Un viaje de 25 horas contado al máximo voltaje: no como rito repetido, sino como cirugía mayor del tiempo. Entras con acidez, cansancio y cinismo; sales resucitado. A través de una narrativa inmersiva —del consentimiento de Kol Nidré al monitoreo de Shajarit, la incisión de Musaf (korbán, aspersiones, ketóret), la decisión de Minjá/Yoná y la sutura de Ne’ilá— el episodio te lleva a sentir el bisturí en el pecho, el silencio que corta y el shofar como primer latido de un corazón nuevo. No hay sermón ni teoría fría: hay psique, mística y verdad cruda. Misericordia y justicia ya no compiten: se funden en un solo latido (Hashem Hu HaElokim). Aquí no vienes a “aguantar”; vienes a renacer y a salir con una misión: santificar lo cotidiano, elegir la luz en la guerra diaria y convertir cada amanecer en una resurrección.
Es para los que se sienten lejos, partidos, o cansados de intentar.No habla de la espiritualidad de vitrina, esa que se ve bonita por fuera.Habla de la de carne y hueso: la que crece con dudas, con golpes, con silencios.Desde Moshé que no entra a la Tierra Prometida, hasta la voz del Waze que nunca te juzga por desviarte, este texto mezcla Torá, Cabalá y vida cotidiana —para recordarte algo simple pero poderoso:Dios no pactó con tu perfección.Pactó con tu humanidad.Y aunque falles, aunque te sientas lejos,Él no te suelta.Las grietas no son el final.Son por donde entra la luz.
Rosh Hashaná no comienza con shofar, ni con manzanas ni con decretos. Comienza con una pregunta:“¿Desde cuándo se dice el Shemá en la noche?”Pero detrás de esa aparente cuestión técnica, el Talmud esconde un mapa del alma: tres formas de atravesar la oscuridad, tres tipos de esperanza, tres maneras de vivir.En este episodio exploramos el verdadero miedo de estas fechas —que nada cambie— y el llamado profundo del shofar: volver al niño que fuiste antes de las máscaras.Desde la escena familiar cargada de rituales hasta el eco del carnero atrapado en el matorral, este viaje espiritual es una invitación a despertar, a soltar, a empezar otra vez.Porque mientras no haya amanecido… todavía puedes.
Todo el mundo dice “haz teshuvá” como si fuera rezar bonito y ya.Pero… ¿qué carajos es teshuvá en serio?Maimónides la ve como disciplina: reconocer, confesar, corregir.Najmánides la ve como inspiración: sanar, regresar, despertar.Rabbi Sacks dejó la tensión abierta.Rav Kook la convirtió en sinfonía: Tehom (el peso del pasado) y Hallal (el espacio de posibilidades).Este episodio es un viaje de la culpa al regreso, del tribunal al retiro, de la mancha a la herida… y de la herida a la casa.Teshuvá no está en el cielo. Está en tu boca. En tu corazón. Para que lo hagas.
Una casa a las 8:53pm. La mesa servida, los cuerpos presentes, las almas ausentes. Papá con la máscara del proveedor, mamá con la máscara de la mártir, los hijos con la máscara del “buen niño” y del ruido. Todos queriendo ser vistos, todos escondidos detrás de un papel.Ki Tavó nos confronta con la maldición más brutal: no pecar, sino vivir sin alegría, desconectados, cumpliendo por inercia. Eso es Karet: estar vivo y al mismo tiempo cortado de la fuente.En este episodio exploramos cómo la alegría auténtica —leshem shamayim— es el antídoto contra la muerte que respira, por qué la autenticidad es la pedagogía invisible que los hijos heredan, y cómo la mesa vacía puede volver a llenarse de presencia.La bendición no está en inventar algo nuevo, sino en volver al origen: ser absolutamente tú.
Este episodio no es sobre ejércitos ni guerras antiguas. Es sobre la batalla que libras cada noche frente al refri, cada día en tus decisiones, cada instante en tu conciencia.La Torá en Ki Tetze revela cómo caen las murallas de tu alma —Deseo, Poder, Posesión e Identidad— y cómo reconstruirlas.Porque la guerra de afuera no la eliges. Pero la rendición interior… esa sí.
En Shoftim la Torá ordena: “Justicia, justicia perseguirás”. Pero la verdadera corrupción no empieza en los tribunales: empieza dentro de ti.Cuando tu juez interno se vende, tu rey (el ego) se vuelve tirano y tu profeta (la intuición) se calla… nace la adicción, el vacío, el juego más peligroso: creerte Dios.Este episodio es un viaje brutal entre pasión y adicción, amor y juicio, chispa y fuego. No es teoría: es espejo.
¿De qué sirve seguir la ley al pie de la letra si tu corazón ya está muerto?¿De qué sirve amar “seguro” si ya no tienes detalles con quien amas?En Re’eh la Torah no dice “mira”, dice “observa”. No es lo mismo ver la forma que entender el fondo. La religión, como el amor, se pudre cuando se vuelve costumbre ciega: o te pierdes en el símbolo y olvidas la sustancia, o te aferras tanto a la idea del amor que dejas de amar en la práctica.Shabat es la paradoja más clara: el día más espiritual… es también el más material. El mejor vino, la mejor comida, los mejores manteles. ¿Eso es espiritualidad? Sí, si aprendes a conectar forma y fondo, cuerpo y alma.Este episodio es una cachetada para fanáticos con y sin religión. Porque no importa si matas en nombre de Dios, de la patria, del dinero o de un ideal: fanatismo es fanatismo.La vida —como el Shabat— se trata de no olvidar ni el vino ni el alma que lo bendice.
Un crucero de lujo. Comida cada tres horas. La cama hecha. Médicos, seguridad, hasta cárcel interna. Todo tan perfecto… que la vida se volvió paisaje de cartón. En la alberca, entre cloro y mocos, entendí que la vida sin riesgo y sin carencia pierde el sabor.En Ekev, Moshé advierte que el verdadero peligro no es la escasez, sino el exceso que te desconecta de la Fuente. Porque el “talón” —eso que sostiene todo tu peso— no siempre se ve, pero si lo ignoras, se pudre. Y no importa si eres rico o pobre, todos tenemos algo que nos sobra y algo que nos falta. La clave está en agradecer ambas cosas.Este episodio es un golpe contra la espiritualidad inconsciente, los hábitos que nunca cuestionaste y la comodidad que mata el alma. Prepárate para ensuciarte un poco, porque entre más corriente… más ambiente.
¿Y si tu mayor llamado… no era llegar?Este episodio no es sobre éxito.Es sobre lo que pasa cuando diste todo…y aún así, no cruzas.Cuando apostaste tu alma, tu fe, tu salud, tu historia entera…y justo cuando ibas a tocar la Tierra Prometida,Dios te dice: “No.”Vamos a hablar del dolor que no tiene consuelo.De los sueños que mueren en la frontera.De la necedad de seguir tocando puertas que no se abren.Pero también…del tipo de alma que no necesita entrar,porque se volvió el fuego que ilumina desde afuera.Moshe no entró.Y tal vez tú tampoco.Pero eso no significa que fracasaste.Tal vez estás aquí para sembrar árboles que no verás crecer.Para construir caminos que otros recorrerán.Y eso también…es eternidad.
Este no es un episodio.Es una plegaria sin filtros.Un grito desde el fondo.Una conversación con Dios cuando ya no queda nada que decir… pero el alma insiste en hablar.Tishá BeAv no solo es la caída de un Templo.Es la caída de ti mismo.Es cuando ya no crees, pero tampoco puedes dejar de buscar.Cuando el silencio duele más que el castigo.Cuando la fe no se rinde, aunque ya esté hecha trizas.Aquí no vas a encontrar respuestas.Vas a encontrar grietas.Y en esas grietas… tal vez una luz.Este episodio es para los que están cansados de fingir que creen,para los que siguen amando aunque no sientan nada,para los que, aún rotos, se atreven a decir:Hineni. Aquí estoy.Hazme tu casa.
¿Qué prefieres ser… un hereje que piensa o un hipócrita que repite?Este episodio no es para quien busca sentirse bien.Es para el que ya no aguanta repetir frases que no entiende, rezos que no le dicen nada y mandatos que ya no le hacen sentido.Hablamos de Devarim.Del momento en que Moshe no repite la Torá, la reinterpreta.De cuando entiendes que Dios no quiere robots que memoricen,sino almas que se atrevan a buscar, a cuestionar, a responder con su vida.Si sientes que algo ya no cuadra, este episodio es para ti.Y si todo te sigue “cuadrando”, también.Porque vivir en automático es peor que dudar.Y tal vez… todo lo que te enseñaron,era solo el prólogo.
¿A cuántas promesas le sigues siendo fiel… aunque te estén matando?Este episodio desentierra una verdad incómoda: muchas veces no somos leales por amor, sino por miedo. A defraudar. A fallar. A dejar solos a los que amamos.Pero… ¿y tú? ¿Dónde quedaste tú en medio de tanta fidelidad?Hablamos del Kol Nidrei —esa ceremonia que no es un ritual bonito, sino un acto radical de liberación espiritual.Y de las 42 estaciones del alma, que nos enseñan que incluso nuestros errores… son parte del camino.Prepárate para confrontar tus votos silenciosos, tus fidelidades rotas, y tu derecho sagrado a elegirte.Este episodio no es para quedarte cómodo. Es para empezar a vivir.#FeConCienciaPodcast #KolNidrei #InfielALaAlma #HataratNedarim #YomKipur #VerdadAntesQuePromesa #TransformaOMuere
En un mundo donde todo se disfraza de amor, la espiritualidad se volvió un show: frases bonitas, retiros caros, y “conexión” sin raíz. Esta semana, en la Parashá Pinjás, exploramos el momento en que lo sagrado fue secuestrado por la tibieza colectiva… y un solo hombre se atrevió a actuar. Pinjás no fue un fanático. Fue el único que vio claro cuando todos confundían apertura con traición. Un episodio sobre el poder de decir “hasta aquí”, el peligro de una espiritualidad sin límites, y la lanza que a veces salva más que mil abrazos.
Este episodio no es sobre finanzas.Es sobre tu canal interno:dar sin miedo, recibir sin culpa y dejar de sabotear tu abundancia.Exploramos el dinero como energía,el sexo como termómetro de tu equilibrio,y el Rock & Roll como actitud espiritual:bruta, honesta, viva.Hablamos de Lilith, Yesod, los querubines del Templo,de Tzedaká como justicia energética,y del mito que te enseñaron:que merecer significa sufrir.¿Quieres dinero? Aprende a recibir.¿Quieres placer? Aprende a soltar.¿Quieres libertad? Deja de tapar tu canal.La Shejiná no baja por lástima. Baja cuando te atreves a mirar de frente.
¿Cuántos líderes hablan en nombre de Dios… pero ya no lo escuchan?Este episodio desnuda la hipocresía espiritual que nadie quiere ver:profetas que bendicen con la boca… pero venden su alma por patrocinio.Guías que predican humildad… pero viven del ego.Y seguidores que entregan su conciencia a cambio de una luz fácil de consumir.Reflexionamos sobre Parashat Balak,donde el burro ve más que el profeta…y la bendición es solo una estrategia más para controlar.Aquí no venimos a endulzar.Venimos a preguntar:¿A quién estás escuchando?¿Y cuántas veces tú mismo has sido Bilam?Un episodio crudo, directo y necesariopara todos los que alguna vez se vendieron…y quieren volver a escuchar su alma.
¿Qué haces cuando nada tiene sentido… pero todo duele?Esta es la parashá donde todo se rompe: Miriam muere, Moshe falla, Aarón se va, las serpientes atacan… y Dios no explica nada.Jukat no se entiende. Se atraviesa.Como la vida.Como ese momento donde te secaste por dentro, dejaste de sentir y empezaste a sobrevivir.En este episodio exploramos:El costo invisible de sostener a todosLa muerte silenciosa del almaLa serpiente como espejo de tu sombraY los gigantes que aparecen cuando por fin dejas de huirUna reflexión cruda, espiritual y sin máscaras sobre lo que pasa cuando te rompes… y algo nuevo quiere nacer.
¿Cómo puede ser que el pueblo más pequeño de la historia haya desafiado a todos los imperios… y siga aquí?Este episodio no es sobre política.Es sobre memoria.Sobre un pueblo que no se dejó domesticar.Sobre una promesa que ningún Faraón, Papa o dictador pudo romper.Israel no es una bandera.Es una ideología.Una forma de vivir con propósito, incluso cuando el mundo entero te quiere silenciar.Este mensaje es para quienes sienten que no encajan.Para quienes no se arrodillan.Para los que recuerdan… y por eso siguen de pie.Dale play. Y si resuena contigo… compártelo.
Nos enseñaron que Koraj fue un traidor.Pero nadie nos preguntó si alguna vez también sentimos lo mismo.¿Quién no ha querido ser visto? ¿Reconocido? ¿Escuchado sin ser juzgado?Este episodio no es para justificar su grito.Es para entender por qué a veces gritamos cuando no nos ven.Y cómo podemos transformar ese fuego en canto,como lo hicieron los hijos de Koraj. Si alguna vez te dolió sentirte el segundo,si alguna vez quisiste huir del control de un padre,si aún cargas con la herida de un hermano,este episodio es para ti.No para que ganes la discusión.Para que aprendas a quedarte… sin dejar de ser tú.
Este episodio no es sobre los espías.Es sobre ti.Sobre mí.Sobre todos los que estamos a punto de cruzar… y nos saboteamos.Sobre cómo confundimos el miedo con intuición, el control con claridad, y el apego con fe.Porque no se trata de conquistar la tierra prometida.Se trata de dejar de huir de ti.Y empezar a ver —por fin—desde la presencia.Desde el Tikún.Desde el alma que ya sabe… pero que aún no se atreve a habitar lo que es suyo por herencia.