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Coaching para escena - Un podcast de Leo Cosentino

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Hola, cómo están?
Bien gracias.
Me doy cuenta de que espero un feedback.
De vez en cuando me llegan cosas geniales como respuesta a esto que hago de escribir y luego grabar cada semana, pero vengo del Teatro callejero y crecí mirando la cara de las personas mientras miraban mi trabajo. Les vi reír, emocionarse y hasta disgustarse con lo que en mis improvisaciones surgía.
También vi a quienes que se alejaban por falta de interés y vi gente que venía atrapada desde lejos por la magia que salía de la pista ocasional.
La sensación que brinda en cambio la virtualidad es como la de tirar un doble mortal, caer de pie, abrir los brazos y escuchar luego cri cri… cri cri…
ABRO PARENTESIS
Me veo obligado a reconocer que hoy retomo la escritura de esto por cuarta o quinta vez y lo hago desde otro lado. Esto tiene que ver con que cada una de las veces que me puse con esto y leí la frase “me doy cuenta de que espero un feedback” pude permanecer frente al teclado unos pocos minutos más y luego, andando por ahí, ese retorno llegó por el lugar menos pensado.
Hoy quiero agradecer como mensaje central de este podcast, la respuesta inmediata de la Vida e insistir, en que la claridad en el pedir se puede aplicar a todo aquello que resulte noble.
Estos tiempos inciertos que estamos atravesando nos llenan de dudas y nos distraen de nuestro objetivo con mucha facilidad.
Siento que tenemos la obligación de armarnos un plan y obligarnos a seguirlo mientras resulte posible.
CIERRO PARENTESIS
Aprovechando que ya dije lo que dije les voy a insistir en que entiendo que a mayor interacción mayor provecho (especialmente tratándose de quien les habla).
Reconozco que espero ansioso el momento en el que lleguen esos comentarios, sugerencias o consultas apostando a que contribuyan al crecimiento.
A veces me descubro esperando que alguien me diga “Leo estaría bueno que hables de tal o cuál cosa.
No tengo mucho más que decir esta vez.
Sé que hay quienes leen o escuchan esto porque la internet tiene eso de que todo queda registrado.
Feliz de tenerles de ese lado les saludo.
Espero poder leerles, escucharles y verles.
Salú!
Cuando tenía apenas 15 años un día, en la escuela, se me complicó.
Me llamaron y me dijeron que me habían descubierto. Que se habían dado cuenta que era un pillo y que estaban seguros de que no me iba a servir para la vida ese comportamiento.
Me dijeron también que me daban una oportunidad más para que intente manejarme de otra forma y así obtenga beneficios en lugar de complicaciones.
A partir de ese momento resolví estar más atento a lo que esas personas creían que era bueno para mí y me sorprendió bastante descubrir que unas cuantas de esas cosas me interesaban.
Después me empecé a aburrir, pero eso ya corresponde a otro asunto.
Lo que me interesa compartir es que esa vez descubrí a un hombre (de los que formaba parte de ese plantel docente) que no era específicamente docente sino, ingeniero.
El tenía una forma de explicar los fenómenos de la Física que era un placer escucharlo. Lo complejo para ese grupo de adolescentes con las hormonas revueltas era justamente eso: Escucharlo. Ya que hablaba de una forma muy monótona y a un volumen extremadamente bajo.
Hoy puedo estar seguro de que, si a ese hombre le hubieran enseñado a ver cosas tales como lo mal que manejaba su voz, el status que desempeñaba frente al curso o la falta de musicalidad de su relato y le hubieran ofrecido herramientas para aplicar esos principios a sus clases, sin duda habría despertado un interés muy claro y apasionado en el grupo que ese del que yo formaba parte.
Sigo observando este tipo de cosas en un montón de personas que comparten sus conocimientos acerca de diversos temas haciendo uso de distintas modalidades y plataformas y se me repite esa sensación muchas veces.
Encuentro especialistas en cuestiones muy interesantes con un gran volumen de material para entregar al mundo, que no encuentran la manera de llegar a donde quieren, ni a desarrollar al máximo su potencial, porque aburren con su forma de hablar o distraen con gestos innecesarios entre otras formas de boicotearse inconscientemente.
Estas cuestiones se modifican con un plan de trabajo diseñado por alguien que cuenta con sensibilidad en ese sentido y aporta su mirada de manera amable para que se pueda visualizar la problemática y trabajar directamente sobre ella ampliando la mirada y empoderándose, en lugar de recurrir a la defensa.
Solo resulta necesario atreverse y tomar en cuenta estos detalles como algo importante para nuestra tarea.
Del mismo modo que, resulta necesario trabajar para atraer clientes, debemos asegurarnos de que nuestro mensaje llegue hasta donde queremos que llegue y que sea contundente.
Podemos tener un auditorio repleto y un discurso genial, pero si no tomamos en cuenta el cómo vamos a compartirlo, es posible que no surta el efecto esperado.
Si esto que comparto ahora te resuena y sentís que te vendría bien trabajar estos asuntos, te invito a que me conectes para que veamos por dónde es que se está fugando la energía que hace que se dificulte la comunicación.
Si mientras leías o escuchabas te acordaste de alguien, a quien crees, que le podría venir bien esta info por favor compartírsela.
Alegría para quienes están de ese otro lado y Salú!!!
Me quedé enganchado con un texto que les recomendé hace unas semanas: “Iniciativa” de Goethe.
Lo volví a leer recién y me resulta genial. Si no lo leyeron insisto en que lo hagan.
La cuestión es que ese texto tan genial, que está cargado de versos impresionantes, nos habla de que cuando nos comprometemos y tomamos una iniciativa, se activan una cantidad inimaginable de fuerzas de asistencia. Y a mí, como casi todo en esta vida, me trae en el acto un reflejo instantáneo en mi anecdotario que por alguna extraña razón es inmenso y muy cargado de detalles.
El recuerdo que me trae este texto tiene que ver con la banda de música en la que yo tocaba hace algunos años. Habíamos tomado la mala costumbre de ensayar sólo cuando teníamos una presentación cerca.
El compromiso que cada uno depositaba en el proyecto se había reducido a una pasada unos días antes de cada presentación y el show.
Eso hizo que la banda, que era genial, fuera perdiendo el brillo que tenía cuando estábamos aprendiendo las canciones y jugándonos todo frente al público. Ese era el tiempo en el que nos juntábamos cada semana y si teníamos cerca un trabajo podíamos contar con uno o dos encuentros más.
Cuando entramos en la etapa de repetición y empezamos a juntarnos menos, la pérdida de ese entusiasmo provocó que nos llamaran cada vez menos hasta que la banda entró en un letargo que duró unos meses.
Tiempo después extrañé aquello, invité al resto a juntarnos como en el principio y quedamos para un lunes.
Cuando llegó el día nos reencontramos. Estábamos charlando mientras preparábamos nuestros instrumentos y cuestiones, y cuando estábamos listos para empezar a tocar, sonó el teléfono ofreciendo trabajo para la banda.
Éramos siete. Ninguno podía creerlo. Pero el mensaje nos quedó muy claro y para siempre.
Si queremos que algo se active tenemos que comprometernos y trabajar para ello, intentando no distraernos con miedos e inseguridades y convocando a las personas con las que queremos trabajar.
Y después será necesario que confiemos y sostengamos nuestro compromiso recurriendo cada tanto a los pilares sobre los cuales se construyó la cosa en cuestión.
Con fe y perseverancia, pero también con entusiasmo.
Si sólo encontramos la receta y la repetimos, corremos el riesgo de aburrirnos y ver cómo lo construido pierde empuje.
Aprovechemos la magia que se da cuando creamos.
Salú
Hace un tiempo, un algoritmo me regaló la posibilidad de descubrir a L´entourloop, un colectivo de artistas de la música que cuenta con dos deejays que suman entre ambos una cantidad de años notable (me arriesgo a decir que más de 150).
La primera vez que me llegó fue en formato de video.
Vi una sala blanca con cuatro bandejas para vinilos, mezcladoras y otros aparatos y entré a ver de qué se trataba.
Entraron en escena dos viejitos caminando (del modo en que camina la gente de esa edad) y se pusieron a mezclar música.
Ese video es impresionante para mí. Y ellos más. Tocan durante una hora y cuarto siendo completamente atravesados por la música. Sus manos se mueven como si tuvieran 15 años. Bailan y se hacen chistes mientras.
Desde entonces los escucho todos los días y cada tanto me gusta mirarlos. Ya sea tocando en un bar, tallando o paseando en un Citroën 3cv por Francia mientras suena su música.
Les recomiendo que los vean, son muy inspiradores.
Viéndolos y pensando en la suerte que tienen de estar así de apasionados y de sentir en su cuerpo el bienestar que provoca estar haciendo lo que hay que hacer, me acordé de Slava Pollunin, un payaso ruso que admiro mucho y que en una entrevista - que está publicada en el canal de youtube de RT en español - dice que uno de sus grandes placeres es ver a sus compañeros de elenco más mayores ser como niños mientras trabajan.
Y pensaba que eso mismo lo veo en gente que se dedica con alegría a la construcción, a la jardinería, administración, etc.
Se trata de estar haciendo lo propio y de tener un proyecto.
Dictando talleres de teatro en centros de jubilados para la obra social Pami, pude ver muchas veces lo bien que hace a la gente tener un proyecto que le entusiasme. Y en las reuniones del equipo de profesionales con que trabajábamos en los centros, ese era un tema recurrente.
En los tratamientos de pacientes con diagnósticos de esos que asustan, también se tiene en cuenta el hecho de que un proyecto de esos que comprometen anímicamente a la persona puede traer de la mano mucho alivio y hasta la cura.
Yo, por mi parte, estoy seguro de que no es necesario llegar a estar enfermos ni con el cuerpo cansado por los años para experimentar el placer del entusiasmo y para permitirnos que un proyecto nos sane.
Proyectar y crear a partir de algo que nos entusiasme para vivir mejor.
Y si es en equipo, dos veces mejor.
Una vez leí a un maestro (Rudolf Steiner) que dijo algo así como que: la libertad es lo que se experimenta cuando se mira junto a otros seres un objetivo común.
Me parece genial esa idea para cerrar y quedarnos pensando en ella.
Gracias por estar del otro lado y Salú!
Pensaba en una frase que me acompaña de hace mucho y que dice así:
“Creer es Crear”
Cuando me llegó, registré que, si en el escenario yo sugería con la mímica un objeto o espacio y creía profundamente en lo que estaba generando, entonces yo podía verlo y el público también.
Mis primeros maestros, Igón Lerchundi y Roberto Escobar, eran dos grandes artistas de la pantomima.
Aprovecho para enviarles mi cariño hasta la estrella en la que estén.
Una vez en Buenos Aires se les acercó un hombre a felicitarlos por un trabajo que acababan de presentar.
Luego de los saludos correspondientes, este señor les contó que los había visto en escena unos treinta años antes en un festival europeo y contó que lo único que recordaba con detalle era el baúl alrededor del cual sucedía la acción (Hasta se refirió al color del cuero y a los herrajes dorados de bronce).
Aunque parezca mentira, ese baúl no existía materialmente en la escena.
La magia de la pantomima como sabemos, consiste en valerse de la capacidad del cuerpo para expresar sensaciones y crear los escenarios y objetos necesarios para la representación.
Es cierto que estamos hablando de dos expertos en dicha técnica, pero lo que me interesa resaltar a mí es que una persona percibió tan fielmente ese objeto “inexistente” (si le cabe el término) que 30 años más tarde, en su recuerdo el baúl era material.
Me interesa mencionar además que Igón, quien recibió el cumplido, en un gesto de grandeza y humildad, se guardó el secreto, dejando que dicho baúl siguiera siendo real para ese hombre que lo recordaba con tanto detalle y disfrute.
Pasaron los años y he visto muchas veces alumnes en mis clases que creaban un automóvil o una pared por ejemplo y luego lo olvidaban y pasaban caminando por allí, destruyendo su creación abandonada.
Esto resultaba doloroso para quienes estábamos mirando la situación y mi lugar me obligaba cada vez a observarlo.
Ahora creo que esto aplica también a muchos otros ámbitos de la vida.
Que, si creamos creyendo, y nos esforzamos por sostener aquello, crearemos algo que se volverá real. Especialmente para aquellas personas que acompañan nuestra creencia. Que creen en nosotres.
Si en cambio, hacemos sin creer en lo que estamos haciendo, corremos el riesgo de destruirlo y generar una sensación de desilusión para el resto.
Ya que estamos en el tema quiero aprovechar para recomendarles que busquen un texto que está en el Fausto de Goethe que se llama “la iniciativa” (es apenas una carilla. Búsquenlo!).
Seguramente servirá para aclarar un poco más esta idea.
Me despido hasta la próxima deseándoles un buen viaje.
Salú!
Salú!
Les aseguro que es verdad.
Porque la vida es movimiento.
Es imprescindible ser flexibles para no quebrarnos.
Por eso es que romper con las estructuras que nos dan seguridad resulta necesario.
De tanto en tanto el desorden renueva la energía.
Lo probé, y lo estoy probando ahora mismo.
Recuerdo el día que entré al salón de clases y cambié de lugar la mesa antes de que llegue el grupo.
Hasta los mates previos estaban más ricos y el ensayo contó con un plus de energía creativa.
Cada quien con lo que puede ¿verdad?
A mí me cuesta hacer siempre igual.
Es por eso que necesito entrarle jugando a lo que hago y darme ciertas licencias.
Quiero invitarles a que la próxima vez que se pongan con su actividad hagan el intento de cambiar de sitio (espacial o temporal) algo.
Estoy seguro que les entregará material. De verdad os digo.
Les pido disculpas si esta semana resulta más complejo seguirme. Quería reflexionar acerca de este tema y me pareció interesante jugar un poco al desorden.
Quienes más fácil tienen el registro de este fenómeno son quienes trabajan con grupos. El sólo hecho de cambiar los lugares genera un cambio radical en la atención.
Para terminar me parecía importante decirles que hoy quiero hablarles de lo que acabo de decir y me despido de ustedes diciendo:
Hola!
Quiero compartir una idea que me acompaña desde hace rato y que tuve la oportunidad de comprobar no sólo en mi camino, sino también en muchas oportunidades en las que acompañé los procesos de las personas que asistían a mis clases.
Y tiene que ver con que cuando creamos, liberamos, transformamos y sanamos.
El sólo hecho de asumir que la creatividad es inherente al ser humano y que somos creadores y creadoras por naturaleza, nos pone en el compromiso de crear.
Así como si no caminamos nos enfermamos y nos tienen que mandar a caminar para el bien de nuestra salud, del mismo modo si no creamos, toda esa información que nos llega y no manifestamos, se termina volviendo en sensación de angustia o en ideas que se van enquistando hasta convertirse en unos paquetes que nos llevan al stress o a obsesionarnos con algún tema en particular.
Pero por sobre todas las cosas el no crear nos lleva a una actitud triste en la vida.
Crear es genial para canalizar emociones de todo tipo, tanto positivas como de las otras, que necesitamos sacarlas de adentro nuestro y siempre será mejor volcarlas en una creación que drenarlas por ejemplo, con nuestros vínculos más cercanos.
Por si no logro ser del todo claro voy a insistir.
Las emociones que nos van atravesando en la vida, de un modo o de otro las canalizamos, al igual que las ideas. Sea de un modo consciente o no, si entraron en nuestro cuerpo harán con él lo que tienen planeado y luego seguirán su camino.
Si de pronto algo me violenta y elijo responder de un modo pacífico, aún sintiéndome violentado en mi interior, esa violencia hará lo suyo conmigo y luego saldrá de mí para seguir su camino.
Pero si estoy atento a esto, hasta podré observar el camino que hace.
Y si estoy despierto lograré volcar esa emoción en algo que no le haga mal a nadie.
Sin duda lo que salga cargará con el peso de aquello pero transformado.
Me vienen a la cabeza un montón de anécdotas que escuché a lo largo de mi vida y que hacen referencia a genialidades surgidas en respuesta a la indignación o a la impotencia, por ejemplo.
Pero por encima de todo eso está la verdad de haber visto a muchas personas cambiar muy para bien a partir de la decisión de dedicar un tiempo semanal al hecho de crear.
Les invito a probarlo.
No hace falta nada más que decidir dedicarle al asunto un par de horas a la semana.
En lo que quieran.
En lo que les haga más felices.
Eso que cuando lo hacen se les pierde la noción del tiempo y que a nadie le hace daño.
Dense ese espacio y después me cuentan.
Me despido agradecido por el compromiso de escribir y grabar para ustedes cada semana e invitando a un ida y vuelta.
Si sienten que estas palabras les llegan y les interesa proponer temas para este podcast, escríbanme y prometo responder.
Salú!
Pido disculpas por insistir con el mismo asunto, pero otra vez me encuentro con esta situación: me acerco a una persona porque está necesitando ayuda para encaminar su trabajo y resulta que con solo preguntarle si necesita ayuda me devuelve un montón de ideas para desarrollar que están detenidas por falta de alguien con quien comprometerse. Y es que cuando existe otra persona con quien pechar a la par, todo es más fácil. Nos comprometemos con alguien más, compartimos las inseguridades y el entusiasmo, nos apoyamos mutuamente.
Esto ya lo sabemos y me cuesta entender que siga habiendo gente que se queda quieta por no proponerle a alguien más ponerse a hacer algo en común. Bueno… para ser sincero me acuerdo de unos cuantos años en los que me comporté de ese modo … pero eso correspondía a una falta de equilibrio en mí.
Les invito a que miren a su alrededor si es que pueden y vean si no hay alguien ahí que esté necesitando que le hagan una pregunta y que le empujen un poquito a ver si arranca.
Si no pueden hacer eso porque son de les que están necesitando que les pregunten, piensen si no hay cerca alguien a quien puedan contarle acerca de esas ideas y si no encuentran a nadie cuenten conmigo. Estoy para eso.
Es importante poner a andar las ideas.
De nada sirven guardadas. De hecho allí son molestas.
Algo así como tener un pedazo de tierra ocioso. Que hay que mantenerle los cercos, tenerlo limpio, pagar impuestos, etcétera.
Insisto con este mensaje por si no lo escucharon antes:
Somos lo que hemos hecho!
Lo demás es idea…
Y pucha que es valiosa la idea, pero para eso tiene que ser concretada y tiene que servirle a alguien.
Así que ya basta de pensar y manos a la obra!
Y si te preguntás con qué, la respuesta es: con eso que más te entusiasma.
Vaaaamoooo pongámonos a hacer, que el mundo necesita cosa nueva!!!
Arriba arriba vamo arriba!!!
Siempre disfruté un montón de improvisar más que de repetir cosas estandarizadas y cuando supe que existía una técnica de improvisación teatral fui corriendo a estudiarla.
Los dos grosos con los que me metí esa vez me recomendaron uno de los libros más importantes para mi formación. Ese libro se llama Impro y su autor Keyth Johnstone. De él saqué mucho material pero lo más importante es la idea de que el vínculo entre creación y juego es tan estrecho que parecen ser la misma cosa.
Cuando hablo de improvisar no me estoy refiriendo a hacer cualquier cosa, sino a entrenarse para, dentro del tiempo y espacio propuestos entregar el material que surge enmarcado dentro de una técnica y de la manera más fluida y constructiva que sea posible para el beneficio de la obra.
Entiendo que entrenarse en improvisación es prepararse para crear en tiempo real y constante durante todo el tiempo que dure la situación. Así como un músico de jazz lo hace dentro del marco que le plantean la rítmica y la armonía de la pieza que ejecuta o el deportista dentro del marco que le otorgan el campo de juego y el reglamento de su deporte.
La forma más cómoda y generosa que tenemos para alcanzar ese estado de conexión con las fuentes de inspiración es el juego. Además es gratis, saludable y nos conecta con nuestra esencia en el acto.
Imaginen cualquier obra que tengan en su memoria y pregúntense si no es resultante del juego de su creadora o creador, con los recursos que tenía a la mano (sean los sonidos y silencios, la palabra, el movimiento, el color y la luz, la piedra, etcétera) combinados dentro del marco que le plantea la técnica escogida como lenguaje.
Es cierto que hablamos de un juego responsable y dedicado pero es juego al fin.
No cabe duda de que si de combinar de maneras novedosas se trata lo que hay que hacer es construir un lenguaje y acumular vivencia.
Mi consejo es que si quieren crear cosas nuevas observen a les niñes cuando juegan, es probable que descubran un universo allí.
El juego es libre, no teme al ridículo y conlleva una actitud entusiasta.
Y no estoy hablando solo de una sensación mía. Existe bibliografía de a montones que valida lo que digo y además las personas que han hecho de la creación su forma de vida y llevan años en ese sitio me confirman una y otra vez que es este el lugar al que llegan luego de largos caminos.
Es por eso que me parece oportuno insistir en que si queremos desarrollar la creatividad tenemos que jugar más.
Acostumbrarnos lo más posible a esa acción.
Crearnos las reglas del juego y entrar en él.
Seguramente con el paso de los minutos notarán un caudal de nuevas imágenes que les sorprenderá.
Les deseo buen viaje, hermosas experiencias lúdico-creativas y salú!
Mejor si definimos para quién trabajamos y con quienes.
Estamos viviendo tiempos muy intensos.
De polarización absoluta.
Espero entiendan de que hablo.
Habitamos un mundo con una naturaleza tan diversa que fascina, pero si miramos lo que sucede a nivel energético nos damos cuenta muy fácilmente que presenciamos todo el tiempo una guerra entre dos energías muy claras y determinadas.
Por un lado está el Miedo que es el que está detrás de todas las emociones negativas y en frente está el Amor.
Cada una de ellas intenta llevar a la mayor cantidad de seres a sus respectivos reinos. La Vida y la Muerte.
A la vez cuentan con un ejército enorme de personas que a conciencia o sin ella encarna esa lucha como propia.
Es cierto que cada vez más personas son conscientes de esta realidad y en la mayoría de los casos el ver este fenómeno hace que de inmediato se tome partido por la vida.
El asunto es que no es posible estar parado de un lado y entregar la fuerza de trabajo a alguien que está a las claras parado en el bando de enfrente, salvo que creamos que está allí porque no se dio cuenta y creemos posible ayudarle.
Lo cierto es que el miedo lleva a las personas a la enfermedad, a la mentira y a múltiples formas de violencia.
Siento que lo que nos toca es recordarnos cada día de qué lado queremos estar y tratar de ayudar a ver esta realidad a más personas.
Elegir a las personas con las que queremos trabajar con conciencia de esta realidad y juntarnos con quienes estén de nuestro lado para crear.
Que debemos hacernos responsables a la hora de comercializar nuestros productos y servicios e intentar entregar los frutos de nuestro esfuerzo a personas de buena voluntad.
Puede parecer sectario o algo por el estilo pero de verdad creo que es importante poner la atención a este asunto. No puedo pensar que no pasa nada si yo grabo unas voces porque total me gusta y es una publicidad nada más y que después eso haga que personas sean engañadas para caer en manos de un tránsfuga.
Así de importante también siento que es declarar esto ante el mundo y ante esa fuerza inmensa.
Yo trabajo para la Vida!
Esto me compromete con El amor, con la verdad y con el deseo profundo de mejorar el mundo y la vida de todas las personas a las que pueda llegar.
A esta altura me parece que no podemos hacer de cuenta que no pasa nada. La cosa está picante y hay que definirse.
Igual les digo…
Somos un montón!
Arriba!
Que viva la Vida!
Y Salú!
El tiro por la culata de la pavada
Mi cabeza anda girando alrededor de la siguiente pregunta:
¿No les pasa a ustedes que agarran el teléfono para hacer algo específico y se encuentran con que ese aparatito tenía de antemano otras cosas pensadas para ustedes y que luego de pegar una mirada superficial para ver si entre todo hay algo urgente se dan cuenta de que ya no se acuerdan para qué lo agarraron?
Estamos dentro de una especie de máquina que nos empuja por un lado a sobreocuparnos para que nos alcance el dinero y por el otro nos distrae todo el tiempo.
Estoy seguro de que nos quieren distraer, adormecer, tenernos tranquilitos y lo más dependientes que sea posible.
Entiendo que tenemos que tener conciencia de este asunto, sino, es seguro que vamos por mal camino.
Sin ser conspiranoicos, ya estamos de acuerdo en que hay un puñado de personas que ocupa el centro del poder. ¿No se cae de maduro que sus manos intervienen en el diseño minucioso del entretenimiento, la propaganda, la propagación del miedo y demás mecanismos?
Les propongo lo siguiente: si usan Instagram, entren en el menú de su cuenta y vallan a actividad, una vez dentro presionen donde dice tiempo y fíjense el promedio de tiempo que le invirtieron en los últimos días, estoy seguro de que se van a sorprender.
Ahora pregúntense si ese tiempo precioso no les alcanza para aprender eso que les gustaría estudiar y no empiezan porque creen que no les alcanza el tiempo. si la respuesta es que no, sumen a ese tiempo el que le dedican a otras redes.
No digo que no haya que mirar ese tipo de cosas. Yo lo hago también.
Solo me aseguro de dedicar más tiempo a lo creativo, o al estudio de algo que me apasione.
Los dispositivos con los que contamos hoy en día son geniales para muchas cosas.
Nos facilitan el trabajo en muchos sentidos y nos dan la posibilidad de aprender cualquier cosa y también la de encontrar contenidos para todos los gustos, pero creo que es imprescindible tomar en cuenta que la idea con la que fueron concebidos tiene que ver con eso: aquietar, vigilar y juntar material para tener la posibilidad de castigar.
Al mismo tiempo es cierto que cuando nos entregaron esas herramientas nos dieron la posibilidad de conectarnos y acompañarnos.
Como siempre, arman un plan y se les escapan algunos detalles que a veces nos dan la posibilidad de reaccionar y sacar provecho.
El tiro por la culata que le dicen.
De eso me estoy valiendo para hacerles llegar estas palabras ahora.
Sólo quiero decirles esto, que me digo a mí mismo.
Podés elegir entre pasar el tiempo, o crecer como profesional y como persona.
El material para ello está todo en el mismo lugar.
Podes entrar y buscarlo.
Si queremos desplegar nuestro potencial creativo necesitamos cultivar el espacio para ello…y es mejor quitárselo a la pavada que a los afectos.
Creo.
Salú!
El tema recurrente de las últimas semanas es:
Existen tiempos para crear y tiempos para parar.
Como todo en la vida, la posibilidad de crear (de conectar con los canales de inspiración, etc) está sujeta a las leyes universales de la vida y de la naturaleza. El ritmo está en todo, y así como el sueño y la vigilia o la inhalación y exhalación; las condiciones necesarias para la creación cuentan con su ritmo propio.
Es cierto que la creatividad se entrena, pero por muy entrenado que me encuentre, de pronto pinta la laguna y no hay modo de que salga nada.
Pero nada, nada.
Ni siquiera una confesión como lo que estoy haciendo ahora.
Y es que cuando el vacío aparece es eso… vacío. Y por mucho esfuerzo que le metamos para llenarlo, difícilmente logremos sacar algo nuevo, seguramente resolveremos con puro oficio, combinando cosas viejas o de otres a la hora de cumplir con algún compromiso.
De lo anterior me surge la pregunta: ¿A ese vacío vale la pena llenarlo?
Siento que si podemos darnos el permiso de transitar ese vacío, aprovechándolo para hacer otras cosas que no tengan que ver con lo que estoy necesitando resolver en el terreno creativo sino aprovechando para estudiar o aprender algo nuevo, pasear, visitar gente, resolver cuestiones de la casa o el jardín. Volveremos a los tiempos de crear con mucho más impulso y muchas posibilidades nuevas.
Si tienen la posibilidad de organizar sus tiempos de trabajo tomen este consejo y después me cuentan: estén atentes a tiempo de qué es cada uno. Y si no fuera el caso, pues les recomiendo que vean la posibilidad de acercarse a su empleador para hacerle entender esto y que sepa que puede contar con ustedes para otras cosas que seguro habrá para hacer, como revisar trabajos anteriores por ejemplo.
Y es que al final, rinde mucho más de esta forma.
Si me entrego a esa quietud silenciosa vuelvo con un caudal de información impresionante. Si por el contrario, me esfuerzo por cumplir con lo establecido, termino entregando algo que está vacío de mí y termino agotado; cosa que, sabemos, no sucede si estoy inspirado.
Para ir cerrando: Me quedé enganchado con el tema del empleador y creo que sería buenísimo que toda la gente sepa que estamos haciendo un mundo nuevo basado en el amor a la vida y en el respeto a las naturalezas de cada quien y de nuestra madre tierra; y que quien no se renueve se va a quedar al margen por muy resueltas que tenga las cosas en apariencia.
Es tiempo de tener muy en claro que el trabajo es con alegría y respeto de la naturaleza de cada ser, el sufrimiento para ganar el pan ya se lo han llevado nuestros antepasados. No sé … digo.
Me despido brindando por un mundo con condiciones bellas para la Vida y la creación.
Salú!
¿Entrarle al hecho creativo en estado de relajación o crear bajo presión?
Considero acto creativo a ese en el cual una persona o un colectivo, reciben la inspiración y materializan su obra, ya sea ésta una pieza de arte o de otra naturaleza.
Es inmensa la lista de creaciones surgidas en contextos de mucha presión tales como guerras, hambrunas, crisis económicas, etc.
Y también es cierto que hay quienes sacan su lado más creativo conectándose con emociones de lo más bajas o en situaciones agobiantes.
Pero al mismo tiempo existen experiencias surgidas en contextos de lo más relajados y disfrutables.
Yo sólo puedo hablar de lo que experimenté o de aquello que siento verdaderamente. Y puedo contar que a lo largo de mi carrera estuve en algunas ocasiones de un lado y en otras del otro.
No es necesario que explique cuál se siente mejor.
Pero me interesa compartir lo que me sucede cuando miro retrospectivamente.
Las obras que surgieron en momentos de mayor confort y de esa sensación de libertad que otorga el no tener preocupaciones, tienen mucho más vuelo. Siento que me representan, y cada vez que vuelvo a verlas o leerlas me sorprenden en algún detalle.
Esto que estoy diciendo lo saben las grandes empresas. Por eso, por ejemplo, Disney (me refiero a lo que sé de los convenios del parque) ha ofrecido siempre contratos muy interesantes no sólo desde lo económico sino también por el cuidado de la salud anímica del personal. Y ese es sólo un ejemplo.
Creo que quienes creamos generándonos nuestras propias condiciones de trabajo, deberíamos tener en cuenta esto para sacarle el mayor provecho posible.
Generarnos el espacio y la situación que se adapten lo más posible a nuestra comodidad.
No sé… a mí por ejemplo me pasa que, si me tengo que poner a grabar, antes necesito barrer, poner algo que haga que huela bonito, pasar el móvil a ese estado maravilloso que nos dio la vida llamado modo avión, etc. Esas cosas las hago sin pensar, sólo me pasa.
Y siento que no sería posible de otro modo.
Estamos viviendo tiempos muy turbulentos, seguro que, si no lo ven, lo pueden sentir.
Y en medio de esto seguimos intentando crear.
Pienso que cuanta más seriedad le demos al asunto más fácil nos resultará ir viendo qué otros factores nos pueden ayudar.
Les deseo suerte e inspiración.
Salú!
Voy a responder a la siguiente pregunta:
¿Qué hacer cuando las circunstancias de la vida nos exigen que saquemos una idea y no aparece ninguna?
Hablo de cuando tenemos asumido un compromiso de entrega de determinado material. Como es el caso por ejemplo, de estas notas que entrego cada semana.
La respuesta la tienen frente a sus ojos, si es que están leyendo. Sino la están oyendo.
Y por si alguien no entendió el mensaje aún lo voy a explicitar.
Lo que pasa ahora es lo que tenemos que sacar a la luz.
Siempre recuerdo el momento en que entendí eso.
En la primera clase de un curso de Clown me sentí tan incómodo que intenté que nadie descubriera que yo no había pasado al frente a hacer el ejercicio que había pedido la docente. Malísima actitud. El asunto es que un compañero (al que en ese momento quise asesinar y ahora le agradezco) me señaló y dijo: “falta él”.
Me sentí fatal, me avergoncé, etc.
Tuve que hacerme cargo de lo que me tocaba por estar ahí. Me escondí detrás de la escena a esperar la señal y como tenía que elegir una máscara y entrar a contar al público cómo me sentía, eché un vistazo al conjunto y llamó mi atención una máscara de pato, porque me pareció incómoda y sentí que eso representaba lo que yo estaba sintiendo.
Colocármela me sirvió para tener la incomodidad frente a mis ojos y al respirar entendí que la vida me invitaba a dejarme atravesar por esa sensación y al tercer golpe de tambor me zambullí en la escena completamente tomado por una incomodidad extrema.
Me senté en la silla que habían puesto en el centro de la escena, les miré y empezaron a reír.
Esa cosa que me habitaba se empezaba a convertir en irritación. La palabra pulsaba por salir y cuando abrí la boca, sin pensarlo les dije: “No se rían”.
La respuesta fue inmediata. Explosión de risas.
Disfruté muchísimo de ese descubrimiento, lo profundicé en esa misma oportunidad y por supuesto en otras tantas ocasiones; además lo conté muchas veces a mis alumnes de teatro.
Y, es que… aunque parezca mentira, es ahí mismo donde está la cosa. En lo que pasa ahora. Lo que se siente ahora.
La respuesta siempre está ahí, en el ahora.
¿Sino qué son los emprendimientos exitosos alrededor del mundo?
Desde mi punto de vista, ni más ni menos que planes armados por quienes en determinado momento detectaron una necesidad o la forma de atender a lo que en ese momento el público estaba sintiendo. (Me interesa exceptuar de la regla a las corporaciones mafiosas y a aquellas máquinas diabólicas que se dedican a generar necesidades en el público para que compren sus productos y servicios que ya vienen podridos de la raíz)
Par volver a la línea e ir redondeando me gustaría insistir en que la idea para ahora es la que me atraviesa ahora.
Que lo mejor que puedo hacer para explotar mi potencial y entregarlo a la comunidad es mirar a esa comunidad. Pero mirar estando atento a qué es lo que necesita para partir de esa necesidad y buscar una solución.
Pero atención!!!
Me parece que, ya que estamos, aprovecho para meter algo más.
Regla de oro:
No es lo mismo observar a la comunidad mirando qué le falta que yo pueda venderle, que mirarla con amor pensando en cómo puedo hacerle bien.
La segunda opción cuenta con más ayuda en los niveles más importantes, nos vuelve mejores personas y nos encamina a un mundo mejor.
La invitación está hecha.
Si luego de observar la necesidad, necesitas ayuda para encontrar la solución, ¡hablemos! me encanta colaborar en ello.
Salú!
(...)
Estoy haciendo uso de: sábanas, mantas, una cama, ropa, calzado, una hornalla, una pava, agua corriente, gas y fósforos.
Y todas estas cosas llegaron a mi mano gracias a personas que pensaron la manera de hacérmelo llegar, otras que trabajaron distribuyendo, comercializando, diseñando, produciendo, probando, tramitando permisos, cavando zanjas, instalando caños, realizando conexiones, plantando árboles, y si quieren podemos seguir este camino y acordarnos hasta de quién puso la semilla para cultivar el algodón que hoy se ha convertido en mis medias.
Parece un cuento, ¿no? (...)
Lees la nota completa en www.coachingparaescena.com.ar
Crecer Haciendo
Te pasó alguna vez, que sentiste que no sabías por dónde agarrar todo lo que tenías en marcha?
Ja! A mí me pasó muchas veces. De hecho me está pasando hoy y me llama la atención que hace tiempo me vienen diciendo que tengo que ordenarme.
Me pongo a mirar un tutorial de Adobe Premier, y Rubenguo (el autor, que si te interesa la fotografía y/o el video te lo súper recomiendo) empieza su video hablando de eso mismo.
Pide disculpas por no entrar "de una" en el contenido del video y nos dice que es importantísimo encarar el trabajo ordenadamente.
Escucho el audio de una astróloga y me habla de la importancia de ordenar para mantener la armonía.
Me escribe Pachi, impulsor de mi trabajo en la Gran Red, con múltiples propuestas que apuntan a lo mismo. Me siento a la máquina y me encuentro con un proyecto abierto de Premier, otro de Fl y uno de Cubase. Además de WhatsApp web cargando un video; y Facebook, dos.
Inhalo hondo, abro el Word y veo la hoja en blanco.
Y acá estoy. Decidiendo que es momento de detenerme y buscar algo que me distraiga.
Entonces voy a YouTube y atrae mi atención el video de una charla Tedx acerca de la creatividad.
Le pongo a reproducir y me atrapa. El disertante divide a las personas en dos grandes grupos según su actividad cerebral predominante y entonces dice: "si sos así o asá te conviene esto o lo otro" y adivinen qué me tocó a mí…
"A ordenar, chango!" Me dijo, más o menos.
Me propuso hacerme cada mañana una check list o lista de acciones a cumplir y lo puse en práctica. Está dando muy buen resultado, aunque me esté faltando ajustar un par de detalles en las formas.
Lo loco es que me doy cuenta, una vez más, de que me proponen aplicar a la Vida conceptos que considero excelentes para la creación artística y registro, una vez más, cuánto se nutren las Artes de la Vida; y vuelvo a sentir que al final el Arte es eso. Creaciones humanas que se valen de los recursos de la vida manifestados en nuestra madre Tierra para, al fin y al cabo, imitarla creando realidades particulares.
La cosa es que: de ordenar hablábamos, y es ése el mensaje que me interesa compartir hoy. Porque siempre escribo acerca de lo que estoy sintiendo; porque eso me enseñaron que debía hacer.
Consejo:
Detenerse. Dar uno o dos pasitos para atrás. Mirar. Tomar nota. Armar un plan. Volver al frente y retomar.
Salú.
Si necesitas una manito llamame. Para eso estoy
Cuando vivía en Buenos Aires, lo que me motivaba a producir cosas nuevas era mi necesidad de renovarme.
Empecé a trabajar de purrete y fui creciendo y definiéndome, mientras mi carrera se desarrollaba y yo buscaba decir lo que me movilizaba de la manera que más me representara en cada momento.
Más adelante noté que compartía esa sensación con la mayoría de los colegas que tenía alrededor (que gracias a la Vida siempre fueron un montón). Que se renovaban de pronto por la necesidad de compartir una nueva habilidad o la de mostrar un chiche nuevo al público.
También vi que estaban aquellos, que creo que eran quienes peor la pasaban, que se renovaban cuando sentían que le habían perdido el amor a lo que estaban haciendo y entonces buscaban la nueva idea con cierta culpa.
Después me vine a vivir al interior del interior y descubrí otra realidad.
En estos sitios el público está contado y no era muy normal, hasta hace poco tiempo, que alguna persona fuera a ver un espectáculo más de una vez (exceptuando de la regla a producciones que hicieran bailar al público).
El artista de una ciudad pequeña o de un pueblo, necesita renovarse constantemente, porque su forma de sobrevivir es viajando todo el tiempo o encantando al público cada vez que sea posible con nuevas propuestas.
Para que se den una idea, hace unos años atrás armamos, con Marce, un hermano, un show para hacer en fiestas. Lo mostramos y gustó mucho. Los teléfonos empezaron a sonar. Trabajamos durante un año hermoso. Al año siguiente éramos las mismas personas, en las mismas fiestas, pero un año después.
Fin del asunto.
Ahora, sea cual fuere la razón por la cual surge la necesidad de renovarse, lo importante es que siempre será mejor con alegría (al igual que todo en la vida).
Si te cuesta transitarlo de ese modo es porque necesitas una ayudita. Así como yo necesito que me ayuden a ordenar todo esto que me sale de adentro.
Para terminar: ¡si estás en ese grupo de personas y necesitas esa ayudita, hablemos!
Me divierte y alegra un montón esa tarea.
Creo lo contrario y hablo desde mi experiencia cuando afirmo que cuanto más nos acerquemos a la verdad que se encuentra en la naturaleza y/o en una profunda meditacón, más podremos conectarnos con nuestra creatividad más pura y prolífica.
El post completo en www.coachingparaescena.com.ar
Acabo de asistir virtualmente a una clase a la que me invitaron, en donde María Elena Wood, una mujer que hoy en día realiza< desde chile> series Premium que vende a plataformas de otros países, daba consejos para personas que se están formando o que se dedican profesionalmente a la realización de contenidos de ese tipo.
Aunque no esté en mis planes ponerme a generar material de esa naturaleza en este momento, me acerque para escuchar, para leer las preguntas y para curiosear un poco acerca de las cuestiones que les movilizan hoy en día a esas personas.
Además, me sumé porque muchas veces en la vida recibí consejos muy interesantes desde lugares que no esperaba y creí muy posible encontrar algo de eso ahí.
En principio agradezco el hecho de que me hayan entregado el motivo de reflexión de este posteo y para seguir, doy gracias porque una vez más, una persona de esas que cargan con la experiencia de mucho camino recorrido, me vuelve a confirmar que lo que el mercado del entretenimiento necesita son propuestas originales, buenas historias, lenguajes novedosos, etcétera.
Ustedes dirán. Si es tan fácil porque no estás generando vos un montón de propuestas creativas para compartir en todas estas plataformas.
Y la respuesta es muy simple.
No tengo ganas de hacer eso! Hay gente que hace muy bien todo lo que yo no tengo ganas de hacer y encima lo disfruta, tanto como yo disfruto cuando hago lo mío.
Pero sobre todo por eso, me gusta hacer lo que hago. Que es ayudar a desarrollar esas ideas originales y a hacer que lleguen a ser un producto terminado que refleje la identidad de quienes me convocan. Para mí es harto placentero ver como esas ideas sin cerrar se convierten en ideas redondas que dan pie a una propuesta nueva.
Ahora, para ir cerrando esta entrega y para retomar la frase primera, esa que anuncia que es hora de darnos los gustos, digo.
Si de un lado va a surgir ese contenido original es de ese.
Del darnos los gustos, del ponernos a jugar, del disfrute, de la entrega y de creer que es posible.
Mi recomendación es que empecemos por eso último que mencione.
Creer que es posible.
Les dejo con eso.
Salú!
Y Muchas gracias.
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