muertos en delitos y pecados (v. 1). Esa posición de muerte espiritual afecta a todos, tanto a vosotros, los gentiles (v. 1), como a nosotros, los judíos (v. 5). Este versículo resuelve el paréntesis que comenzó en el v. 1. Ese amor grande que se mencionó en el versículo anterior es el que impulsa a Dios a vivificar a quienes estaban, por condición natural, muertos delante de Dios y acreedores de la ira divina y no de la gracia salvadora.El verbo de la oración principal es vivificó que literalmente significa dar vida con, en este caso Dios da vida con Cristo, que lo hizo porque es rico en misericordia. Debe tenerse en cuenta que la ira no impide la misericordia, se diría más, la determina e impulsa. No es posible la vivificación sin la obra redentora que comporta también la resurrección del Salvador. Se indica claramente que la vivificación llevada a cabo por Dios, en su amor hacia los que estábamos muertos, se alcanza mediante la unión vital con Cristo. En la entrega del pecador al Salvador en un acto de fe, el Espíritu sitúa al nuevo creyente en Cristo, para que en contacto con Él, la vida de Dios, que es vida eterna, fluya hacia el salvo y se le comunique mediante la unión con el resucitado Salvador. La vida es dada al creyente por Dios, uniéndolo a Cristo quien provee vida eterna para Él (Jn. 1:4). Esta doctrina de la identificación con Cristo es la clave para entender la experiencia de vida nueva en el salvo (Gá. 2:20). Lo que el apóstol está enseñando es que la vida nueva, la vida eterna, se recibe solamente mediante la unión con Cristo, de otro modo, unidos al Hijo recibimos vida (Jn. 3:36a). Las consecuencias de la identificación con Cristo son primeramente el poder para dejar de servir a la carne y sus deseos (Gá. 5:24); en segundo lugar el poder para dejar la esclavitud que produce la sujeción a las ordenanzas humanas (Col. 2:20); y, en tercer lugar, el poder para dejar de ser esclavos al servicio del pecado (Ro. 6:18). Las consecuencias de la identificación en el Resucitado, conducen a una nueva posición, viviendo en el Espíritu y siendo morada de Él para una vida de justicia (Ro. 8:9, 10). Esta vida no es una reparación de la anterior propia de la naturaleza adámica, sino la dotación de una nueva vida procedente y vinculada con Dios mismo (1 Jn. 5:12), que no es otra cosa que la participación del salvo en la naturaleza divina (2 P. 1:4). El apóstol enfatiza el cambio de vida y, por tanto, de condición expresiva de esa vida por vinculación con Cristo: “y juntamente con Él”, quiere decir que, al juntarnos, esto es, al unirnos con Cristo, se recibe vida, que se mantiene para siempre ya que la unidad del pecador creyente con el Salvador es efectuada por el Espíritu.La salvación es definitiva desde el momento de la fe, pero el proceso de la salvación atraviesa por tres etapas, la de justificación en el pasado, la de santificación en el presente, y la de glorificación en el futuro. De ahí el sentido de que por la gracia de Dios sois salvos, pero también estáis en el decurso de la salvación. Una necesaria distinción tiene que ver también con los conceptos de misericordia y de gracia. La misericordia se compadece, la gracia perdona. Quiere decir esto que la salvación no descansa en ningún mérito o acción humana, sino plena, total y absolutamente en Dios mismo que la otorga, es decir, “la salvación es de Dios” (Sal. 3:8; Jon. 2:9).
*Meditación**”Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego.”* (Apocalipsis 20:15) El tema del infierno genera una enorme resistencia en el corazón humano. Esta resistencia se expresa muy a menudo en la pregunta: “¿Cómo puede un Dios de amor haber creado un infierno eterno?” Si Pablo contestara esta pregunta probablemente diría: “¿Quién eres tú para que alterques con Dios?” o “Sea Dios veraz y todo hombre mentiroso”. Lo cual quiere decir: la criatura en realidad no tiene derecho para cuestionar al Creador. Si Dios ha creado un infierno eterno, tiene razones válidas de sobra para haberlo hecho así. No tenemos derecho a dudar de Su amor o Su justicia. Aun así, se nos ha dado suficiente información en la Escritura para vindicar a Dios en este asunto. En primer lugar, sabemos que Dios no hizo el infierno para el hombre, sino para el diablo y sus ángeles (Mt. 25:41).También sabemos que no es el deseo de Dios que nadie perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento (2 P. 3:9). Cuando una persona va al infierno, causa una gran pena al corazón del Señor. Es el pecado del hombre lo que causa el problema. La santidad, justicia y rectitud de Dios demandan que el pecado sea castigado. El decreto divino es: “El alma que pecare, ésa morirá” (Ez. 18:4). Dios no es arbitrario. Es la única actitud que un Ser Santo puede adoptar hacia el pecado. Dios pudo haber dejado así este asunto. El hombre pecó, por lo tanto, que muera. Pero el amor de Dios intervino. Para que el hombre no pereciera eternamente, fue al extremo para proveer un camino de salvación. Envió a su Hijo único a morir como Sustituto en lugar del hombre pecador, pagando el castigo a su favor. Fue una gracia maravillosa de parte del Salvador el llevar los pecados del hombre en Su cuerpo sobre la Cruz. Ahora Dios ofrece vida eterna como un don gratuito a todos los que se arrepienten de sus pecados y creen en el Señor Jesucristo. No salvará a los hombres contra su voluntad; deben escoger el camino de la vida. Dios ha hecho todo lo necesario y mucho más de lo que podría esperarse. Si los hombres rehusan Su libre oferta de misericordia, no hay alternativa. El infierno es la elección deliberada de aquellos que se niegan a ir al cielo. Acusar a Dios de haber creado un infierno eterno es completamente injusto. Pasa por alto el hecho de que Él despojó al cielo de lo Mejor que había en él para que lo peor de la tierra jamás conociera las agonías del lago de fuego.
Meditación”Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, nos apartamos cada cual por su camino, pero el SEÑOR hizo que cayera sobre Él la iniquidad de todos nosotros” (Isaías 53:6 - LBLA) Aquí tenemos una confesión de pecado que es común a todos los elegidos de Dios. Ellos han caído y, por tanto, dicen al unísono, desde el primero que entró en el Cielo hasta el último que lo hará: «Todos nosotros nos descarriamos como ovejas». La confesión, aparte de ser unánime, es también especial y particular: «Nos apartamos cada cual por su camino». Hay una pecaminosidad peculiar a cada individuo: todos son pecadores, pero cada uno tiene un agravante que no se encuentra en su prójimo. Esta es la señal del genuino arrepentimiento: que mientras el mismo se identifica naturalmente con los otros penitentes, asume también una posición de soledad. «Nos apartamos cada cual por su camino» es una confesión de que cada hombre ha pecado contra una luz particular o tiene un agravante que no ha podido ver en otros. Esta confesión es una confesión sin reservas. No hay una sola palabra que disminuya su fuerza, ni una sílaba que pueda pronunciarse a modo de excusa. La confesión es una renuncia a toda pretensión de justicia propia; es la declaración de hombres que son conscientemente culpables: culpables con agravantes, culpables sin excusas… Tienen sus armas rotas en pedazos, y claman: «Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, nos apartamos cada cual por su camino». Sin embargo, acompañando a esta confesión de pecados no oímos lamentos de dolor; muy al contrario, la siguiente frase convierte la misma casi en un cántico: «El Señor hizo que cayera sobre Él la iniquidad de todos nosotros». Esta es, de las tres, la frase más triste, pero rebosa estímulo. Extraña cosa es que allí donde se concentró la desdicha reinó la misericordia; donde el dolor alcanzó su clímax, las almas fatigadas hallaron descanso. El Salvador herido es la medicina para los corazones lacerados: ve cómo el más hondo arrepentimiento da lugar a una segura confianza, simplemente con mirar a Cristo en la cruz. “Mirad a mí, y sed salvos, todos los términos de la tierra, porque yo soy Dios, y no hay más.” (Isaías 45.22)www.radiograciaypaz.cl, escúchanos cada día.
*Meditación**”Uno hace diferencia entre día y día; otro juzga iguales todos los días. Cada uno esté plenamente convencido en su propia mente.”* (Romanos 14:5) La palabra “igual” podría suprimirse en este versículo; fue añadida por algunos traductores. Debería leerse: “otro juzga cada día”, esto es, ve cada día como sagrado. Para los judíos que vivían bajo la ley, el sábado o séptimo día era especialmente sagrado. La ley prohibía trabajar en ese día y restringía también los viajes. Se requerían ofrendas adicionales. A los cristianos que viven bajo la gracia no se les manda guardar el día de reposo. Para ellos todos los días son sagrados, aun cuando creen que hay un principio en la Palabra de un día de descanso por cada siete. No se les puede condenar por no guardar el sábado (Col. 2:16). El primer día de la semana, esto es, el día del Señor, se destaca en el Nuevo Testamento por varias razones. Ese día el Señor Jesús resucitó (Jn. 20:1). Después de Su resurrección se encontró dos domingos sucesivos con sus discípulos (Jn. 20:19, 26). El Espíritu Santo fue dado en Pentecostés el primer día; Pentecostés sobrevino siete domingos después de la Fiesta de las Primicias (Lv. 23:15-16; Hch. 2:1), que simboliza la resurrección de Cristo (1 Co. 15:20, 23). Los discípulos se reunían para partir el pan el primer día de la semana (Hch. 20:7). Pablo dio instrucciones a los corintios para reunir una ofrenda especial el primer día de la semana (1 Co. 16:1, 2). Sin embargo, este no es un día de obligación especial como el sábado, sino un día de privilegio especial. Ya que el domingo se nos descarga de la obligación de nuestro trabajo normal, podemos dedicarlo a la adoración y al servicio de nuestro Señor de una manera que no podemos dedicarlo los otros días. En tanto que estamos en libertad para entender que todos los días son igualmente sagrados, no tenemos libertad de hacer nada en domingo que pudiera hacer tropezar a otros. Si trabajar en la casa, reparar el automóvil o jugar a fútbol haría tropezar a un hermano, entonces debemos renunciar a lo que podríamos considerar un derecho legítimo. Como dijo Pablo: “Ya no nos juzguemos más los unos a los otros, sino más bien decidid no poner tropiezo u ocasión de caer al hermano” (Ro. 14:13). Los judíos bajo la ley tenían un día de descanso al final de una semana de trabajo. Los cristianos bajo la gracia comienzan su semana con un día de descanso, porque Cristo ha terminado la obra de la redención. C. I. Scofield señalaba que el verdadero carácter del Día del Señor se ilustra por el modo en que nuestro Señor lo utilizaba: “Confortó a María en su llanto; caminó más de 10 Km con dos discípulos perplejos, dándoles una explicación bíblica por el camino; envió mensajes a otros discípulos; tuvo una entrevista privada con el Pedro reincidente; e impartió el Espíritu Santo a los que estaban en el aposento alto”.
"Este halló primero a su hermano Simón, y le dijo: Hemos hallado al Mesías (que traducido es, el Cristo). Y le trajo a Jesús" (Juan 1:41-42)
Meditación
"¿nunca leísteis: De la boca de los niños y de los que maman Perfeccionaste la alabanza?" (Mateo 21:16)
Lectura de los domingos:Sirviendo al Señor "Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él." (Colosenses 3:17)
Un enfoque saludable (5/5)
Un enfoque saludable (4/5)
Un enfoque saludable (3/5)
Un enfoque saludable (2/5)
"Poneos a prueba para ver si estáis en la fe; examinaos a vosotros mismos" (2Cor.13:5)
"Gustad, y ved que es bueno Jehová; Dichoso el hombre que confía en él." (Salmo 34:8).
*Meditación*“En aquel tiempo, respondiendo Jesús, dijo: Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y de los entendidos, y las revelaste a los niños. Sí, Padre, porque así te agradó.” (Mateo 11:25-26)¡Qué preciosas verdades encontramos en las Escrituras, y en tan poco espacio!. ¡Que Dios nos dé ojos para ver y corazones para apreciar su valor!Aprendamos, la excelencia de tener una disposición como la de un niño, y humildad para recibir enseñanza. Nuestro Señor le dice a su Padre: “Escondiste estas cosas de los sabios y de los entendidos, y las revelaste a los niños”.No nos corresponde a nosotros intentar explicar por qué algunos reciben y creen el Evangelio y otros no. La soberanía de Dios en este asunto es un misterio tan profundo que no podemos sondearlo. No obstante, hay algo que, en cualquier caso, destaca en la Escritura como una gran verdad práctica que se debe recordar perpetuamente: que aquellos a los que se les oculta el Evangelio son normalmente “los sabios en sus propios ojos, y los que son prudentes delante de sí mismos”, y a quienes se les revela el Evangelio son normalmente personas humildes, sencillas y dispuestas a aprender. Las palabras de María son una realidad que se cumple constantemente: “A los hambrientos colmó de bienes, y a los ricos envió vacíos” (Lucas 1:53).Guardémonos del orgullo en cualquiera de sus formas: orgullo intelectual, orgullo por las riquezas, orgullo por la bondad que tenemos, orgullo por lo que creemos merecer. No hay nada que con mayor probabilidad vaya a ser lo que le cierre a un hombre la puerta del Cielo, y le impida ver a Cristo, que el orgullo; mientras el hombre piense que es algo, no podrá ser salvo. Pidamos en oración humildad, y cultivémosla; procuremos conocernos bien a nosotros mismos y descubrir cuál es nuestra situación ante los ojos de un Dios santo. El principio del camino al Cielo, para el hombre, es darse cuenta de que se está en el camino al Infierno, y estar dispuesto a ser enseñado por el Espíritu. Uno de los primeros pasos del cristianismo salvador es poder decir, como Saulo: “Señor, ¿qué quieres que yo haga?” (Hechos 9:6). Pocos dichos de nuestro Señor son tan populares como este: “El que se humilla será enaltecido” (Lucas 18:14).Deberíamos evitar dos posibles malos entendidos. En primer lugar, Jesús no estaba aquí expresando agrado en el inevitable juicio que se cernía sobre las ciudades de Galilea. En segundo lugar, no implicaba que Dios hubiese privado arbitrariamente de la luz a los sabios y a los entendidos.Estas ciudades habían tenido todas las oportunidades posibles para aceptar al Señor Jesús. Rehusaron deliberadamente someterse a Él. Cuando rehusaron la luz, Dios les privó de la misma. Pero los planes de Dios no fracasarán. Si la intelectualidad no cree, entonces Dios revelará a Su Hijo a corazones humildes. Él colma de bienes a los hambrientos y a los ricos despide con las manos vacías (Lc. 1:53).Los que se consideran demasiado sabios y entendidos para necesitar a Cristo caen en una ceguera judicial. Pero aquellos que admiten su falta de sabiduría reciben una revelación de Aquel «en quien están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento» (Col. 2:3). Jesús agradeció al Padre por ordenar que si algunos no lo querían aceptar, otros lo harían. Frente a una titánica incredulidad encontró consolación en el plan y propósito de Dios, que nada ni nadie podría derrotar.
*Meditación**“Ese mismo día salió Jesús de la casa y se sentó a la orilla del mar. Y se congregaron junto a Él grandes multitudes, por lo que subió a una barca y se sentó; y toda la multitud estaba de pie en la playa.”* (Mateo 13:1.2) 1. Cuándo lo predicó: Aquel mismo día (v. 1). ¡Tan infatigable era el Señor en hacer el bien! Cristo estaba a favor del mensaje matutino lo mismo que del vespertino. Un mensaje de la tarde, si es bien escuchado, lejos de hacer olvidar el mensaje de la mañana, lo fijará mejor, y remachará el clavo con mayor firmeza en su sitio apropiado. Aunque Cristo había encontrado mucha oposición, perturbación e interrupción durante la mañana, no por eso dejó de proseguir su obra; y en la última parte del día, no leemos que encontrase tantas cosas desalentadoras. Quienes en el servicio de Dios atraviesan con celo y coraje por dificultades, hallan con frecuencia que dichas dificultades no vuelven a ocurrir en la medida que ellos temían. Resistamos firmes ante ellas, y huirán delante de nosotros. Predicando a tiempo y fuera de tiempo, es decir, “siempre”. 2. A quiénes lo predicó: Acudió a Él mucha gente (v. 2), para escucharle. A veces, hay mayor poder en el mensaje cuando hay menor pompa en las circunstancias que lo rodean. Cuando Jesús se sentó junto al mar, acudió a Él mucha gente. Estas multitudes estaban de pie para verle mejor, y atentas a su predicación. Donde está el rey, allí está la corte; donde está Cristo, allí esta la Iglesia, aunque sea a la orilla del mar. Quienes deseen sacar provecho de Su palabra, han de estar dispuestos a ir a donde la palabra se traslade; cuando el Arca se trasladaba en el desierto, todo el pueblo se trasladaba con ella. 3. Dónde lo predicó: Junto al mar. Salió de la casa, pues no había en ella lugar para tanto auditorio, al aire libre. Así como no tenía casa propia en que vivir, tampoco tenía capilla propia donde predicar. Con esto nos enseña, en cuanto a las circunstancias externas del culto, a no codiciar lugares elegantes y majestuosos, sino a sacar todo el provecho posible de las ventajas y conveniencias que Dios nos haya concedido en Su sabia providencia. Cuando Cristo nació, fue apretujado en un establo; ahora, junto al mar, en la misma costa, adonde toda la gente podía acercarse a Él libremente. Su púlpito fue una barca; con SU sola presencia dignificaba y consagraba cualquier lugar; que no se avergüencen, pues, quienes predican a Cristo, aunque tengan que predicar en lugares sin suntuosidades ni conveniencias. 4. Qué mensaje predicó: Les habló muchas cosas (v. 3). De seguro, muchas más de las que aquí se nos refieren. De seguro verdades de consecuencias eternas. 5. Cómo lo predicó: En parábolas. Era (y es) un modo de enseñar muy corriente y muy provechoso, a la vez que muy agradable de escuchar y fácil de recordar. Tiene sobre las demás ilustraciones la ventaja de comportar en sí misma el mensaje, mientras que algunas historias y anécdotas, aunque se recuerden bien, no están tan conectadas con el mensaje como las parábolas. Nuestro Salvador las usó muchísimo, condescendiendo así con la capacidad, el lenguaje y las disposiciones internas del pueblo. Como el sembrador, el predicador ha de ser diligente. No debe dejar de esforzarse; tiene que utilizar todos los medios a su alcance para hacer prosperar su obra; tiene que sembrar “junto a todas las aguas” pacientemente, y “sembrar con esperanza”; tiene que instar “a tiempo y fuera de tiempo”; no debe desalentarse por los problemas y las desilusiones pues: “El que al viento observa, no sembrará”Dejemos que estas cosas penetren profundamente en nuestros corazones. Ser un verdadero ministro de la Palabra de...
Meditación”Jesús dijo: de cierto os digo que no hay ninguno que haya dejado casa, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o hijos, o tierras, por causa de mí y del evangelio, que no reciba cien veces más ahora en este tiempo; casas, hermanos, hermanas, madres, hijos y tierras, con persecuciones; y en el siglo venidero, la vida eterna.” (Marcos 10:29-30) La más grande de todas las inversiones es la de la propia vida por la causa de Jesucristo. Las consideraciones más importantes en cualquier inversión son la seguridad del capital y el porcentaje de ganancia. Visto desde este ángulo, ninguna inversión se puede comparar con la vida que se vive para Dios. El capital está absolutamente seguro porque Él es poderoso para guardar nuestro depósito para aquel día (2 Ti. 1:12). En lo que toca a las ganancias, éstas sobrecogen la mente por su inmensidad. En el pasaje de este día, el Señor Jesús promete reembolsar cien veces más. Esto equivale a una tasa de interés del 10.000 %, algo inaudito en el mundo. ¡Y eso no es todo! A los que han abandonado las comodidades de un hogar para servir al Señor Jesucristo se les promete el calor y las comodidades de muchos hogares, donde se les mostrará la bondad de Dios por causa de Jesús. A aquellos que renuncian a los deleites del matrimonio y a una familia o que rompen otros tiernos lazos terrenales por causa del evangelio, se les promete una familia mundial, muchos de los cuales en verdad vienen a ser más cercanos que los parientes de sangre. A quienes abandonan tierras se les prometen tierras. Dejan atrás el privilegio de poseer unas cuantas hectáreas de propiedad, obtendrán el privilegio inmensamente más grande de reclamar países y aun continentes en el precioso Nombre de Jesús. Se les prometen también persecuciones. De entrada, ésta parece ser una nota agria en medio de una armoniosa sinfonía. Pero Jesús incluye las persecuciones como una ganancia positiva sobre nuestra inversión. Compartir el vituperio de Cristo es un tesoro más grande que todas las riquezas de Egipto (He. 11:26). Estos son los dividendos en esta vida. Luego el Señor añade: “...y en el siglo venidero, la vida eterna”. Esto nos hace esperar la vida eterna en su plenitud. Aunque la vida eterna en sí es un don recibido por la fe, habrá diferentes capacidades para disfrutarla. Aquellos que lo han dejado todo para seguir a Jesús tendrán un grado mayor de recompensa en la Ciudad Cuadrangular. Cuando consideramos las ganancias trascendentes de una vida invertida para Dios, es extraño que la mayoría de la gente no participe. Los inversores pueden ser muy astutos cuando se trata de acciones y bonos, pero extrañamente torpes cuando se trata de la mejor inversión de todas.
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